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Comentario de Hageo 2:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Hageo 2:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

En el día 21 del mes séptimo, vino la palabra de Jehovah por medio del profeta Hageo, diciendo:

En el mes séptimo. Hag 2:10, Hag 2:20; Hag 1:15.

por medio del profeta. Hag 1:1; 2Pe 1:21.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Motiva a la gente a trabajar con la promesa de una mayor gloria en el segundo templo, Hag 2:1-9.

En el tipo de cosas santas e inmundas muestra que sus pecados impedían la obra, Hag 2:10-19.

Palabra de Jehová, Hag 2:20-23.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

La segunda sección del libro de Hageo se enfoca en el pueblo. el pueblo se prepara para la verdadera adoración al Dios viviente. Este capítulo tiene tres partes:

(1) la promesa del templo futuro (vv. Hag 2:1-9);

(2) santidad en la vida del pueblo (vv. Hag 2:10-19; y

(3) bendición de Zorobabel (vv. Hag 2:20-23).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

en el mes séptimo, a los veintiún días del mes: Según nuestro calendario, esta fecha corresponde al diecisiete de octubre del 520 a.C. En el antiguo calendario judío este día era el último de la Fiesta de los Tabernáculos o Sucot (Lev 23:33-44). Durante esta festividad el pueblo de Israel vivía en tiendas o refugios temporales, conmemorando su salida de Egipto, cuando vivieron en refugios temporales en el desierto.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

2. Futuro glorioso de la comunidad teocrática.

La gloria del nuevo templo (1-10).
2 (1) El séptimo, a los veintiuno, fue palabra de Yahvé por mano del profeta Ageo, diciendo: 3 (2) Habla ahora a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y a Josué, hijo de Jeosadac, sumo sacerdote, y al resto del pueblo, y diles: 4 (3) ¿Quién queda de vosotros que viera esta casa en su primera gloria y cual la veis ahora? ¿No es verdad a vuestros ojos como nada? 5 (4) ¡Pues anímate, Zorobabel, dice Yahvé; anímate tú también, Josué, hijo de Jeosadac, sumo sacerdote, y cobra ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Yahvé, y a la obra! porque soy yo con vosotros, dice Yahvé de los ejércitos. 6 (5) Conforme a la alianza que con vosotros hice a vuestra salida de Egipto, estará en medio de vosotros mi espíritu, no temáis. 7 (6) Porque así dice Yahvé de los ejércitos: De aquí a poco haré aún temblar los cielos y la tierra, los mares y lo seco, 8 (7) y haré temblar a las gentes todas, y vendrán las preciosidades de todas las gentes, y henchiré de gloria esta casa, dice Yahvé de los ejércitos. 9 (8) Mía es la plata, mío es el oro, dice Yahvé de los ejércitos. 10 (9) La gloria de esta postrera casa será más grande que la de la primera, dice Yahvé de los ejércitos, y en este lugar daré yo la paz, dice Yahvé de los ejércitos.

Una vez puestos a la obra, el profeta quiere animar a los jefes y al pueblo, anunciándoles que la gloria del futuro templo superará a la del antiguo de Salomón a pesar de su aparente modestia. Los ancianos, que habían visto la grandiosidad del antiguo templo, destruido por los caldeos, debían de sentir gran nostalgia al ver la pobreza del- que ahora se levantaba. Pero el profeta contrapone la modestia de la nueva construcción con la grandeza moral que le está reservada.
El primero, salomónico, con toda su magnificencia, pereció en la catástrofe, mientras que el que ahora se levanta será el centro religioso del mundo en la nueva teocracia. La mente del profeta se proyecta a la esplendorosa era mesidnica, que será precedida de una conmoción general del mundo. Las ideas escatológicas y cósmicas aparecen ligadas en la mente profética a la inauguración mesiánica: Haré temblar los cielos y la tierra. (v.7/6). La frase es hiperbólica, conforme a la idealización profética. Ageo quiere hacer ver a sus oyentes que Dios transformará el mundo totalmente hasta convertir a su templo en centro del mismo.
Los repatriados estaban tristes, porque las grandes promesas de los profetas no se habían cumplido. Habían vuelto a la patria, pero tenían que estar sometidos a yugo extranjero. El profeta sale al paso de estos pesimismos, e indica que la gran era está aún por inaugurar y que Yahvé se encargará de trastocar todas las cosas hasta centrar a los pueblos en torno a Jerusalén y a su templo, pues todos los pueblos vendrán al templo con sus preciosidades (v.9/8). La Vulgata traduce: “Et veniet Desideratus cunctis gentibus,” el Deseado de las naciones, el Mesías personal. Pero tanto el texto masorético como la versión de los LXX no autorizan a entenderlo en este sentido personal, pues literalmente se dice que “vendrá lo deseable de todas las naciones,” e.d., lo más precioso, aplicado a objetos. La forma plural del verbo hebreo excluye la interpretación personal de la palabra jemdat (deseable) y exige un sentido colectivo. El contexto pide que eso deseable sean los tesoros preciosos de todos los pueblos que han de afluir para enriquecer el nuevo templo, que, como el antiguo de Salomón, será lleno de la gloria de Yahvé (v.8/7) 1.

El pueblo impuro (11/10-15/14).
11 (10) A veinticinco del noveno mes del año segundo de Darío fue la palabra de Yahvé por mano del profeta Ageo, diciendo: 12 (11) Así dice Yahvé de los ejércitos: Pregunta esto a los sacerdotes: 13 (12) Si uno lleva en las haldas de su vestido carnes consagradas y con sus haldas toca pan, manjares cocidos, vino, aceite o un alimento cualquiera, ¿quedará esto santificado? Los sacerdotes respondieron diciendo: No. 14 (13) Y dijo Ageo: Y si un inmundo por un cadáver tocare alguna cosa de éstas, ¿serían inmundas? Y respondieron los sacerdotes diciendo: Inmundas serían. 15 (14) Y replicó Ageo, diciendo: Pues así era este pueblo y esta gente delante de mí, dice Yahvé, y así toda la obra de sus manos y cuanto ofrecían era inmundo.

Este discurso fue pronunciado tres meses después de haber comenzado los trabajos. El 24 del noveno mes debía de ser hacia mediados de diciembre. En esta consulta a los sacerdotes, el profeta quiere poner de relieve el estado de impureza del pueblo por sus malas disposiciones. El primer caso es el siguiente: si alguno lleva a su casa algo de carne bendita (la parte que le corresponde después del sacrificio) en las haldas, o regazo formado con la túnica recogida hacia arriba, aunque estas haldas toquen otros alimentos profanos, no los santifican, es decir, no comunican el carácter sagrado a dichos alimentos, que continúan profanados, porque lo santo santifica sólo lo que toca directamente, que son las haldas (v.13/12). Así lo reconocen los sacerdotes.
Pero Ageo, por contraste, les pone ahora el caso contrario, para resaltar la idea que quiere inculcar: un hombre impuro por haber tocado a un cadáver contamina a todo lo que toca después 2. Es el caso del pueblo judío. Está impuro en sus disposiciones internas, y así contamina todo lo que hace, incluso lo que ofrecían en el altar (v.15-14), y por eso no pueden agradar a Dios. De la comparación de los dos casos parece deducirse que lo impuro tiene más poder contagioso que lo santo, aunque el primer caso sólo sea propuesto quizá para contraponerlo al segundo como artificio argumentativo.

El castigo será cambiado en bendición (16-20).
16 (15) Poned, pues, vuestra atención ahora desde este día en adelante; antes del día en que pusierais una piedra sobre otra en el templo de Yahvé,17 (16) ¿qué os pasaba? Venían al montón de veinte, y había diez; venían al lagar para sacar cincuenta, y había veinte. 18 (17) Os hería con tizón, añublo y con granizo toda obra de vuestras manos, mas no os volvíais a mí, dice Yahvé. 19 (18) Poned vuestra atención desde este día en adelante, desde el veinticuatro del noveno en adelante, desde que ha sido cimentado el templo de Yahvé. 20 (19) ¿No está aún la simiente en los graneros? ¡Todavía la vid, la higuera, el granado y el olivo no han dado fruto! Desde este día daré yo bendición.

El profeta, después de insistir en las mezquinas disposiciones del pueblo, que todo lo contaminan, y por ello pierden la protección de Yahvé, les dice que a causa de ellas tuvieron que sufrir necesidades. Por ello les invita a recordar el triste pasado antes de haber puesto una piedra sobre otra en el templo de Yahvé (v. 17/16). Así, venían al montón (que aparentaba tener) veinte (medidas) de grano, y no había más que diez; y lo mismo, iban al lagar a sacar cincuenta (medidas), y había (sólo) veinte. En cambio, desde ahora (veinticuatro del mes noveno en adelante) cambiará todo, pues se han decidido a reconstruir el templo de Yahvé. Y así les anuncia una bendición divina para la futura cosecha. La simiente está aún en el granero, pero a tiempo de recibir la bendición para que fructifique en la próxima cosecha; y los árboles frutales aún no tienen fruto (habla en diciembre); pero, en virtud de la bendición que Yahvé va a otorgar, fructificarán en una magnífica cosecha (v.20-18).

Promesa a Zorobabel (21-24).
21 (20) Fue por segunda vez la palabra de Yahvé a Ageo, a los veinticuatro del mismo mes, diciendo: 22 (21) Habla a Zorobabel, gobernador de Judá, y dile: Yo conmoveré los cielos y la tierra, 23 (22) y trastornaré los tronos de los reinos, y destruiré la fuerza del reino de las gentes, y volcaré el carro y a los que en él suben, y se vendrán abajo los caballos y los que en ellos cabalgan, los unos por la espada de los otros. 24 (23) Aquel día, dice Yahvé de los ejércitos, te tomaré a ti, Zorobabel, hijo de Sealtiel, mi siervo, dice Yahvé, y te haré como anillo de sello, porque yo te he elegido, dice Yahvé de los ejércitos.

Finalmente, el profeta dirige un mensaje de predilección a Zorobabel, promotor principal de la restauración del templo y aun de toda la organización de la vida de la comunidad judía postexiliana. De nuevo su mente se proyecta hacia los tiempos mesiánicos, que han de ser precedidos de un derrocamiento de los reinos con la conmoción de los cielos y la tierra (v. 22-21), según expresión estereotipada de la literatura apocalíptica. Zorobabel es saludado con el título excepcional de siervo de Dios (v.24-23) por su obra en favor de la restauración de la vida religiosa entre los repatriados, y, en premio a ello, Yahvé le da una bendición especial, pues será considerado como anillo de sello, es decir, lo más preciado, el objeto del que jamás se separa por ser el testimonio de la identificación personal. En Gen 41:42 se dice que el faraón dio a José su sello personal 3.
Nada insinúa en el contexto que Ageo considere a Zorobabel como la encarnación del Mesías personal futuro. Para el profeta, Zorobabel era el representante de una dinastía de la que había de surgir el verdadero predilecto de Yahvé, el Mesías. En este sentido, Zorobabel ya tenía una gloria especialísima y aun única. Es inverosímil suponer que Ageo esperara inmediata la aparición del Mesías, como para identificar a Zorobabel con él. Las circunstancias eran demasiado adversas y míseras en su tiempo como para dar pábulo a tan insensato optimismo. Para Ageo, Zorobabel es el gran anillo de la cadena dinástica que habría de desembocar en la aparición del Mesías.

1 Cf. 1Re 8:10. – 2 Cf. Lev 22:4; Num 5:2; Num 9:10. – 3 Cf. Cnt 8:6; Jer 22:24; Est 3:10.

Fuente: Biblia Comentada

mes séptimo … veintiún. Este día en el mes de Tisri corresponde al 17 de octubre de 520 a.C. En Lev 23:39-44 se indica que este fue el último año en el que se celebró con tabernáculos, una fiesta en la que se conmemoraba la provisión de Dios para Israel durante sus cuarenta años de peregrinaje en el desierto, y se daba gracias a Dios por una cosecha abundante. En esta ocasión el Señor dio su tercer mensaje a Hageo.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

La labor de reconstrucción ya iba en marcha y el Señor dio un mensaje contundente de aliento, en especial a los ancianos entre aquellos que habían visto el templo de Salomón. Aunque el templo de Salomón poseyó una magnificencia sin par, el Señor urgió al pueblo para que se llenara de ánimo y valor, ya que Él les había dado la seguridad plena de su presencia entre ellos (v. Hag 2:4), así como su fidelidad a las promesas de su pacto (v. Hag 2:5) y las promesas sobre un templo más grandioso y glorioso en el futuro (vv. Hag 2:6-9).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

— El año segundo… Darío: En el TM hebreo este inciso forma parte del último versículo del cp. 1.

— mes séptimo: La ocasión coincide con el final de la fiesta de las Tiendas (ver Lev 23:36) del año 520 a. C.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

2.1-9 Este es el segundo mensaje de Hageo, pronunciado durante la Fiesta de los Tabernáculos, en octubre de 520 a.C. Los ancianos podían recordar la increíble belleza del templo de Salomón, destruido 66 años antes. Muchos se desalentaron debido a que la reconstrucción era inferior a la de Salomón. Pero Hageo los alentó con un mensaje de Dios que revelaba que el esplendor de su templo sobrepasaría el del anterior. La parte más importante del templo era la presencia de Dios. Quinientos años más tarde, Jesús caminaría en los atrios del templo.2.4 «Esfuércense y trabajen». Judá ya había regresado a la adoración de Dios y El había prometido bendecir sus esfuerzos. Ahora, era el tiempo en que ellos debían trabajar. Debemos ser personas de oración, estudiar la Biblia y rendir culto a Dios; pero a la larga debemos hacer lo que Dios tiene en mente para nosotros. El quiere cambiar al mundo por medio de nosotros. Dios le ha dado a usted una tarea para realizarla en la iglesia, en su trabajo y en su casa. Ha llegado el tiempo en el que ¡debe esforzarse y trabajar!2.5 Los israelitas habían sido llevados del cautiverio en Egipto a su Tierra Prometida. Eran el pueblo escogido de Dios, a quienes El cuidaba y guiaba. Nunca los abandonó, a pesar de sus pecados (Exodos 29.45, 46).2.6 Cuando Dios prometió estremecer a todas las naciones con su juicio, estaba hablando tanto del juicio presente sobre las naciones malvadas como del juicio futuro de los últimos días.2.6-9 El énfasis cambia de la reconstrucción del templo en Jerusalén al reino mundial del Mesías sobre la tierra. Las palabras «de aquí a poco» no están limitadas al contexto histórico inmediato; se refieren al control de Dios sobre la historia: El puede actuar en cualquier momento que El escoja. Dios actuará en su tiempo (Heb 12:26-27).2.7-9 El Deseado de todas las naciones (literalmente, «los Tesoros» o «aquel que es escogido») tiene dos significados posibles: (1) Se refiere al Mesías, Jesús, quien, 500 años más tarde, entraría en el templo y lo llenaría con su esplendor y su paz. (2) También puede referirse a la riquezas que fluirían en el templo, dadas como bendiciones para el pueblo de Dios.2.8, 9 Dios quería que el templo fuera reconstruido y El contaba con los recursos para hacerlo, pero necesitaba manos dispuestas. Dios ha decidido llevar a cabo su obra por medio de las personas. El proporciona los recursos, pero manos dispuestas deben realizar la obra. ¿Están sus manos a la disposición de la obra de Dios en el mundo?2.10-19 El ejemplo dado en este mensaje (dado en diciembre de 520 a.C.) aclara que la santidad no afecta a otros, pero la contaminación sí. Ahora que el pueblo estaba comenzando a obedecer a Dios, El prometió que los bendeciría. Pero necesitaban comprender que las actividades en el templo no limpiarían su pecado; sólo el arrepentimiento y la obediencia podían limpiarlo. Si insistimos en albergar malas actitudes y pecados o si mantenemos relaciones estrechas con gente pecadora, nos contaminaremos. La vida santa vendrá únicamente cuando seamos facultados por el Espíritu Santo de Dios.2.14 Cuando un niño come salsa de espagueti, no pasa mucho tiempo para que la cara, las manos y la ropa estén rojas. El pecado y las actitudes egoístas producen el mismo resultado: manchan todo lo que tocan. Incluso las buenas obras que hacemos para Dios pueden mancharse por actitudes pecaminosas. El único remedio es la purificación de parte de Dios.2.18, 19 El pueblo construyó los cimientos del templo e inmediatamente Dios los bendijo. No esperó hasta que el proyecto fuera terminado. A menudo, Dios envía su bendición cuando damos nuestros primero pasos. ¡El está listo para bendecirnos!2.20-23 El mensaje final de Hageo reconoce que Hageo es solamente un mensajero que lleva la palabra del Señor. Está dirigido a Zorobabel, el gobernador de Judá.2.23 Se usaba un anillo con sello para garantizar la autoridad y la autenticidad de una carta. Servía como firma cuando era estampado en cera suave en un documento escrito. Dios estaba reafirmando y garantizando su promesa de un Mesías que vendría de la línea de David (Mat 1:17).2.23 Dios cierra su mensaje para Zorobabel con esta afirmación tremenda: «¡Porque yo te escogí!» tal proclamación es también para nosotros, cada uno de nosotros hemos sido escogidos por Dios (Eph 1:4). Esta verdad debe hacernos ver nuestro valor a los ojos de Dios y nos debe motivar para que trabajemos para El. Cuando se sienta deprimido, recuerde, «¡Dios me ha escogido!»2.23 El mensaje de Hageo para el pueblo buscaba que reorganizaran sus prioridades, ayudarlos para que dejaran de preocuparse y motivarlos para que construyeran el templo. Al igual que ellos, a menudo colocamos nuestra comodidad personal en una prioridad más alta que la obra de Dios y la verdadera adoración.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 39 1Re 8:2

b 40 Esd 5:1; Esd 6:14

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

El día veintiuno del mes séptimo. O sea, aproximadamente cuatro semanas después del comienzo de la reconstrucción (1:15). El quinto y el séptimo mes se apartaban para el ayuno en recordatorio de la destrucción de Jerusalén y del templo (Zac 7:5, 6).

Fuente: La Biblia de las Américas

A los veintiún días del mes séptimo era la celebración final de la fiesta de los Tabernáculos (Lev 23:39-44), que por lo general era un día de acción de gracias por la cosecha. La cosecha de aquel año, sin embargo, era escasa.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

mes séptimo… Esto es Tishri (septiembre/octubre).

Fuente: Biblia Textual IV Edición

Lit., mano

Fuente: La Biblia de las Américas

Esto es el mes de Tishri (Septiembre – Octubre).

Fuente: La Biblia Textual III Edición

[1] Este día comenzaron a preparar la obra, durante la fiesta de los Tabernáculos.[4] Esd 3, 12.[7] Presentación cósmica, propia de las profecías de la venida definitiva de Dios.[9] Mío es cuanto podéis ofrecerme.[13] Lev 6, 27; 7, 19.[14] Jer 11, 15.[18] Am 4, 9.[24] Eclo 49, 13; Mat 1, 12.

Fuente: Notas Torres Amat