Biblia

Comentario de Hebreos 1:4 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Hebreos 1:4 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Fue hecho tanto superior a los ángeles, así como el nombre que ha heredado es más excelente que el de ellos.

1:4 — Aquí se declara la superioridad de Cristo sobre los ángeles. Estos mensajeros celestiales son de alta posición y poder. (Textos qué considerar: Sal 103:20; Sal 104:4; 2Sa 14:17; Mat 18:10; Luc 20:36; 2Pe 2:10-11; Apo 5:11). ¡Pero les supera Cristo!

Los judíos se gloriaban en la Ley de Moisés dispuesta u ordenada por ángeles (Deu 33:2; Hch 7:53; Gál 3:19). El autor aquí prueba que Cristo es superior a los ángeles en naturaleza y dignidad. Véase también 1Pe 3:22.

El nombre referido en este versículo es el de Hijo, como lo indica el versículo siguiente. Lo «heredó» en el sentido de recibirlo por virtud de su persona y obra en la redención del hombre. Como son de mayor posición y preeminencia los hijos de la casa que los siervos en ella, así Cristo es mayor que los ángeles en que es el Hijo y ellos son siervos («ministros»).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

hecho tanto más excelente. Heb 1:9; Heb 2:9; Efe 1:21; Col 1:18; Col 2:10; 2Ts 1:7; 1Pe 3:22; Apo 5:11, Apo 5:12.

cuanto heredó más excelente nombre que ellos. Sal 2:7, Sal 2:8; Flp 2:9-11.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

El Hijo es superior a los ángeles, o posee un rango mayor, debido a que se sienta a la diestra del Padre (v. Heb 1:3) y porque es el heredero eterno. El Hijo posee un nombre mayor que el de un ángel. Esta escena majestuosa fortalece la imponente invitación de Heb 4:16 para que vayamos confiadamente a la presencia del Hijo.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

SUPERIOR A LOS ÁNGELES. Jesucristo es superior a los ángeles por la misma razón que es superior a los profetas: porque es el Hijo (vv. Heb 1:4-14). Los ángeles habían desempeñado una función importante en la entrega del antiguo pacto (Deu 33:2; Hch 7:53; Gál 3:19). Ya que los destinatarios de su carta son creyentes judíos, el autor cita pasajes del AT para establecer la superioridad de Cristo sobre los ángeles. Para mayor información sobre los ángeles, véase el ARTÍCULO LOS ÁNGELES Y EL ÁNGEL DE JEHOVÁ, P. 318. [Jue 2:1].

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

hecho tanto. El verbo griego usado aquí se refiere a un cambio de estado y no a un cambio de existencia. El Hijo en su esencia divina ha existido por la eternidad, pero por un tiempo fue hecho menor que los ángeles (Heb 2:9) y después fue exaltado a una posición sublime e infinitamente más alta por virtud de lo que Él ha logrado con su obra redentora (vea las notas sobre Flp 2:9-11). ángeles. Seres espirituales creados por Dios para que le ministren y cumplan sus órdenes. Los judíos tenían a los ángeles en muy alta estima como seres supremos al lado de Dios mismo. La secta del judaísmo que había establecido una comunidad en Qumrán enseñaba que la autoridad del arcángel Miguel rivalizaba y hasta superaba la del Mesías. El escritor de Hebreos descalifica con rotundidad esa noción porque el Hijo de Dios es superior en todos a los ángeles. más excelente nombre. Ese nombre es Señor (vea las notas sobre Flp 2:9-11). Ningún ángel es Señor soberano (vv. Heb 1:6; Heb 1:13-14).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

1:4 — Aquí se declara la superioridad de Cristo sobre los ángeles. Estos mensajeros celestiales son de alta posición y poder. (Textos qué considerar: Sal 103:20; Sal 104:4; 2Sa 14:17; Mat 18:10; Luc 20:36; 2Pe 2:10-11; Apo 5:11). ¡Pero les supera Cristo!
Los judíos se gloriaban en la Ley de Moisés dispuesta u ordenada por ángeles (Deu 33:2; Hch 7:53; Gál 3:19). El autor aquí prueba que Cristo es superior a los ángeles en naturaleza y dignidad. Véase también 1Pe 3:22.
El nombre referido en este versículo es el de Hijo, como lo indica el versículo siguiente. Lo «heredó» en el sentido de recibirlo por virtud de su persona y obra en la redención del hombre. Como son de mayor posición y preeminencia los hijos de la casa que los siervos en ella, así Cristo es mayor que los ángeles en que es el Hijo y ellos son siervos («ministros»).

Fuente: Notas Reeves-Partain

POR ENCIMA DE LOS ÁNGELES

Hebreos 1:4-14

Era superior a los ángeles por cuanto había recibido una dignidad muy superior a la de ellos. Porque, ¿a qué ángel había dicho Dios nunca: «Mi Hijo es lo que Tú eres; soy Yo Quien hoy te imparto Mi propia vida.» Y .

otra vez: » Yo seré para Él un Padre, y El será para mí un Hijo.» Y de nuevo, cuando introduce a Su Elegido en el mundo de los hombres, dice: «¡Que le rindan pleitesía todos los ángeles de Dios!» En cuanto a los ángeles, dice: «Él hace a los vientos Sus mensajeros, y a las llamas de fuego Sus servidoras.» Pero refiriéndose al Hijo, dice: «Dios es Tu trono para siempre jamás, y cetro de integridad es el cetro de Tu Reino. Por cuanto has amado la justicia y aborrecido la iniquidad Dios Te ha ungido; sí, Tu Dios, con óleo de exaltación por encima de tus compañeros.» Y también dice del Hijo: «En el principio Tú, oh Señor, echaste los cimientos de la Tierra, y los cielos son obra de Tus manos. Ellos perecerán, pero Tú permaneces inalterable. Todos ellos se pondrán viejos como la ropa, y como se hace con un manto los doblarás y cambiarás. Pero Tú eres siempre Tú mismo, y Tus años no se agotarán.» ¿A cuál de los ángeles dijo Dios nunca: «Siéntate a Mi diestra hasta que Te ponga a Tus enemigos por estrado»? ¿No es verdad que no son más que ministros espirituales a los que Dios manda constantemente en misiones al servicio de los que están destinados a entrar en posesión de la Salvación?»

En el pasaje anterior, el autor se ocupaba de demostrar la superioridad de Jesús sobre los profetas. Ahora se propone demostrar Su superioridad sobre los ángeles. El que considere que vale la pena hacerlo demuestra la importancia que tenían los ángeles en el pensamiento judío de-aquel tiempo. Entonces estaban en ascendente. La razón era que cada vez causaba más impresión lo que se llama la trascendencia de Dios. Se sentía cada vez más la distancia y la diferencia infinita que hay entre Dios y el hombre. El resultado era que se consideraba a los ángeles como mediadores entre Dios y los hombres. Se llegó a creer que los ángeles salvaban la sima que existía entre Dios y los hombres; que Dios hablaba a los hombres por medio de los ángeles, y los ángeles llevaban las oraciones de los hombres a la presencia de Dios. Este proceso queda claro en un ejemplo: En el Antiguo Testamento leemos que Dios dio la Ley directamente a Moisés sin necesidad de ningún intermediario. Pero en los tiempos del Nuevo Testamento los judíos creían que Dios había dado la Ley en primer lugar a los ángeles para que se la pasaran a Moisés, y esto porque se consideraba inconcebible que existiera una comunicación directa entre Dios y un hombre (Cp. Hch 7:53 , y Gal 3:19 ).

Si consideramos algunas de las ideas básicas de los judíos acerca de los ángeles veremos que reaparecen en este pasaje. Dios vivía rodeado de huestes celestiales (Isaías 6; 1R 22:19 ). Algunas veces se toman los ángeles como el ejército de Dios (Jos 5:14 s). La palabra griega para ángeles es ángueloi, y en hebreo mal’akim. En las dos lenguas estas palabras quieren decir mensajeros además de ángeles, y de hecho se usan más corrientemente con ese sentido. Se creía que los ángeles eran realmente los instrumentos que Dios usaba para enviar Su palabra y hacer Su voluntad en el mundo de los seres humanos. Se decía que estaban Hechos de una sustancia etérea semejante al fuego, como la luz. Fueron creados o el segundo o el quinto día de la Creación. No comían ni bebían ni tenían hijos. A veces se creía que eran inmortales, aunque, por supuesto, Dios los podía aniquilar; pero había otra creencia acerca de su existencia que ahora veremos. Algunos de ellos, los serafim, los kerubim y los ofanim (-im es la terminación de plural de los nombres masculinos en hebreo) estaban siempre alrededor del trono de Dios. Se creía que tenían más conocimiento que los hombres, especialmente acerca del futuro; pero no por sí mismos, sino porque oían cosas a veces «detrás del velo.» Se los consideraba como una especie de séquito, o como la familia de Dios. También se los consideraba a veces como una especie de senado celestial; Dios no hacía nada sin consultárselo. Por ejemplo, cuando Dios dijo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen…» (Ge 1:26 ) estaba hablando con Su senado angélico. A veces los ángeles protestaban o hacían objeciones a los planes de Dios. En particular, objetaron a la creación del género humano, por lo que fueron aniquiladas muchas de sus tropas; y también objetaron a que se les diera la Ley a los hombres, y hasta atacaron a Moisés cuando subía al monte Sinaí. Esto fue porque se pusieron celosos, y no querían compartir ninguna de sus prerrogativas con otra criatura. Había millones y millones de ángeles. Los nombres de algunos de ellos no aparecen hasta épocas posteriores. Estaban, en particular, los siete «ángeles de la presencia», que eran los arcángeles, los principales de los cuales eran Rafael, Uriel, Fanuel, Gabriel -que era el que traía los mensajes de Dios a los humanos- y Miguel -el ángel encargado de los asuntos del pueblo de Israel. Los ángeles tenían muchas obligaciones. Traían los mensajes de Dios a los hombres, y después desaparecían (Jue 13:20 ). Intervenían por orden de Dios en los acontecimientos de la Historia (2R 19:35 s). Había doscientos ángeles que controlaban los movimientos de las estrellas y las mantenían en sus cursos. Había un ángel encargado de la sucesión de los años, los meses y los días. Había un ángel, un poderoso príncipe, que estaba al cuidado del Marcos Había ángeles de la escarcha, del rocío, de la lluvia, de la nieve, del granizo, del rayo y del trueno. Había ángeles que eran conserjes del infierno y de las torturas de los condenados. Había ángeles secretarios que escribían todas las palabras que decían los hombres. Había ángeles destructivos y castigadores. Estaba Satán, que era el ángel fiscal, que todos los días menos el Día de la Expiación Le presentaba las acusaciones a Dios. Estaba el ángel de la muerte, que sólo salía cuando Dios se lo mandaba y que llevaba la cita a buenos y malos igualmente. Cada nación tenía su ángel de la guarda que tenía la prostasía, la presidencia, sobre ella. Cada individuo tenía su ángel de la guarda. Los niños también tenían sus ángeles Mt 18:10 ). Había tantos ángeles que los rabinos decían que cada hojita de hierba tenía el suyo.

Había una creencia especial que sólo tenían algunos, a la que tal vez se hace referencia indirectamente en el pasaje que estamos estudiando. La creencia general era que los ángeles eran inmortales; pero algunas personas creían que los ángeles no vivían nada más que un día. En algunas escuelas rabínicas se enseñaba que » Dios crea todos los días una nueva compañía de ángeles que cantan una canción delante de Él y dejan de ser.» » Los ángeles se renuevan cada mañana, y cuando han alabado a Dios vuelven a la corriente de fuego de donde salieron.» Esd 8:21 habla de Dios «ante Quien el ejército del Cielo permanece en terror y a Cuya palabra se convierten en viento y en fuego.» Una homilía rabínica hace decir a uno de los ángeles: «Dios nos cambia cada hora… Unas veces nos hace fuego, y otras veces viento.» Tal vez era eso lo que quería decir el autor de Hebreos cuando menciona que Dios hace a Sus ángeles viento y fuego, aunque preferimos la traducción que hemos propuesto, de acuerdo con el Salmo 104, el Salmo de la obra de Dios en la naturaleza.

Con una angelología tan amplia podría haber peligro de que los ángeles se convirtieran, en el pensamiento de algunos, en intermediarios entre Dios y los hombres. Era necesario mostrar que el Hijo estaba incalculablemente por encima de los ángeles. El autor de Hebreos lo hace citando lo que considera que son textos prueba en los que se da al Hijo una posición muy superior a la de los ángeles. Los textos que cita son: Sal 2:7 ; 2S 7:14 ; Sal 97:7 , o Dt 32:43 ; Sal 104:4 ; Sal 45:7 s; Sal 102:26 s; Sal 110:1 . Algunos de estos textos difieren de las versiones que conocemos porque el autor de Hebreos los citaba de la Septuaginta, la versión griega del Antiguo Testamento, que no siempre coincide exactamente con el origunal hebreo del que son traducción las nuestras. Algunos de los textos de cita nos sorprenden. Por ejemplo: 2S 7:14 en el original es sencillamente una referencia a Salomón y no se refiere al Hijo o Mesías. El Sal 102:26 s se refiere a Dios y no al Hijo. Pero es que siempre que los primeros cristianos encontraban un texto con la palabra hijo o con la palabra Señor, consideraban que se refería a Jesús.

Había un peligro que el autor de Hebreos quería evitar a toda costa. La doctrina de los ángeles es algo muy hermoso, pero tiene un peligro. Introduce a una serie de seres aparte de Jesús por medio de los cuales se supone que el hombre se puede acercar a Dios. El autor de Hebreos deja bien clara la gran verdad de que no necesitamos a ningún ser espiritual para que nos introduzca: Jesucristo ha derribado todas las barreras y abierto un camino directo a la presencia de Dios.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Efe 1:21; Flp 2:9.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

m 12 Efe 1:21; 1Pe 3:22

n 13 Hch 4:12; Flp 2:9

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

El autor usa la palabra mejor trece veces en el libro para establecer comparaciones entre el antiguo pacto y el nuevo pacto. El nombre más excelente (vers. 4) de Cristo expresa su estado y dignidad. En respuesta a aquellos que consideraban que los ángeles se veneraban (Col 2:18) o que consideraban la persona de Cristo como la de un ángel, el autor se opone a ambas nociones. El Hijo es mayor que los ángeles ya que El es el primogénito Hijo de Dios (vers. 6, 8; 1 Jn 5:20). Los ángeles sirven al trono de Dios, el Hijo lo ocupa (vers. 8); los ángeles son creados y son instrumentos de Dios (vers. 7).

Fuente: La Biblia de las Américas

4 super (1) El nombre más destacado es «el Hijo», un nombre que es plenamente definido en los versículos siguientes.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

O, llegando a ser superior a

Fuente: La Biblia de las Américas