Comentario de Isaías 2:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

La palabra que Isaías hijo de Amoz recibió en visión con respecto a Judá y a Jerusalén:

Lo que vió Isaías. Isa 1:1; Isa 13:1; Amó 1:1; Miq 1:1; Miq 6:9; Hab 1:1.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Isaías profetiza la venida de Cristo, Isa 2:1-5.

La maldad es la causa del abandono de Dios, Isa 2:6-9.

Él exhorta a temer, debido a los efectos poderosos de la majestad de Dios, Isa 2:10-22.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

La profecía de Isaías sobre la exaltación de Sión se divide en tres partes:

(1) una introducción que ubica la visión en lo «postrero de los tiempos» (v. Isa 2:2);

(2) una visión en que se establece a Sión como monte principal (vv. Isa 2:3Isa 2:4); y

(3) una conclusión que exhorta a Judá a obedecer la ley hasta que se cumpla esa visión (v. Isa 2:5).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

2. Sión, Centro del Reino Universal de Yahvé.
Los capítulos 2-4 parecen formar una pequeña colección de oráculos isaianos, que pudieron existir antes en una compilación separada. Encontramos al principio la frase introductoria lo que vio Isaías, hijo de Amos, acerca de Judá y Jerusalén, como en el título del capítulo 1, sin determinar la fecha de la composición, lo que parece indicar que esta sección es independiente históricamente de los oráculos del capítulo.1

Sión, centro del reino universal de Yahvé (1-5).
1 Lo que vio Isaías, hijo de Amos, acerca de Judá y Jerusalén: 2Y sucederá a lo postrero de los tiempos que el monte de la casa de Yahvé será consolidado por cabeza de los montes, y será ensalzado sobre los collados, y se apresurarán a él todas las gentes, 3y vendrán muchedumbres de pueblos, diciendo: Venid y subamos al monte de Yahvé, a la casa del Dios de Jacob, y El nos enseñará sus caminos, e iremos por sus sendas, porque de Sión ha salido la Ley, y de Jerusalén la Palabra de Yahvé. 4El juzgará a las gentes, y dictará sus amonestaciones a numerosos pueblos, que de sus espadas harán rejas de arado, y de sus lanzas, hoces. No alzarán la espada gente contra gente, ni se ejercitarán para la guerra. 5Venid, ¡oh casa de Jacob! y caminemos a la luz de Yahvé.

El profeta, en contraste con el juicio purificador del capítulo I, nos presenta un horizonte luminoso mesiánico, desbordando totalmente el contexto anterior y el siguiente. Como en otras ocasiones, los anuncios de tragedia y de gloria se entreverán alternativamente para mantener las esperanzas del pueblo en medio de las tragedias nacionales pasajeras. A sus ojos surge, deslumbradora, la ciudad de Jerusalén, centro de la soberanía de Yahvé, ocupando un puesto de preeminencia entre todos los pueblos; y aun físicamente el monte en el que se asienta la Ciudad Santa aparece elevado sobre las cimas de las demás montañas del resto del mundo. Es una idealización de los tiempos mesiánicos para hacer resaltar mejor la ascendencia religiosa y moral que sobre los otros pueblos ha de tener la nueva teocracia, con Sión como capital religiosa y espiritual de todos los pueblos.
Esta preeminencia sobre todas las gentes hará despertar las conciencias de todos los pueblos para acercarse a la Ciudad Santa y comprobar con sus propios ojos lo que la constituye en la primera ciudad del universo, de forma que todos podrán constatar que allí efectivamente está el asiento de la justicia y de la equidad; por eso se la escogerá como arbitro de todas las diferencias entre los pueblos, de modo que estarán de más los instrumentos de guerra, que en esta nueva edad de paz se convertirán en medios de trabajos pacíficos, como la labranza y la recolección de las cosechas.
El profeta se proyecta mentalmente a lo postrero de los tiempos, frase consagrada para designar la época mesiánica,1 y ve el monte de la casa de Yahvé, es decir, el monte sobre el cual se asentaba el templo de Jerusalén,2 que aparece exaltado sobre todos los otros montes; es un modo metafórico de decir que Jerusalén va a destacar por su importancia religiosa y política sobre los otros pueblos y ciudades del mundo 3, de modo que todas las gentes serán arrastradas hacia ella.
El profeta indudablemente que nos presenta el universalismo religioso en toda su amplitud, como es general en las profecías mesiánicas. Todos quieren instruirse en los caminos (v.3) de Dios, es decir, los principios ético-religiosos, base de la teocracia israelita, que resplandecerán con nuevo brillo en la gran era mesiánica. Todos se exhortan mutuamente para acercarse a la Ciudad Santa; la expresión porque de Sión puede ser, o bien de las gentes que se encaminan hacia Sión, o del profeta que da la razón de la afluencia de los pueblos, aunque quizá resulte más sencillo entenderlo en el primer sentido: Jerusalén será la admiración de todos los pueblos por sus instituciones religiosas y políticas, que traerán como consecuencia un gobierno de equidad y prosperidad general.
No se habla de que los otros pueblos que afluyen a Jerusalén hayan de quedar políticamente sometidos a la teocracia israelita, sino que querrán imitar sus instituciones y seguir sus enseñanzas para poder conseguir un estado de bienestar parecido al de la Ciudad Santa. En todo caso, la superioridad de Sión se mantendrá siempre, ya que de ella irradiarán la ley y la palabra de Yahvé, porque allí se manifestará de modo especial la voluntad divina por sus instituciones y sus profetas, en constante comunicación con Dios (v.3). En ella Yahvé tendrá su trono para dictaminar en los litigios judiciales (dictará sus amonestaciones) entre los pueblos, en cuanto que será el arbitro de todos los conflictos, y sus decisiones, llenas de equidad, serán aceptadas espontáneamente por todos los pueblos, lo que traerá como consecuencia el establecimiento de una paz total, quedando sin objeto los instrumentos de guerra (v.4.), que serán convertidos en instrumentos de paz.4 La paz universal es una idea esencialmente mesiánica.5 Miqueas, en el pasaje paralelo, completará este cuadro bucólico: “Sentaráse cada uno bajo su parra y bajo su higuera, y nadie les infundirá miedo, porque lo dice la boca de Yahvé.”6
Históricamente esta profecía se cumple, en sus líneas esenciales, en la Iglesia católica, “el Israel de Dios,” heredero de las promesas del Israel histórico. Naturalmente, la descripción de Isaías está envuelta en un ropaje poético en cuanto a sus circunstancias accidentales. Esa paz total es un desborde de imaginación oriental, como lo hará en el capítulo II, cuando nos presente al león comiendo paja como el manso buey, y al niño metiendo la mano en la madriguera del basilisco. Son imágenes para expresar la paz total, suprema ansia de todos los corazones en todos los tiempos.
Esta profecía la encontramos repetida en términos casi idénticos en Miqueas7. Esto plantea la cuestión de su origen literario, ya que no es fácilmente comprensible en el modo corriente del mecanismo de la inspiración escrituraria que Dios revelara una misma cosa en los mismos términos, ya que el Autor principal en el proceso inspirativo respeta las individualidades psicológicas del autor humano. Los críticos creen que aquí hay una fuente primera de la que depende la otra. ¿Quién depende de quién? ¿Isaías de Miqueas o viceversa? Ambos autores son contemporáneos. Cable la hipótesis de que ambos la hubieran recogido de un tercer autor más antiguo o de que un redactor posterior a ambos lo tomara de uno de ellos y lo insertara en el otro. Como las ideas de esta perícopa son muy semejantes a las que Isaías expresa en 11:1-8 y 32:1-8, parece más probable que el autor sea Isaías y que sus palabras fueran después reflejadas por Miqueas como un eco de las suyas, como también parece la profecía de Miqueas sobre el nacimiento de un Niño misterioso en Belén8 un eco de la profecía del Emmanuel de Isaías.9

Defección religiosa de Jada (6-8).
6 Ciertamente has rechazado a tu pueblo, a la casa de Jacob, por estar llena de adivinos y hechiceros, como los filisteos, y haber pactado con los extranjeros. 7Su tierra está llena de plata y oro, sus tesoros no tienen fin, llena de caballos y carros sin fin. 8Está su tierra llena de ídolos; se prosternan ante la obra de sus manos, ante lo que sus dedos fabricaron.

De nuevo el profeta proclama la apostasía general en su pueblo. Algunos creen que se ha perdido la introducción a este oráculo que aparece ex abrupto. Con amargura constata cómo los israelitas en sus problemas van a buscar la solución a los “adivinos y hechiceros” (v.6), en contra de lo prescrito en la Ley,10 poniéndose en el mismo plano que los filisteos e incircuncisos,11 cuando en realidad sólo Yahvé podría ayudarlos; sin embargo, prescindiendo de El, han buscado alianzas con los extranjeros (v.6). Y lo que más les ha engreído, creyéndose con aires de suficiencia para abordar sus problemas sin contar con la tradicional ayuda de Yahvé, su Dios y protector, es que la nación se halla pletórica de riquezas. Su tierra está llena de plata y oro… Efectivamente, en los reinados de Ozías y Joatán, debido al amplio desarrollo comercial, como consecuencia de haber conquistado el puerto de Elat (el actual Aqaba) en el mar Rojo,12 la nación había entrado en un período de prosperidad y opulencia, y, por otra parte, la victoria de Ozías sobre los árabes, filisteos y demás pueblos circunvecinos, había logrado que le reconocieran su soberanía, ofreciéndole sus respectivos tributos 13. Con todos esos recursos sólo se preocuparon, como Salomón, de hacerse fuertes militarmente, al estilo de los pueblos idólatras, procurándose carros y caballos (v.7), con lo que en realidad no se conseguía sino desmoralizar al pueblo, haciéndole perder la confianza en Yahvé, el único que podría ayudarles en las situaciones críticas, al confiar sólo en los medios humanos. Los profetas siempre se habían opuesto a esta acumulación de medios materiales, porque veían en ellos el peligro de la deserción religiosa del pueblo, alejándose de las cláusulas de la alianza del Sinaí.14 Los cultos orgiásticos y afrodisíacos extranjeros, por su sensualismo acentuado, habían sido un peligro constante para el pueblo israelita, que encontraba demasiado adusto al Dios del Sinaí. El contacto comercial con el extranjero y la opulencia reinante bajo Ozías hicieron que la conciencia religiosa se fuera embotando, entregándose el pueblo a los cultos del extranjero. Además, en esta época de buenas relaciones con el extranjero, se habían establecido colonias comerciales en la tierra de Israel,15 y con ellas también, indudablemente, los cultos exóticos. Esto era para el profeta una profanación de la Tierra Santa, la tierra de Yahvé; por eso se queja de esta inundación de cultos extraños en el corazón del mismo pueblo elegido: Está su tierra llena de ídolos, se prosternan ante la obra de sus manos (v.8).

El “día” del Señor (9-22).
9 Todo hombre será derribado, todo mortal humillado, no los perdonarás. 10Meteos en los escondrijos de las peñas, escondeos en el polvo, ante la presencia aterradora de Yahvé, ante el fulgor de su majestad (cuando venga a castigar la tierra)16. 11Las altivas frentes de los hombres serán abatidas y será humillada la soberbia humana, y sólo Yahvé será exaltado aquel día. 12 Porque llegará el día de Yahvé de los ejércitos sobre todos los altivos y engreídos, sobre todo lo que se yergue, para humillarlo; 13sobre todos los altos y erguidos cedros del Líbano, sobre las robustas encinas de Basan, 14 sobre todos los montes altos y sobre todos los altos collados, 15sobre las altas torres y sobre toda muralla fortificada, 16sobre todas las naves de Tarsis y sobre todos los monumentos preciosos, 17y será abatida la altivez del hombre, y la soberbia humana humillada, 18y sólo Yahvé será exaltado aquel día, y desaparecerán todos los ídolos. 19Meteos en los escondrijos de las rocas, escondeos en el polvo, ante la presencia aterradora de Yahvé, ante el fulgor de su majestad, cuando venga a castigar la tierra. 20Aquel día arrojará el hombre, entre topos y murciélagos, sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que se hizo para adorarlos, 21para meterse en las hendiduras de las rocas y en las anfractuosidades de las peñas, ante la presencia aterradora de Yahvé y el fulgor de su majestad, cuando surja a castigar la tierra. 22Retiraos del hombre, cuya vida es un soplo17. ¿Qué estima podéis hacer de él?

Después de la defección general del pueblo a causa de su opulencia material, Dios va a intervenir con un castigo que los haga entrar en razón, y el profeta presenta en tonos patéticos la manifestación de la cólera divina, la cual es ya tan inminente que les urge a que busquen un refugio improvisado (v.10). La altivez va a ser probada y humillada, y es comparada a los cedros del Líbano por su altura y a las encinas de Basan por su robustez. Basan es la región de Galad al nordeste del Jordán, que pasaba por ser la región más frondosa. Sus encinas aparecen constantemente en parangón con los cedros del Líbano para destacar la altivez y la robustez.18
También serán abatidas las naves de Tarsis (v.16), las de mayor tonelaje de la época, porque hacían sus recorridos hasta el extremo occidental, España, donde generalmente se coloca, relacionándola con la Tartesos griega, en la desembocadura de Huelva, adonde iban a recoger los ricos minerales de estaño, plata y cobre, muy celebrados en la literatura clásica.19 Más tarde, la expresión naves de Tarsis llegó a designar a los barcos de gran tonelaje en general, aunque hicieran sus rutas hacia oriente, como las de Salomón, que iban hacia el mar Indico a recoger marfil y perlas. Equivalía, pues, a nuestra denominación de “trasatlánticos,” o buques de gran tonelaje, aunque sus viajes se desarrollen por otros océanos.20
El profeta enumera todo lo que entonces era símbolo de grandeza: cedros del Líbano, encinas de Basan, naves de Tarsis, montes elevados, fuertes amurallados, para hacer ver que todo esto desaparecerá como un soplo ante la manifestación de la cólera de Dios en el día de Yahvé, es decir, el día de la intervención del juicio purificador de Dios. La expresión día de Yahvé aparece ya en Amos21, quien le da el sentido de manifestación de un castigo general divino en contra de la opinión corriente, que esperaba en el día de Yahvé la manifestación gloriosa de Dios consumando el triunfo total sobre los enemigos de Israel. También en este pasaje de Isaías tiene este sentido conminatorio de manifestación de la justicia divina, que busca la reparación y la purificación de su pueblo por el dolor y el sufrimiento.
Consecuencia de la tragedia que se avecina será que todos abandonarán sus ídolos y lo que más querían, dejándolo a las alimañas (v. 20) como estorbo, buscando su salvación personal en los lugares más inaccesibles (v.21). Y el profeta termina con una amonestación paternal, llamándoles al buen sentido para que no confíen en lo que no tiene nada de garantía ni solidez, es decir, en el hombre, cuya vida es un soplo (v.22), y, como tal, despreciable y sin valor.

Fuente: Biblia Comentada

Esta es la primera de tres ilustraciones de Sión (Jerusalén) en este discurso, que describen su exaltación futura.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Los capítulos Isa 2:1-22; Isa 3:1-26; Isa 4:1-6; Isa 5:1-30 corresponden a un solo discurso conectado.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Peregrinación de los pueblos a Sión: El tono inequívocamente positivo de este poema ha hecho pensar a no pocos que pertenece a la redacción final del libro, más bien que al profeta del siglo VIII.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

El nuevo encabezamiento sugiere que estas profecías pueden haber circulado como una unidad antes de ser incluidas en la colección completa. Alternan bruscamente entre la gloria final de Jerusalén y su sórdida actualidad.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

2.2 El templo se construyó sobre el monte de Jehová, monte Moriah, bien visible a toda la gente en Jerusalén. Si desea más información sobre el significado del templo, véase la nota a 2 Crónicas 5.1ss. En los últimos días el templo atraerá las naciones, no por su arquitectura ni prominencia, sino por la presencia e influencia de Dios.2.2-4 Dios le otorgó a Isaías el don de ver el futuro. Aquí Dios muestra a Isaías lo que a la larga le sucedería a Jerusalén. Apocalipsis 21 describe el glorioso cumplimiento de esta profecía en la nueva Jerusalén, donde se les permitirá entrar solo a los que sus nombres aparezcan escritos en el libro del Cordero. Dios hizo un pacto (promesa) con su pueblo y nunca lo quebrantará. La fidelidad de Dios nos da esperanza para el futuro.2.4, 5 Aquí se nos habla de un futuro maravilloso de paz, cuando instrumentos de guerra se convertirán en instrumentos de labranza. Cuando se nos enseñarán las leyes de Dios y las obedeceremos. Sabemos que un día Dios quitará todo el pecado que ocasiona guerras, conflictos y otros problemas. Aun así no debemos esperar para obedecer a Dios. A Judá y a nosotros se nos habla en 2.5, debemos caminar a la luz de Dios ahora. Aunque nos aguarda nuestra recompensa eterna, ya podemos disfrutar de los muchos beneficios de la obediencia a medida que aplicamos la Palabra de Dios a nuestras vidas.2.6 El pueblo seguía prácticas del Imperio Asirio. La frase «agoreros, como los filisteos» significaba afirmar conocer y controlar el futuro por el poder de los demonios o la interpretación de los presagios. Dios prohibió estas prácticas (véanse Lev 19:26; Deu 18:10, Deu 18:14). Los filisteos adoraban a Dagón, Astoret y a Baal-zebub. Durante los períodos más pecaminosos de su historia, el pueblo de Israel adoró a estos dioses paganos además de adorar a Jehová, e incluso les dieron nombres hebreos.2.8, 9 Bajo el reinado de los reyes malvados, la idolatría floreció en Israel y en Judá. Unos pocos reyes buenos en Judá la detuvieron durante sus reinados. Aún continúa la adoración de objetos que simbolizan poder a pesar de que muy poca gente adora imágenes esculpidas o moldeadas. Rendimos homenajes a nuestros automóviles, casas, estrellas deportivas, celebridades, dinero, etc. La idolatría es mala porque: (1) insultamos a Dios cuando adoramos algo que creó y no lo adoramos a El; (2) nos impide conocer y servir a Dios cuando ponemos nuestra confianza en cualquier cosa que no sea El; (3) nos hace confiar en nuestros propios esfuerzos y no en Dios (véase también Deu 27:15).2.12 El «día de Jehová de los ejércitos» es el día del juicio, el momento cuando Dios juzgará a buenos y a malos. El día vendrá y desearemos estar a bien con Dios cuando vuelva. Como primer paso hacia el desarrollo de una relación con Dios, debemos exaltarlo solo a El (2.11, 17).2.15-17 Las torres altas eran parte de la defensa de una ciudad o nación. Esta frase se refiere a la seguridad basada en fortalezas militares. «Naves de Tarsis» ilustran prosperidad económica. Nada es comparable con Dios ni digno de ocupar el lugar que El debe tener en nuestros corazones. Depositar nuestra esperanza en otra cosa no es más que un falso orgullo. Confíe solo en Dios.2.19 Véase Rev 6:15-17 para una descripción del temor de los enemigos de Dios en el día de su ira.2.22 «Cuyo aliento está en su nariz» se refiere a la mortalidad del ser humano. Las personas están muy limitadas en comparación a Dios. No son confiables, son pecadoras y cortas de vista. A menudo confiamos vida y futuro más rápidamente a seres humanos mortales, en vez de confiar en el Dios que todo lo sabe. Tenga cuidado con la gente en la que quiere confiar en lugar de Dios. Recuerde que solo El es completamente digno de confianza, debido a que nos ama con un amor eterno (Psa 100:5).

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

NOTAS

(1) O: “palabra”.

(2) Véase Isa 1:1, n: “Isaías”.

REFERENCIAS CRUZADAS

a 97 Isa 1:1; Miq 1:1; Hab 1:1

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Visión… Lit. la cosa que vio.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

Lit., La palabra que

Fuente: La Biblia de las Américas

Lit. la cosa que vio.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

[3] Jerusalén como centro de instrucción para todo el mundo.[7] La prosperidad económica trajo magnificencia y corrupción.[10] Ya puedes correr a meterte en las cuevas. Esto muestra el orgullo humillado.[19] Os 10, 8; Luc 23, 30; Ap 6, 15.[22] Judá no debe confiar en el hombre que es sólo un soplo. Job 7, 7.

Fuente: Notas Torres Amat