Biblia

Comentario de Hechos 20:13 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Hechos 20:13 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Habiendo ido nosotros al barco con anticipación, navegamos hasta Asón para recibir a Pablo allí, pues así lo había dispuesto, debiendo ir él por tierra.

20:13 — Nosotros, adelantándonos a embarcarnos, navegamos a Asón para recoger allí a Pablo, ya que así lo había determinado, queriendo él ir por tierra. — Esto demuestra la fuerza física de Pablo. Después de predicar y enseñar toda la noche va a pie unos 34 kms. Algunos sugieren que fue a pie porque quería estar solo.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

ya que así lo había determinado. Mar 1:35; Mar 6:31-33, Mar 6:46.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

adelantándonos: Lucas y los demás dejaron Troas de Asón, cerca de cuarenta y ocho kilómetros al sur por mar. Pablo quería caminar a Asón solo. Quizás sintió la necesidad de estar solo con Dios para orar y para reflexionar sobre lo que el Señor quería que hiciera. Se ve claramente que ya había recibido la guía cuando se reunió con los demás en Asón. Ahora estaba apurado por llegar a Jerusalén para entregar la ofrenda de las iglesias gentiles a la apesadumbrada iglesia de allá.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Asón. Unos 32 km al S de Troas, al otro lado del cuello de una península pequeña. por tierra. Debido a que la embarcación debía navegar alrededor de la península, Pablo pudo haber llegado a pie poco después, y se puede suponer que Pablo prefirió caminar hasta Asón para continuar su enseñanza a los creyentes de Troas que lo acompañaron.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

20:13 — Nosotros, adelantándonos a embarcarnos, navegamos a Asón para recoger allí a Pablo, ya que así lo había determinado, queriendo él ir por tierra. — Esto demuestra la fuerza física de Pablo. Después de predicar y enseñar toda la noche va a pie unos 34 kms. Algunos sugieren que fue a pie porque quería estar solo.

Fuente: Notas Reeves-Partain

LAS ETAPAS DEL CAMINO

Hechos 20:13-16

Los del equipo de Pablo nos adelantamos y zarpamos para Aso, donde tenía que embarcarse Pablo con nosotros. Ese era su plan porque quería ir hasta allí por tierra. Cuando se reunió con nosotros en Aso, le recibimos a bordo y seguimos para Mitilene. Al día siguiente nos encontrábamos frente a Quíos; al otro día fuimos costeando frente a Samos, y al otro desembarcamos en Mileto, porque Pablo había decidido pasar de largo Éfeso para no entretenerse en Asia y llegar lo más pronto posible a Jerusalén, donde pensaba encontrarse para Pentecostés.

Como Lucas estaba con Pablo, podemos seguir el viaje casi de día a día y paso a paso. Aso estaba a 35 kilómetros de Tróade por tierra y a 50 por mar, porque había que rodear el cabo Lectum arrostrando los fuertes vientos dominantes del Nordeste. Pablo tenía tiempo de sobra para hacer el viaje a pie y que le recogieran en Aso. Tal vez quería estar solo para templar su espíritu para los días por delante. Mitilene estaba en la isla de Lesbos, Quío en Samos y Mileto a 40 kilómetros al Sur de Éfeso en la desembocadura del río Meandro.
Ya hemos visto que Pablo hubiera querido estar en Jerusalén para la Pascua y que fue la conspiración de los judíos lo que se lo impidió. Pentecostés era siete semanas después, y Pablo quería llegar para esa gran fiesta. Aunque Pablo no estaba sujeto a la Ley de Israel, probablemente las fiestas ancestrales le eran muy queridas, como posiblemente a los cristianos judíos. Pablo era el apóstol de los gentiles, y los judíos le odiaban; pero en su corazón no había nada más que amor hacia ellos.
Muchas iglesias siguen recordando y celebrando estas fiestas, pero no ya por su sentido del Antiguo Testamento, sino por su cumplimiento en el Nuevo: la redención del Pueblo de Dios de la cautividad del pecado mediante la Pasión y Resurrección del Cordero de Dios que vino a llevar el pecado del mundo, y la promulgación del Nuevo Pacto con la venida del Espíritu Santo y el nacimiento de la Iglesia Cristiana.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

— Asón: Ciudad portuaria muy cercana a Troas (unos 30 km) si se iba de una a otra por tierra; por mar era preciso rodear un cabo, y la distancia era mucho mayor.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Despedida de Pablo en Mileto: el fin de una era

Este es el único registro que tenemos en Hech. de un discurso de Pablo a gente que ya era cristiana. Pero no es algo habitual por ser un “discurso de despedida” en una forma más o menos estereotipada, completa en cuanto a las esperables, aunque innecesarias, afirmaciones de autodefensa. (Para un paralelo ver 1 Sam. 12:2-5; ¡no es probable que se le hubiera acusado de robar un asno!) Sobre los discursos en general, ver sobre 2:14.

13-17 Las etapas del viaje de Troas a Mileto son recalcadas con el uso de la primera persona plural (ver la Introducción y el comentario sobre 16:10), incluyendo información típicamente detallada sobre rutas y detenciones. Hay una aparente contradicción entre la decisión de Pablo de pasar de largo a Efeso porque se apresuraba a seguir y haber tomado tiempo para hacer llamar a los ancianos de la iglesia de Efeso a Mileto. Probablemente esto tenía que ver, sea con las escalas programadas, sea con un deseo de evitar algún problema previsto en Efeso o en Asia que pudiera haberle hecho retardar más tiempo.

18-21 El discurso se extiende para ser un resumen de los casi tres años que Pablo había pasado en Efeso. El nunca había rehuido el anunciaros nada que os fuese útil y lo había hecho públicamente y de casa en casa, tanto a judíos como a griegos.

22-27 La decisión de ir a Jerusalén (19-21) no era simplemente del mismo Pablo o que el Espíritu Santo la hubiera confirmado de alguna manera, porque con los ancianos empleó un lenguaje fuerte: “Obligado por el Espíritu” (DHH, a diferencia de con el espíritu encadenado de la RVA y otras versiones) yo voy a Jerusalén, aunque el mismo Espíritu le había advertido que le esperaban prisiones y tribulaciones, quizá por medio de los profetas en una ciudad tras otra (ver 21:4, 11). Había cierta ambigüedad en estas advertencias, porque, aunque Pablo dijo que sabía que ninguno de sus oyentes volvería a verlo, también dijo que iba a Jerusalén sin saber lo que le ocurriría allí. La guía divina no era clara como el cristal ni siquiera para el apóstol Pablo. Sea lo que fuere que le aguardaba, eso no incluía más trabajos en esta parte del mundo (Rom. 15:23, 31, 32). Esta sección del discurso se cierra con algo más del lenguaje defensivo del discurso de despedida: soy limpio de la sangre de todos.

28-31 Dejando su propia historia y futuro, Pablo pasó a discutir el papel de los líderes de la iglesia, aunque continuó usando su propia conducta como ejemplo. Primero, se refirió al tema de los falsos maes tros. Si la iglesia era un rebaño y los líderes eran sus obispos (DHH “pastores”) entonces los falsos maestros serían como lobos rapaces. Pablo advirtió que estos falsos maestros entrarían a la igle sia, pero también que algunos surgirían de entre vosotros mismos. Aunque Pablo dijo que sabía que eso había de ocurrir después de su partida, también había ocurrido durante su vida y quizá incluso en Efeso. Así por tres años (contando un tercer año parcial) les había advertido con lágrimas.

La palabra que se traduce a veces como obispos probablemente no deba ser tomada como si ya fuera un término técnico, dado que en otras partes estas personas son llamadas “ancianos”. En el tiempo en que fue dado este discurso, probablemente los términos eran intercambiables.

32-35 El Señor había dejado en claro que a sus testigos se les permitiría recibir un ingreso (Luc. 10:7; ver también 1 Cor. 9:4-14). Sin embargo, generalmente Pablo no se permitía el uso de ese “derecho”, ya que no quería ser una carga para las iglesias. Junto con las típicas protestas de inocencia de un discurso de despedida (no he codiciado ni la plata ni el oro ni el vestido de nadie) se ve la clara implicación de que le agradaría que los ancianos de Efeso hicieran otro tanto en cuanto al sostén financiero, quizá porque otros miembros de la iglesia no estaban en buenas condiciones: trabajando así es necesario apoyar a los débiles.

Estas palabras del Señor Jesús no están registradas específicamente en los Evangelios, pero como señala uno de sus autores, todos los libros del mundo no podrían contener los relatos de todo cuanto Jesús hizo y dijo (Juan 21:25). Por supuesto, eso no significa que haya algo malo en recibir ofrendas y aun muestras de caridad, ya que si las ofrendas son una bendición, como ciertamente lo pueden ser, el acto de ofrendar es una bendición en sí mismo.

36-38 El relato de la visita de los ancianos se cierra con una escena muy emotiva, pues la oración en conjunto fue seguida por lágrimas, abrazos y be sos. Aun la perspectiva de una eternidad compartida no impide, sin duda, que las despedidas en la tierra sean algo difíciles.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

Lit., a pie

Fuente: La Biblia de las Américas

Lit. ir.

Fuente: La Biblia Textual III Edición