Comentario de Hechos 1:5 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
porque Juan, a la verdad, bautizó en agua, pero vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo después de no muchos días.”
1:5 — Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo — Esta es la promesa de la cual habló Juan. Luc 3:16, «respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo… él os bautizará en Espíritu Santo y fuego». Cristo repitió esta promesa y dijo que era para los apóstoles, Hch 1:2; Hch 1:5. Jesús les había dado esta misma promesa en Jua 14:26; Jua 15:26; Jua 16:7-14. Se cumplió la promesa el día de Pentecostés, Hch 2:1-4; Hch 2:33. Después de su resurrección, Jesús estuvo con sus apóstoles y otros discípulos durante cuarenta días, y diez días después de su ascensión llegó el día de Pentecostés.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Juan bautizó con agua. Hch 11:15; Hch 19:4; Mat 3:11; Luc 3:16; Jua 1:31; 1Co 12:13; Tit 3:5.
mas vosotros seréis bautizados. Hch 2:1-4, Hch 2:16-21; Hch 10:45; Hch 11:15; Joe 2:28-32; Joe 3:18.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo: El tiempo pasivo de este verbo indica que el bautismo no depende de nuestros esfuerzos por obtener la promesa, sino de la voluntad de Dios. El futuro simple muestra que hay certeza y seguridad en la promesa. La palabra griega que se traduce bautizados quiere decir «sumergir» o «zambullir». También connota la idea de identificarse con algo o alguien. El bautismo en el Espíritu da a entender que somos puestos en unión espiritual unos con otros en el Cuerpo de Jesucristo, la Iglesia (1Co 12:12, 1Co 12:13).
EN PROFUNDIDAD
Gran estrategia
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Un evangelio mundial
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Cuando habló en el Monte de los Olivos en Betania (Hch 1:4, Hch 1:12), Jesús nos mostró un panorama que involucraría a todo el mundo (Hch 1:8). Comenzó por señalar el punto de partida del evangelio: Jerusalén, como tres kilómetro al oeste. Desde allí, se expandiría por toda la región circundante (Judea) junto con su enajenado primo del norte (Samaria). Con el tiempo, llegaría a todo el mundo (pese a que la multitud en Hch 1:1-26 posiblemente entendió que «lo último de la tierra» se refería a la totalidad del Imperio Romano.
El mandato de Jesús nos resulta admirable en la actualidad; pero, probablemente se encontró con menos entusiasmo en aquel entonces. Todos los lugares que se mencionan constituían problemas y peligros, tanto reales como imaginarios. Los judíos, que eran la mayoría de los oyentes de Jesús, representaban una pequeña minoría en el enorme Imperio Romano.
En efecto, la mayoría de los apóstoles provenían de la región de Galilea, al norte de Samaria. Los galileos debían soportar las burlas de sus hermanos judíos de Judea, en especial, de los de Jerusalén, quienes se consideraban más puros y ortodoxos y menos contaminados con influencias extranjeras. Se mofaban de la región del lago denominándola «Galilea de los gentiles». Ni siquiera soportaban el acento de Galilea.
Jerusalén
Jerusalén no era el hogar de los apóstoles, pero era la ciudad clave de Judea porque era el centro político, religioso, económico y cultural. La crucifixión de Jesús recién ocurrió en esta ciudad. Los líderes aún estaban empecinados en aplastar lo que quedaba de su movimiento.
Pero Jesús les dijo que comenzaran su ministerio en este lugar, donde reinaba gran hostilidad e intimidación. Ellos se deben de haber sorprendido: ¿Cómo los protegería de la inevitable oposición con que se encontrarían? ¿Tendrían que sufrir el mismo terrible fin que Él tuvo?
Judea y Samaria
La relación de Jerusalén con Judea era la de un centro urbano con una provincia. Si penetraba en la ciudad, el evangelio también llegaría a los alrededores de la ciudad.
Sin embargo, Jesús fue cuidadoso al ligar Judea con Samaria, su primo del norte. Las dos naciones sostenían una dura rivalidad desde los principios del siglo octavo a.C. cuando los asirios colonizaron Samaria, y se casaron con los israelitas, hecho que «corrompió» la raza. Judea, que significa «judío», se consideraban a sí mismo la cuna del judaísmo puro por lo que veía a Samaria con desprecio. Tal como Juan lo señala en el relato de la mujer en el pozo de Sicar «judíos y samaritanos no se tratan entre sí» (Jua 4:9).
Al llegar a Judea con el evangelio, los apóstoles galileos deberían sortear las barreras del orgullo regional y de la arrogancia cultural. Pero al moverse a Samaria, tendrían que superar prejuicios arraigados durante mucho tiempo.
Lo último de la tierra
El hablar de la extensión del evangelio hasta «lo último de la tierra» comprendía la eventual incorporación de los gentiles; el último sobresalto para los apóstoles. En sus mentes, el mundo estaba dividido en judíos y no judíos (gentiles o «extranjeros»). Los judíos extremadamente ortodoxos no tenían ninguna relación con los gentiles. Hasta los judíos, como los apóstoles, que crecieron junto a los gentiles, evitaban al máximo el contacto con ellos.
Para extender el evangelio hasta los gentiles, entonces, los seguidores de Jesús tendrían que superar siglos de prejuicios raciales, religiosos y culturales y derribar muros de separación firmes y consolidados. En la práctica ellos lo lograron, pero no sin grandes conflictos y tensiones.
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Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
CON [EN] EL ESPIRITU SANTO. La preposición «con» es la traducción del vocablo griego en y es con frecuencia traducido como «en». Muchos prefieren la traducción «seréis bautizados en el Espíritu Santo». Del mismo modo, «bautizó con agua» puede traducirse «bautizó en agua». Jesucristo mismo es quien bautiza a sus creyentes en el Espíritu Santo.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
ARTÍCULO
El bautismo en el Espíritu Santo
Hch 1:5
Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.
Una de las doctrinas cardinales de las Escrituras es el bautismo en el Espíritu Santo (véase Hch 1:4, nota sobre «bautismo en» en lugar de «bautismo con» el Espíritu Santo). Con respecto al bautismo en el Espíritu Santo, la Palabra de Dios enseña lo siguiente:
(1) El bautismo en el Espíritu es para todos los que profesen la fe en Cristo, hayan nacido de nuevo y hayan recibido la presencia del Espíritu.
(2) Uno de los propósitos primordiales de Cristo en su misión terrenal fue bautizar a sus seguidores en el Espíritu Santo (Mat 3:11; Mar 1:8; Luc 3:16; Jua 1:33). Él les ordenó a sus discípulos que no comenzaran a testificar hasta que fueran bautizados en el Espíritu Santo e «investidos de poder desde lo alto» (Luc 24:49; Hch 1:4-5; Hch 1:8). Jesucristo no comenzó su ministerio hasta que Dios lo «ungió con el Espíritu Santo y con poder» (Hch 10:38; cf. Luc 4:1; Luc 4:18).
(3) El bautismo en el Espíritu Santo es una obra del Espíritu diferente y aparte de su obra de regeneración. Así como la obra santificadora del Espíritu es una obra distinta que complementa su obra regeneradora, también el bautismo en el Espíritu complementa la obra regeneradora y santificadora del Espíritu. El día de su resurrección Cristo sopló sobre sus discípulos y dijo: «Recibid el Espíritu Santo» (Jua 20:22), indicando que los regeneraba y les daba vida nueva (véase el ARTÍCULO LA REGENERACION DE LOS DISCIPULOS, P. 1491. [Jua 20:22]). Más tarde les dijo que también debían ser «investidos de poder» por el Espíritu Santo (Luc 24:49; cf. Hch 1:5; Hch 1:8). Para los discípulos fue claramente una experiencia posterior a la regeneración (véase Hch 11:17, nota). Una persona puede ser regenerada y tener el Espíritu Santo, y todavía no ser bautizada en el Espíritu Santo (véase Hch 19:6, nota).
(4) Ser bautizado en el Espíritu significa ser lleno del Espíritu (cf. Hch 1:5; Hch 2:4). Sin embargo, ese bautismo ocurrió sólo a partir del día de Pentecostés. Con respecto a los que fueron llenos del Espíritu antes de ese día (e.g., Luc 1:15; Luc 1:67), Lucas no emplea la expresión «bautizado en el Espíritu Santo». Eso ocurriría solo después de la ascensión de Cristo (Luc 24:49-51; Jua 16:7-14; Hch 1:4).
(5) En el libro de Hechos, el hablar en lenguas según el Espíritu faculta para hacerlo, es la señal inicial visible que acompaña al bautismo en el Espíritu Santo (Hch 2:4; Hch 10:45-46; Hch 19:6). El bautismo en el Espíritu Santo esta tan ligado a la manifestación externa de hablar en lenguas que esta se debe considerar normativa cuando se recibe tal bautismo (véase el ARTÍCULO EL HABLAR EN LENGUAS, P. 1511. [Hch 2:4]).
(6) El bautismo en el Espíritu Santo producirá el valor personal y el poder del Espíritu en la vida del creyente para hacer hazañas en el nombre de Cristo y darle eficacia a su testimonio y predicación (cf. Hch 1:8; Hch 2:14-41; Hch 4:31; Hch 6:8; Rom 15:18-19; 1Co 2:4). Ese poder no es una fuerza impersonal, sino una manifestación del Espíritu Santo mediante la cual están presentes con su pueblo Jesucristo, su gloria y sus obras (Jua 14:16-18; Jua 16:14; 1Co 12:7).
(7) Otros resultados de un genuino bautismo en el Espíritu Santo son:
(a) las declaraciones proféticas y de alabanza (Hch 2:4; Hch 2:17; Hch 10:46; 1Co 14:2);
(b) mayor sensibilidad al pecado que aflige al Espíritu Santo, mayor búsqueda de la justicia y conciencia más profunda del juicio de Dios contra la impiedad (véanse Jua 16:8, nota; Hch 1:8, nota);
(c) la vida que glorifica a Jesucristo (Jua 16:13-14; Hch 4:33);
(d) nuevas visiones (Hch 2:17);
(e) la manifestación de los diversos dones del Espíritu (1Co 12:4-10);
(f) mayor deseo de orar (Hch 2:41-42; Hch 3:1; Hch 4:23-31; Hch 6:4; Hch 10:9; Rom 8:26);
(g) amor y entendimiento más profundos de la Palabra de Dios (Jua 16:13; Hch 2:42); y
(h) el conocimiento creciente de Dios como Padre del creyente (Hch 1:4; Rom 8:15; Gál 4:6).
(8) La Palabra de Dios menciona varias condiciones por las cuales se da el bautismo en el Espíritu Santo,
(a) Hay que aceptar por la fe a Jesucristo como Señor y Salvador y apartarse del pecado y del mundo (Hch 2:38-40; Hch 8:12-17). Eso implica la sumisión de la voluntad a Dios («a los que le obedecen», Hch 5:32). Es preciso apartarse de lo que ofende a Dios antes de poder ser «instrumento para honra, santificado, útil al Señor» (2Ti 2:21).
(b) Se tiene que desear la plenitud. Los creyentes deben tener un profundo anhelo por el bautismo en el Espíritu (Jua 7:37-39; cf. Isa 44:3; Mat 5:6; Mat 6:33).
(c) Con frecuencia se recibe este bautismo en respuesta a la oración (Luc 11:13; Hch 1:14; Hch 2:1-4; Hch 4:31; Hch 8:15; Hch 8:17).
(d) Es preciso esperar que Dios cumplirá la promesa de bautizar en el Espíritu Santo (Mar 11:24; Hch 1:4-5).
(9) El bautismo en el Espíritu Santo se mantiene en la vida del creyente mediante la oración (Hch 4:31), el testimonio (Hch 4:31; Hch 4:33), la adoración en el Espíritu (Efe 5:18-19) y la vida santificada (véanse Efe 5:18, notas). Por poderosa que sea la venida inicial del Espíritu Santo al creyente, si no se manifiesta en la vida de oración, testimonio y santidad, pronto la experiencia se convertirá en una gloria decadente.
(10) El bautismo en el Espíritu ocurre solo una vez en la vida del creyente e indica su consagración a la obra de Dios de dar testimonio con poder y con justicia. La Biblia enseña que puede experimentar de nuevo la plenitud del Espíritu Santo después de su bautismo inicial en el Espíritu, es decir, que puede ser lleno del Espíritu vez tras vez (véase Hch 4:31; nota; cf. Hch 2:4; Hch 4:8; Hch 4:31; Hch 13:9; Efe 5:18). Así que el bautismo en el Espíritu lleva al creyente a una relación con el Espíritu que ha de renovarse (Hch 4:31) y mantenerse constantemente (Efe 5:18).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Juan … bautizó con agua. Vea la nota sobre Hch 2:38. bautizados con el Espíritu Santo. Los apóstoles tuvieron que esperar hasta el día de Pentecostés, pero desde aquel entonces todos los creyentes son bautizados con el Espíritu Santo al ser salvos (vea la nota sobre 1Co 12:13; cp. Rom 8:9; 1Co 6:19-20; Tit 3:5-6). dentro de no muchos días. La promesa de Dios se cumplió diez días después.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
1:5 — Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo — Esta es la promesa de la cual habló Juan. Luc 3:16, «respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo… él os bautizará en Espíritu Santo y fuego». Cristo repitió esta promesa y dijo que era para los apóstoles, Hch 1:2; Hch 1:5.
Jesús les había dado esta misma promesa en Jua 14:26; Jua 15:26; Jua 16:7-14. Se cumplió la promesa el día de Pentecostés, Hch 2:1-4; Hch 2:33. Después de su resurrección, Jesús estuvo con sus apóstoles y otros discípulos durante cuarenta días, y diez días después de su ascensión llegó el día de Pentecostés.
El bautismo con el Espíritu Santo no era un mandamiento, sino una promesa: «la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí» (1:4). El bautismo en agua es un mandamiento, pero el bautismo con el Espíritu Santo nunca fue mandado.
¿A quiénes se prometió el Espíritu Santo? Dice Jesús, «vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo» (1:4). El pronombre «vosotros» se refiere a los apóstoles. Obsérvese que el ver. 2 dice, «a los apóstoles», y que el ver. 4 dice, «estando juntos». Es obvio que esta promesa fue hecha por Jesús a los apóstoles.
Mat 10:1 habla de «sus doce discípulos», a los cuales El dice en los vers. 19, 20, «en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros».
Por lo tanto, esta promesa no fue hecha a todos los discípulos, sino solamente a los doce apóstoles. Es importante estudiar el contexto para saber quién habla y a quién se dirige.
— dentro de no muchos días. — El poder vino el día de Pentecostés, Hch 2:1-4. Dice el ver. 3, «apareciéndoseles durante cuarenta días». Dice Lev 23:15-16, «Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán. Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová». Este texto se refiere al día de Pentecostés.
Por lo tanto, la expresión «dentro de no muchos días» significa que el Espíritu Santo vendría en diez días (o sea, en el día de Pentecostés).
Fuente: Notas Reeves-Partain
Ver Hch 11:16; Luc 13:16 y par.; Jua 1:33.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
i 8 Joe 2:28; Mat 3:11; Mar 1:8
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
5 (1) Véanse las notas 6 (1) de Mt 3 y 8 (1) de Mr 1.
5 (2) Esto se efectuó en dos partes: (1) todos los creyentes judíos fueron bautizados en el Espíritu Santo el día de Pentecostés (2:4); y (2) todos los creyentes gentiles fueron bautizados en la casa de Cornelio (10:44-47; 11:15-17). En estas dos partes todos los verdaderos creyentes de Cristo fueron bautizados en el Espíritu Santo y puestos así en el Cuerpo de Cristo una vez y para siempre umversalmente ( 1Co_12:13 y la nota 1).
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
bautizados con el Espíritu Santo. Esta promesa se cumplió primeramente el día de Pentecostés (cp. Hch 11:15-16) y afecta a todo creyente uniéndole al cuerpo de Cristo (1Co 12:13). Véanse notas en Mat 3:11.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
en el Espíritu Santo… → Jua 1:33; Mat 3:11; Mar 1:8; Luc 3:16.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
R389 El dativo ὕδατι puede tener un sentido locativo o intrumental con βαπτίζω (intrumental -T240, bautizar con -BD195; comp. el v. 2).
R418 En este versículo, el verbo aparece entre el sustantivo y el adjetivo (ἐν πνεύματι βαπτισθήσεσθε ἁγίῳ) para dar unidad a la cláusula.
M60 y sig. Se debate si οὐ μετὰ πολλὰς ταύτας ἡμέρας es un latinismo, caso en el cual μετά se usa con un sentido adverbial absoluto; si es así, o es un latinismo vulgar, o algo más deliberado (ya que se usa con una lítote [figura retórica que consiste en decir menos de lo que se quiere expresar] característico de Lucas; es el único caso que aparece en los primeros capítulos de Hechos); o la otra alternativa: ¿Es esto un arameísmo? (en οὐ μετὰ πολλὰς ταύτας ἡμέρας, el negativo invierte el significado de πολλάς; así que el significado es: después de estos pocos días -T193). [Editor. Una característica de los escritos de Lucas es el uso de οὐ con el adjetivo o el adverbio (comp. Luc 7:6; Luc 15:13; Hch 20:12; Hch 27:14 y 27), lo cual destaca la idea opuesta a la presentada por el adjetivo o adverbio. En este versículo, Lucas usa esta expresión para hacer conmovedora la brevedad del tiempo. Lucas pudo haber adquirido esta característica por influencia aramea.]
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
O, en
Lit., no mucho después de estos días
Fuente: La Biblia de las Américas
con agua g Mar 1:8.
1.5 g Mat 3:11; Mar 1:8; Luc 3:16; Jua 1:33.