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Comentario de Hebreos 2:5 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Hebreos 2:5 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Porque no fue a los ángeles a quienes Dios sometió el mundo venidero del cual hablamos.

2:5 — «el mundo venidero». («el mundo habitado que está por venir», versión Moderna). Este versículo es favorito del premilenarista, porque lo interpreta para que se refiera al «nuevo mundo» o «tierra nueva» de su sistema materialista. Las palabras griegas, ten oikoumenen ten mellousan, quieren decir «el mundo habitado, a saber, el que viene».

¿Desde cuál punto de vista viene? ¿Todavía venía cuando el autor escribió estas líneas? ¿Todavía viene en este siglo veinte? Una cosa es venidera hasta el tiempo de su llegada, y luego no más es venidera. Por ejemplo, enseñó Jesús a sus discípulos a orar que viniera el reino (Mat 6:10). Pero muchos todavía siguen orando, «Venga tu reino», aunque ya hace más de diecinueve siglos que vino.

La expresión «mundo venidero» era una expresión de los judíos para referirse al tiempo del reinado del Mesías; es decir, el tiempo cuando vendría a reinar el Mesías. De ese «mundo venidero» (desde el punto de vista de los judíos bajo la dispensación mosaica) dice el autor de esta epístola «estamos hablando». El contexto determina la interpretación correcta de este texto. Este texto va dentro del contexto que habla de la superioridad de Jesucristo en esta dispensación cristiana. ¡De esto está hablando el autor en esta epístola a los cristianos hebreos y solamente de esto!

La administración de este reino (la iglesia) de Cristo no ha sido entregada a ángeles, ¡sino a Jesucristo! El gobierno de este reino celestial descansa sobre los hombros de Cristo (Isa 9:6). Sólo él abre y cierra (Apo 3:7), tiene las llaves de la muerte y del Hades (Apo 1:18), y es la Cabeza exaltada (Efe 1:22-23).

Después de la dispensación mosaica, iba a venir otra, la final (1Co 10:11). Para los judíos era el «siglo venidero» (Heb 6:5). Ahora, los cristianos estamos en este siglo, en este reino. Está sujetado completamente a Cristo, y no a los ángeles. ¡De esto estuvo hablando el autor desde Heb 1:1, y no de algún supuesto milenio de los materialistas del siglo veinte quienes todavía esperan tal cosa «venidera»! Los premilenaristas ignoran por completo el contexto al torcer este pasaje.

— «acerca del cual estamos hablando». El contexto comprueba claramente que el autor está hablando acerca del reinado de Cristo ahora en esta dispensación cristiana.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

el mundo venidero. Heb 6:5; 2Pe 3:13; Apo 11:15.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

El autor regresa al tema del capítulo Heb 1:1-14 de que el Hijo es superior a los ángeles.

Porque conecta este pasaje con Heb 1:4-14, como indica la mención de los ángeles en este versículo y la alusión al Sal 110:1-7 (v. Heb 2:8).

el mundo venidero es el futuro Reino del Hijo y de sus compañeros (Heb 1:9) en la tierra.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

mundo. El término se refiere a la tierra habitada. La referencia corresponde al gran reino milenario (cp. Zac 14:9; Apo 20:1-5). Los ángeles no reinarán sobre el reino mesiánico.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

2:5 — «el mundo venidero». («el mundo habitado que está por venir», versión Moderna). Este versículo es favorito del premilenarista, porque lo interpreta para que se refiera al «nuevo mundo» o «tierra nueva» de su sistema materialista. Las palabras griegas, ten oikoumenen ten mellousan, quieren decir «el mundo habitado, a saber, el que viene».
¿Desde cuál punto de vista viene? ¿Todavía venía cuando el autor escribió estas líneas? ¿Todavía viene en este siglo veinte? Una cosa es venidera hasta el tiempo de su llegada, y luego no más es venidera. Por ejemplo, enseñó Jesús a sus discípulos a orar que viniera el reino (Mat 6:10). Pero muchos todavía siguen orando, «Venga tu reino», aunque ya hace más de diecinueve siglos que vino.
La expresión «mundo venidero» era una expresión de los judíos para referirse al tiempo del reinado del Mesías; es decir, el tiempo cuando vendría a reinar el Mesías. De ese «mundo venidero» (desde el punto de vista de los judíos bajo la dispensación mosaica) dice el autor de esta epístola «estamos hablando». El contexto determina la interpretación correcta de este texto. Este texto va dentro del contexto que habla de la superioridad de Jesucristo en esta dispensación cristiana. ¡De esto está hablando el autor en esta epístola a los cristianos hebreos y solamente de esto!
La administración de este reino (la iglesia) de Cristo no ha sido entregada a ángeles, ¡sino a Jesucristo! El gobierno de este reino celestial descansa sobre los hombros de Cristo (Isa 9:6). Sólo él abre y cierra (Apo 3:7), tiene las llaves de la muerte y del Hades (Apo 1:18), y es la Cabeza exaltada (Efe 1:22-23).
Después de la dispensación mosaica, iba a venir otra, la final (1Co 10:11). Para los judíos era el «siglo venidero» (Heb 6:5). Ahora, los cristianos estamos en este siglo, en este reino. Está sujetado completamente a Cristo, y no a los ángeles. ¡De esto estuvo hablando el autor desde Heb 1:1, y no de algún supuesto milenio de los materialistas del siglo veinte quienes todavía esperan tal cosa «venidera»! Los premilenaristas ignoran por completo el contexto al torcer este pasaje.
–«acerca del cual estamos hablando». El contexto comprueba claramente que el autor está hablando acerca del reinado de Cristo ahora en esta dispensación cristiana.

Fuente: Notas Reeves-Partain

RECUPERACIÓN DEL DESTINO HUMANO

Hebreos 2:5-9

No fue a los ángeles a los que Dios sujetó el orden de cosas por venir del que estamos hablando. En cierto lugar de la Escritura hay alguien que da testimonio de este hecho: «¿Qué es el hombre para que Te acuerdes de él? ¿O el hijo del hombre, para que le visites? Por un poco de tiempo le pusiste por debajo de los ángeles; le coronaste de gloria y honor; le pusiste por encima de la obra de Tus manos; sometiste todo bajo sus pies.» El hecho de que todo le esté sometido quiere decir que no hay nada que no lo esté. Pero, como están las cosas, no vemos que todas le están sometidas. Pero vemos al Que por un poco de tiempo fue puesto por debajo de los ángeles, a Jesús mismo, coronado de gloria y honor a causa de su mortal sufrimiento, un sufrimiento que Le sobrevino a fin de que, por la Gracia de Dios, pudiera beber por todos los seres humanos hasta la última gota de la copa de la muerte.

Tal vez no sea éste un pasaje fácil de entender; pero cuando lo conseguimos, es maravilloso. El autor empieza con una cita del Sal 8:4-6 . Tenemos que darnos cuenta de una cosa: el Salmo 8 entero se refiere al ser humano. Canta la gloria que Dios le ha dado. No está claro que se refiera al Mesías.

Hay una frase en el Salmo que nos despista un poco. Es la referencia al hijo del hombre. Tenemos tanta costumbre de ver aplicada esta frase a Jesús que pensamos que siempre se tiene que referir a Él. Pero en hebreo un hijo de hombre es sencillamente un hombre. Por ejemplo: en el libro de Ezequiel, más de ochenta veces Dios se dirige al profeta llamándole hijo de hombre. «Hijo de hombre, pon tu rostro contra Jerusalén» (Ez 21:2 ). «Hijo de hombre, profetiza y di…» (30:2).

En el Salmo que se cita aquí hay dos frases paralelas que quieren decir lo mismo: «¿(qué es el hombre para que Te acuerdes de él?», y «¿O el hijo del hombre para que le visites?» El Salmo es un gran canto lírico a la gloria del ser humano tal como Dios quiere que sea: es realmente un desarrollo de la promesa de Dios en la Creación según Ge 1:28 , cuando Dios le dijo a la primera pareja: «… Tened dominio sobre los peces del mar, las aves de los cielos, y sobre todos los animales que se mueven sobre la tierra.»

La gloria del ser humano, incidentalmente, es aún mayor de lo que nos hace suponer la versión Reina-Valera, que dice: «Le has hecho poco menor que los ángeles» (Sal 8:5 ). Esa es la traducción correcta del griego, pero no del original hebreo, en el que se dice que el hombre ha sido hecho poco menor que Elóhim; y ElóMm es la palabra más corriente para Dios. Lo que escribió el salmista acerca del ser humano fue realmente: «Tú le has hecho poco menos que Dios», como traducen o indican en nota otras biblias. Así es que este Salmo canta la gloria del ser humano, que fue creado poco menos que divino, y que Dios quiso que gobernara toda la creación.

Pero, continúa diciendo el autor de Hebreos, la situación real es muy diferente. El propósito original era que el ser humano tu- viera dominio sobre todo, pero no lo tiene. Es una criatura frus- trada por las circunstancias, derrotada en las tentaciones, ceñida de debilidades. El que debía ser libre está preso; el que debía ser rey es un esclavo. Como dijo G. K. Chesterton, una cosa es cierta: que el hombre no es lo que estaba previsto que fuera.

El autor de Hebreos continúa: A esta situación vino Jesucristo, sufrió y murió; y porque sufrió y murió entró en la gloria. Y ese sufrimiento, y esa muerte, y esa gloria son para el ser humano, porque Él murió para hacerle lo que debe ser. Murió para librar al ser humano de su frustración y esclavitud y debilidad, y colocarle en la posición que debe ocupar. Murió para recrear a la humanidad hasta que llegue a ser lo que fue creada para ser. En este pasaje hay tres grandes ideas básicas. (i) Dios creó al hombre, varón y hembra (Ge 1:27 ), sólo un poco menor que Él mismo, para que gobernara la creación. (ii) El hombre, por el pecado, entró en derrota en vez de en señorío. (iii) A este estado de derrota vino Jesús, a fin de hacer al hombre lo que fue creado para ser, por medio de Su vida, y muerte, y gloria.

Dicho de otra manera: El autor de Hebreos nos muestra tres cosas. (i) Nos muestra el ideal de lo que el hombre debe ser -semejante a Dios y señor del universo. (ii) Nos muestra el estado actual del hombre -la frustración en vez del señorío, el fracaso en vez de la gloria. (iii) Nos muestra cómo se puede cambiar lo actual por lo ideal por medio de Jesucristo. El autor de Hebreos ve en Cristo al Que, por Sus sufrimientos y Su gloria, puede hacer al hombre lo que era el propósito original de Dios, que sin Cristo jamás hubiera podido ser.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

La humillación y exaltación del Hijo

Habiendo indicado que el mensaje del Hijo se refiere a la salvación, el autor prosigue en esta sección explicando cómo fue alcanzada la salvación y qué significa para nosotros. El tema de la entronización de Cristo y su dominio celestial se toma de nuevo y se nos muestra por qué el Hijo por un tiempo tenía que ser menor que los ángeles antes de ser coronado de gloria y de honra. El Sal. 8:4-6 es el texto clave, aunque se usan otras tres citas del AT como apoyo (cf. 2:12, 13). Jesús es el hombre que “cumple” el Sal. 8, padeciendo la muerte y siendo exaltado a la diestra de Dios. Luego Heb. analiza las implicaciones de este “perfeccionamiento” de Cristo para nosotros (2:10-16). El Hijo tuvo que compartir nuestra humanidad, sufrir y morir, para que pudiéramos compartir su gloria. En 2:17, 19 esta enseñanza vuelve a expresarse haciendo referencia al llamado al Hijo para ser “un sumo sacerdote misericordioso y fiel”.

5 El mundo venidero recuerda la esperanza de Israel de una era futura de gloria, involucrando la renovación de la creación o el establecimiento de “nuevos cielos y nueva tierra” (p. ej. Isa. 65:17-25), a veces asociado específicamente con la obra del Mesías (p. ej. Isa. 11:1-9). En otra parte, Heb. habla sobre el prometido “descanso” de Dios (4:1-11), la esperanza de “una patria mejor” (11:16) o “una ciudad permanente” (13:14). Estas diversas imágenes se usan para describir el nuevo orden mundial, que estará sujeto al Hijo de Dios y no … a los ángeles (cf. 1:13). Sin embargo, Heb. da a entender que la edad venidera ya ha sido establecida por la entronización de Cristo a la diestra de Dios. Sus beneficios son experimentados por adelantado por los creyentes (p. ej. 2:4; 6:4-6; 12:22-24), mientras esperan el regreso de Cristo para introducirlos al pleno gozo de la salvación que ya ha ganado para ellos (p. ej. 9:28; 10:36-39).

6-8 El Sal. 8:4-6 se cita para explicar cómo el Hijo obtuvo el dominio mesiánico. En su contexto original, estos versículos celebran la posición exaltada de los seres humanos en la creación de Dios. Sin embargo, el salmista habla en términos ideales, dado que el pecado, la muerte y el demonio nos impiden ejercer el dominio en este mundo como Dios quería (cf. Gén 1:26-31 y 3:13-19). El dominio completo se promete al Mesías en el Sal. 110:1 y Heb. toma ese pasaje como una clave para el significado definitivo y la aplicación del Sal. 8:4-6. El papel del Hijo es el de cumplir el destino de la raza humana. Pero ahora no vemos todavía todas las cosas sujetas a él. ¿Cómo podemos estar seguros de que el mundo venidero le estará sujeto?

9 El autor usa por poco tiempo fue hecho menor que los ángeles como una referencia de la humillación del Hijo de Dios, experimentada cuando vino a compartir plenamente nuestra humanidad (cf. 2:14-18). Note la introducción del nombre humano Jesús en este punto del argumento. Coronado de gloria y honra se refiere a la exaltación celestial que él experimentó por el padecimiento de la muerte. La ascensión del Mesías crucificado a la diestra de Dios es la certeza de que Dios finalmente someterá todas las cosas “debajo de sus pies”. La muerte fue el camino para esa gloria para él pero, por la gracia de Dios, también es el medio de salvación para nosotros. Los versículos siguientes continúan con la explicación de lo que significa para él que gustase (experimentara) la muerte por todos.

10 El plan de Dios para la humanidad fue cumplido por medio de un hombre, Jesucristo (cf. Rom. 5:12-21). Aquello convenía a Dios en grado sumo, como quien había creado todas las cosas para sus propios propósitos, pues así podía conducir a muchos hijos a la gloria. Jesús es la cabeza de una gran multitud, destinada a compartir su honor y gloria. Se los designa de diversas maneras en este pasaje como hijos (vv. 10, 13), hermanos (vv. 11, 12) y descendencia de Abraham (v. 16). Jesús es el Autor (gr. archegon, como en 12:2) de la salvación, o quizá más adecuadamente “el pionero” (Besson, “jefe”; BJ, “el que iba a guiarlos”). Ciertamente realizó algo único en beneficio de otros (v. 9) y es llamado correctamente “Autor de eterna salvación” en 5:9. Pero el escritor también quiere subrayar que en algunos aspectos Jesús es el líder que actuó como quien abre el camino para que otros sigan (cf. 6:20; 12:1-3). Tres veces se nos dice que fue hecho perfecto (gr. teleiosai, 5:9; 7:28). No ha habido aspecto en el cual él haya sido moralmente imperfecto, pero por medio de su sufrimiento y tentación, su muerte y exaltación celestial, fue “calificado” o “hecho plenamente adecuado” como salvador de su pueblo. Las implicaciones de esta profunda enseñanza se clarificarán a medida que progresa la argumentación.

11-13 Como salvador “perfeccionado”, Jesús santifica o “consagra” un pueblo para Dios (cf. 10:10, 14, 29; 13:12). Heb. usa tres pasajes del AT para mostrar cómo ocurre esto. El Sal. 22:22 habla sobre la proclamación de la liberación de Dios por alguien que había experimentado terribles sufrimientos y rechazo. Estas palabras se aplican en grado sumo a Jesús como Señor resucitado y ascendido, proclamando la victoria alcanzada por medio de su muerte. Al hacerlo, reúne a su alrededor y sostiene la congregación o iglesia de sus hermanos espirituales (v. 12). Isa. 8:16-18 habla acerca de Isaías y sus discípulos como unidos por su confianza en Dios, por lo que se convierten en señales y símbolos al Israel incrédulo. Heb. toma una frase de Isa. 8:17 (Yo pondré mi confianza en él) como un indicador de la fiel confianza de Jesús en el Padre para cumplir su ministerio terrenal (v. 13). Isa. 8:18 se usa entonces para identificar a la iglesia como los hijos dados a Jesús por Dios. Su perseverancia en la fe, aun al extremo de la muerte, hace posible que ellos tengan fe. La fe unifica a la familia de Cristo en uno.

14-16 Para alcanzar la salvación de sus hijos y para atraerlos a sí mismo como la comunidad de la fe, el Hijo tuvo que compartir plenamente su humanidad (carne y sangre). El propósito de esta encarnación (el llegar a ser humano) fue que él pudiera morir y destruir por medio de la muerte al que tenía el dominio sobre la muerte (éste es el diablo). Esto recuerda la enseñanza de Gén. 3 sobre el papel de Satanás en la rebelión de la humanidad contra Dios y la imposición de la muerte como castigo divino por el pecado. Heb. indica que el demonio sigue manteniendo a la gente en esclavitud a causa de su temor de la muerte (v. 15). Sólo podemos ser liberados del poder de Satanás para servir a Dios por el perdón o la limpieza hecha posible por la muerte de Jesús (cf. 9:14, 15, 27, 28; 10:19-22). El quita el temor del juicio y la condenación de aquellos que confían en él y les da la seguridad de la vida en el mundo venidero. El autor concluye su extendida comparación entre Cristo y los ángeles al fin cuando dice que ciertamente él no tomó para sí a los ángeles, sino a la descendencia de Abraham (v. 16). La última expresión no se refiere a la humanidad en general, ni al Israel nacional en particular, sino a todos los que se han aferrado de la esperanza ofrecida a nosotros en Jesús, que son los herederos de la promesa a Abraham (6:17, 18).

17, 18 El título de sumo sacerdote se da a Jesús, por primera vez, cuando el autor anuncia el tema de la división principal siguiente de su obra (3:1-5:10). La primera mención del sacerdocio de Jesús está relacionada muy estrechamente con la enseñanza de que en todo fuese hecho semejante a sus hermanos (v. 17). Sólo porque compartió nuestra naturaleza, experimentó la flaqueza humana y padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados (v. 18). Sin embargo, el clímax de su padecimiento terrenal fue su muerte, por medio de la cual pudo expiar los pecados del pueblo (v. 17). Esta expresión es la primera indicación de que Jesús cumplió el papel de sumo sacerdote en el día anual de expiación (cf. Lev. 16), ofreciendo un sacrificio para limpiar a su pueblo de la contaminación del pecado y aplacar la ira de Dios (cf. 7:27; 9:11, 12, 24-26; 10:1-14).

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

NOTAS

(1) “Tierra habitada.” Lit.: “habitada”. Gr.: oi·kou·mé·nen, fem. sing., refiriéndose a la tierra; lat.: ór·bem tér·rae, “círculo de la tierra”. Compárese con Isa 13:11, n: “Productiva”.

REFERENCIAS CRUZADAS

m 45 Isa 11:9; Hch 17:31; 2Pe 3:13

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

no sujetó a los ángeles el mundo venidero. Jesucristo, y no los ángeles, reinará en el reino venidero (Mt 25:31– 32; Ap 3:21; 20:4, 6).

Fuente: La Biblia de las Américas

5 (1) Lit, la tierra habitada que está por venir. Es decir, la tierra que llegará a ser el reino del Señor en la era venidera ( Sal_2:8 ; Dan_2:35 ; Rev_11:15).

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

el mundo venidero. Lit., la tierra habitada venidera (como en Luc 2:1). Es una referencia al reino milenial en la tierra, el cual no será gobernado por ángeles, sino por Cristo y sus redimidos.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

Lit., la tierra habitada venidera

Fuente: La Biblia de las Américas

2:5-18 El Hijo de Dios: Su Humillación y Exaltación

Al haber explicado que el mensaje del hijo de Dios es la salvación, el curso de esta sección se encamina hacia la explicación del como hemos logrado alcanzar esta salvación. Nuevamente se ocupa del tema de la autoridad celestial del Hijo de Dios en el trono y de la razón por la cual tenía que ser temporalmente un poco menor que los ángeles para ser luego coronado de gloria y de honra. Es usado el Salmo 8:4–6 para señalar que Jesús es el hombre que encaja perfectamente en el cumplimiento del Salmo 8, al sufrir la muerte para ser posteriormente exaltado a la diestra de Dios. Siendo perfeccionado (2:10–16). Al compartir nuestra humanidad, el Hijo de Dios ha hecho posible nuestra gloría futura en los cielos.

5. El mundo venidero: Varias imágenes son usadas para referir al nuevo orden que a futuro le estará sujeto al Hijo de Dios: Cielos y tierra nuevos (Isaías 65:17-25) , el descanso de Dios (Hebreos 4:1-11), una patria celestial mejor (Hebreos 11:16), una ciudad permanente (Hebreos 13:14) entre otras; Este nuevo mundo venidero le estará sujeto sólo a él, el Hijo de Dios, no así a sus ángeles (1:13). Aunque es una visión futura, el autor deja en claro que este orden venidero ya ha sido establecido por el haber ascendido Cristo al trono, a la diestra de Dios, a su regreso, nos trasladará a él.

6–8 El Salmo 8:4–6 es usado para ofrecer una explicación de la obtención del reinado mesiánico por parte del Hijo de Dios.

6–8 El Salmo 8:4–6 es citado para explicar cómo el Hijo obtuvo su dominio mesiánico.

9. Al señalar que fue temporalmente hecho menor que los ángeles, el autor hace referencia a la humillación del Hijo de Dios al hacerse voluntariamente participante de nuestra naturaleza humana (2:14–18).
Por el padecimiento de la muerte, el Hijo de Dios fue exaltado a la gloría celestial y en consecuencia “coronado de gloria y honra”.

10 El propósito eterno de Dios para la salvación del hombre fue ejecutado por medio de su Hijo Jesucristo (Romanos. 5:12–21). A través suyo los demás seres humanos hemos sido conducidos a la gloria que ha de ser manifestada (2: 10 -16).

El Autor de la salvación de ellos es Jesús (gr. archegon, usado en 12:2), más acertadamente se puede señalar a Jesús como al pionero o a el precursor (Besson, “jefe”; “un guía”). El autor de eterna salvación” en 5:9. Un precursor que lideró en la apertura del camino que deben ellos seguir (6:20; 12:1–3).

Moralmente perfecto (gr. teleiosai, 5:9; 7:28). Mediante el padecimiento de su muerte sacrificial el Hijo de Dios fue hecho apto para venir a ser el salvador del género humano.
11–13 Al ser perfeccionado, Jesús a su vez santificó a un pueblo para Dios y para sí (10:10, 14, 29; 13:12).
14–16 Para el logro de la salvación de sus hijos, el Hijo de Dios fue hecho participe de carne y sangre. Mediante su encarnación y muerte sacrificial, Jesús destruyó al que tenía el imperio (dominio) sobre la muerte, es decir al diablo. Por medio de él hemos sido liberados del poder de la muerte (9:14, 15, 27, 28; 10:19–22). Finalmente es expresado que él no tomó para sí a los ángeles, sino a la descendencia de Abraham (v. 16). Lo anterior no hace referencia a la humanidad en general, ni a la nación literal de Israel, sino mas bien a todos quienes le hemos aceptado como al autor de nuestra salvación, a quienes por la fe hemos alcanzado las promesas hechas por Dios a Abraham (6:17, 18).

2.18 La experiencia de la tentación fue una situación frente a la cual Jesús el Hijo de Dios salió avante, tenemos confianza en su comprensión frente a nuestras situaciones de tentación en razón de su participación de nuestra humanidad (4.15), así, Él nos ayudará a superarlas con buen éxito (I Corintios 10:13).

Fuente: Comentario sobre Hebreos