Había cierto discípulo en Damasco llamado Ananías, y el Señor le dijo en visión: —Ananías. El respondió: —Heme aquí, Señor.
9:10 — Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. — «Varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban» (22:12). Ananías sería el instrumento usado por el Señor para dar la vista a Saulo y para instruirle y bautizarlo. No convenía que Saulo fuera instruido por los doce apóstoles ni siquiera en cuanto a la obediencia al evangelio. Dedica la mayor parte de los primeros dos capítulos de su carta a los gálatas para probar la independencia de su apostolado y de su conocimiento del evangelio. — Y él respondió: Heme aquí, Señor.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
había entonces un discípulo. Hch 22:12.
llamado Ananías. Hch 9:4.
al cual el Señor. Hch 2:17; Hch 10:3, Hch 10:17-20; Núm 12:6; Dan 2:19.
Heme aquí, Señor. Gén 22:1; Gén 31:11; Éxo 3:4; 1Sa 3:4, 1Sa 3:8-10; 2Sa 15:26; Isa 6:8.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
No un apóstol, sino un hombre común, un discípulo llamado Ananías, estaba listo para cumplir la voluntad de Dios. Él no sabía que Dios lo enviaría donde Saulo, conocido por perseguir vehementemente a los cristianos.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Ananías. Uno de los líderes en la iglesia de Damasco y por ende, uno de los blancos de Saulo (cp. Hch 22:12).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
9:10 — Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. — «Varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban» (22:12). Ananías sería el instrumento usado por el Señor para dar la vista a Saulo y para instruirle y bautizarlo. No convenía que Saulo fuera instruido por los doce apóstoles ni siquiera en cuanto a la obediencia al evangelio. Dedica la mayor parte de los primeros dos capítulos de su carta a los gálatas para probar la independencia de su apostolado y de su conocimiento del evangelio.
— Y él respondió: Heme aquí, Señor.
Fuente: Notas Reeves-Partain
UNA BIENVENIDA CRISTIANA
Hechos 9:10-19
En Damasco había un cristiano que se llamaba Ananías, y el Señor le dijo en una visión:
-¡Ananías!
Aquí estoy, Señor -contestó él.
Anda -le dijo el Señor-, ve a la calle que se llama la Derecha, y pregunta en la casa de Judas por uno de Tarso que se llama Saulo. Este hombre está orando, y se de ha mostrado en visión a un cierto Ananías, que viene y le impone las manos para devolverle la vista.
-Pero, Señor… -le contestó Ananías-: Todo el mundo habla del daño que ha hecho este hombre a todo el pueblo de Dios de Jerusalén, y también me han dicho que ha venido aquí con poderes de los jefes de los sacerdotes para llevarse presos a todos los que invocan tu Nombre.
-Ve -le dijo el Señor-, porque Yo he escogido precisamente a este hombre para que sea mi instrumento para hablarles de Mí a los paganos, y a los reyes, y a los israelitas. Yo le mostraré todo lo que es menester que padezca por amor de Mí.
Ananías entonces salió de su casa, y fue ala otra, y le impuso las manos a Saulo diciéndole:
-¡Hermano Saulo! Vengo de parte del Señor -de Jesús, que se te apareció en el camino cuando venías para acá-, para que recuperes la vista y te llenes del Espíritu Santo.
E inmediatamente se le cayeron de los ojos unas cosas como escamas, y recobró la vista, se levantó y recibió el bautismo. Luego comió algo, y recuperó las fuerzas.
No cabe duda de que Ananías es uno de los héroes olvidados de la Iglesia Cristiana. Si es verdad que debemos Pablo a la oración de Esteban, también lo es que se le debemos al comportamiento fraternal de Ananías.
Ananías recibió el mensaje del Señor de que fuera a ayudar a Saulo; tenía que ir a la calle que llamaban La Derecha. Era esta una calle importante que cruzaba Damasco de Este a Oeste. Estaba dividida a lo largo en tres partes: una central, por la que discurría el tráfico, y dos laterales para los que iban a pie, en las que los mercaderes ponían sus puestos y vendían sus mercancías. Cuando Ananías recibió aquel mensaje, le parecería sumamente extraño. Habría sido normal que se llegara a Saulo con toda clase de recelos, emprendiendo de mala gana una tarea desagradable; y podría haberse dirigido a él con recriminaciones. Pero, no; sus primeras palabras fueron: «¡Hermano Saulo!»
¡Qué maravillosa bienvenida! Es uno de los más sublimes ejemplos de amor cristiano, del sentimiento que Cristo puede producir. Bryan Green nos cuenta que, después de una de sus campañas en América, pidió a los presentes en la última reunión que se pusieran en pie y dijeran en pocas palabras lo que les había ayudado. Una chica de color se puso en pie. No tenía costumbre de hablar en público, y no dijo más que unas frases: «En esta campaña he encontrado a Cristo, y El ha hecho que pudiera perdonar al que mató a mi padre.» ¡Hizo que pudiera perdonar! Esa es la esencia del Evangelio. En Cristo se encontraron Saulo y Ananías, dos hombres que habrían sido enemi gos irreconciliables, pero que se reconocieron como hermanos.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
REFERENCIAS CRUZADAS
m 476 Hch 22:12
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Ananías. De acuerdo con Hch 22:12, Ananías era un testigo irrecusable de la realidad de la conversión de Pablo.