Comentario de Isaías 22:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Profecía acerca del Valle de la Visión: ¿Qué, pues, te sucede para que con todo lo tuyo hayas subido a las azoteas?
Profecía sobre el valle. Jerusalén situada en medio de colinas circundantes, y el asiento de la revelación divina, es aquí llamado “el valle de visión”. Esta profecía pronostica la invasión de Jerusalén por los asirios bajo Senaquerib; y probablemente también, por los caldeos bajo Nebucodonosor. Sal 125:2; Jer 21:13.
de la visión. 1Sa 3:1; Sal 147:19, Sal 147:20; Pro 29:18; Miq 3:6; Rom 3:2; Rom 9:4, Rom 9:5.
¿Qué tienes ahora, que toda tú te has subido sobre los terrados? Isa 15:3; Gén 21:17; Deu 22:8; Jue 18:23; 1Sa 11:5; 2Sa 14:5; 2Re 6:28; Sal 114:5; Jer 48:38.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El profeta lamenta la invasión del pueblo judío, Isa 22:1-7.
Él reprueba su sabiduría humana y alegría mundana, Isa 22:8-14.
Él profetiza contra Sebna, Isa 22:15-19.
y la sustitución de Eliaquim, prefigurando el reino del Mesías, Isa 22:20-25.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Después de una exposición (v. Isa 22:1), la predicción en contra de Jerusalén consiste de cinco partes:
(1) un contraste entre la ciega parranda de Jerusalén y la aterradora visión de sus egoístas regidores que huyen de la ciudad, dejando que sea saqueada (vv. Isa 22:1-4);
(2) la detallada visión de Isaías de la caída de la ciudad (vv. Isa 22:5-8);
(3) la acusación del profeta a Jerusalén por depositar su confianza en sus defensas en vez de hacerlo en el Señor (vv. Isa 22:8-11);
(4) la acusación de Isaías por su respuesta parrandera en vez de arrepentirse (vv. Isa 22:12, Isa 22:13); y
(5) una visión final que confirma que esta última apostasía sella la condena de Jerusalén (v. Isa 22:14). Sigue a esta visión un ejemplo de la ceguera de Jerusalén mediante Sebna, el mayordomo de la ciudad (vv. Isa 22:15-19), cuya debilidad contrasta con la habilidad de su sucesor Eliaquim (vv. Isa 22:20-25).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
sobre: Para un uso similar, véase Isa 13:1.
valle de la visión describe sarcásticamente a Jerusalén. Se personifica irónicamente al monte Sión con sus valles desde donde no se puede ver nada. En vez de pasarlo bien en los terrados, la ciudad debería estar orando.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
PROFECÍA. Estos capítulos registran los juicios pronunciados sobre las naciones extranjeras y la apóstata Jerusalén. Isaías comienza con Babilonia (Isa 13:1-22; Isa 14:1-23) y Asiria (Isa 14:24-27), y prosigue con profecías contra naciones más pequeñas. Estos capítulos enseñan que todas las naciones y todos los pueblos son responsables ante Dios; serán juzgados y destruidos todos los que se oponen a Él y a su plan divino de salvación, y finalmente triunfarán los que creen en Él.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
EL VALLE DE LA VISIÓN. Este nombre se refiere a Jerusalén o al valle cerca de Jerusalén donde Dios se había revelado en visiones proféticas. Aquí Dios reprende a los habitantes de Jerusalén por su actitud frívola en medio de grave peligro y apostasía (vv. Isa 22:1-14).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
22. Oráculo Sobre Jerusalén.
El profeta, testigo del placer inconsciente y la actitud exultante del pueblo de Jerusalén, levanta su voz de alerta para anunciar un castigo de parte de Dios. La forma en que está relatado puede entenderse como una profecía o como un hecho histórico, si bien en el contexto se explica mejor en la primera hipótesis. Por otra parte, no sabemos si la profecía (1-14) formaba primitivamente una unidad o si hay dos fragmentos diferentes de diversas época (1-8a y 8b-14). Para la segunda parte (8b-14), en razón de los preparativos de defensa, muchos autores asignan la fecha en que era inminente el sitio de Jerusalén por Senaquerib (701 a.C.); otros, en cambio, prefieren ver aquí un oráculo del tiempo de la guerra siro-efraimita (734 a.C.).
Derrota del ejército de Judá (1-3).
1 Oráculo sobre el valle de la Visión. ¿Qué tienes para subirte así, toda, a los terrados, 2 ciudad turbulenta, llena de tumulto, ciudad alegre? Tus heridos no son heridos a la espada y no han muerto en el combate. 3Tus caudillos huyeron todos a la vez 1, han sido apresados sin arco; y todos tus valientes han sido tomados en masa, huían lejos.
El título Oráculo sobre el (o del) valle de la Visión está tomado del v.5. Es una frase enigmática. Algunos creen que es un nombre propio (valle de Jizzayón) o un nombre simbólico equivalente a Jerusalén. No faltan autores que suponen que era el valle en que habitaba el propio Isaías, donde tenía sus visiones, y lo quieren identificar con el valle del Tiropeón (entre las dos colinas sobre las que se asentaba la antigua Jerusalén), o el “valle de Hinnón,” que rodeaba por el sudoeste a la ciudad, el actual er-Rababy o gehenna de los tiempos rabínicos. En todo caso, Isaías piensa en un lugar a las afueras de Jerusalén. El profeta se encara con la población, que inconsciente se entrega a transportes de alegría, subiéndose a los terrados (v.1) para presenciar algún desfile militar o la entrada de un embajador o del rey Padi de Ekrón, entregado a Ezequías como custodia en Jerusalén, o sencillamente celebrando fiestas familiares en las terrazas, como era costumbre 2. Isaías contempla con su mirada profética el triste espectáculo de los caudillos de Judá muriendo, no honrosamente en la batalla, sino en vergonzosa huida.
Invasión de Judá (4-7).
4 Por eso os digo: Apartad la mirada de mí; lloraré amargamente; no os esforcéis en consolarmepor la devastación de la hija de mi pueblo. 5Porque es día de alboroto, de conculcación y de consternación de parte del Señor, Yahvé de los ejércitos. En el valle de la Visión, derrumbamiento de murallas, e1 griterío en la montaña3. 6Y Elam ha tomado la aljaba, Aram ha montado a caballo 4, Quir ha desenfundado el escudo. 7Tus valles mejores están llenos de carros, 1o acampan los jinetes junto a la puerta.
El profeta no puede contener el dolor y rechaza todo consuelo ante la tragedia de su pueblo, la hija de mi pueblo (v.4), es decir, los habitantes de Jerusalén, sus compatriotas. Es una frase que sólo aparece aquí en Isaías, pero que es frecuente en Jeremías. El profeta no quiere frivolas frases de consuelo, sino obras de arrepentimiento y penitencia, único medio de apartar la catástrofe enviada por Dios, pues proféticamente ve entrar a los ejércitos invasores por el valle de la Visión, e.d., por la parte inferior de la ciudad, derrocando sus muros, mientras el pueblo corre hacia la parte alta de la ciudad con gritos despavoridos (v.5). Y a continuación enumera por naciones el abigarrado ejército asirio que asalta la ciudad: Elam ha tomado la aljaba., e.d., los mercenarios arqueros elamitas enrolados en el ejército de Senaquerib. Quir, patria de los árameos, que entonces era un país vasallo de Asiría (2Re 16:9; Amo 1:5; Amo 9:7), en el desierto siró-arábigo, hacia el Tigris medio. El espectáculo es impresionante, pues ve a los mejores valles (e.d., la parte sur de Jerusalén, donde estaban los jardines del rey y las huertas más feraces) inundados de carros de guerra, acampando junto a la puerta para cerrar toda posibilidad de escapar a los habitantes.
Preparaciones para la defensa (8-11).
8 Y descubrirá el velo de Judá, y miraréis aquel día al arsenal de la casa del bosque, 9 y veréis que las brechas de la ciudad de David son numerosas, y recogeréis las aguas del estanque inferior. 10 Contaréis las casas de Jerusalén, y derribaréis las casas para fortalecer las murallas. 11Υ haréis depósito entre los dos muros para las aguas de la piscina vieja, pero no miraréis al que ha hecho esto, no veréis al que de mucho ha las preparó.
La primera frase es oscura, y puede unirse al verso anterior y ser sujeto del verbo el enemigo que ataca o Yahvé, y aun indefinido. Así, unos suponen que el velo es una fortificación que cubría a Judá, puesta al descubierto con los ataques enemigos. Según otros, sería el velo que cubría los ojos de los habitantes de Jerusalén, que no querían ver la realidad que ahora se les echa encima. La prueba abriría los ojos de los habitantes de Jerusalén, y, ante el ataque inminente, lo primero que harían sería ir a la armería real, instalada en la casa del bosque del Líbano (v.8), o salón de columnas de madera de cedro (1Re 7:2; 1Re 10:17), construido por Salomón. Después se dirigirían a las murallas para ver en qué estado se hallaban las brechas de la ciudad de David (v.9), que así se llamaba la ciudadela de Sión (2Sa 5:7), sobre el sudoeste del Ofel, el ed-Dehura actual. Se preocuparían de aprovisionarse de aguas entre los dos muros.. para las aguas de la piscina vieja (v. 11), la actual birket-el-Hamra, al sur del Ofel, que recogía el agua de la piscina superior por el segundo canal (cf. 7:3). Contaréis las casas para adaptarlas a las necesidades de la fortificación. El depósito (v.11) parece ser la piscina de Siloé, distinta de la piscina vieja, que es la misma llamada antes inferior (v.8). Se la llama vieja en relación con la de Siloé, que era posterior, e inferior en relación con el depósito que está a la salida de la fuente de Gihón. Ezequías hizo un nuevo canal, llamado de Siloé (de 550 metros de largo), para llevar dentro de las murallas el agua desde Gihón a la piscina superior. Entre dos muros, sin duda el de la ciudad y otro que servía de terraplén y de pared del canal antiguo. Por fin, el profeta les echa en cara el haberse preocupado demasiado de los medios materiales de defensa, sin dirigirse a Dios, que es quien ha enviado toda esta prueba (v.11), como Señor de la historia y único defensor eficaz, que ha hecho esto.
Inconsciencia de los habitantes de Jerusalén (12-14)
12 El Señor, Yahvé de los ejércitos, os invita en ese día a llorar, a gemir, a rasurar la cabeza, a ceñir el saco. 13 Mas he aquí que hay júbilo y alegría, matanza de bueyes y de ovejas, comida de carne y bebida de vino. “¡Comamos y bebamos, que mañana moriremos!” 14 Pero se ha revelado Yahvé de los ejércitos a mis oídos: Ciertamente no será perdonado este pecado hasta que muráis.
Dios los invita a la penitencia, pero el pueblo de Jerusalén se entrega a una desaforada alegría para aturdirse y no pensar sino en satisfacer su sensualidad. Tal pecado exige un castigo máximo hasta la muerte.
Invectiva contra el cortesano Sobna (15-18).
Aquí tenemos la única invectiva personal de Isaías en todo su libro. Parece que Sobna era un alto funcionario partidario de la alianza con Egipto, es decir, de la política contraria a la propugnada por Isaías, que no era otra sino confiar ciegamente en Yahvé y dejarse de alianzas extranjeras, que no hacían sino perjudicar a los intereses religiosos de Judá.
15 Así dice el Señor, Yahvé de los ejércitos: Anda y ve a ese cortesano, a Sobna, el superintendente de palacio: ¿Qué tienes tú aquí o a quién tienes tú aquí para labrarte aquí un sepulcro? Se está labrando su sepulcro en la altura, se talla una morada en la roca. 17 He aquí que Yahvé te lanzará con ímpetu varonil, te echará a rodar, ¡oh gran señor! como una bola; con ímpetu te lanzará como una bola sobre la vasta tierra. Allí morirás y allí serán tus carros gloriosos, ¡oh vergüenza de la casa de tu señor! 18 Te depondré de tu cargo y te arrancaré de tu lugar.
El profeta es enviado por Dios para comunicarle su destino trágico. Parece que Sobna, alto funcionario 5, se estaba preparando su sepulcro en la zona rocosa en que, según la costumbre, se excavaban los sepulcros los ciudadanos de alta posición. El profeta parece sorprenderle en ese lugar, y se encara con él, llamándole extranjero e intruso: ¿Qué tienes aquí. para labrarte un sepulcro? Al profeta le irrita la pretensión de ese extranjero de labrarse un sepulcro en la parte más saliente (en la altura, v.16) para que se destacase entre todos los otros sepulcros de los nobles de Jerusalén. Como extranjero, no tiene derecho a establecer un mausoleo en esta zona sepulcral de la nobleza judía, porque no estaba emparentado con ninguno de la nobleza local (¿ya quién tienes? v.16). No tiene derecho a tener una sepultura noble, sino que debe conformarse con la común de la gente (Jer 26:23). Dios no le permitirá disfrutar de ese mausoleo familiar que se está tallando, porque va a ser lanzado como una bola a un país vasto, a Asiría. Allí irá él, gran señor (frase irónica), con sus carros y atuendos de acompañamiento, tomados como botín por los asirios 6.
Exaltación de Eliaquim (19-24).
19 Y aquel día llamaré yo a mi siervo Eliaquim, hijo de Helicías, 20 y le revestiré de tu túnica y le ceñiré de tu cinturón, y pondré en sus manos tu poder. Y él será un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá. 21 Y pondré sobre su hombro la llave de la casa de David; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá. 22 Y le hincaré como clavo en lugar seguro, y será trono glorioso de la casa de su padre. 23 Y le colgarán toda la gloria de la casa de su padre, los vástagos y descendientes, todos los utensilios pequeños, desde las copas hasta los odres, 24 Aquel día, dice Yahvé de los ejércitos, el clavo que estuvo hincado en lugar seguro será arrancado y caerá, y se romperá el peso que de él pendía, pues así lo dice Yahvé.
En sustitución de Sobna será elegido por Dios Eliaquim, a quien Dios le llama mi siervo en razón de su fidelidad (cf. Isa 20:3; Isa 36:3). Dios le revestirá con las insignias de su cargo, túnica y cinturón, y por su conducta merecerá el título de padre para con los habitantes de Jerusalén y Judá (v.22). Dios le dará la llave de la casa de David, símbolo de su poder como mayordomo de palacio y primer ministro o visir. Su poder será extremadamente amplio: abrirá, y nadie cerrará, e.d., nadie le podrá disputar el poder. Parece que el encargado de tal oficio debía llevar ritualmente la gran llave de madera sobre su hombro (v.22) 7. Yahvé lo fijará como un clavo o estaca de tienda, que es el sostén de las cuerdas de la misma (v.23), y será como un trono glorioso de la casa de su padre, e.d., su familia será honrada en él y en su posición social, que es para él como un trono glorioso. Y todos sus parientes, aun los más lejanos, con todos los utensilios pequeños, desde las copas hasta los odres, querrán apoyarse en él para obtener empleos y dignidades y satisfacer su ambición. Naturalmente, esta predicción tiene un sentido irónico. En el v.25 se predice la caída de la casa de Eliaquim con todos los suyos (el clavo. será arrancado. y se romperá el peso). Muchos consideran esto como una adición posterior, pues no parece adaptarse al tono benevolente en que se anunciaba el futuro glorioso de Eliaquim. Pero debemos tener en cuenta que en los profetas abundan los cambios bruscos de pensamientos y situaciones, y bien podía Isaías anunciar la caída del bueno de Eliaquim, castigado por su excesivo nepotismo. O bien estos versos son una adición posterior del mismo Isaías, cuando los abusos del nepotismo de la casa de Eliaquim causaron la ruina de su casa.
Fuente: Biblia Comentada
valle de la visión. Esto se refería a Israel, puesto que Dios se reveló a sí mismo en visiones a Jerusalén. Sin embargo, los habitantes no arrepentidos tenían una marcada falta de visión al ignorar la destrucción que les esperaba. ¿Qué tienes? El profeta reprendió al pueblo por celebrar con fiestas ruidosas en lugar de vivir en arrepentimiento profundo a causa de sus pecados. Al parecer Isaías anticipó una condición relacionada con la caída de Jerusalén ante los babilonios en 586 a.C. Incursiones similares por parte de los asirios en 711 o en 701 a.C., de las cuales el Señor liberó a la ciudad, habían sido motivo de jolgorio y despreocupación entre el pueblo.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Estos once capítulos incluyen profecías dirigidas en contra de ciertas naciones extranjeras, de manera muy similar a Jer 46:1-28; Jer 47:1-7; Jer 48:1-47; Jer 49:1-39; Jer 50:1-46; Jer 51:1-64 y Eze 25:1-17; Eze 26:1-21; Eze 27:1-36; Eze 28:1-26; Eze 29:1-21; Eze 30:1-26; Eze 31:1-18; Eze 32:1-32.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
— valle de la Visión: Se desconoce la localización de este valle, que aparece después en el v. Isa 22:5; por el contexto -ciudad bulliciosa- debería estar cerca de Jerusalén. Algunos lo identifican con el valle de Hinón; pero no hay base alguna para tal identificación.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Isa 29:1-14; Jer 22:20-23; Eze 22:1-31.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
El valle de la Visión. 1 El título simbólico (cf. sobre 21:1, 11, 13) enfatiza el hecho de que aun el propio pedestal del profeta, desde el cual ha contemplado a las naciones, no está exento de juicio. Valle, tomado del v. 5, puede referirse a Jerusalén, como rodeada de montañas (cf. Sal. 125:2), o algún otro sitio específicamente localizado (cf. Joel 3:12, 14).
2 ss. Hay un claro contraste entre la algazara de la ciudad (vv. 2a, 13) y su horrendo futuro. Lo que no está claro es si la parranda está en su apogeo, como lo dice Isa. (quizás después de la retirada de Senaquerib, 37:37) o si debiéramos incorporar un verbo en tiempo pretérito en el v. 2a: “Tú, que estuvisteis llena … ”, como en el lamento de 1:21. De cualquier manera que fuere, solamente Isa. ve adónde llevará esta vida desenfrenada, resumida para todo tiempo en el v. 13b (cf. 1 Cor. 15:32).
Con característica visión (cf. 21:1-10) predice la caída de Jerusalén un siglo más adelante (586 a. de J.C.) con sus muertes por hambre (v. 2b; cf. Lam. 4:9), sus líderes fugitivos (v. 3; cf. 2 Rey. 25:4, 5) y sus casas destruidas para reforzar la muralla (v. 10; cf. Jer. 33:4). El papel jugado en todo esto por los guerreros de Elam y de Quir (v. 6) no se menciona en ninguna otra parte; pero Quir formaba parte del Imperio Asirio (cf. 2 Rey. 16:9), y bien pudiera ser que algunos contingentes o mercenarios de estas avanzadas fueran parte del legado de los asirios a Nabucodonosor.
8-14 Sobre la Casa del Bosque como una armería (v. 8), ver 1 Rey. 10:17; sobre la provisión de agua (vv. 9, 11), cf. los preparativos de Acaz y Ezequías (7:3; 2 Rey. 20:20) en los propios días de Isaías. Los dos muros (v. 11) eran probablemente, como lo sugiere J. Gray “la convergencia de las paredes que rodeaban el cerro sudeste, con una extensión para incluir los dos estanques”.
Obsérvese, en todo esto, que Jerusalén oscilaba entre el activismo (vv. 9-11) y la vida desenfrenada (vv. 12-14); la primera era una negación de la fe (v. 11b), la segunda una negación del arrepentimiento. Las palabras de 11b (y de 37:26) conforman una sorprendente anticipación de los caps. 40-66, donde se menciona a Dios repetidamente como (lit.) “haciendo y formando” (“lo determiné … he hecho”) y que lo viene haciendo desde la antigüedad (cf. 43:7; 44:2, 24); etc. Es otra insinuación en favor de la paternidad literaria única de Isaías (ver Introducción).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
22.1-13 «El valle de la visión» se refiere a la ciudad de Jerusalén, donde Dios se autorreveló. Atacarían a Jerusalén a menos que el pueblo de Dios regresara a El. En lugar de eso utilizó todo medio de protección posible, excepto pedir la ayuda de Dios. Quería confiar en su ingenio, en sus armas e incluso en sus vecinos paganos (véase 2 Crónicas 32 para la descripción del sitio de Jerusalén).22.4 Isaías le advirtió a su pueblo, pero no se arrepintieron, así que experimentarían el juicio de Dios. Debido a su desvelo, a Isaías le dolió el castigo y lo lamentó en gran manera. Algunas veces las personas por las que nos preocupamos desconocen nuestros esfuerzos por ayudarlas, por lo tanto sufren las mismas cosas que les queremos evitar. En momentos así sufrimos debido a nuestra preocupación. Dios espera que estemos junto a los demás y esto quizás algunas veces nos haga sufrir junto con ellos.22.6, 7 Los elamitas y los hombres de Kir estaban bajo el gobierno de los asirios. Todo el ejército asirio, incluyendo sus vasallos, se unieron en el ataque contra Jerusalén.22.8-11 Los líderes hicieron lo que pudieron a fin de prepararse para la guerra: obtuvieron armas, inspeccionaron las murallas y almacenaron agua. Pero todo su trabajo fue inútil debido a que nunca pidieron la ayuda de Dios. Demasiado a menudo nos volvemos a las cosas que, aun cuando son buenas, en verdad no nos darán la ayuda que necesitamos. Debemos conseguir las armas e inspeccionar las murallas, pero Dios debe guiar el trabajo.22.13, 14 El pueblo dijo «comamos y bebamos» porque sus esperanzas estaban perdidas. Atacados por todas partes (22.7), debieron haberse arrepentido (22.12), pero en su lugar decidieron hacer una comilona. La raíz del problema residía en que Judá no confiaba en el poder y las promesas de Dios (véanse 56.12; 1Co 15:32). Cuando usted enfrente dificultades, vuélvase a Dios. En la actualidad también vemos gente que ha perdido toda esperanza. Existen dos respuestas comunes hacia la impotencia: desesperación y desenfreno. Pero esta vida no es todo lo que existe, así que no debemos actuar como si no hubiera esperanza. La respuesta adecuada es volverse a Dios y confiar en su promesa de un futuro perfecto y justo en el nuevo mundo que El creará.22.15-25 Sebna, mayordomo del palacio u oficial del mismo, era materialista como el resto de la gente de Jerusalén (22.13). Quizás perteneció al grupo que apoyaba la alianza con los extranjeros, pasando así por alto el consejo de Isaías. El Señor reveló que Sebna perdería su posición y Eliaquim lo reemplazaría (22.21). Este sería el «clavo» que hincarían «en lugar firme» (22.23). Es lamentable, pero Eliaquim también caería (22.25).
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) “La visión”, MVg; LXX: “Sión”.
(2) “Te”, fem., dirigido a la “ciudad”, fem., en Isa 22:2.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 910 Isa 1:1; Isa 13:1; Isa 22:5; Jer 6:6
b 911 Isa 15:3; Jer 48:38
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
el valle de la visión. Es decir, la región de Jerusalén donde Dios se había revelado tantas veces.
Fuente: La Biblia de las Américas
el valle de la visión. Un referencia a Jerusalén que está rodeada de montañas (cp. Sal 125:2).
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
valle de la visión… Prob. referencia al Valle de Hinnom en Jerusalén.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
O, Carga del
Fuente: La Biblia de las Américas
Prob. referencia al Valle de Hinnom en Jerusalem.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
[1] La situación histórica más probable es el regocijo de los habitantes cuando Sennaquerib levantó el asedio de Jerusalén en 701.[1] Jerusalén estaba fundada sobre el monte Moria, que significa Visión. Gn 22, 14; 2 Re 25, 3.[11] Entre el muro antiguo de la ciudad y el muro que levantó Manasés alrededor del estanque hecho por Ezequías. 2 Re 18, 17; 20, 20; Eclo 48, 19.[13] Sab 2, 6; 1 Cor 15, 32.[22] La suprema autoridad o el sumo sacerdocio. En este sentido usó Jesucristo la voz llave. Mat 16, 19; Ap 3, 7.[24] Los antiguos solían adornar sus habitaciones con los muebles, alhajas e instrumentos que usaban.