Comentario de Hechos 6:11 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces sobornaron a unos hombres para que dijesen: “Le hemos oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios.”

6:11 — Entonces sobornaron a unos para que dijesen que le habían oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios. — No oyeron esto de Esteban sino de los a quienes habían pagado. Los oponentes de Esteban no podían negar la verdad de lo que él decía, pero no querían aceptarla; por eso, optaron por callar al orador. Crucificaron a Jesús para callarlo, pero la voz de Jesús se oye en la predicación de sus apóstoles y evangelistas, y aunque callaron la voz de Esteban, él seguirá hablando hasta el fin del mundo.

Siempre sucede lo mismo: cuando el evangelio es muy exitoso, luego viene la oposición. El diablo no puede soportar que el evangelio sea exitoso. Cuando los cristianos son más activos y logran convertir más gente el diablo «levanta» a alguien para oponerse a ellos.

La palabra sobornaron significa que les trajeron bajo su control con dinero. Compárense las acusaciones hechas contra Jesús (Mat 26:65; Mar 2:7). ¿Por qué fabricaron esta acusación? Porque estaban resueltos a matar a Esteban y la ley decía, «el que blasfemare el nombre de Jehová, ha de ser muerto; toda la congregación lo apedreará» (Lev 24:16; Deu 13:6-10). Así comienza el proceso que lleva a la muerte de Esteban. No podían refutar los argumentos de Esteban pero no querían aceptar la verdad; por eso, imitaron el ejemplo de los que estaban resueltos a crucificar a Jesús (Mat 26:60-61). Los que estaban dispuestos a emplear mentiras de esta clase estaban dispuestos también a matar. Hasta ahora los discípulos de Cristo habían sufrido amenazas, cárcel, y azotes, pero estas acusaciones contra Esteban indicaban que estaban resueltos a matarlo.

No sabemos exactamente lo que Esteban dijo en la discusión con ellos, pero sabemos de lo que él dijo en su defensa (cap. 7); también al examinar lo que los apóstoles predicaron acerca de Moisés, sabemos que la acusación contra Esteban era falsa. Algunos nos acusan de rechazar a Moisés (el Antiguo Testamento), pero esta es otra acusación falsa. Muchos nos entienden mal o tuercen lo que decimos acerca de la ley de Moisés. Solamente explicamos que no estamos bajo la ley de Moisés porque en primer lugar, no somos judíos (la ley de Moisés era solamente para ellos), y también porque ya hubo cambio de ley (Heb 7:12). Es por eso que no imponemos el diezmo, no usamos instrumentos de música en el culto, no tenemos sacerdotes especiales (como lo era Aarón), y no esperamos el establecimiento de un reino terrenal.

Desde luego, hay poco peligro de que nos persigan como persiguieron a Esteban, pero en realidad la acusación falsa en cuanto a lo que uno enseñe es asunto grave, gravísimo, porque está en juego la salvación de muchas almas. Así, pues, cabe aquí en este comentario una denuncia fuerte en contra de mal representar a otro religioso. Es pecado tergiversar lo que otro enseña aunque sea falso maestro (católico, bautista, pentecostal, «testigo», etcétera). Al hablar de lo que enseñan nuestros hermanos equivocados, no ayudamos a la causa de Cristo si les acusamos de enseñar alguna cosa que no enseñan. La táctica carnal más efectiva que nuestros hermanos institucionales emplean en nuestra contra es la de tildarnos de «antis», afirmando o insinuando que nos oponemos al uso de copitas para repartir la cena del Señor, las clases bíblicas, etc. Muchísimos hermanos no tienen un concepto claro de lo que enseñamos pero al saber que se nos llama «antis», nos rechazan y se nos oponen con todo medio posible.

Es fácil torcer las Escrituras. Satanás cambió la palabra de Dios agregando la palabra «no» (Gén 3:4). Algunos cambian Rom 3:28, agregando la palabra «sola». Los testigos del Atalaya cambian Col 1:16, agregando la palabra «otras» («todas las otras cosas», para blasfemar a Cristo, enseñando que El era una cosa creada, una criatura).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

sobornaron a unos. Hch 23:12-15; Hch 24:1-13; Hch 25:3, Hch 25:7; 1Re 21:10, 1Re 21:13; Mat 26:59, Mat 26:60; Mat 28:12-15; Jua 16:3; Rom 3:8.

palabras blasfemas. Hch 6:13; Hch 18:6; Hch 26:11; Lev 24:16; 1Re 21:10-13; Jua 10:33-36; 1Ti 1:13.

contra Moisés y contra Dios. Hch 7:37-39; Hch 15:21; Hch 21:20-22, Hch 21:28; Jua 1:17; Jua 5:45-47; Jua 9:29; Heb 3:2-5.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios. Al ver que no podían vencer a Esteban en un debate abierto, sus enemigos recurrieron al engaño y la conspiración. Al igual que hicieron con Jesús (Mat 26:59-61), contrataron en secreto a testigos falsos para difundir mentiras acerca de Esteban. Los cargos eran serios, pues la blasfemia se castigaba con la muerte (Lev 24:16).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

6:11 — Entonces sobornaron a unos para que dijesen que le habían oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios. — No oyeron esto de Esteban sino de los a quienes habían pagado. Los oponentes de Esteban no podían negar la verdad de lo que él decía, pero no querían aceptarla; por eso, optaron por callar al orador. Crucificaron a Jesús para callarlo, pero la voz de Jesús se oye en la predicación de sus apóstoles y evangelistas, y aunque callaron la voz de Esteban, él seguirá hablando hasta el fin del mundo.
Siempre sucede lo mismo: cuando el evangelio es muy exitoso, luego viene la oposición. El diablo no puede soportar que el evangelio sea exitoso. Cuando los cristianos son más activos y logran convertir más gente el diablo «levanta» a alguien para oponerse a ellos.
La palabra sobornaron significa que les trajeron bajo su control con dinero. Compárense las acusaciones hechas contra Jesús (Mat 26:65; Mar 2:7). ¿Por qué fabricaron esta acusación? Porque estaban resueltos a matar a Esteban y la ley decía, «el que blasfemare el nombre de Jehová, ha de ser muerto; toda la congregación lo apedreará» (Lev 24:16; Deu 13:6-10). Así comienza el proceso que lleva a la muerte de Esteban. No podían refutar los argumentos de Esteban pero no querían aceptar la verdad; por eso, imitaron el ejemplo de los que estaban resueltos a crucificar a Jesús (Mat 26:60-61). Los que estaban dispuestos a emplear mentiras de esta clase estaban dispuestos también a matar. Hasta ahora los discípulos de Cristo habían sufrido amenazas, cárcel, y azotes, pero estas acusaciones contra Esteban indicaban que estaban resueltos a matarlo.
No sabemos exactamente lo que Esteban dijo en la discusión con ellos, pero sabemos de lo que él dijo en su defensa (cap. 7); también al examinar lo que los apóstoles predicaron acerca de Moisés, sabemos que la acusación contra Esteban era falsa. Algunos nos acusan de rechazar a Moisés (el Antiguo Testamento), pero esta es otra acusación falsa. Muchos nos entienden mal o tuercen lo que decimos acerca de la ley de Moisés. Solamente explicamos que no estamos bajo la ley de Moisés porque en primer lugar, no somos judíos (la ley de Moisés era solamente para ellos), y también porque ya hubo cambio de ley (Heb 7:12). Es por eso que no imponemos el diezmo, no usamos instrumentos de música en el culto, no tenemos sacerdotes especiales (como lo era Aarón), y no esperamos el establecimiento de un reino terrenal.
Desde luego, hay poco peligro de que nos persigan como persiguieron a Esteban, pero en realidad la acusación falsa en cuanto a lo que uno enseñe es asunto grave, gravísimo, porque está en juego la salvación de muchas almas. Así, pues, cabe aquí en este comentario una denuncia fuerte en contra de mal representar a otro religioso. Es pecado tergiversar lo que otro enseña aunque sea falso maestro (católico, bautista, pentecostal, «testigo», etcétera). Al hablar de lo que enseñan nuestros hermanos equivocados, no ayudamos a la causa de Cristo si les acusamos de enseñar alguna cosa que no enseñan. La táctica carnal más efectiva que nuestros hermanos institucionales emplean en nuestra contra es la de tildarnos de «antis», afirmando o insinuando que nos oponemos al uso de copitas para repartir la cena del Señor, las clases bíblicas, etc. Muchísimos hermanos no tienen un concepto claro de lo que enseñamos pero al saber que se nos llama «antis», nos rechazan y se nos oponen con todo medio posible.
Es fácil torcer las Escrituras. Satanás cambió la palabra de Dios agregando la palabra «no» (Gén 3:4). Algunos cambian Rom 3:28, agregando la palabra «sola». Los testigos del Atalaya cambian Col 1:16, agregando la palabra «otras» («todas las otras cosas», para blasfemar a Cristo, enseñando que El era una cosa creada, una criatura).

Fuente: Notas Reeves-Partain

Mat 28:12-13.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

r 299 Éxo 23:1; Lev 19:16

s 300 1Re 21:10; Mat 26:59

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Se inserta para para suplir elipsis del original; que dijeran… Lit. diciendo.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R594 Εἰς con el acusativo tiene la idea de contra.

R634 En el verbo compuesto ὑποβάλλω, la idea de sugerencia tiene un mal sentido: instigar.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit., diciendo

Fuente: La Biblia de las Américas

Lit. diciendo.

Fuente: La Biblia Textual III Edición