Biblia

Comentario de Hechos 20:32 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Hechos 20:32 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

“Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia, a aquel que tiene poder para edificar y para dar herencia entre todos los santificados.

20:32 — Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia (el evangelio; «Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo», Jua 1:17) , que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados. — La palabra de Dios tiene poder inherente para edificar. Si estudiamos, amamos, predicamos y practicamos «la palabra de su gracia», no habrá apostasías. Precisamente por dejar de predicar la Palabra los hombres han causado apostasías. Las filosofías y especulaciones de los hombres no edifican sino destruyen.

Las opiniones de hermanos

— tan importantes ante los ojos de ellos mismos — no edifican a la iglesia sino solamente causan disensiones y divisiones. Pablo dijo a Timoteo, «que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas» (2Ti 4:2-4). Aquí está, pues, el trabajo principal de los obispos

— los pastores de Dios — (y seguramente el trabajo de los evangelistas) si esperan salvar a la iglesia: predicar y enseñar la palabra de Dios. Es su trabajo. Es su responsabilidad. Muchos hermanos al ser escogidos como ancianos comienzan a fijarse mucho en la administración del dinero, en mandar al predicador, en cuidar de la propiedad y en docenas de otras tareas, pero si descuidan su trabajo principal

— el trabajo de apacentar el rebaño con la pura palabra de Dios — la iglesia será llevada a la apostasía. De esto los pastores tendrán que dar cuenta a Dios, como Heb 13:17 dice, «ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta».

Muchísimas iglesias ni siquiera tienen ancianos, pero pueden y deben aprender de este texto la necesidad de edificarse a través de rica y abundante enseñanza bíblica. ¡Cuántos hermanos

— evangelistas y otros — pueden hablar y les gusta hablar, y durante una media hora o una hora de «predicación» alimentan a la iglesia con una dieta de puros comentarios sobre cosas que les interesen, y con muy poca Biblia !

— y daros herencia con todos los santificados. — En la carta a los efesios Pablo se refiere a esta herencia (Efe 1:14; Efe 1:18; Efe 5:5). Dios nos da la herencia. Desde luego, es una bendición condicional, porque seguramente Dios no obligará a nadie a ser salvo. Es imposible que Dios regale este don a los que no lo quieren aceptar o recib ir por medio de la obediencia al evangelio, pero aun así, la redención eterna es

— después de toda consideración — una dádiva de Dios (Rom 6:23). Los santificados, uno de los varios nombres que se aplican a los salvos.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

os encomiendo a Dios. Hch 14:23, Hch 14:26; Hch 15:40; Gén 50:24; Jer 49:11; Jud 1:24, Jud 1:25.

y a la palabra de su gracia. Hch 20:24; Heb 13:9.

para sobreedificaros. Hch 9:31; Jua 15:3; Jua 17:17; 1Co 3:9, 1Co 3:10; Efe 2:20-22; Efe 4:12, Efe 4:16; Col 2:7; Jud 1:20.

y daros herencia. Hch 26:18; Jer 3:19; Efe 1:18; Col 1:12; Col 3:24; Heb 9:15; 1Pe 1:4, 1Pe 1:5.

con todos los santificados. 1Co 1:2; 1Co 6:11; Heb 2:11; Heb 10:14; Jud 1:1.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

la palabra de su gracia. Las Escrituras, el registro de la gracia con la que Dios ha tratado a la humanidad. sobreedificaros. La Biblia es la fuente del crecimiento espiritual (1Ts 2:13; 2Ti 3:16-17; 2Pe 2:2) para todos los cristianos y como la iglesia es «columna y baluarte de la verdad» (1Ti 3:15), sus líderes deben estar familiarizados con esa verdad. herencia. Vea la nota sobre 1Pe 1:4.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

20:32 — Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia (el evangelio; «Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo», Jua 1:17) , que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados. — La palabra de Dios tiene poder inherente para edificar. Si estudiamos, amamos, predicamos y practicamos «la palabra de su gracia», no habrá apostasías. Precisamente por dejar de predicar la Palabra los hombres han causado apostasías. Las filosofías y especulaciones de los hombres no edifican sino destruyen.
Las opiniones de hermanos — tan importantes ante los ojos de ellos mismos — no edifican a la iglesia sino solamente causan disensiones y divisiones. Pablo dijo a Timoteo, «que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas» (2Ti 4:2-4). Aquí está, pues, el trabajo principal de los obispos — los pastores de Dios — (y seguramente el trabajo de los evangelistas) si esperan salvar a la iglesia: predicar y enseñar la palabra de Dios. Es su trabajo. Es su responsabilidad. Muchos hermanos al ser escogidos como ancianos comienzan a fijarse mucho en la administración del dinero, en mandar al predicador, en cuidar de la propiedad y en docenas de otras tareas, pero si descuidan su trabajo principal — el trabajo de apacentar el rebaño con la pura palabra de Dios — la iglesia será llevada a la apostasía. De esto los pastores tendrán que dar cuenta a Dios, como Heb 13:17 dice, «ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta».
Muchísimas iglesias ni siquiera tienen ancianos, pero pueden y deben aprender de este texto la necesidad de edificarse a través de rica y abundante enseñanza bíblica. ¡Cuántos hermanos — evangelistas y otros — pueden hablar y les gusta hablar, y durante una media hora o una hora de «predicación» alimentan a la iglesia con una dieta de puros comentarios sobre cosas que les interesen, y con muy poca Biblia !
— y daros herencia con todos los santificados. — En la carta a los efesios Pablo se refiere a esta herencia (Efe 1:14; Efe 1:18; Efe 5:5). Dios nos da la herencia. Desde luego, es una bendición condicional, porque seguramente Dios no obligará a nadie a ser salvo. Es imposible que Dios regale este don a los que no lo quieren aceptar o recib ir por medio de la obediencia al evangelio, pero aun así, la redención eterna es — después de toda consideración — una dádiva de Dios (Rom 6:23). Los santificados, uno de los varios nombres que se aplican a los salvos.

Fuente: Notas Reeves-Partain

Hch 26:18; Deu 33:3-4; Efe 1:14; Efe 1:18; Efe 2:20-22; Heb 9:15; 1Pe 1:4.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— consagrados: Lit. santificados. Ver nota a Rom 1:7.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

NOTAS

(1) “Dios”, אADVgSypJ8,17,18,22; B: “el Señor”.

REFERENCIAS CRUZADAS

v 1084 Hch 14:23

w 1085 Rom 16:25

x 1086 Deu 33:3; Efe 1:18; Col 1:12

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

32 (1) Algunos mss. dicen: el Señor.

32 (2) Véase la nota 23 (1) del cap.11.

32 (3) La palabra griega aquí usada se refiere a heredar legalmente una parte de alguna propiedad. Cfr. nota 18 (6) del cap.26.

32 (4) Tener parte en la herencia de Dios requiere que seamos santificados, y ser santificados requiere la palabra de la gracia de Dios ( Jua_17:17 y la nota 1).

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

ahora… M↓ añaden hermanos; al Señor… Se prefiere la lectura más difícil, respaldada por B.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

T264 Este versículo no es simplemente una declaración general de que la gracia de Dios da una herencia a los que son santificados, sino que dará a estos santos de Efeso en particular, a cuyos pastores Pablo se está dirigiendo, una herencia entre todos los santificados; se destaca la naturaleza corporativa de la iglesia dentro de la cual esos creyentes tienen su lugar (Lucas nunca usa δίδωμι con ἐν con el sentido de dar a).

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Un ms. antiguo dice: al Señor

Fuente: La Biblia de las Américas

M i añaden hermanos.

Fuente: La Biblia Textual III Edición