Comentario de Hebreos 13:10 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Tenemos un altar del cual los que sirven en el tabernáculo no tienen derecho a comer.
13:10 — «Tenemos un altar». Metafóricamente el «altar» es Cristo sacrificado por los pecados del mundo. Véase Jua 6:53-57. El altar es puesto por el sacrificio. El altar material (del judaísmo) era para los judíos lo que es Cristo para los cristianos. Como solamente los judíos tenían el derecho exclusivo de beneficiarse de los sacrificios en el altar, así solamente el creyente en Cristo puede recibir los beneficios del sacrificio de Cristo en la cruz. No podía haber ninguna esperanza de salvación para los hermanos hebreos que volverían al judaísmo, en lugar de seguir participando de Cristo (10:26-29). — «del cual no tienen derecho de comer los que sirven al tabernáculo». El judío inconverso apelaba a los hebreos con lo exclusivo del altar judaico. El autor de esta epístola recuerda a los hebreos que nosotros también tenemos un altar exclusivo, del cual no tiene ningún incrédulo derecho de participar. «Comer del altar» es participar de sus beneficios o bendiciones. Véanse 1Co 10:18; 1Co 9:13. Los que «sirven al tabernáculo» representan a los judíos incrédulos, y no pueden participar de los beneficios de la muerte de Cristo, porque para esto es necesaria la fe en Cristo (Jua 6:47; Jua 8:24; Jua 20:31).Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
tenemos un altar. 1Co 5:7, 1Co 5:8; 1Co 9:13; 1Co 10:17, 1Co 10:20.
los que sirven al tabernáculo. Núm 3:7, Núm 3:8; Núm 7:5.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
La palabra altar se usa figuradamente para referirse al sacrificio de Cristo. En el día de la expiación, el sumo sacerdote no tenía el derecho de comer el animal sacrificado porque expiaba los pecados del pueblo. En lugar de eso, eran quemados fuera del campamento. Los creyentes tienen un sacrificio, Jesucristo. Él expió los pecados de la humanidad con su muerte en la cruz. Pero a diferencia del sumo sacerdote del AT. los creyentes reciben su sustento de Cristo de una manera simbólica, por medio de la fe en Él (Jua 6:41-58).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
un altar. El altar, el que hace la ofrenda y el sacrificio están muy relacionados entre sí. La asociación con un altar identifica al que hace la ofrenda con el sacrificio. Con ciertas ofrendas, el individuo se identificaba todavía más con el altar y el sacrificio al comer una porción del sacrificio. El apóstol Pablo se refirió a esta relación con un altar al impartir su instrucción a los corintios acerca de comer carne que hubiera sido ofrecida a los ídolos (1Co 9:13) y con respecto a la observación de la Cena del Señor (1Co 10:18). Aquí el altar es equivalente al sacrificio de Cristo, en especial si es visto en comparación con el día de la expiación.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Vea las notas sobre Heb 11:26 ; Heb 12:2. El escritor presenta una analogía para la identificación de los creyentes con Cristo en su rechazo por parte de los judíos. El cuerpo de los animales que eran ofrecidos en el día de la Expiación no eran comidos, sino quemados «fuera del campamento» (Lev 4:21; Lev 16:27). Jesús, quien fue el sacrificio expiatorio supremo, crucificado de forma similar afuera de las puertas de Jerusalén (Jua 19:17). En sentido figurado los creyentes deben unirse a Él fuera del campamento del mundo, y por completo dejar de ser parte de sus prácticas impías y su sistema de maldad (cp. 2Ti 2:4). Por extensión, esto también ilustraría el abandono del sistema levítico. Los hebreos no comprometidos necesitaban dar ese paso valiente y salir de una vez por todas de ese sistema para quedar fuera del campo del Israel del pacto antiguo.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
13:10 — «Tenemos un altar». Metafóricamente el «altar» es Cristo sacrificado por los pecados del mundo. Véase Jua 6:53-57. El altar es puesto por el sacrificio. El altar material (del judaísmo) era para los judíos lo que es Cristo para los cristianos. Como solamente los judíos tenían el derecho exclusivo de beneficiarse de los sacrificios en el altar, así solamente el creyente en Cristo puede recibir los beneficios del sacrificio de Cristo en la cruz. No podía haber ninguna esperanza de salvación para los hermanos hebreos que volverían al judaísmo, en lugar de seguir participando de Cristo (10:26-29).
–«del cual no tienen derecho de comer los que sirven al tabernáculo». El judío inconverso apelaba a los hebreos con lo exclusivo del altar judaico. El autor de esta epístola recuerda a los hebreos que nosotros también tenemos un altar exclusivo, del cual no tiene ningún incrédulo derecho de participar. «Comer del altar» es participar de sus beneficios o bendiciones. Véanse 1Co 10:18; 1Co 9:13. Los que «sirven al tabernáculo» representan a los judíos incrédulos, y no pueden participar de los beneficios de la muerte de Cristo, porque para esto es necesaria la fe en Cristo (Jua 6:47; Jua 8:24; Jua 20:31).
Fuente: Notas Reeves-Partain
— un sacrificio: Lit. un altar. El autor de Hebreos utiliza unas figuras del lenguaje que toman el continente por el contenido. Se refiere, sin duda, de manera simbólica, a la muerte e Cristo en cuanto fuente de vida (alimento) para los miembros del nuevo pueblo de Dios.
— santuario: Se trata del santuario de la antigua alianza; de hecho el vocablo griego utilizado alude a la Tienda de la presencia (Morada, Tienda del encuentro) construida por Moisés durante la estancia de los israelitas en el desierto.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
NOTAS
(1) “Efectúan servicio sagrado.” Gr.: la·tréu·on·tes. Compárese con Éxo 3:12, n.
(2) O: “el tabernáculo”.
REFERENCIAS CRUZADAS
u 700 1Co 9:13; 1Co 10:18
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
tenemos un altar. El altar se refiere a la cruz de Cristo, o posiblemente a Cristo mismo. Fue en la cruz donde se ofreció el último sacrificio por los pecados de la humanidad.
no tienen derecho a comer. Los que adoran o ministran en el tabernáculo no tienen derecho a los privilegios de la cruz de Cristo ya que la han despreciado. El escritor amonesta de nuevo a los creyentes hebreos del gran error de volver al judaísmo.
Fuente: La Biblia de las Américas
10 (1) Este altar debe de ser la cruz en la cual el Señor Jesús se ofreció como sacrificio por nuestros pecados (10:12). Conforme a los reglamentos relacionados con las ofrendas del Antiguo Testamento, ni al sacerdote que presentaba la ofrenda ni al oferente se les permitía comer del sacrificio por el pecado ni de la ofrenda por el pecado, cuya sangre era introducida en el Lugar Santísimo o en el Lugar Santo para hacer propiciación; toda la ofrenda tenía que ser quemada ( Lev_4:2-12 ; 16:27; 6:30). Por lo tanto, aquellos que servían en el tabernáculo no tenían derecho a comer lo que se ofrecía en el altar de la ofrenda por el pecado (el cual en el cumplimiento del Nuevo Testamento es la cruz del Señor). El v. 10 es un argumento contundente en contra del uso de alimentos en las enseñanzas extrañas de los judaizantes, las cuales tenían como fin impedir que los creyentes del nuevo pacto disfrutaran a Cristo. Los judaizantes hacían énfasis en los alimentos que disfrutaban en sus servicios religiosos.
Sin embargo, el escritor de este libro afirma que en la ofrenda por el pecado, la ofrenda básica para la propiciación anual (Lv 16), no había nada de comer para nadie. Con respecto a la ofrenda por el pecado, el asunto no es comerla sino recibir su eficacia. Hoy en día la verdadera ofrenda por el pecado es Cristo, quien se ofreció a Dios por nuestro pecado y efectuó plena redención (la cual es mejor que la propiciación, véase la nota 12 (2) del cap.9) por nosotros para que fuéramos conducidos a disfrutar la gracia de Dios en El, bajo el nuevo pacto. Lo que hoy necesitamos no es comer los alimentos de los servicios del antiguo pacto, sino recibir la eficacia de la ofrenda de Cristo y seguirlo en la gracia del nuevo pacto fuera del campamento, es decir, fuera de la religión judía.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
sirven… Gr. latreúo.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
O, a la tienda sagrada