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Comentario de Hebreos 1:5 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Hebreos 1:5 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Porque, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Hijo mío eres tú; yo te he engendrado hoy; y otra vez: Yo seré para él, Padre; y él será para mí, Hijo?

1:5 — La respuesta obvia a la pregunta presentada en este versículo es que ¡a ninguno! Por consiguiente, ¡Jesucristo es superior a los ángeles!

— «Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy». Véase Sal 2:7. «Engendrar» aquí no significa literalmente dar vida a alguien, sino según significado figurado indica «constituir» u «ordenar». Según Hch 13:33 y Rom 1:4, vemos que la resurrección de Jesucristo de los muertos fue el hecho por el cual Dios constituyó públicamente su Hijo al que los reyes de la tierra rechazaron y crucificaron (Sal 2:2-3).

La argumentación en este versículo es para enfatizar que Jesucristo es más que hombre y que ángel. Es cierto que los hombres, y tal vez los ángeles (Job 38:7), han sido llamados hijos de Dios (Luc 3:38; 2Co 6:18), pero no ha sido llamado ningún hombre o ángel «él Hijo de Dios».

Sal 2:7 más Hch 13:33 no quiere decir que el día de la resurrección fue cuando fue llamado Jesucristo el Hijo de Dios, o llegó a serlo. Aun en su encarnación fue llamado así (Luc 1:35), como también antes de eso (Jua 3:17) y después (Mat 17:5). El punto es que al resucitarle de los muertos, y hacerlo el Rey sobre su reino, la iglesia, (Sal 26:1-12; Efe 1:20-23), Dios declaró formal y públicamente que él era su Hijo por excelencia. Como un padre engendra un hijo, así Dios declaró al mundo («engendró») que Jesús es su Hijo por la resurrección de los muertos.

— «Yo seré a él Padre, Y él me será a mí hijo». Véase 2Sa 7:14-16. La referencia primaria es a Salomón, el hijo de David. Pero tiene doble referencia en este pasaje. En Jesucristo se cumple la referencia secundaria (en cuanto al contexto), y Luc 1:33 muestra que solamente en Cristo se cumple la parte referente al reino eterno de él. Los judíos entendían que este pasaje se refería también al Mesías. Salomón, pues, era tipo de Cristo.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

mi Hijo eres tú. Heb 5:5; Sal 2:7; Hch 13:33.

Yo seré a él Padre. 2Sa 7:14; 1Cr 17:13; 1Cr 22:10; 1Cr 28:6; Sal 89:26, Sal 89:27.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

El autor de Hebreos utiliza siete citas del AT. para explicar por qué Jesús es superior a los ángeles.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Los ángeles son «hijos» de Dios colectivamente, porque fueron creados por Él (Job 1:6). Por el contrario, Cristo es el Hijo único y eterno. Es superior a los ángeles.

Yo te he engendrado hoy probablemente se refiere al día en que Cristo se sentó a la derecha del padre después de realizar su obra como Mesías. Ese día, el Hijo eterno entró a la plenitud de su condición.

Yo seré a él Padre: Este pasaje es una cita de 2Sa 7:14 y es una profecía de Cristo como la persona eterna en quien culmina el linaje y el reino de David.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

YO TE HE ENGENDRADO HOY. Véase Jua 1:14, nota.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Mediante esta cita del Sal 2:7 y 2Sa 7:14, el escritor presenta la relación única que el Hijo tiene con el Padre. Ningún ángel ha experimentado jamás esa clase de relación. Hijo. Un título de Cristo que expresa la sumisión voluntaria de la segunda Persona de la deidad a la primera Persona con el propósito de cumplir el programa de redención establecido en la eternidad pasada (vea la nota sobre 2Ti 1:9). Cp. los vv. Heb 1:2; Heb 1:8; Heb 3:6; Heb 4:14; Heb 5:5; Heb 5:8; Heb 6:6; Heb 7:3; Heb 7:28; Heb 10:29; Heb 11:17 y muchas referencias en el NT. Su condición de Hijo también quedó expresada en el AT (cp. Sal 2:12; Pro 30:4). La palabra «hoy» indica que el Hijo de Dios nació en un punto específico en el tiempo. Él siempre fue Dios, pero demostró en el tiempo y el espacio su papel como Hijo durante su encarnación y fue afirmado como tal mediante su resurrección (Rom 1:4).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

1:5 — La respuesta obvia a la pregunta presentada en este versículo es que ¡a ninguno! Por consiguiente, ¡Jesucristo es superior a los ángeles!
–«Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy». Véase Sal 2:7. «Engendrar» aquí no significa literalmente dar vida a alguien, sino según significado figurado indica «constituir» u «ordenar». Según Hch 13:33 y Rom 1:4, vemos que la resurrección de Jesucristo de los muertos fue el hecho por el cual Dios constituyó públicamente su Hijo al que los reyes de la tierra rechazaron y crucificaron (Sal 2:2-3).
La argumentación en este versículo es para enfatizar que Jesucristo es más que hombre y que ángel. Es cierto que los hombres, y tal vez los ángeles (Job 38:7), han sido llamados hijos de Dios (Luc 3:38; 2Co 6:18), pero no ha sido llamado ningún hombre o ángel «él Hijo de Dios».
Sal 2:7 más Hch 13:33 no quiere decir que el día de la resurrección fue cuando fue llamado Jesucristo el Hijo de Dios, o llegó a serlo. Aun en su encarnación fue llamado así (Luc 1:35), como también antes de eso (Jua 3:17) y después (Mat 17:5). El punto es que al resucitarle de los muertos, y hacerlo el Rey sobre su reino, la iglesia, (Sal 26:1-12; Efe 1:20-23), Dios declaró formal y públicamente que él era su Hijo por excelencia. Como un padre engendra un hijo, así Dios declaró al mundo («engendró») que Jesús es su Hijo por la resurrección de los muertos.
–«Yo seré a él Padre, Y él me será a mí hijo». Véase 2Sa 7:14-16. La referencia primaria es a Salomón, el hijo de David. Pero tiene doble referencia en este pasaje. En Jesucristo se cumple la referencia secundaria (en cuanto al contexto), y Luc 1:33 muestra que solamente en Cristo se cumple la parte referente al reino eterno de él. Los judíos entendían que este pasaje se refería también al Mesías. Salomón, pues, era tipo de Cristo.

Fuente: Notas Reeves-Partain

Sal 2:7; 2Sa 7:14; 1Cr 17:13.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— te he engendrado hoy: En los vv. Heb 1:5-13 el autor cita una serie de pasajes tomados de la versión griega de los LXX, texto bíblico en el que se apoya sistemáticamente a lo largo de todo el escrito. Esta cita Deu 1:5 está tomada de Sal 2:7 y en su origen se refería a la coronación del rey israelita que, a partir de dicho momento, era considerado de manera especial hijo de Dios. Con el paso del tiempo, el salmo fue adquiriendo un carácter mesiánico del que se hace abiertamente eco el NT (ver Heb 5:5; Hch 13:33).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

La superioridad del Hijo sobre los ángeles

Los pasajes bíblicos citados en esta sección tienen el efecto de reforzar y exponer algunos de los temas importantes ya presentados en la introducción (vv. 1-4). En particular, la referencia a la entronización celestial del Hijo (v. 3) lleva naturalmente a una explicación de su posición con relación al mundo angelical. El Sal. 110:1 aporta el marco en el cual deben ser entendidos los varios pasajes del AT. Se alude a él en el v. 3 (se sentó “a la diestra de la Majestad en los cielos”) y se lo cita completo en el v. 13. De ese modo, el tema de la entronización de Cristo y su dominio celestial es el foco de esta sección. Jesús usó el Sal. 110:1 para indicar la posición exaltada y celestial del Mesías o Cristo en la expectativa del AT (p. ej. Mar. 12:35-37; 14:61, 62), y fue luego usado regularmente por los primeros cristianos para declaraciones como las referidas al Jesús resucitado (p. ej. 10:12-14; Hech. 2:34-36; 1 Cor. 15:25). Hay otras alusiones a este pasaje clave en 8:1 y 12:2.

5 El Sal. 2:7 es citado porque es una profecía aplicable al Mesías como Hijo de David e Hijo de Dios. La base teológica de este extraordinario reclamo es la promesa especial de Dios a David y su dinastía en 2 Sam. 7:14, que también es citado. Cuando los hijos de David fueron entronizados como representantes terrenos de Dios en Jerusalén, disfrutaron de una relación especial de filiación con Dios. Jesús es el que finalmente cumple estos pasajes porque es el Hijo eterno de Dios (como en 1:2, 3), cuya resurrección y ascensión le restauraron al lugar de toda autoridad y poder en el universo a la “mano derecha” del Padre (cf. el uso del Sal. 2:7 en Hech. 13:33).

6 Nunca se habían hecho promesas así a los ángeles. Su papel ha sido siempre el de adorar a Dios (cf. Deut. 32:43; Sal. 96:7). En consecuencia deben adorar al Hijo que se sienta a su diestra. Al compartir plenamente nuestra humanidad, llegó a ser por un tiempo “menor que los ángeles”, pero ahora está “coronado de gloria y honra” (2:9). La introducción del Primogénito de Dios en el mundo (gr. oikumene, como en 2:5) en este pasaje se entiende mejor como una referencia a la entrada de Cristo en lo que aún es “el mundo venidero” (2:5). Esto ocurrió cuando él ascendió al ámbito celestial.

7-9 El texto gr. del Sal. 104:4 sugiere que los ángeles fueron creados para cumplir los mandatos de Dios con la velocidad de los vientos y la fuerza del fuego. Son parte del orden creado y deben estar sometidos al Hijo, porque él comparte con el Padre el gobierno (trono) divino que es por los siglos de los siglos. El Sal. 45:6, 7, que celebra una boda real, se usa con referencia a Cristo, el rey de Israel, quien cumple en grado sumo el ideal de compartir la justicia y la alegría del reino eterno de Dios.

10-12 La eternidad de Cristo y su dominio es subrayado nuevamente en el Sal. 102:25-27. Esto es contrastado con la creación perecedera que él ha fundado y que un día será enrollada como un vestido. Heb. usa el texto gr. de ambos salmos para indicar que el Padre se dirige al Hijo como Dios y Señor. El Sal. 110:1 puede haber inspirado esta interpretación, dado que allí el Señor se dirige a otro como “mi Señor” y le invita a sentarse a su diestra.

13, 14 Volviendo al pasaje que parece haber sido el punto de partida para sus reflexiones, el autor usa el Sal. 110:1 para insistir en que los ángeles no ejercen la autoridad y dominio del Hijo. Como espíritus servidores, tienen como papel el de servir a sus propósitos y ejecutar sus mandatos. Ciertamente, sirven a Dios al servir a favor de los que han de heredar la salvación. Los ángeles son superiores a nosotros en el orden de la creación (Sal. 8:4-6), pero son comisionados para ayudarnos en formas que escapan a nuestra comprensión, de modo que podamos alcanzar la herencia divina (cf. 13:2).

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

ñ 14 Sal 2:7

o 15 2Sa 7:14; Mar 1:11; Luc 9:35; 2Pe 1:17

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Hijo mío. El Hijo tiene un nombre superior al de los ángeles, porque El comparte en igualdad la deidad con el Padre. Hijo no sugiere que Cristo es menos que el Padre porque como Hijo El siempre ha existido con el Padre. El ser Hijo es ser igual al Padre (Jn 5:18, 23; 10:30). Cristo fue declarado ser Hijo en la resurrección (Hch 13:33; Ro 1:4) pero El es el Hijo desde la eternidad.

Fuente: La Biblia de las Américas

5 (1) Hoy se refiere al día de la resurrección ( Hch_13:33). Este capítulo nos da una crónica de Cristo desde la eternidad pasada hasta la eternidad futura. En la eternidad pasada El era Dios mismo (v.8); era él Creador de la tierra y de los cielos (vs. 10, 2); es el que sustenta todas las cosas (v.3); es el Heredero de todas las cosas (v.2); se encarnó para efectuar la redención al ser crucificado (v.3); fue engendrado como Hijo de Dios en resurrección para impartir vida a los muchos hijos de Dios (v.5); es el Hijo primogénito de Dios que vendrá otra vez (v. 6); será el Rey que está en el trono con el cetro en el reino (vs.8-9); y permanecerá para siempre en la eternidad futura (vs.11-12).

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

los ángeles. La palabra «ángel» significa mensajero. Comúnmente se refiere a un orden de seres espirituales, rara vez a hombres (como en Luc 7:24; Stg 2:25). Todos los ángeles fueron creados en un estado santo, pero algunos siguieron a Satanás en su rebelión contra Dios y se convirtieron en demonios. Algunos demonios están sueltos y otros están confinados (véanse notas en Mat 7:22; 2Pe 2:4; Jud 1:6). Los ángeles son seres creados que, en último término, tienen que rendir cuentas a su Creador (Col 1:16). Como son seres espirituales, no están atados por algunas de las restricciones que limitan a los seres humanos (cp. Heb 1:14; Hch 12:5-10). Están organizados y son de distinto rango (Isa 6:1-3; Dan 10:13; Efe 3:10; Jud 1:9). Los ángeles sirvieron a Cristo con frecuencia durante Su primera venida y le acompañarán en la segunda (Mat 2:13; Mat 4:11; Mat 26:53; Mat 28:2; Mat 28:5; Luc 22:43; 2Ts 1:7-8). Son servidores de los creyentes (Heb 1:14) y los observan (1Co 4:9; 1Co 11:10). Miguel es el único a quien se designa como arcángel (Dan 10:13; Dan 10:21; Jud 1:9), aunque Gabriel también tiene una posición importante (Luc 1:19; Luc 1:26).

dijo. Cita de 2Sa 7:14 y Sal 2:7. Nunca dijo Dios a un ángel que era hijo; sólo a Cristo y de Cristo. 2Sa 7:14 estaba dirigido a Salomón, y el Sal 2:7 pudo haber sido cantado a un monarca en el día de su coronación. Según explica el escritor de Hebreos, Cristo es el cumplimiento pleno de estas palabras.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

dijo… M↓ añaden Dios; engendrado…Sal 2:7; Padre… hijo…2Sa 7:14; 1Cr 17:13.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

M i añaden Dios.

1.5 g Sal 2:7.

1.5 g 2Sa 7:14; 1Cr 17:13.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

* Hebreos contiene muchas citas y alusiones al Antiguo Testamento, algunas de las cuales no están citadas de manera exacta o son presentadas de manera resumida. Por eso, en ocasiones es difícil identificar la fuente exacta y con el fin de no sobrecargar el texto con tantos pie de página, las citas del Antiguo Testamento a menudo no aparecerán aquí.

Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento

1:5-2:18 el Hijo DE DIOS y Los Ángeles

Al dar lectura a este tramo de la epístola resulta claro el poder apreciar y entender que algunos de los recipientes de la misma tenían algunas dificultades en cuanto a su entendimiento de la relación existente entre el Hijo de Dios y sus ángeles, según 2:5–9, aparentemente le consideraban un ser inferior a ellos, el hecho de su encarnación planteaba a sus mentes la siguiente interrogante ¿cómo podía el Hijo de Dios participar plenamente de nuestra humanidad y ser simultáneamente aún superior a los ángeles? Adicionalmente: ¿Por qué razón debió sufrir y morir aquél quién es superior a los ángeles?

Según es expresado en el 2:1–4, aparentemente los lectores hebreos creían y afirmaban la participación de los ángeles en la entrega de la ley de Dios a Moisés (Hechos. 7:53; Gálatas 3:19). Así, en este orden debía por lo tanto ofrecérseles seguridad respecto al hecho de la superioridad de quién les era presentado ahora como el medio de la actual revelación de la voluntad de Dios (1:1,2).

De similar manera, hoy mismo, muchas personas necesitan ser persuadidas respecto al hecho de la superioridad del Señor sobre sus ángeles.

En 2:5–18 El ministerio personal del Señor en la tierra tuvo por finalidad la concesión del perdón de nuestros pecados así como de nuestra salvación mediante su muerte sacrificial, a más de ello, su resurrección constituye la más segura garantía de la futura resurrección que habremos de experimentar al ser trasladados al ámbito celestial del cual iremos a disfrutar.

“Todo lo sujeto bajo sus pies” (2:8) El dominio y la autoridad del Hijo de Dios sobre todo, sin faltar nada, es una evidencia contundente e inobjetable de su superioridad.

1:5-14 El Hijo de Dios: Su Superioridad Sobre los Ángeles

Los textos y los argumentos en esta sección hacen más contundentes las afirmaciones ya ofrecidas en la introducción (vv. 1–4). Particularmente en lo que hace referencia a autoridad celestial del Hijo (v. 3); Por supuesto es ofrecida una explicación del por qué de su posición de autoridad celestial con la consiguiente superioridad y autoridad sobre los seres angelicales.

Jesús citó el Sal 110:1 para enfatizar la procedencia y la posición celestial del Cristo esperado por los judíos del Antiguo Testamento (Marcos 12:35–37; 14:61,62), Posteriormente fue usado por los cristianos de la iglesia primitiva con relación a la resurrección del Señor (Hebreos 10:12–14; Hechos. 2:34–36; 1 Corintios. 15:25). A más de estas, otras referencias al texto han sido reseñadas en son en 8:1 y 12:2.

5 Aquí el texto en mención, es decir Salmos 2:7 es señalado por el hecho de ser este una indicación profética respecto al Cristo como el Hijo de David, es decir de su descendencia directa, y así mismo naturalmente también como el Hijo de Dios.

6 Nunca jamás a un ángel se le dijo algo semejante, ellos en lugar de objetos dignos de ser adorados, nos han sido siempre descritos y presentados como claros y directos adoradores del Señor, a más de ser también nuestros servidores (Deuteronomio 32:43; Sal. 96:7; Apocalipsis 4:6-11; Hebreos 1:14). En virtud de ser Jesucristo el Hijo de Dios y quién se halla sentado a su diestra, es Él quien es digno de ser adorado.

Voluntariamente y al participar de nuestra humanidad, tomando una forma de siervo (Filipenses 2: 6-12) Jesús, el Hijo de Dios temporalmente se hizo a sí mismo un tanto “menor que sus ángeles”; sin embargo, posteriormente en la exaltación a su gloría anterior, ahora ha sido “coronado de la gloria y la honra que ya antes le eran propias” (Hebreos 2:9; Juan 1:1; 17:5).

7–9 Lo expresado en el texto gr. del libro de las Salmos 104:4 ofrece la idea de haber sido creados los ángeles a la finalidad de ejecutar las órdenes de Dios con la presteza y la velocidad de los vientos y con la fuerza del fuego. Por ser ellos parte de la creación del Hijo de Dios, le están sujetos a él, en razón de su autoridad compartida con Dios en el Trono de su poder.

10–12 Una vez más son enfatizadas la eternidad y autoridad de Hijo de Dios en el Salmo 102:25–27. Lo anterior marca un contraste frente a la transitoriedad del universo fruto de su creación.

13, 14 Retomando el pasaje inicial que ha dado lugar a su análisis, el escritor recurre al libro de las Salmos 110:1 para a través suyo nuevamente enfatizar la carencia de autoridad de los ángeles sobre el Hijo. Señala que estos como espíritus ministradores, desempeñan una función de ejecución de los mandatos de Dios al servir a quienes hemos de heredar la salvación. Si bien son superiores en algún sentido a nosotros (Salmos 8:4–6), son también puestos a nuestro servicio para ayudarnos en una forma desconocida a nuestro entendimiento para el alcance de nuestra salvación.

Fuente: Comentario sobre Hebreos