Biblia

Comentario de Hageo 2:2 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Hageo 2:2 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

“Habla, pues, a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá; a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote; y al resto del pueblo, diciendo:

gobernador de Judá. Hag 1:14; Esd 1:8; Esd 2:63; Neh 8:9.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

habla ahora: Nuevamente, Hageo es llamado a dirigirse a los líderes Zorobabel y Josué (Hag 1:1) y al verdadero pueblo de Dios (Hag 1:12).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

El primer mensaje iba dirigido a los líderes Zorobabel y Josué (vea las notas sobre Hag 1:1). Aquí el profeta incluye al resto de los exiliados que regresaron de Babilonia.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Los propósitos presentes de Dios. Una vez más Dios habló por medio de Hageo; esta vez la palabra vino a los dirigentes y al pueblo junto. Dios respondió a los pensamientos de la gente anciana que recordaba el primer templo y estaba decepcionada con su reemplazo. Estos pueden haber sido vocalizados, como lo habían sido antes (cf. Esd. 3:12), sin embargo, pudieron haber sido pensa mientos secretos. Si esto fue así, entonces Dios había hablado directamente a las mentes de la gente en una manera que está más allá del conocimiento natural del profeta (cf. Luc. 7:39, 40). Esto captaría su atención.

La instrucción esfuérzate fue dada a Josué, el sucesor de Moisés, en la primera entrada a la tierra prometida (Jos. 1:6, 7, 9, 18). Podemos notar que, tanto en la primera entrada a la tierra prometida como la reentrada en los tiempos de Hageo, había un dirigente llamado Josué. Esto puede ser una mera coincidencia, o bien podemos decidir comparar la última era con la primera. Los dos Josué obedecieron la palabra de Dios de esforzarse, y así heredaron las promesas divinas. En ambas situaciones, aunque Dios fortaleció al pueblo (1:14), les tocó a ellos aplicar su esfuerzo como él los dirigió. La misma sociedad se requiere hoy en día en el servicio al Señor.

El repetido yo estoy con vosotros (4; ver en 1:13 y en la Introducción) puede relacionarse con la siguiente cláusula, que dice que el pacto permanece en vigor. Algunos pueden haber pensado que el destierro era una señal de que el pacto se había acabado, o que la maldición continuada indicaba el rechazo de Dios, pero esto no era así. Los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables (cf. Rom. 11:29).

De igual manera, el espíritu de Dios no es alejado por el pecado del pueblo, o cuando menos no por mucho tiempo (ver 1 Sam. 4:22; 6). En las visiones de Ezequiel, la gloria de Dios finalmente dejó Jerusalén debido a la perversidad en el templo, pero solamente para irse con los desterrados a Babilonia. (Cf. Eze. 10:18-22; 11:22, 23 con Eze. 1:1; 11:16.) Ahora a la gente se le reafirma que el Espíritu de Dios ha regresado de Babilonia con ellos, para quedarse. Esta reafirmación es para todos lo que sinceramente buscan la presencia de Dios y obedecen sus mandamientos (Stg. 4:8).

Al pueblo se le dijo que no tuviera temor, sino que prosiguiera valientemente. Esta enseñanza muestra que el pueblo de Dios no debe permitir que el temor le impida obedecer a Dios (1 Jn. 4:4, 18).

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

c 41 Zac 4:9

d 42 1Cr 3:17

e 43 Esd 1:8

f 44 Zac 3:8; Zac 6:11

g 45 1Cr 6:15

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo