Comentario de Isaías 44:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

“Y ahora escucha, oh Jacob, siervo mío; y tú, oh Israel, a quien yo escogí.

Ahora pues oye. Isa 42:23; Isa 48:16-18; Isa 55:3; Sal 81:11-13; Jer 4:7; Luc 13:34; Heb 3:7, Heb 3:8.

Oh Jacob. Isa 41:8; Isa 43:1; Gén 17:7; Deu 7:6-8; Sal 105:6, Sal 105:42, Sal 105:43; Jer 30:10; Jer 46:27, Jer 46:28; Rom 11:5, Rom 11:6.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Dios consuela a su pueblo con sus promesas, Isa 44:1-6.

La vanidad de los ídolos, Isa 44:7-8,

y la locura de sus fabricantes, Isa 44:9-20.

Exhorta alabar a Dios por su redención y omnipotencia, Isa 44:21-28.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Ahora: Se destaca este llamado inmediato a escuchar en Isa 42:1Isa 43:1.

siervo: Véase como se usa el título de siervo para referirse a la nación de Israel en Isa 41:8.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

CONSOLAOS. Se escribieron estos capítulos durante los últimos años de la vida de Isaías. Dios reveló estas profecías a fin de brindar esperanza y consuelo a su pueblo durante su cautividad en Babilonia ciento cincuenta años después de la época de Isaías (véase Isa 39:5-8). Están llenas de revelaciones proféticas acerca del Mesías venidero y su reino futuro en la tierra. Algunos acontecimientos profetizados se cumplieron en el cautiverio babilónico y en la restauración de Judá, muchos se relacionan más específicamente con la manifestación de Jesucristo en la tierra, y otros todavía esperan su cumplimiento. En general, los caps. Isa 40:1-31; Isa 41:1-29; Isa 42:1-25; Isa 43:1-28; Isa 44:1-28; Isa 45:1-25; Isa 46:1-13; Isa 47:1-15; Isa 48:1-22 hacen hincapié en la liberación, los caps. Isa 49:1-26; Isa 50:1-11; Isa 51:1-23; Isa 52:1-15; Isa 53:1-12; Isa 54:1-17; Isa 55:1-13; Isa 56:1-12; Isa 57:1-21 en la redención, y los caps. Isa 58:1-14; Isa 59:1-21; Isa 60:1-22; Isa 61:1-11; Isa 62:1-12; Isa 63:1-19; Isa 64:1-12; Isa 65:1-25; Isa 66:1-24 en la gloria.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

44. Restauración de Israel. Contra la Idolatría.
Este capítulo es una continuación lógica del tema del anterior, es decir, el cumplimiento de la promesa de la restauración gloriosa de Israel. Aquí desaparece el tono amargo recriminativo contra Israel.

Efusión del espíritu de Yahvé (1-5).
1 Pero ahora escucha, Jacob, mi siervo; Israel, a quien elegí yo. 2 Así habla Yahvé, que te ha hecho, y en el seno materno te formó, y te socorre: No temas, siervo mío, Jacob, y “Yeshurum,” a quien yo elegí, 3 porque yo derramaré aguas sobre el (suelo) sediento, y arroyos sobre la (tierra) seca, y efundiré mi espíritu sobre tu simiente, y mi bendición sobre tus retoños, 4 y germinarán como la hierba entre agua, como álamos junto a las corrientes de aguas. 5 Este dirá: Yo soy de Yahvé; aquél tomará el nombre de Jacob, y el otro escribirá en su mano: De Yahvé, y será apellidado con el nombre de Israel.

El futuro de Israel será deslumbrador, pues Dios hará que surja una multiplicación maravillosa de su posteridad. La providencia de Yahvé se extiende sobre Jacob-Israel desde el seno materno (v.2), e.d., desde sus primeros años de existencia nacional. Si Dios ha formado a Israel, no le desamparará y le continuará socorriendo. A Israel se le aplica el calificativo honorífico de Yeshurum (v.2), que significa “leal,” “honrado,” “fiel,” “recto.” Sólo aparece aquí y en Deu 32:15; Deu 33:5.26. Parece que el profeta juega con las dos palabras hebreas Yshrael (Israel) y Yashirum, relacionando ambas con la idea de resto l. Habrá una renovación espiritual y moral en los mismos israelitas, ciudadanos de la nueva teocracia, como efecto de la efusión del espíritu de Dios, que obrará como un rocío vivificador sobre la simiente o posteridad de Israel.
El resultado bienhechor de este espíritu y bendición es comparado al de las aguas (v.4) que riegan los árboles plantados junto a sus corrientes. La situación de los israelitas será tan próspera y privilegiada, que los gentiles se apresurarán a incorporarse al pueblo de Dios (v.5), queriendo llevar su nombre: Este dirá: Yo soy de Yahvé,.; el otro escribirá en su mano: De Yahvé, y será apellidado con el nombre de Israel. Antes Israel había sido el oprobio entre los pueblos (cf. 43:27) al ser castigado y humillado por Dios; ahora, en cambio, será exaltado y glorificado entre todas las naciones. La expresión escribirá en su mano (v.5) alude a la costumbre antigua oriental del esclavo, que marca con fuego en su carne el nombre de su señor. También es posible que aluda a los tatuajes que se hacían como consagrándose a alguna divinidad2. Aquí, pues, se trata del proselitismo entre los no israelitas. Ya desde los tiempos del éxodo habían sido admitidos algunos no hebreos como agregados al pueblo de Dios, los prosélitos. Estos serán apellidados con el nombre de Israel 3.

No hay más Dios que Yahvé (6-8).
6 Así habla Yahvé, el rey de Israel, su redentor, Yahvé de los ejércitos: Yo soy el primero y el último y no hay otro Dios fuera de mí. 7 ¿Quién como yo? Que venga y grite 4, que anuncie y se compare conmigo. ¿Quién desde antiguo hizo oír lo por venir? 5 Que nos anuncien lo que ha de suceder, 8No os atemoricéis, no temáis. ¿No lo anuncié yo antes ya, y lo predije tomándoos por testigos? ¿Acaso hay Dios fuera de mí? No hay Roca, yo no la conozco 6.

De nuevo se expresa aquí el desafío a los otros dioses. El conocimiento del futuro es la mejor señal del carácter divino de los seres adorados por los pueblos. Yahvé, que es el rey de Israel y su redentor o goel, e.d., abogado oficial de su pueblo (v.6), declara solemnemente su eternidad: yo soy el primero y el último: existió antes de todas las criaturas, y si éstas desaparecen, El permanecerá solo. La fórmula quedará estereotipada en la literatura rabínica posterior y será recogida por el autor del Apocalipsis7. Por otra parte, se declara abiertamente el monoteísmo estricto: No hay otro Dios fuera de mí (cf. 43:10). Los ídolos de los otros pueblos no tienen existencia. Esta idea, que es sustancial en la historia religiosa de Israel, aparece muy destacada en la época profética. El triunfo de los imperios idólatras sobre Israel hacía peligrar la conciencia religiosa de los israelitas. Los profetas declaran taxativamente que este triunfo no es debido al poder de los supuestos dioses de los pueblos conquistadores, sino que ha sido preparado y debido al Dios de Israel, Yahvé, que así quiere castigar las infidelidades de su pueblo. Si Dios anuncia el futuro, es que es Señor de los acontecimientos históricos, y, por tanto, no deben temer (v.8). Aunque surjan convulsiones políticas, Israel no debe temer de esos nuevos imperios, porque Yahvé es el que promueve y controla estos mismos acontecimientos. Por otra parte, Yahvé es la Roca de refugio (v.8), y sólo El puede dar protección (cf. Deu 32:455). Los israelitas, pues, no deben temer de las convulsiones que surjan con motivo de las conquistas de Ciro, pues han sido predichas por el mismo Dios, lo que quiere decir que entran dentro de sus planes.

Inanidad de los ídolos (9-13).
9 Todos los forjadores de ídolos son nada, y sus favoritos no sirven de nada, y son testigos ellos mismos, no ven nada, no saben nada para vergüenza suya. 10 ¿Quién forja un dios, quién funde un ídolo para no servir de nada? 11 He aquí que todos sus devotos serán confundidos; los que los hacen son hombres. Que se junten, que vengan todos; temblarán cubiertos de vergüenza. 12 Un herrero aguza el cincel, forja en la fragua su obra, hace la imagen a golpe de martillo y la forja con su robusto brazo; incluso tiene hambre y está sin fuerzas; no bebe agua, está desfallecido. 13 Quien trabaja en madera tira la cuerda de medir, lo marca con el lápiz, lo ejecuta con los cinceles, lo marca con el compás. Hace así como una semejanza de hombre, para que habite en una casa. de un hombre bello.

Los que fabrican los ídolos son hombres como los demás, y sus favoritos (v.8), e.d., sus ídolos, son también vaciedad, y sus adoradores son testigos de la inutilidad de sus ídolos, como los israelitas lo eran de los beneficios y maravillas de Yahvé (Deu 43:955); no obstante, en su ceguera y estupidez, no ven que son sólo un objeto de metal o de madera. Por eso sus devotos, o partidarios idólatras, serán confundidos (v.11) cuando en la hora crítica vean que no les servirán de nada; son en realidad factura material de hombres, y ningún hombre puede hacer que una cosa sea dios. El profeta describe irónicamente el origen material del ídolo (v.12). El artífice lo hace cuidadosamente, diseñándolo antes con el lápiz, tomando sus medidas con la cuerda, y por fin modelándolo, logrando una imagen de hombre bello, e.d., una estatua acabada en forma humana, para que habite en una casa (v.12), e.d., un templo o una casa particular en la que se le dé culto doméstico como a los dioses penates familiares.

Materialidad de los ídolos (14-17).
14 Córtanse cedros, se toma un roble o una encina, se deja crecer fuerte entre los árboles del bosque; se planta un pino, que la lluvia hace crecer, 15 y sirven al hombre para el fuego; toma de ellos para calentarse, enciende para cocer el pan. Además hace con ellos dioses, ante los cuales se prosterna; hace estatuas, que adora. 16 Ha quemado el fuego la mitad, sobre sus brasas asa carne, y se sacia comiendo el asado. Caliéntase luego diciendo: ¡Ea! me caliento, veo la lumbre, 17 Con el resto se hace un dios, un ídolo, que adora prosternándose ante él, y a quien suplica diciendo: Sálvame, porque tú eres mi dios.

La ironía del profeta no puede ser más sangrienta, pues presenta al detalle el origen del ídolo, desde que es cortado en el bosque hasta que es adorado8. Con la madera del mismo árbol, el idólatra se calienta, así la carne y se levanta una imagen, a la que adora. Con el resto de la madera que no ha servido para otros usos, forma un ídolo (v.17).
Esta sátira aparece en el libro de la Sab 13:11-13 9.

Insensatez de los idólatras (18-20).
18 No saben, no entienden, porque están cerrados sus ojos y no ven, están cerrados sus corazones y no entienden. 19 No reflexionan, no tienen conocimiento ni inteligencia para decir: He quemado la mitad al fuego, sobre sus brasas he cocido el pan, he asado la carne y me la he comido; lo que con el resto haga será una abominación; me prosternaré ante un tronco de madera. 20 Se alimenta de ceniza, un corazón engañado le extravía, y no salva su alma, diciéndose: ¿No es mentira lo que tengo en mi diestra?

La idolatría sólo se explica, pues, en gentes que no piensan y tienen los ojos cerrados (v.18). De otro modo es incomprensible su insensatez para el profeta. Pero el idólatra se apacienta de ceniza (v.20); e.d., el que tiene sus ilusiones y su corazón pegado a cosas fútiles y vanas como la ceniza, se extravia en su corazón, estando, por tanto, fuera del buen camino: no salva su alma, e.d., su vida, cuando en circunstancias críticas suplique a lo que considera como dios.

Grandeza de Yahvé (21-23).
21 Ten en la memoria estas cosas, Jacob e Israel, porque tú eres mi siervo; yo te he formado, tú eres mi siervo, Israel; no te olvidaré. 22 Yo he borrado como nube tus culpas, como niebla tus pecados. Vuelve a mí, que yo te he rescatado. 23 Cantad, cielos, porque Yahvé lo ha hecho; resonad, profundidades de la tierra; saltad de júbilo las montañas, cantad todos, árboles de la selva, porque Yahvé ha rescatado a Jacob y en Israel se glorifica.

El profeta exhorta a Israel a recordar las cosas (v.21) de Yahvé, probable alusión a los v.6-8: sólo Yahvé es la Roca segura, y ha profetizado los hechos presentes. Israel debe tener en cuenta que es sierro de Yahvé (v.21), lo que supone muchas obligaciones. Por su parte, Yahvé nunca se olvidará de Israel, al que ha borrado sus pecados (v.22), como es borrada la nube ante el empuje de un fuerte viento. Por ello quiere que corresponda a su generosidad retornando a El: vuelve a mí (v.22). La penitencia es lo único que exige Dios. El profeta, ante el espectáculo glorioso de la redención de Israel, invita, en apostrofe solemne, a los cielos y a la tierra a que se sumen a la alegría general de los fieles redimidos (v.23). El rescate de Israel significa la glorificación entre las naciones, en cuanto que con ello se manifiesta su poder y bondad supremos.

Ciro instrumento de la omnipotencia divina (24-28).
24 Así dice Yahvé, tu redentor, el que en el seno te formó: Yo soy Yahvé, el que lo ha hecho todo, el que solo despliega los cielos y afirma la tierra. ¿Quién conmigo? 25 El que deshace las señales de los embusteros y a los adivinos enloquece; el que obliga a los sabios a retroceder y envuelve en locura su sabiduría, 26 pero mantiene la palabra de sus siervos y cumple los designios de sus mensajeros; el que dice a Jerusalén: Serás habitada, y a las ciudades de Judá: Seréis reedificadas; yo levantaré sus ruinas; 27 aquel que dice al abismo: ¡Sécate! y deseca sus corrientes; 28 el que dice a Ciro: Tú eres mi pastor, y él hará lo que yo quiera; y dice a Jerusalén: ¡Serás reedificada! y al templo: ¡Serás fundado de nuevo!

Con estos versos comienza una nueva sección, en la que se destaca la importancia de la misión de Ciro como instrumento de Yahvé en la liberación de Israel. Estos v.24-28 pueden considerarse como una introducción a la misma.
Yahvé ahora, al dirigirse a Israel, se presenta siempre como su redentor (v.24) y señor de su historia desde sus mismos orígenes: el que te formó en el seno. Por otra parte, su omnipotencia se manifiesta en el dominio de la naturaleza: los cielos y la tierra son obra exclusiva suya (cf. 40,22), sin que nadie pueda compartir este honor: ¿Quién conmigo? e.d., ¿quién colaboró conmigo en la obra de la creación? Por tanto, sólo El es el dueño de las voluntades de los hombres en la historia, aun de los más tortuosos, como los embusteros (v.25) o adivinos, que pretenden interpretar determinadas señales que no son sino manifestaciones de la voluntad divina. Toda su ciencia carece de fundamento, porque en realidad no conocen los designios de Dios en la historia. El profeta parece aludir aquí a las cavilaciones de los adivinos y astrólogos a propósito de las conquistas fulminantes de Ciro en el Asia Menor. Sin duda que los magos asalariados de Babilonia, basados en sus observaciones astrales y en los vuelos de los pájaros, habían anunciado la derrota definitiva del nuevo enemigo del imperio mesopotámico. Pero Yahvé desbaratará todos estos cálculos (v.25). Son éstos los sabios, que tendrán que retroceder confundidos ante el fracaso de sus interesadas predicciones. Su ciencia, pues, será una verdadera estulticia. En cambio, Yahvé, señor de la historia humana, cumple la. palabra de sus siervos., y mensajeros (v.26), e.d., las predicciones de sus profetas sobre la reedificación de Jerusalén: serás habitada (v.26). Para ello, Yahvé eliminará todos los obstáculos que se opongan a la liberación de Israel: el que dice al abismo: Sécate (v.27), alusión, sin duda, al paso del mar Rojo, cuando lo secó para que pasaran sin dificultad los israelitas. La nueva liberación será tan gloriosa como la del éxodo. Y Dios les protegerá también en la misma medida con sus intervenciones milagrosas10. En realidad es también Yahvé el que suscita a Ciro, diciéndole: Tú eres mi pastor (v.28), instrumento de su voluntad. El título de pastor se aplica frecuentemente en la Biblia al rey y, sobre todo, al futuro Mesías 11. Aquí Ciro es el lugarteniente de Yahvé para gobernar los pueblos, y es el instrumento en la ejecución de sus designios salvadores sobre Israel. En realidad ordenará la reedificación del templo de Jerusalén y la repoblación de esta ciudad: dice a Jerusalén: Serás reedificada, y al templo: Serás fundado.

1 No es necesario aceptar la opinión de Bacher, según la cual aquí el profeta querría sustituir el nombre peyorativo Jacob (suplantador, engañador) por otro más honroso de recto. – 2 Véase Skinner, o.c., II 53. Cf. Lev 19:82; Eze 9:4; Gal 6:17; Rev 7:3; Rev 13:16. “Será apellidado.” – 3 La palabra hebrea yequnne, que aparece aquí, ha sido relacionada correctamente con la kunya de los árabes, e.d., la costumbre de poner un sobrenombre al padre al tener el primer hijo, como título honorífico: Abu abd Rahman: padre de Abderramán. Cf. skinner, o.c., II 52. – 4 “Que venga* está sólo en el texto griego, pero completa bien la idea del texto hebreo. – 5 Así según una reconstrucción muy verosímil de Duhm, seguida por Condamin, El texto hebreo dice lit. “puesto que yo he fundado el pueblo antiguo,” e.d., el pueblo hebreo. Así Skinner. – 6 Así según el texto hebreo actual. Algunos prefieren hacer una reconstrucción: “No hay Roca (refugio) fuera de mí.” – 7 Cf. Isa 48:12; Rev 1:8.17; Rev 22:13. – 8 El orden del v. 14 parece que está trastocado, pues es más lógico empezar por el último estico, en el que se dice que “se planta” un cedro antes de “cortarle.” – 9 Horacio, en una de sus sátiras, abunda en los mismos términos irónicos, sorprendentemente similares: “Olim truncus eram ficulnus, inutile lignum, cum faber, incertus, scamnum faceretne priapum, maluit esse deum” (Sat. 1:8-1ss; cf. Skinner, o.c., II 57). – 10 Algunos autores creen que el profeta alude aquí a la supuesta estratagema narrada por Herodoto (I 189-191), puesta en práctica por Ciro para tomar Babilonia, desviando antes el curso del Eufrates, haciendo penetrar los soldados por el lecho del río desecado. Pero los datos que tenemos en los documentos cuneiformes no avalan esta afirmación. Cf. Skinner, o.c., II 62. – 11 Cf. Jer 3:15; Ez 24; Miq 5:5; Isa 45:4.

Fuente: Biblia Comentada

siervo mío … a quien yo escogí … Hacedor tuyo … el que te formó. Dios ha escogido a su siervo Israel para ser suyo por la eternidad (Isa 43:1; Isa 43:21; Isa 43:25), y por eso no tiene que temer el ser abandonado.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

A la sombra de otros castigos venideros (Isa 43:26-28), el profeta habló acerca de la bendición abundante que será heredada por la nación durante el milenio.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Las profecías de los capítulos Isa 1:1-31 al Isa 39:1-8 iban dirigidas a Judá en medio de su situación durante el ministerio de Isaías (739 a.C. hasta ca. 686 a.C.). Las profecías de los capítulos Isa 40:1-31 a Isa 66:1-24 van dirigidas a Judá como si el cautiverio en Babilonia (Isa 39:5-7) ya fuera una realidad presente, aunque ese cautiverio no sucedió hasta 605-586 a.C. Las palabras «No hay paz para los malos, dijo Jehová» (Isa 48:22; Isa 57:21) marcan la división de esta sección en tres partes: capítulos Isa 40:1-31 a Isa 48:1-22, capítulos Isa 49:1-26 a Isa 57:1-21 y capítulos Isa 58:1-14 a Isa 66:1-24.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Esta sección trata la esperanza y el consuelo de un futuro bienaventurado después del juicio de Dios en el cautiverio babilónico que está por venir.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Isa 41:8.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— Jacob… Israel: Parece que el profeta se refiere al conjunto del país, no al Reino del Norte exclusivamente, que ya había desaparecido del escenario político en el 722 a. C. El doble nombre del patriarca (ver Gén 32:28) vale por la totalidad del pueblo.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

El Dios viviente y su gran diseño. 1-5 Estos versículos reabren un interrogante aparentemente agotado con un característico y ahora (ver sobre 43:1), y asombrosamente reafirman al desagradecido Israel su llamado como siervo … a quien yo escogí (v. 1, repetido en el v. 2), junto con el afectuoso Jesurún (“recto”; cf. Deut. 33:5; pero ver Deut. 32:15; cf. sobre 42:19), y siguiendo a prometer mayores cosas que habrán de venir. El derramamiento del Espíritu es un vislumbre del nuevo pacto, como en Jer. 31:31-34; Eze. 36:26 s.; Joel 2:28, 29; y las confesiones de la alianza en el v. 5 son un goce anticipado de la conversión de los gentiles, como los del Sal. 87:4-6 (donde, sin embargo, es Dios quien los enrola). Los vástagos (v. 3) de Israel señalarán la afluencia de las aguas vivas de Dios, así como los sauces demarcan el curso de un río (vv. 3, 4). El libro de Hech. sigue la pista de parte de esta corriente de vida sobre el suelo sediento.

6-8 Estos versículos constituyen la verdadera esencia de estos capítulos, con el énfasis en que Dios es el Adalid de Israel (Redentor, v. 6; cf. 41:14), su explícito monoteísmo (vv. 6b, 8b), su hincapié sobre la predicción (v. 7b) y su tono tranquilizador hacia un Israel indiferente (v. 8).

9-20 Predican el mismo mensaje pero desde la otra parte, tornando en vergonzosa la belleza estética de la idolatría, no dejando encubierto ningún aspecto de la misma. Es uno de los temas favoritos de estos capítulos: cf. 40:18-20; 45:20; 46:1-7. La adoración de “esas cosas” (Torres Amat) dadas por Dios (v. 9, cf. v. 14) y esculpidas por el hombre es igualmente absurda y blasfema (cf. Rom. 1:25). La consiguiente incapacidad del hombre para ver esto (tan moderna como antigua) viene de un primer rechazo para enfrentarlo (vv. 18-20; cf. Rom. 1:21).

21-28 Retornamos a la positiva y gozosa revelación del verdadero Dios.21 Acuérdate se refiere probablemente a las cosas sobre las cuales Israel puede dar fe (cf. v. 8), como así también a las locuras paganas recién descritas (hay un llamado similar en 45:8). Pero la repetida demanda de Dios de controlar y predecir el curso de la historia se renueva aquí dramáticamente por medio de promesas específicas en los vv. 26-28. Las veladas predicciones de buenas nuevas para Jerusalén y de un libertador, en 41:2, 25-29, de pronto son develadas mostrando a Ciro y su edicto de reconstrucción; profecía que con el tiempo se cumplió (cf. Esd. 1:1-4). Tal minuciosidad tiene su parangón solamente en 1 Rey. 13:2, donde se nombra a Josías 300 años antes de su época. 27 La referencia a las profundidades es otra alusión al éxodo, un recordatorio de la capacidad de Dios para ejecutar estas nuevas maravillas. 28 La expresión mi pastor no significa otra cosa que la utilización que Dios hace de este dirigente para sus propios fines (ver 45:4b, y sobre 41:25).

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

44.2 Jesurún (el recto) es un nombre poético para Israel (Deu 32:15; Deu 33:5, Deu 33:26).44.5 El tiempo vendrá cuando Israel se enorgullecerá de pertenecer a Dios. Si en verdad somos de El, no debemos avergonzarnos sino gozarnos en permitir que todo el mundo sepa nuestra comunión con El (44.8).44.9-20 Aquí Isaías describe cómo el pueblo hizo sus dioses. Qué absurdo resulta hacer un dios del mismo árbol que nos da leña. ¿Creamos nuestros dioses: dinero, fama o poder? Si creamos un dios de nuestra elección, nos engañamos y no podemos esperar que mejore nuestra vida.44.21 Dios dijo que debemos servir a nuestro Creador (17.7; 40.28; 43.15; 45.9). Los idólatras hacen lo opuesto: sirven o adoran lo que han creado en vez de adorar o servir al Unico que los creó. Nuestro Creador pagó el precio por librarnos de los pecados que cometimos en su contra. Ningún ídolo, sin embargo, creó alguna vez a alguien ni puede redimirnos de nuestros pecados.44.25, 26 Los adivinos eran personas que decían recibir mensajes de los dioses. Los agoreros eran los que inventaban augurios para su beneficio. Porque Dios es verdadero, El mismo es la norma de toda enseñanza, por lo tanto, podemos confiar en su Palabra como verdad absoluta. Su Palabra es totalmente precisa y podemos usarla como parámetro. Si no está seguro de alguna enseñanza, cotéjela con la Palabra de Dios. Dios condenó a los falsos profetas porque daban consejos contrarios al suyo.44.28 Isaías, quien vivió aproximadamente del 740-681 a.C., ¡llamó a Ciro por su nombre casi ciento cincuenta años antes de que gobernara (559-530 a.C.)! Historiadores posteriores dijeron que Ciro leyó esta profecía y se conmovió tanto que la llevó a cabo. Además, más de cien años antes de que sucediera, Isaías predijo la caída de Jerusalén (586 a.C.) y la reconstrucción del templo la profetizó aproximadamente doscientos años antes de que ocurriera. Es claro que estas profecías vinieron de un Dios que conoce el futuro.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 2160 Isa 41:8; Jer 30:10

b 2161 Gén 17:7; Gén 35:11; Sal 105:6; Rom 11:7

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

[1] Para ser mi pueblo amado. Jer 30, 10; 46, 27.[6] Is 41, 4; 48, 12; Ap 1, 8-17 y 22, 13.[12] La intención del profeta al pintar la necesidad y angustias del herrero es contrastar la impotencia del ídolo para socorrerlas con la grandeza del Señor que hizo llover el maná y brotar el agua de las peñas.[28] Esd 1, 2.

Fuente: Notas Torres Amat