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Comentario de Isaías 40:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Isaías 40:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

“¡Consolad, consolad a mi pueblo!,” dice vuestro Dios.

Consolaos, consolaos, pueblo mío. Isa 3:10; Isa 35:3, Isa 35:4; Isa 41:10-14, Isa 41:27; Isa 49:13-16; Isa 50:10; Isa 51:3, Isa 51:12; Isa 57:15-19; Isa 60:1-22; Isa 61:1-3; Isa 62:11, Isa 62:12; Isa 65:13, Isa 65:14; Isa 66:10-14; Neh 8:10; Sal 85:8; Jer 31:10-14; Sof 3:14-17; Zac 1:13; Zac 9:9; 2Co 1:4; 1Ts 4:18; Heb 6:17, Heb 6:18.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

La divulgación del Evangelio, Isa 40:1-2.

La predicación del profeta, Isa 40:3-8.

La omnipotencia de Dios, Isa 40:12-17,

y su incomparabilidad, Isa 40:18-25,

el profeta consuela al pueblo, Isa 40:26-31.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Isa 41:1-29; Isa 42:1-25; Isa 43:1-28; Isa 44:1-28; Isa 45:1-25; Isa 46:1-13; Isa 47:1-15; Isa 48:1-22; Isa 49:1-26; Isa 50:1-11; Isa 51:1-23; Isa 52:1-15; Isa 53:1-12; Isa 54:1-17; Isa 55:1-13

Esta sección está dirigida a los cautivos en Babilonia a la manera profética. Este libro confortador, escrito cerca de 150 años antes del tiempo de Ciro, promete a los deportados de Judá que retornarán a Jerusalén (Isa 40:1Isa 40:2), en donde Dios se encontrará con ellos en la forma de su Siervo (Isa 42:1-4), el mismo que se convertirá en el Gran Rey (Isa 7:14Isa 9:6Isa 9:7Isa 11:1-5). La restauración que viene luego del cautiverio señala la venida del Reino de Dios. En la profecía de Isaías, la primera prueba de la salvación emerge con predicciones de la total salvación que traerá el Señor Jesucristo.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Esta profecía contiene discursos de tres heraldos celestiales. El primero llama a los otros a consolar a los desterrados puesto que ha terminado su tiempo de esclavitud (vv. Isa 40:1, Isa 40:2). El segundo apela a la construcción de caminos para que todos puedan ver la venida del Señor (vv. Isa 40:3-5). El tercero garantiza la visión (vv. Isa 40:6-8).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

consolaos se usa al dirigirse a todo el pueblo de Sion (v. Isa 40:9) con palabras de la misericordia de Dios. Esta palabra, que se repite para énfasis, denota el anuncio del fin para el sufrimiento del pueblo. Este mensaje responde a las quejas de los deportados (Lam 1:2). Este consuelo se cumplió de manera cabal con el nacimiento de Cristo (Luc 2:25).

pueblo mío … vuestro Dios evoca la relación por el pacto entre Dios e Israel (Éxo 6:7).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

CONSOLAOS. Se escribieron estos capítulos durante los últimos años de la vida de Isaías. Dios reveló estas profecías a fin de brindar esperanza y consuelo a su pueblo durante su cautividad en Babilonia ciento cincuenta años después de la época de Isaías (véase Isa 39:5-8). Están llenas de revelaciones proféticas acerca del Mesías venidero y su reino futuro en la tierra. Algunos acontecimientos profetizados se cumplieron en el cautiverio babilónico y en la restauración de Judá, muchos se relacionan más específicamente con la manifestación de Jesucristo en la tierra, y otros todavía esperan su cumplimiento. En general, los caps. Isa 40:1-31; Isa 41:1-29; Isa 42:1-25; Isa 43:1-28; Isa 44:1-28; Isa 45:1-25; Isa 46:1-13; Isa 47:1-15; Isa 48:1-22 hacen hincapié en la liberación, los caps. Isa 49:1-26; Isa 50:1-11; Isa 51:1-23; Isa 52:1-15; Isa 53:1-12; Isa 54:1-17; Isa 55:1-13; Isa 56:1-12; Isa 57:1-21 en la redención, y los caps. Isa 58:1-14; Isa 59:1-21; Isa 60:1-22; Isa 61:1-11; Isa 62:1-12; Isa 63:1-19; Isa 64:1-12; Isa 65:1-25; Isa 66:1-24 en la gloria.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

CONSOLAOS, PUEBLO MÍO. Isaías consuela al pueblo de Dios al profetizarle a una futura generación las buenas nuevas de que el período del castigo de Dios estaba a punto de terminar y venían la salvación y la bendición. Si una persona está experimentando gran dificultad en su vida y sabe que Cristo es su Salvador, puede pedirle a Dios que la libre de semejante angustia o que esté con ella y la ayude en medio de los problemas. Darle consuelo es tarea del trino Dios: A Dios el Padre se le llama «Dios de toda consolación» (2Co 1:3), «consolar a todos los enlutados» es una característica del ministerio del Hijo de Dios (Isa 61:2), y al Espíritu Santo se le llama «el Consolador» (Jua 14:16; Jua 14:26; Jua 15:26; Jua 16:7).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

40. La Gloria de Yahvé en la liberación de Israel.
Suele considerarse este capítulo como una recapitulación introductoria a toda la segunda parte del libro de Isaías. La razón de ello es porque encontramos en este capítulo las principales ideas desarrolladas en los restantes capítulos. El profeta se dirige en segunda persona plural, sin determinar más, y el fin del destierro es considerado como la reconciliación de Yahvé con su pueblo, al que castigó sumergiéndole en la noche oscura de la cautividad. La liberación aparece por eso como la manifestación de la luz plena y alegre. La vuelta de los exilados es idealizada y confundida en la perspectiva con los albores de la era mesiánica.
Comúnmente se suele dividir el capítulo en dos partes: a) preludio (in); b) himno sobre la grandeza de Yahvé (12-31).

Promesa de liberación (1-2).
1 Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios; 2 hablad al corazón de Jerusalén y gritadle que se cumplió su servidumbre, que está pagada su culpa, que ha recibido de manos de Yahvé el doble por todos sus pecados.

Estas primeras palabras, consolad, consolad (v.1), han hecho que se llame a estos capítulos “libro de consolación” para Israel, pues la idea de consuelo domina y penetra estas maravillosas profecías de restauración. La repetición enfática de consolad indica la certeza de la liberación en la mente del profeta, que intenta levantar los ánimos de los pusilánimes, apesadumbrados por la sucesión de tantas calamidades. ¿A quién se dirige el profeta? La traducción de los LXX supone que eran los sacerdotes los destinatarios; pero esto parece una glosa. Algunos comentarios suponen que el autor habla a los profetas, representantes de los intereses espirituales del pueblo ante Dios, y los grupos de selectos que vivían en torno a personajes proféticos. Deben hablar a mi pueblo, e.d., Israel, con el que Dios vuelve a reanudar sus relaciones íntimas y a considerarle como pueblo suyo.
Se trata de un mensaje de perdón al pueblo. Por ello debe hablar al corazón de Jerusalén (v.2), e.d., hablarle amorosamente l, confortarle. Jerusalén aquí representa a Israel en general, como metrópoli santa elegida por Dios 2. La gran nueva comunicada a ella es que ha terminado su servidumbre, lit. su “servicio militar,” que quedó como sinónimo de trabajo duro. La alusión es a la época de servidumbre en Egipto, donde el pueblo estuvo condenado a trabajos forzados. Esta servidumbre quedó como tipo del exilio babilónico, al que se refiere el hagiógrafo. Jerusalén había pecado y tenía que sufrir una época de expiación, como un condenado a trabajos forzosos. Con ello ha quedado pagada (lit. “satisfecha”) su culpa (cf. Lev 26:34; cf. 51:1). Jerusalén ha recibido de Yahvé el doble (castigo) por todos sus pecados (v.2). La idea parece extraña en labios de un autor que tiene una idea muy alta de la justicia divina. Es una frase que no debe tomarse al pie de la letra, pues indica, en general, que el castigo sufrido por Israel ha sido de proporciones aparentemente desorbitadas. Por otra parte, no debemos perder de vista que el hagiógrafo pensaba, al afirmar esto, en el Siervo de Yahvé, incluido dentro del pueblo de Israel, verdadera víctima inocente de propiciación por todos sus compatriotas.

La gloria de Yahvé viniendo por el desierto (3-5).
3 Una voz grita: Abrid camino a Yahvé en el desierto, enderezad en la estepa una calzada a vuestro Dios. 4 Que se alcen todos los valles y se rebajen todos los montes y collados; que se allanen las cuestas y se nivelen los declives. 5 Porque va a mostrarse la gloria de Yahvé, y a una la verá toda carne, porque ha hablado la boca de Yahvé.

La mente del profeta se proyecta sobre el retorno glorioso idealizado de su pueblo, precedido de la gloria de Yahvé (v.3). Delante va un heraldo del cortejo glorioso de Yahvé (Una voz grita, v.3). Es el Precursor, encargado de preparar lo necesario para que la visita resulte grandiosa, en conformidad con el Rey que se aproxima. Ante todo es necesario preparar una calzada amplia, digna de El, para que pase el cortejo real sin obstáculo ni tropiezo. Por eso se invita a la naturaleza a que contribuya a la manifestación gloriosa de Yahvé. Todos los declives montañosos y los valles deben transformarse para construir una gran avenida llana por la que pase el cortejo de la gloria de Yahvé. Todos (toda carne, v.5) serán testigos de esta gran epifanía gloriosa del Dios de Israel, y ese gran camino real será trazado en el desierto, en la estepa. La imagen está construida sobre el relato del éxodo en el que Israel aparece atravesando el desierto del Sinaí camino de la tierra de promisión. Aunque el sentido inmediato aluda al retorno del exilio, no obstante, los Padres comúnmente han visto aquí una invitación a las almas a prepararse moralmente, con el ejercicio de las virtudes, para recibir a Dios con el cortejo de sus gracias sobrenaturales. Los evangelistas aplican el pasaje a San Juan Bautista, como precursor de Jesús el Mesías, al preparar las conciencias de los judíos para recibirle debidamente, con espíritu de penitencia y de humildad (cf. Mat 3:2; Luc 3:4-6).
La gloria de Yahvé va a mostrarse a todos. El profeta concibe la manifestación de Dios al modo de la nube que aparecía durante la peregrinación de los israelitas en el desierto. La gloria de Dios, e.d., su manifestación gloriosa, con sus hazañas y milagros en favor de su pueblo. A una la vera toda carne: en el texto griego, en vez de a una se lee “la salvación de Dios” (cf. 52:10), y así lo transcribe Luc 3:6.

Inmutabilidad de la palabra de Dios (6-8).
6 Una voz dice: Grita. Y yo respondo: ¿Qué he de gritar? Toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo, 7 Sécase la hierba, marchítase la flor cuando pasa sobre ellos el soplo de Yahvé. Ciertamente hierba es el pueblo3. 8 Sécase la hierba, marchítase la flor, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre.

El profeta oye un nuevo anuncio (v.6) alusivo a la caducidad de lo humano frente a la inmutabilidad de la palabra y decisiones de Dios. Los planes de los hombres (toda carne, v.6) son como hierba o flor del campo, que se agosta al soplo solano que viene del desierto. Toda su lozanía y apariencia de vigor y consistencia se deshace en unas horas de calor. Así es el hombre frente a las decisiones de Dios. Una sola palabra de Dios basta para cambiar los destinos de la historia. El profeta quiere dar esperanza a los oprimidos: todo el poder de los opresores desaparecerá como el verdor del campo en una ola de calor 4. El soplo de Yahvé es el viento solano (cf. Sal 103:6).
En contraste con los planes humanos, que se deshacen con la misma facilidad que se marchita la hierba, la palabra de Dios permanece para siempre (v.8), e.d., sus planes de restauración de Israel y sus promesas prevalecerán sobre los humanos designios.

Vuelta de Yahvé a Sión (9-11).
9 Sube a un alto monte, mensajera de buenas nuevas de Sión; alza con fuerza, tu voz, mensajera de buenas nuevas de Jerusalén. álzala, no temas; di a las ciudades de Judá: He aquí a vuestro Dios. 10He aquí al Señor, Yahvé de los ejércitos, que viene con fortaleza, y su brazo dominará a favor suyo; he aquí que El viene con su salario y va delante de El su paga. 11El apacentará su rebaño como pastor, El le reunirá con su brazo, El llevará en su seno a los corderos y cuidará a las paridas.

El profeta invita a unos supuestos mensajeros de buenas nuevas a que anuncien la proximidad de la llegada de Yahvé, que retorna a su pueblo después de haberse separado de él por sus pecados. La palabra hebrea que traducimos por mensajera es un colectivo femenino, y aquí puede referirse a un grupo ideal de anunciadores o profetas fieles a Yahvé, quizá los mismos a quienes poco antes se les encargaba que consolaran al pueblo. Son portadores de albricias para Sión-Jerusalén y las ciudades de Judá, e.d., la familia israelita en general. Y el objeto de su anuncio es el retorno victorioso de Yahvé, que viene con fortaleza, y su brazo dominara (brazo aquí es sinónimo de poder dominador), y trae, como los conquistadores, su salario., su paga, e.d., el botín de los enemigos, llevado, al estilo oriental, delante de él como trofeo. Yahvé ha vencido a los enemigos de Israel y ahora vuelve con los trofeos de la victoria a su pueblo. Por otra parte, ese salario de Yahvé es también la salvación y liberación del pueblo escogido una vez vencidos los enemigos.
Y, en contraste con esta actitud de vencedor bélico, Yahvé será para su pueblo redimido un pastor que la apaciente, prodigando los cuidados máximos a los componentes más débiles y necesitados de la comunidad israelita.

Grandeza del poder y sabiduría de Dios (12-17).
12 ¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano, y apalpó los cielos, y determinó en un tercio todo el polvo de la tierra, pesó en la romana las montañas, o en la balanza los collados? 13 ¿Quién ha determinado el espíritu de Yahvé, quién fue su consejero y le instruyó? 14¿Con quién deliberó para recibir instrucciones, que le enseñase el camino de la justicia, le adoctrinara en la ciencia 5 y le diera a conocer el camino del entendimiento? 15 He aquí que las naciones son como gotas de agua en el caldero y son reputadas como polvillo en la balanza, y levantan las islas como el polvillo el viento. 16 El Líbano no basta para combustible, 17 ni sus animales para el holocausto. Todos los pueblos son delante de El como nada, son reputados por El como nada y vanidad.

Nadie debe desesperar respecto de las promesas divinas si se tiene en cuenta la omnipotencia de Dios y superioridad sobre todas las criaturas. El conserva todas las cosas en su peso y medida: mide los cielos, los recoge en su mano y calcula en un tercio (probablemente de efah, medida de áridos bastante reducida) 6. Su sabiduría es proporcionada a su poder, y no necesita de consejero alguno (v.13). Nadie podrá oponerse a sus designios, pues los pueblos y colectividades sociales (las naciones, v. 15) son como gotas de agua en un recipiente o polvillo en una balanza en comparación con el poder e inteligencia de Dios. Las mismas islas son insignificantes y las conmueve como polvillo. Es más, Yahvé es tan inmenso que no habría bastante combustible en el Líbano ni animales suficientes para preparar un holocausto digno de El (v. 16).

Vanidad de los ídolos (18-24).
18 ¿A quién, pues, compararéis a Dios y a qué imagen haréis que se le asemeje? 19 El ídolo es fundido por el artífice, el orfebre la reviste de oro y le adorna con cadenillas de plata7. 20 El que es pobre para la ofrenda8, escoge madera incorruptible y busca un buen artífice para erigir un ídolo que no se tambalea.21 ¿No lo sabéis? ¿No lo habéis oído? ¿No os lo han revelado desde el principio? ¿No lo habéis entendido desde la fundación de la tierra?9 22Está El sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos habitantes son como langostas. El tiene los cielos como un toldo y los despliega como una tienda de morada. 23 El torna en nada a los príncipes, y en vanidad a los jueces de la tierra.24 Apenas plantados, apenas sembrados, apenas ha echado su tronco raíces en la tierra, sopla sobre ellos y se secan, y como pajuela los arrastra el huracán.

El autor pone en contraste con la omnipotencia de Yahvé la inanidad de los ídolos, ridiculizando su procedencia. Mientras Yahvé es omnipotente y trascendente, los ídolos son obra de sus devotos, y con toda ironía describe el proceso de su fabricación: la labor del artífice, los elementos de que se compone, etc. (v. 19-20). Después el hagiógrafo se encara con los hombres en general, diciendo que esta diferencia entre Yahvé y los ídolos la han podido comprender estudiando la naturaleza desde el principio (v.21) de la historia de la humanidad. Se admira que la humanidad no haya aún entendido una cosa tan elemental. A continuación vuelve a hacer la apología de la trascendencia de Dios en contraposición a la procedencia humana de los ídolos. Dios habita en lo más alto del circulo de la tierra y tan alejado está, que, vistos desde allí, los hombres son como langostas (v.22), expresión proverbial para indicar la pequeñez de los hombres (cf. Num 13:33; Sal 113:5). La tierra es concebida como un disco plano rodeada del abismo, sobre la que se pone un toldo arqueado compacto, que son los cielos. Sobre esa bóveda de los cielos habita Yahvé, inaccesible a todo lo creado. Nada se escapa a la acción destructora de Dios, ni los más altos príncipes (v.23), los cuales son arrancados como troncos sin raíces. Basta el soplo de Yahvé para dar al traste con los que parece que están más firmes: apenas ha echado raíces su tronco, e.d., las dinastías desaparecen apenas se establecen. Las revoluciones son los medios que tiene Dios para hacer justicia sobre las dinastías reales más pode-

Inmutabilidad de Yahvé (25-31).
25 ¿A quién me asemejaréis, de forma que se me iguale, dice el Santo? 26 Alzada en lo alto vuestros ojos y mirada: ¿Quién los creó? El que saca numerado su ejército, y todos los llama por su nombre, y por la gran fuerza y enorme potencia ninguno falta.27 ¿Por qué dices tú, Jacob; hablas tú, Israel: Mi camino está oculto a Yahvé, y mi derecho se escapa a mi Dios?28 ¿No sabes tú, no has oído, que Yahvé es Dios eterno, creador de los confines de la tierra? No se fatiga ni se cansa, insondable es su inteligencia.29 El da vigor al fatigado y multiplica las fuerzas del débil. 30 Y se cansan los jóvenes y se fatigan, y los jóvenes llegan a flaquear;31 pero los que confían en Yahvé renuevan las fuerzas, echan alas como de águila, corren sin cansarse y caminan sin fatigarse.

Yahvé es rey de la naturaleza (v.22) y rey de reyes (23-24); por tanto, está fuera de toda comparación (v.25). Los mismos astros, objeto de máxima admiración, son obra de Yahvé. Dios está fuera de toda comparación, es el Santo (v.25), e.d., el inaccesible, el trascendente, quien, por otra parte, tiene contadas las estrellas, que hace desfilar designándolas por su nombre (v.26), obedeciendo ellas como ejército disciplinado, sin que ninguna falte a la cita.
El profeta, después de presentar el carácter trascendente de Yahvé como Señor de toda la naturaleza, se dirige a su pueblo para infundirle esperanza. Parece que entre sus oyentes se oían con bastante escepticismo sus promesas de rehabilitación, y se permitían dudar de su veracidad: ¿Por qué dices tú, Jacob; hablas tú, Israel? (v.27). El pueblo israelita se consideraba perdido, como si Dios no se preocupase de su “suerte” (mi camino está oculto a Yahvé) ni de sus derechos (v.27). La respuesta del profeta se refiere al carácter eterno y omnipotente de Dios, que ayuda y fortalece al desfallecido y cansado. Sólo es necesaria una fe ciega en El, pues entonces el que espera en El será más fuerte y vigoroso que los que están en plena juventud (v.28-30). Dios comunica un vigor y un optimismo que sirven de alas para volar impetuosamente, como el águila, en la senda de la vida, sin miedo al desfallecimiento (v.31).

1 Cf. Gen 34:3; Jer 19:3; 2Sa 19:7; Ose 2:14. – 2 Cf. Isa 49:1435; Isa 51:165; Isa 51:52, is. – 3 El estico “ciertamente hierba es el pueblo,” por razones rítmicas, es considerado por muchos autores como glosa. Cf. Comdamin, o.c., 242. – 4 Cf. Isa 37:23; Job 8:12; Job 14:2; Sal 37:2; Sal 103:15; Sal 90:55. Véase Skinner, o.c. ,11 5. – 5 Este estico: “le adoctrinara en la ciencia,” falta en el texto griego. Como, por otra parte, resulta arrítmico y contra el paralelismo, se cree que es una glosa. – 6 El valor del efah es de unos 39 litros. – 7 Falta en el texto griego, y métricamente es superfluo; por eso no pocos consideran este estico: “adorna con cadenillas de plata,” como glosa. – 8 Así lee literalmente el texto hebreo. El sentido sería que los pobres, en vez de revestir la imagen de oro, se contentan con otra de madera. Pero parece que el texto está incompleto. Duhm hace una reconstrucción y traduce: “El que erige un simulacro,” que se obtiene con una aliteración de consonantes. – 9 El hebreo dice literalmente: “habéis comprendido los fundamentos de la tierra.” Un ligero cambio nos da la otra lección que hemos escogido siguiendo a Condamin.

Fuente: Biblia Comentada

Consolaos, consolaos. La profecía está dirigida a los profetas de Dios y les da instrucciones para insistir en el tema del consuelo para un pueblo cautivo en una tierra extranjera, a muchos kilómetros de su ciudad y su hogar en Jerusalén. En el futuro Dios tiene planes buenos para bendecir a Israel en gran manera porque es el pueblo de su pacto y nunca serán desechados por Él de forma permanente (cp. Rom 11:2).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Las profecías de los capítulos Isa 1:1-31 al Isa 39:1-8 iban dirigidas a Judá en medio de su situación durante el ministerio de Isaías (739 a.C. hasta ca. 686 a.C.). Las profecías de los capítulos Isa 40:1-31 a Isa 66:1-24 van dirigidas a Judá como si el cautiverio en Babilonia (Isa 39:5-7) ya fuera una realidad presente, aunque ese cautiverio no sucedió hasta 605-586 a.C. Las palabras «No hay paz para los malos, dijo Jehová» (Isa 48:22; Isa 57:21) marcan la división de esta sección en tres partes: capítulos Isa 40:1-31 a Isa 48:1-22, capítulos Isa 49:1-26 a Isa 57:1-21 y capítulos Isa 58:1-14 a Isa 66:1-24.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Esta sección trata la esperanza y el consuelo de un futuro bienaventurado después del juicio de Dios en el cautiverio babilónico que está por venir.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Isa 40:1-31; Isa 41:1-29; Isa 42:1-25; Isa 43:1-28; Isa 44:1-28; Isa 45:1-25; Isa 46:1-13; Isa 47:1-15; Isa 48:1-22; Isa 49:1-26; Isa 50:1-11; Isa 51:1-23; Isa 52:1-15; Isa 53:1-12; Isa 54:1-17; Isa 55:1-13 : Estos 16 capítulos constituyen la segunda parte del libro de Isaías (el llamado Segundo Isaías) y ofrecen una panorámica muy distinta a la que vemos en la primera parte. No en vano se suele conocer como “Libro de la consolación de Israel”. Junto a los continuos oráculos de salvación y de consuelo, el profeta nos ofrece una desarrollada teología de la historia, que culmina con la vuelta de los desterrados al país, y unas profundas reflexiones sobre Dios Creador. Las rotundas afirmaciones sobre la unicidad de Dios conllevan una persistente crítica de la idolatría. También los Cantos del Siervo del Señor son típicos de esta parte del libro.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Isa 61:2; Isa 66:13.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— Consuelen…: El consuelo que va a proporcionar el Señor a su pueblo (y que ha servido para que a esta parte del libro se la conozca también como Libro de la Consolación) es tan importante que debe ser anunciado a gritos (vv. Isa 40:2-3; Isa 40:6; Isa 40:9).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

La voz gentil. Consolad lleva la connotación de un toque de gentileza femenina como en 66:13 ampliada en el v. 2 donde hablad al corazón se encuentra siempre en contextos de la certeza de ganar de vuelta a una persona (cf. Gén. 50:21; Jue. 19:3; 2 Sam. 19:7; Ose. 2:14). Mi pueblo y Jerusalén aparecerán a menudo en estos capítulos, separados hasta que la ciudad madre reciba de vuelta a sus hijos (cf. cap. 54).

La expresión el doble por todos sus pecados puede ser tomada en el bondadoso sentido de 61:7 y Zac. 9:12 (en esos versículos utilizan otra palabra para el vocablo “doble”) o, con la mayoría de los comentaristas, en el sentido punitivo de Lev. 26:18, 43 y Apoc. 18:6. La primera acepción expresaría bien la gracia que subyace en estos capítulos, pero en la segunda no es necesario inferir la idea de ganar o merecer la salvación: sólo una vigorosa certeza de que la sentencia de Jerusalén ha sido más que cumplida. De paso digamos que doble pudiera significar “contrapartida” o “equivalente”.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

40.1ss El libro de Isaías hace un cambio dramático en este punto. Los siguientes capítulos hablan de la majestad de Dios, quien viene a gobernar la tierra y juzgar a todas las personas. Volverá a reunir a Israel y a Judá y los restaurará a su gloria. En vez de advertir a la gente del juicio inminente, Isaías ahora los consuela. El capítulo 40 se refiere a la restauración después del exilio. Ciro es el instrumento de su liberación de Babilonia. En segundo lugar, mira hacia los tiempos finales cuando «Babilonia», futuro sistema mundial del mal, será destruida y terminará la persecución del pueblo de Dios.40.1, 2 Judá aún tendría cien años de problemas antes de la caída de Jerusalén, más setenta años de cautiverio. Por lo tanto, Dios le dice a Isaías que hable con ternura y que consuele a Jerusalén.Las semillas del consuelo pueden arraigarse en el suelo de la adversidad. Cuando su vida parezca que se desmorona, pida a Dios que lo consuele. Quizás no escape de la adversidad, pero encontrará el consuelo de Dios en medio de ella. Algunas veces, sin embargo, el único consuelo que tenemos radica en el conocimiento de que algún día estaremos con Dios. Agradezca el consuelo y el aliento que se encuentran en su Palabra, presencia y pueblo.40.3-5 Preparar un camino y enderezar calzada significa quitar los obstáculos o extender la alfombra roja para la llegada del Señor. El desierto es una ilustración de las pruebas y los sufrimientos de la vida, a los que no somos inmunes. Pero estas cosas no deben obstaculizar nuestra fe. Isaías dijo al pueblo que se preparara para ver la obra de Dios. Juan el Bautista utilizó estas palabras cuando exhortó a la gente a prepararse para la llegada del Mesías (Mat 3:3).40.6-8 Aquí se compara a la gente con la hierba y las flores que se marchitan. Nosotros somos mortales, pero la Palabra de Dios es eterna y nunca falla. La opinión pública cambia y no es confiable, pero la Palabra de Dios es firme. Unicamente en la Palabra eterna de Dios hallaremos soluciones duraderas para los problemas y necesidades.40.11 A menudo se describe a Dios como un pastor, que con amor cuida y guía a su rebaño. El es fuerte y poderoso (40.10), y sin embargo, cuidadoso y amable. Se le llama pastor (Salmo 23); el buen pastor (Joh 10:11, Joh 10:14); el gran pastor (Heb 13:20); el Príncipe de los pastores (1Pe 5:4). Tome nota de que este pastor protege a los miembros más indefensos de nuestra sociedad: los niños y los que cuidan de ellos. Esto refuerza el tema profético de que la nación verdaderamente poderosa no es la que tiene un gran ejército, sino más bien la que depende de la fuerza protectora de Dios.40.12-31 Isaías describe el poder de Dios para crear, su provisión y su presencia para ayudar. Dios es omnipotente y todopoderoso; pero aun así, cuida de cada uno de nosotros en forma personal. Ninguna persona ni cosa puede compararse a Dios (40.25). Definimos a Dios lo mejor que podemos con nuestro conocimiento y lenguaje escasos, pero solo limitamos nuestro entendimiento de El y su poder cuando lo comparamos con lo que experimentamos en la tierra. ¿Cuál es su concepto de Dios, sobre todo como se reveló en su Hijo, Jesucristo? No limite la obra de Dios en su vida al subestimarlo.40.29-31 Aun la gente más fuerte se cansa por momentos, pero el poder y la fuerza de Dios nunca disminuyen. Nunca está demasiado cansado ni ocupado para ayudarnos o escucharnos. Su fuerza es nuestra fuente de fortaleza. Cuando sienta que todo en la vida lo aplasta y no pueda dar un paso más, recuerde que puede clamar a Dios para que renueve su fuerza.40.31 Esperar en Jehová es saber que su fuerza prometida nos ayuda a levantarnos por encima de las confusiones y dificultades de la vida. Significa también confiar en Dios. Esto nos ayuda a estar preparados para cuando El nos hable. Entonces seremos pacientes cuando nos pida que esperemos el cumplimiento de las promesas que se encuentran en su Palabra.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

NOTAS

(1) “El Dios de ustedes.” Heb.: ’Elo·heh·kjém.

REFERENCIAS CRUZADAS

a 1854 Isa 35:3; Isa 49:13; Isa 51:3; Zac 1:13; 2Co 1:3

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

consolad a mi pueblo. Profetizando hacia fines del siglo VIII a.C., Oseas había declarado a Israel como: « no mi pueblo» y el S eñor como « no [su] Dios» (Os 1:9). Pero Oseas dejó la posibilidad de que una vez más sería llamado « mi pueblo» (2:22).

Fuente: La Biblia de las Américas

Aquí comienza la segunda gran sección (caps. Isa 40:1-31; Isa 41:1-29; Isa 42:1-25; Isa 43:1-28; Isa 44:1-28; Isa 45:1-25; Isa 46:1-13; Isa 47:1-15; Isa 48:1-22; Isa 49:1-26; Isa 50:1-11; Isa 51:1-23; Isa 52:1-15; Isa 53:1-12; Isa 54:1-17; Isa 55:1-13; Isa 56:1-12; Isa 57:1-21; Isa 58:1-14; Isa 59:1-21; Isa 60:1-22; Isa 61:1-11; Isa 62:1-12; Isa 63:1-19; Isa 64:1-12; Isa 65:1-25; Isa 66:1-24) del libro. En contraste con el horrible cuadro de juicio de los capítulos anteriores, esta sección resplandece con la luz de las promesas de la restauración a la tierra (Isa 40:1-31; Isa 41:1-29; Isa 42:1-25; Isa 43:1-28; Isa 44:1-28; Isa 45:1-25; Isa 46:1-13; Isa 47:1-15; Isa 48:1-22), la venida del Mesías (Isa 49:1-26; Isa 50:1-11; Isa 51:1-23; Isa 52:1-15; Isa 53:1-12; Isa 54:1-17; Isa 55:1-13; Isa 56:1-12; Isa 57:1-21) y las bendiciones mileniales para Israel (Isa 58:1-14; Isa 59:1-21; Isa 60:1-22; Isa 61:1-11; Isa 62:1-12; Isa 63:1-19; Isa 64:1-12; Isa 65:1-25; Isa 66:1-24). Si bien el pueblo aún no había sido llevado al exilio, Isaías vio más allá de aquel tiempo terrible hacía un futuro de bendiciones.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

[1] Isaías había vaticinado la cautividad del pueblo hebreo en Babilonia y ahora lo consuela con la profecía de su libertad.[2] Abundante gracia o suficiente castigo.[3] Mat 3, 3; Luc 3, 4.[5] Jn 1, 14.[6] Eclo 14, 18; Sant 1, 10; 1 Pe 1, 24.[11] En la Escritura se pasa fácilmente de la figura del rey a la del pastor y en ocasiones son sinónimas. 2 Sam 5, 2; Jer 3, 15; Jn 12.[13] Sab 9, 13; Rom 11, 34; 1 Cor 2, 16.[15] Sab 11, 23.[18] Hech 17, 29.[26] Sal 19 (18), 1-6.

Fuente: Notas Torres Amat