Comentario de Hechos 10:17 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Mientras Pedro estaba perplejo dentro de sí acerca de lo que pudiera ser la visión que había visto, he aquí los hombres enviados por Cornelio, habiendo preguntado por la casa de Simón, llegaron a la puerta.
10:17 — Y mientras Pedro estaba perplejo dentro de sí sobre lo que significaría la visión que había visto, — Imagínese la perplejidad de Pedro: ¡una visión celestial le dice que debe hacer algo que en toda la vida no había hecho! Pronto había de entender la relación entre el comer la carne de animales inmundos y la predicación a los gentiles (ver. 28, 34, 35). En otra ocasión Jesús le dijo: «Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después» (Jua 13:5-7); así fue en esta ocasión: «estaba perplejo» pero pronto entendería el significado de la visión. — he aquí los hombres que habían sido enviados por Cornelio, los cuales, preguntando por la casa de Simón, llegaron a la puerta. — Todo esto fue dirigido por Dios quien hizo llegar a estos hombres en el momento en que tenía preparado a Pedro. Compárese 8:26, 27, el encuentro de Felipe y el eunuco. La llegada de estos mensajeros de Cornelio explicará el propósito de la visión acerca de lo inmundo que Dios había limpiado.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
mientras Pedro estaba perplejo. Hch 10:19; Hch 2:12; Hch 5:24; Hch 25:20; Jua 13:12; 1Pe 1:11.
he aquí los hombres. Hch 10:7-18; Hch 9:43.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
se fue con ellos: Aunque Pedro escogió viajar en público con tres gentiles, que venían de parte de Cornelio, también fue cauteloso al llevar con él a seis hermanos judíos (Hch 11:12) como testigos. De este modo, tendría el doble de los testigos que requiere la Ley (Deu 19:15) en caso de que se pusiera en duda su reputación por entrar en la casa de un gentil (Hch 11:2, Hch 11:3).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
10:17 — Y mientras Pedro estaba perplejo dentro de sí sobre lo que significaría la visión que había visto, — Imagínese la perplejidad de Pedro: ¡una visión celestial le dice que debe hacer algo que en toda la vida no había hecho! Pronto había de entender la relación entre el comer la carne de animales inmundos y la predicación a los gentiles (ver. 28, 34, 35). En otra ocasión Jesús le dijo: «Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después» (Jua 13:5-7); así fue en esta ocasión: «estaba perplejo» pero pronto entendería el significado de la visión.
— he aquí los hombres que habían sido enviados por Cornelio, los cuales, preguntando por la casa de Simón, llegaron a la puerta. — Todo esto fue dirigido por Dios quien hizo llegar a estos hombres en el momento en que tenía preparado a Pedro. Compárese 8:26, 27, el encuentro de Felipe y el eunuco. La llegada de estos mensajeros de Cornelio explicará el propósito de la visión acerca de lo inmundo que Dios había limpiado.
Fuente: Notas Reeves-Partain
EL ENCUENTRO DE PEDRO Y CORNELIO
Hechos 10:17-33
Pedro se quedó hecho un lío sin saber lo que querría decir aquella visión; pero entonces llegaron a la puerta los hombres que había mandado Cornelio, que habían venido preguntando por la casa de Simón; y preguntaron en voz alta si estaba parando allí un cierto Simón al que también llamaban Pedro. Cuando Pedro estaba pensando en lo que querría decir la visión, el Espíritu le dijo: «Hay tres hombres preguntando por ti. Anda, baja, y no tengas reparo de ir con ellos; porque soy Yo quien te los he mandado.»
Así es que Pedro bajó de la azotea y les dijo a los hombres:
-Yo soy el que buscáis. ¿Qué os trae por aquí?
-Un santo ángel le ha dado instrucciones al centurión Cornelio, que es un hombre bueno y temeroso de Dios y al que estima todo el pueblo judío, que te mande a buscar para que vayas a su casa, y que preste atención a lo que tú le vas a decir.
Pedro les dijo que entraran y que fueran sus huéspedes; y al día siguiente se marchó con ellos y con algunos miembros de la iglesia de Jope que los acompañaron. Y después de un día de viaje entraron en Cesarea, donde los estaba esperando Cornelio, que había invitado a sus amigos íntimos y a sus parientes.
Cuando Pedro estaba a punto de entrar en la casa, salió Comelio a recibirle, y se arrodilló a sus pies como si le considerara un ser sobrenatural. Pero Pedro le hizo levantarse, y le dijo:
-¡Levántate, que yo no soy más que un ser humano como tú!
Luego entró hablando con él, y se encontró con aquella nutrida concurrencia.
-Vosotros sabéis muy bien -empezó a decirles Pedro- que la Ley le prohibe a un judío el tener contacto con un extranjero o ir a visitarle. Pero Dios me ha mostrado a mí que no debo considerar impuro o inmundo a ningún ser humano. Por eso he venido sin discutir cuando habéis mandado a buscarme. Y ahora os pregunto: ¿Para que me habéis llamado?
-Hace exactamente cuatro días a esta hora -le contestó Cornelio- que estaba yo orando en mi casa a las tres de la tarde, cuando se me presentó un varón con ropa resplandeciente, que me dijo: «Comelio, Dios ha escuchado tu oración, y se ha fijado en tus obras de caridad. Manda mensajeros a Jope, e invita a un cierto Simón al que llaman Pedro para que venga a verte. Está alojado en casa del curtidor Simón, que vive ala orilla del Marcos» Entonces te mandé a buscar sin pérdida de tiempo, y has sido muy amable en venir. Así es que nos hemos reunido aquí en la presencia de Dios para escuchar todo lo que el Señor te ha instruido que nos digas.
En este pasaje suceden cosas extraordinarias. Recordemos una vez más que los judíos creían que los demás pueblos estaban fuera de la misericordia de Dios. Un judío verdaderamente estricto no tenía contacto con un gentil, ni aun con un judío que no cumpliera la ley tradicional. Especialmente, jamás tendría como huésped o sería el huésped de un hombre que no cumpliera la Ley. Recordando eso, fijémonos en lo que hizo Pedro. Cuando los emisarios de Cornelio estaban a la puerta -y, conociendo las normas de los judíos, no pasaron de la puerta-, Pedro los invitó a entrar y les dio hospitalidad (23). Cuando Pedro llegó a Cesarea, Cornelio le salió a recibir a la puerta, sin duda preguntándose si Pedro atravesaría el umbral; y Pedro entró (versículo 27). De la manera más maravillosa, las barreras empiezan a venirse abajo.
Eso es típico de la obra de Cristo. Un misionero nos relata que una vez estaba haciendo un culto de comunión en África. A su lado estaba sentado como anciano un jefe de edad de los ngoni que se llamaba Manlyheart, » corazón viril». El anciano jefe recordaba los días cuando los jóvenes guerreros ngoni habían dejado tras su paso una estela de poblados incendiados y devastados, y habían vuelto a casa con las lanzas teñidas de sangre, y con las mujeres de sus enemigos como botín. ¿Y cuáles eran las tribus que habían asolado? Las de los senga y los tumbuka. ¿Y quiénes estaban participando de aquel culto de comunión? Los ngoni, los senga y los tumbuka formaban aquella congregación ahora que el amor de Cristo les había hecho olvidar sus enemistades ancestrales. En los primeros días de la Iglesia el Evangelio quitaba las barreras. Todavía sucede cuando se le ofrece la oportunidad.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
REFERENCIAS CRUZADAS
w 545 Hch 11:11
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
estaba perplejo. La visión celestial claramente contradecía la ley.
Fuente: La Biblia de las Américas
17 super (1) Véase la nota 10 super (3)
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
R940 Aquí el contexto indica duda y perplejidad en la pregunta indirecta con ἄν y el verbo optativo (comp. Hch 5:24): en cuanto a qué podría significar la visión.
B154 El participio de perfecto significa: los hombres que habían sido enviados.