Biblia

Comentario de Hechos 16:34 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Hechos 16:34 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Les hizo entrar en su casa, les puso la mesa y se regocijó de que con toda su casa había creído en Dios.

16:34

— Y llevándolos a su casa, les puso la mesa. — ¿Hacía cuánto tiempo que estarían en ayunos? No tenían alguna fuerza sobrenatural para soportar tales desvelos y ayunos, sino que sufrieron como hombres. 2Co 11:27, «en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos»; este lenguaje bien describe el sufrimiento de Pablo y Silas en la cárcel de Filipos.

Pablo y Silas le habían dado comida espiritual y ahora el carcelero les da comida física. Solamente el evangelio glorioso de Cristo puede efectuar una serie de eventos tan interesantes como éstos: los encarcelados que habían sido echados al calabozo interior por el carcelero llegan a ser huéspedes honrados del mismo carcelero, y la crueldad se convierte en bondad.

¡Qué sabrosa la comida cuando la conciencia está limpia! Pablo y Silas podían comer con gusto por haber sufrido por Cristo y por haber cumplido con su deber, y el carcelero podía comer con gusto por haber obedecido al evangelio.

— Y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios. — Compárese Hch 2:46; Rom 14:17. Es importante observar que el regocijo no viene antes sino después del bautismo. Según los evangélicos, el que cree es salvo, se regocija en su salvación y después

— y puede ser mucho después — se bautiza como una demostración de su fe y salvación. El plan de los evangélicos no se encuentra en ningún texto bíblico. El carcelero se regocijó cuando se bautizó porque en ese acto de obediencia sus pecados fueron perdonados. Cuando fue bautizado, salió de las tinieblas, y fue traslado al reino de Cristo (Col 1:13). Tenía mucha razón para regocijarse. Hch 8:39, cuando el eunuco se bautizó, «siguió gozoso su camino».

Los de su casa que fueron bautizados habían sido instruidos (ver. 32) y habían creído. No caben infantes en este cuadro.

Pero nos conviene mencionar otra cosa antes de dejar esta escena hermosa: este nuevo hermano y su familia podían regocijarse de que todavía él estaba con vida física, porque recuérdese que él llegó al extremo de sacar «la espada y se iba a matar» (ver. 27), pero esa crisis pasó.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

y llevándolos a su casa. Luc 5:29; Luc 19:6; Flp 4:17; 1Ts 4:9, 1Ts 4:10; Flm 1:7; Stg 2:14-17; 1Jn 3:18.

y se regocijó. Hch 16:27-29; Hch 2:46; Hch 8:39; Isa 12:1-3; Isa 55:12; Isa 57:17, Isa 57:18; Isa 58:7-11; Isa 61:10; Luc 15:22-25, Luc 15:32; Rom 5:2, Rom 5:11; Rom 15:13; Gál 5:22; Flp 4:4; 1Pe 1:6-8.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

16:34 — Y llevándolos a su casa, les puso la mesa. — ¿Hacía cuánto tiempo que estarían en ayunos? No tenían alguna fuerza sobrenatural para soportar tales desvelos y ayunos, sino que sufrieron como hombres. 2Co 11:27, «en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos»; este lenguaje bien describe el sufrimiento de Pablo y Silas en la cárcel de Filipos.
Pablo y Silas le habían dado comida espiritual y ahora el carcelero les da comida física. Solamente el evangelio glorioso de Cristo puede efectuar una serie de eventos tan interesantes como éstos: los encarcelados que habían sido echados al calabozo interior por el carcelero llegan a ser huéspedes honrados del mismo carcelero, y la crueldad se convierte en bondad.
¡Qué sabrosa la comida cuando la conciencia está limpia! Pablo y Silas podían comer con gusto por haber sufrido por Cristo y por haber cumplido con su deber, y el carcelero podía comer con gusto por haber obedecido al evangelio.
— Y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios. — Compárese Hch 2:46; Rom 14:17. Es importante observar que el regocijo no viene antes sino después del bautismo. Según los evangélicos, el que cree es salvo, se regocija en su salvación y después — y puede ser mucho después — se bautiza como una demostración de su fe y salvación. El plan de los evangélicos no se encuentra en ningún texto bíblico. El carcelero se regocijó cuando se bautizó porque en ese acto de obediencia sus pecados fueron perdonados. Cuando fue bautizado, salió de las tinieblas, y fue traslado al reino de Cristo (Col 1:13). Tenía mucha razón para regocijarse. Hch 8:39, cuando el eunuco se bautizó, «siguió gozoso su camino».
Los de su casa que fueron bautizados habían sido instruidos (ver. 32) y habían creído. No caben infantes en este cuadro.
Pero nos conviene mencionar otra cosa antes de dejar esta escena hermosa: este nuevo hermano y su familia podían regocijarse de que todavía él estaba con vida física, porque recuérdese que él llegó al extremo de sacar «la espada y se iba a matar» (ver. 27), pero esa crisis pasó.

Fuente: Notas Reeves-Partain

34 super (1) Véase la nota 33 super (1).

34 super (2) Después de creer y ser bautizado el carcelero, no se preocupó por los oficiales, quienes tenían autoridad sobre él, ni por los criminales. El también entró en comunión con los apóstoles, la comunión del Cuerpo de Cristo, como evidencia de que había sido salvo. Véase la nota 15 super (2).

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

T237 Πιστεύω con el dativo significa: creer en (comp. el v. 31).

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit., les puso la mesa

O, con toda su familia

Fuente: La Biblia de las Américas

Biblia Peshitta 2006 Notas:

[7] 16.34 Arameo, jaimanuta du180?Alaha. La fe de Dios puede ser algo que no sea posible explicar cabalmente, pero pudiera ser el Evangelio mismo, la vida y la obra de Jesucristo, su doctrina y su práctica. No es lo mismo tener fe en Dios, que cualquier persona puede tener, a tener la fe de Dios, que sólo la pueden tener los cristianos nacidos de nuevo, lavados por la sangre de Jesucristo y cuya vida es el Evangelio y la obediencia a éste. No se refiere, pues, sólo al acto de creer en Dios o de creerle a Dios, sino a un privilegio concedido por Dios a los que han sido renovados para salvación. No es tampoco el don de la fe, sino algo especial y difícil de entender que el Señor pone en los que Él quiere. Es importante distinguir que no se trata de fe en sino de la fe de.

Fuente: Peshitta en Español