Comentario de Hechos 5:16 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

También de las ciudades vecinas a Jerusalén, concurría una multitud trayendo enfermos y atormentados por espíritus impuros; y todos eran sanados.

5:16 — Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; — Estos milagros indican que el Señor siguió concediendo la petición de la iglesia (4:30). La fama de los apóstoles se extendía a otros pueblos. Este texto repite el papel de los espíritus inmundos: atormentaban. Obsérvese la distinción entre «enfermos» y «atormentados». La misma distinción se observa en Mat 4:24; Mat 10:1; etc.

En la actualidad no existen en la tierra espíritus inmundos o demonios como los que afligieron al pueblo en el primer siglo (ni mucho menos hombres que los puedan echar fuera) y, por eso, no hay enfermedades causadas por espíritus inmundos. El diablo sí entra al hombre ahora pero no sin el permiso del hombre. Satanás sigue entrando en los hombres como entró en Judas y en Ananías, pero en el primer siglo los demonios (espíritus inmundos enviados por Satanás) entraron en la gente contra su voluntad y les atormentaban, afligiéndoles en muchas maneras (dejándoles ciegos, mudos, etc.) y también dándoles poder sobrenatural (como aquél endemoniado que no podía amarrarse con cadenas, Mar 5:1-20).

— y todos eran sanados. — He aquí la gran diferencia entre la obra de sanar de los apóstoles y la supuesta sanidad de los modernos: «y todos eran sanados». Los apóstoles no despidieron a las personas que ellos no podían sanar diciendo que éstas no fueron sanadas porque les faltó la fe. Nadie volvió a su casa decepcionado.

En la actualidad hay campañas para «sanar» gente, pero la característica principal de ellas es su fracaso en no sanar. En este texto la gente llegó a los apóstoles y éstos los sanaron. ¡Sanaron a todos! (Ya no había fracasos como en Mat 17:16). Pero hoy en día los «sanadores» usan una tienda de campaña muy grande (o alquilan un salón grande), entrevistan a la gente para seleccionar a quienes «sanar» y a quienes no y sobre todo para despojarles de su dinero. En muchísimos casos después de la campaña de «sanidad» los «sanados» vuelven a sus camas y sillas de ruedas, o se llevan otra vez al hospital o a la clínica donde estaban antes de llegar la campaña, y los que tiraron muletas buscan otras. Todos estos «sanadores» son fraudulentos. No quitan las enfermedades de la gente sino solamente su dinero. «Comercian con la palabra de Dios» (2Co 2:17, LBLA).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

trayendo enfermos. Mat 4:24; Mat 8:16; Mat 15:30, Mat 15:31; Mar 2:3, Mar 2:4; Mar 6:54-56; Jua 14:12.

y todos eran sanados. Hch 4:30; Mar 16:17, Mar 16:18; Luc 5:17; Luc 9:11; 1Co 12:9; Stg 5:16.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

todos eran sanados: Dios, que hace milagros por medio de los apóstoles, nunca falla al traer recuperación física completa.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

TODOS ERAN SANADOS. Los apóstoles siguieron el ejemplo de su Señor: sanaron a los atormentados con espíritus malos (véase Mar 1:34). Esa fue una de las señales más sobresalientes de que el reino de Dios había llegado y estaba entre el pueblo con gran poder (véase el ARTÍCULO PODER SOBRE SATANAS Y LOS DEMONIOS, P. 1354. [Mar 3:27]). Nunca es malo pedir en oración que por medio del Espíritu Santo se pueda hacer el bien y sanar a los que están oprimidos por la enfermedad y Satanás (Hch 4:30; véase el ARTÍCULO LA SANIDAD DIVINA, P. 1284. [Mat 8:16-17]).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

espíritus inmundos. Cp. Mat 10:1; Mat 12:43-45; Mar 1:23-27; Mar 5:1-13; Mar 6:7; Mar 9:25; Luc 4:36; Luc 8:29; Luc 9:42. Son demonios, ángeles caídos (Apo 12:3) que se denominan así a causa de su maldad y vileza. En muchos casos viven dentro de los no creyentes y en particular aquellos que exhiben su naturaleza malvada.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

5:16 — Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; — Estos milagros indican que el Señor siguió concediendo la petición de la iglesia (4:30). La fama de los apóstoles se extendía a otros pueblos. Este texto repite el papel de los espíritus inmundos: atormentaban. Obsérvese la distinción entre «enfermos» y «atormentados». La misma distinción se observa en Mat 4:24; Mat 10:1; etc.
En la actualidad no existen en la tierra espíritus inmundos o demonios como los que afligieron al pueblo en el primer siglo (ni mucho menos hombres que los puedan echar fuera) y, por eso, no hay enfermedades causadas por espíritus inmundos. El diablo sí entra al hombre ahora pero no sin el permiso del hombre. Satanás sigue entrando en los hombres como entró en Judas y en Ananías, pero en el primer siglo los demonios (espíritus inmundos enviados por Satanás) entraron en la gente contra su voluntad y les atormentaban, afligiéndoles en muchas maneras (dejándoles ciegos, mudos, etc.) y también dándoles poder sobrenatural (como aquél endemoniado que no podía amarrarse con cadenas, Mar 5:1-20).
— y todos eran sanados. — He aquí la gran diferencia entre la obra de sanar de los apóstoles y la supuesta sanidad de los modernos: «y todos eran sanados». Los apóstoles no despidieron a las personas que ellos no podían sanar diciendo que éstas no fueron sanadas porque les faltó la fe. Nadie volvió a su casa decepcionado.
En la actualidad hay campañas para «sanar» gente, pero la característica principal de ellas es su fracaso en no sanar. En este texto la gente llegó a los apóstoles y éstos los sanaron. ¡Sanaron a todos! (Ya no había fracasos como en Mat 17:16). Pero hoy en día los «sanadores» usan una tienda de campaña muy grande (o alquilan un salón grande), entrevistan a la gente para seleccionar a quienes «sanar» y a quienes no y sobre todo para despojarles de su dinero. En muchísimos casos después de la campaña de «sanidad» los «sanados» vuelven a sus camas y sillas de ruedas, o se llevan otra vez al hospital o a la clínica donde estaban antes de llegar la campaña, y los que tiraron muletas buscan otras. Todos estos «sanadores» son fraudulentos. No quitan las enfermedades de la gente sino solamente su dinero. «Comercian con la palabra de Dios» (2Co 2:17, LBLA).

Fuente: Notas Reeves-Partain

Hch 8:6-8; Luc 4:40-41.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

R404 El participio φέροντες es plural, aunque el verbo συνήρχετο es singular, como el sustantivo colectivo πλῆθος (el plural aparece de acuerdo con el número real del sustantivo colectivo).

BD474(8) La preposición que aparece en τῶν πέριξ πόλεων Ἰερουσαλήμ está separada de su nombre (sigue los textos de los manuscritos S y B); primero se concibió como: las ciudades de alrededor.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit., multitud

Lit., los cuales

Fuente: La Biblia de las Américas