Biblia

Comentario de Isaías 66:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Isaías 66:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Así ha dicho Jehovah: “El cielo es mi trono, y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Dónde está esa casa que me edificaréis? ¿Dónde está ese lugar para mi reposo?

El cielo es mi trono. 1Re 8:27; 1Cr 28:2; 2Cr 6:18; Sal 11:4; Sal 99:9; Sal 132:7; Mat 5:34, Mat 5:35; Mat 23:21, Mat 23:22; Hch 17:24.

¿dónde está la casa que me habréis de edificar? 2Sa 7:5-7; Jer 7:4-11; Mal 1:11; Mat 24:2; Jua 4:20, Jua 4:21; Hch 7:48-50.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Dios glorioso será servido en humilde sinceridad, Isa 66:1-4.

Él consuela al humilde mostrando la confusión de sus enemigos, Isa 66:5-6;

y el maravilloso crecimiento, Isa 66:7-9,

y misericordiosos beneficios de su pueblo, Isa 66:10-14.

El duro castido de Dios sobre los malos, Isa 66:15-17.

Los gentiles serán también un pueblo santo, Isa 66:18-23;

y verán la condenación de los malos, Isa 66:24.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Dios no necesita un templo que le hagan los humanos, porque el cielo y la tierra (todo el cosmos) es su santuario (Isa 40:22).

estrado: El lugar de descanso de los «pies» del Señor se extiende del arca del pacto (Isa 60:13) a toda la tierra.

dónde está la casa: Ningún lugar en la tierra puede acomodar la trascendencia de Dios (1Re 8:27).

el lugar de mi reposo se refiere al Templo (1Cr 28:2Sal 132:8Sal 132:14).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

CONSOLAOS. Se escribieron estos capítulos durante los últimos años de la vida de Isaías. Dios reveló estas profecías a fin de brindar esperanza y consuelo a su pueblo durante su cautividad en Babilonia ciento cincuenta años después de la época de Isaías (véase Isa 39:5-8). Están llenas de revelaciones proféticas acerca del Mesías venidero y su reino futuro en la tierra. Algunos acontecimientos profetizados se cumplieron en el cautiverio babilónico y en la restauración de Judá, muchos se relacionan más específicamente con la manifestación de Jesucristo en la tierra, y otros todavía esperan su cumplimiento. En general, los caps. Isa 40:1-31; Isa 41:1-29; Isa 42:1-25; Isa 43:1-28; Isa 44:1-28; Isa 45:1-25; Isa 46:1-13; Isa 47:1-15; Isa 48:1-22 hacen hincapié en la liberación, los caps. Isa 49:1-26; Isa 50:1-11; Isa 51:1-23; Isa 52:1-15; Isa 53:1-12; Isa 54:1-17; Isa 55:1-13; Isa 56:1-12; Isa 57:1-21 en la redención, y los caps. Isa 58:1-14; Isa 59:1-21; Isa 60:1-22; Isa 61:1-11; Isa 62:1-12; Isa 63:1-19; Isa 64:1-12; Isa 65:1-25; Isa 66:1-24 en la gloria.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

66. Felicidad de los Fieles Israelitas.
Castigo de los impíos.
Sigue la antítesis entre la suerte de los fieles a Yahvé y de los apóstatas. En este sentido, este capítulo es complemento del anterior. Parece que hay en él diversos fragmentos inconexos, que han sido incrustados artificialmente, sin mayor unidad. Por eso, no es fácil hacer una división ligada y lógica de los versículos.

Invectiva de Yahvé contra los transgresores (1-4).
1 Así dice Yahvé: El cielo es mi trono, y la tierra el escabel de mis pies. ¿Qué casa podrías edificarme? ¿En qué lugar moraría yo? 2Todo eso, mis manos lo hicieron; todo esto es mío, dice Yahvé. Y a éste es al que yo miro: I al humilde y abatido de espíritu, al que tiembla ante mi palabra. 3Hay quien sacrifica un buey y mata un hombre, quien inmola un cordero y desnuca un perro, quien presenta en ofrenda sangre de puerco, quien quema incienso y se postra ante un ídolo. Así como ellos eligen sus caminos y en sus abominaciones se complace su alma, 4así yo me complaceré en sus calamidades, y traeré sobre ellos lo que se temen. Porque llamé, y nadie me respondió; hablé, y nadie me escuchó. Hicieron lo que era malo a mis ojos y escogieron lo que a mí desagradaba.

Ante todo, Yahvé quiere destacar su trascendencia: el cielo es mi trono 2; por eso ninguna morada terrestre es digna de El. La misma tierra no es sino el escabel de sus pies (v.12). Es tal la majestad y sublimidad de Yahvé, que no hay nada digno de albergarle con decoro en este mundo. El profeta quiere aquí destacar que los meros ritos culturales del templo no bastan para darle un homenaje digno. Busca algo más íntimo, ya que lo material es muy poco para su grandeza. No es que el profeta quiera condenar el culto como manifestación externa de adoración, sino que aquí desea destacar la dignidad sublime de Yahvé, del que no es digno todo lo material que pueda ofrecérsele: ¿en qué lugar moraría yo? (v.1b). Las palabras del profeta quizá sean una respuesta al deseo de los judíos repatriados por edificar el templo, creyéndose con ello cubiertos ante Dios en sus deberes religiosos. El profeta indica que ese templo material es bien poca cosa para el Señor del universo. Lo que en realidad le interesa a Yahvé es el arrepentimiento y la humildad de espíritu: a éste es al que yo miro, al humilde y abatido de espíritu, al que tiembla ante mi palabra y acata los mandatos de su Ley.
Por otra parte, ese culto oficial en el templo no está en consonancia con la conducta moral de los que asisten a él: Hay quien sacrifica un buey y mata un hombre. (v.3a). Parece que aquí se contraponen cuatro actos de culto a cuatro actos idolátricos: a) sacrificio de un buey en el templo y sacrificios humanos (mata un hombre); b) inmolación de corderos en el templo y sacrificio de un perro a los ídolos; c) ofrenda en el altar del santuario y derramamiento de sangre de puerco a los ídolos; d) cremación de incienso en el santuario y postración ante un ídolo (v.3b). Este parece ser el sentido más obvio de esta extraña argumentación del profeta. La versión de los LXX y la Vulgata sugiere otra interpretación: “el que inmola un buey es como el que mata un hombre; el que mata una res, como el que descabeza un perro; el que ofrece una oblación, como el que ofrece sangre de puerco; el que presenta incienso, como el que bendice al ídolo.” Según esta lectura, el que cumpliera los actos rituales de inmolar un buey, un cordero, u ofrecer una oblación o incienso, si lo hace sin las debidas disposiciones interiores de humildad y entrega a Dios, es como el que mata a un hombre, el que descabeza un perro, el que ofrece sangre de puerco o bendice al ídolo. Esta interpretación nos resulta un tanto fuerte para la primera frase, en la que se equipararía el sacrificio de un buey y el homicidio. No obstante, el estilo polemista hiperbólico oriental podría explicar estos modos de argumentar, que a nosotros se nos antojan extraños.
De nuevo Yahvé les recrimina sus falsos caminos (v.3c), por ellos escogidos, ya que tienen propensión a complacerse en abominaciones. Pero también Yahvé tiene derecho a complacerse en sus calamidades (v.4). La justicia divina tiene sus derechos inexorables, y por ello hará venir sobre ellos lo que se temen (v.4). Y todo ello por haber sido infieles a sus llamadas e insinuaciones: llamé, y nadie me respondió (v.4b).

Promesas a los fieles (5-9).
5 Oíd la palabra de Yahvé vosotros los que teméis su palabra: Han dicho vuestros hermanos, los que os aborrecen y os niegan por causa de mi nombre: “¡Que haga Yahvé muestra de su gloria, para que veamos vuestro contento!” Pero han de ser confundidos. 6 Voces, alborotos de la ciudad, voces que salen del templo. Es la voz de Yahvé, que da a sus enemigos el pago merecido. 7 Antes de ponerse de parto ha parido; antes de que la sobrevinieran los dolores dio a luz un varón. 8 ¿Quién oyó cosa semejante? ¿Quién vio nunca tal? ¿Es dado a luz un país en un día? ¿Una nación nace toda de una vez ? Pues apenas ha sentido los dolores, ya Sión ha parido a sus hijos. 9 ¿Voy yo a abrir el seno materno para que no haya alumbramiento? dice Yahvé. ¿Voy yo, el que hace parir, a cerrarlo? dice tu Dios.

El profeta se dirige a los fieles para que se consuelen y no hagan caso de sus hermanos de raza (v.5b), que hacen escarnio de las promesas divinas y no creen en ellas. No creen en la próxima manifestación divina, y dicen sarcásticamente: Que haga Yahvé muestra de su gloria para que veamos vuestro contento! (v.5c). Se burlan de esas ilusiones de los fieles, que hablan de cambios de cosas en el futuro, en el que encontrarán su contento. Pero serán confundidos cuando vean el triunfo de los buenos en la manifestación gloriosa de Yahvé.
El profeta dramatiza la situación: Ha llegado el momento esperado del juicio de Dios, y como consecuencia, la confusión: Voces, alborotos de la ciudad., del templo (v.6). Se presenta a Yahvé, que llega con un ejército preparado a dar la batalla a los enemigos, que llenan la ciudad de estruendo y griterío. Yahvé parece salir^ del templo sembrando el alboroto por doquier con su intervención justiciera: da a sus enemigos el pago merecido (v.6b).
Después compara a Jerusalén a una mujer que da origen a una familia numerosa. Su reconstrucción como nación es tan rápida, que, antes de ponerse de parto, ya ha parido (v.7a). Su alumbramiento es tan súbito que, apenas siente los dolores, con toda facilidad da a luz un varón, la máxima aspiración de una madre israelita. Ese varón es el pueblo de Israel, que se va a organizar con todo vigor como nación; de ahí su carácter varonil. Parece aludir el profeta al retorno de los exilados de la diáspora.
El profeta expresa su admiración por el súbito alumbramiento de una nación que alcanza pronto su vigor colectivo: ¿Es dado a luz un país en un día? (8). Sión, apenas ha sentido los dolores del alumbramiento, ya está constituida en nación: ha parido a sus hijos (v.8c).
Y ahora Yahvé quiere justificar sus promesas. ¿Cómo va a poner a un pueblo en tensión constante esperando unas promesas que no se han de cumplir? Esto sería hacer que una mujer tuviera dolores de parto sin obtener el fruto de sus dolores: ¿Voy yo a abrir el seno materno (de la nación) para que no haya alumbramiento? (v.9). Dios es omnipotente, y, por tanto, al lanzar a una nación detrás de una promesa, no es para agotarla en una tensión indefinida, sin alcanzar su meta. Al poner a Sión en trance de alumbramiento, es porque la hará llegar a buen término. Dios no hace las cosas a medias. Y en el caso concreto, Yahvé es el que hace parir (v.8b) a Sión, la pone en trance del alumbramiento, y, por tanto, no va a cerrar su seno en el momento crítico en que se ha de realizar lo esperado y prometido. La imagen es muy gráfica para expresar las largas y fatigosas ilusiones de Israel como nación en pos de los tiempos mesiánicos, en los que había de dar a luz un varón, la nueva comunidad de elegidos en la nueva teocracia.

La consolación de Jerusalén (10-14).
10 Alegraos con Jerusalén y regocijaos con ella todos los que la amáis. Llenaos con ella de alegría los que con ella hicisteis duelo. 11 Para mamar hasta saciaros del pecho de sus consolaciones, para mamar en delicia de los pechos de su gloria. 12 Porque así dice Yahvé: He aquí que voy a derramar sobre ella la paz como río y la gloria de las naciones como torrente desbordado. Y sus niños de pecho serán llevados a la cadera y acariciados sobre las rodillas. 13 Como cuando a uno le consuela su madre, así yo os consolaré a vosotros, y en Jerusalén seréis consolados. 14Y vosotros lo veréis, y latirá de gozo vuestro corazón, y vuestros huesos reverdecerán como la hierba. La mano de Yahvé se dará a conocer a sus siervos, y (su) furor a sus enemigos.

La perspectiva del nacimiento de una nueva nación debe constituir la alegría de todos los que esperaban en las promesas de Yahvé: Alegraos con Jerusalén. los que la amáis (v.10a). Se acerca la hora del triunfo, y por ello deben participar de su alegría los que en otro tiempo participaron en su duelo (v.10b). 3 A Jerusalén se la presenta como una madre generosa que ofrece sus pechos para que se sacien de su alegría sus habitantes: para mamar, del pecho de sus consolaciones., de su gloria (v.11b). Jerusalén ha sido “consolada,” y deben sus ciudadanos participar de estas consolaciones proporcionadas por Yahvé, y con ello la gloria, de la que también ellos deben participar. Jerusalén, que ha sufrido tanto, está ahora como embriagada de consuelo al sentirse vindicada bajo la protección de Yahvé.
Y se especifican esas consolaciones, y la primera de ellas la paz: voy a derramar la paz como río. Jerusalén, siempre en tensión con las invasiones de sus enemigos, va a sentir por primera vez la máxima consolación: la paz total como consecuencia de un nuevo estado de cosas. Y con ella vendrá la gloria de las naciones (v.12b), sus riquezas y tesoros. Y sobre todo vendrán los hijos de Sión que se hallan dispersos: sus niños de pecho serán llevados a la cadera. (v.12c). Es la misma profecía que hemos visto en 60:4. Los gentiles llevarán a los judíos, acariciándolos como niños de pecho sobre su seno. Yahvé mismo consolara personalmente a los israelitas como lo hace una madre con su hijo. Jerusalén será motivo de consuelo para sus habitantes: en Jerusalén seréis consolados (v.13). Ante este espectáculo, los ciudadanos de Sión sentirán que sus huesos reverdecerán como la hierba (v.14). Es la consecuencia de la alegría profunda que siente. La tristeza seca los huesos, según repetidamente se dice en la Biblia4, y, al contrario, el gozo y la satisfacción los vivifican, como se vivifican las hierbas con la humedad.
Y todo ello como consecuencia de que la mano de Yahvé se dará a conocer a sus siervos (v.14b); su omnipotencia (la mano de Yahvé) se manifestará plenamente en la inauguración de la nueva era mesiánica, castigando con furor a sus enemigos. Es la contrapartida. Los justos serán felices, mientras que los impíos, que se opusieron como enemigos a la manifestación de Dios, serán duramente castigados.

Castigo de los enemigos de Yahvé (15-17).
15 Porque he aquí que llega Yahvé en fuego, y es su carro un torbellino, para tornar su ira en incendio, y sus amenazas en llamas de fuego. 16 Porque va Yahvé a juzgar por el fuego, y por la espada a toda carne, y caerán muchos a los golpes de Yahvé. 17 Los que se santifican y purifican para ir a los jardines tras uno que está en medio, que comen carne de puerco y manjares abominables y ratas, juntamente perecerán, dice Yahvé.

Ese castigo no se hará esperar, pues llega Yahvé en fuego, según la imagen tradicional.5 Su oficio va a ser purificar y discriminar, y por eso el fuego es el símbolo de la purificación. Yahvé viene en un torbellino (v.15a), según las teofanías antiguas del éxodo y del Sinaí; siempre rodeado de majestad, dominando las fuerzas de la naturaleza. Viene a manifestar su enojo con un incendio, en llamas de fuego. El profeta trabaja siempre con las imágenes tradicionales del Dios airado del Sinaí.6 La literatura apocalíptica recargará estos colores dramáticos: el juicio de Dios será siempre por el fuego.7 Nadie se escapará de su castigo: va a juzgar toda carne (v.16). Todos los pecadores en general están comprendidos entre estos que caerán a los golpes de Yahvé.
Y concreta más el profeta los transgresores que serán objeto de particular castigo divino: los que se santifican y purifican para ir a los jardines (v.17a). Es una alusión a los que iban a cumplir ritos idolátricos en los jardines y lugares frondosos, símbolo de la fecundidad comunicada por determinadas divinidades afrodisíacas, como Istar y Adonis. La frase tras uno que está en medio (v.17) parece aludir a algún rito según el cual los fieles cumplían ciertos actos de purificación guiados por un mago o mistagogo. En Eze 8:11 se habla de un mago que en medio de 70 ancianos cumple ritos esotéricos. Además, no tienen escrúpulo en comer viandas prohibidas por la Ley: carne de puerco, manjares abominables y ratas (v.17). Sobre la carne de puerco cf. 65:4. Los manjares abominables deben de ser los reptiles en general, prohibidos por la legislación mosaica. 8 Lo mismo respecto de las ratas, o roedores en general, prohibidas como animales inmundos.

Convocación de todas las naciones (18-24).
18 Yo conozco sus obras y sus pensamientos. Y vendré para reunir a todos los pueblos y lenguas, que vendrán para ver mi gloria. 19Yo les daré una señal, y mandaré sobrevivientes de ellos a Tarsis, a las naciones de Put9, de Lud, de Mosoc10, de Ros, de Tubal y de Yaván, de las islas lejanas, que no han oído nunca mi nombre y no han visto mi gloria, y pregonarán mi gloria entre las naciones. 20Y de todas las naciones traerán a vuestros hermanos ofrendas a Yahvé en caballos, en carros, en literas, en mulos y en dromedarios, a mi monte santo, a Jerusalén, dice Yahvé, como traen los hijos de Israel la oblación en vasos puros al templo de Yahvé. 21Y también yo elegiré de entre ellos sacerdotes y levitas, dice Yahvé. 22Porque así como los cielos nuevos y la tierra nueva que yo voy a crear subsistirán ante mí, dice Yahvé, así subsistirá vuestra progenie y vuestro nombre, 23y de novilunio en novilunio, de sábado en sábado, toda carne vendrá a prosternarse ante mí, dice Yahvé, 24y al salir verán los cadáveres de los que se rebelaron contra mí, cuyo gusano nunca morirá y cuyo fuego no se apagará, y serán horror a toda carne.

La primera frase del v.18 se refiere a las abominaciones de que hablaba el ν.17. El castigo vendrá precisamente porque sus obras y pensamientos no son conformes con los mandatos de Yahvé, que lo sabe todo.
Y a continuación la mente del profeta se dilata en un horizonte universalista. Todos los pueblos podrán ser testigos de la gran manifestación de Yahvé, que vendrá a reunir todos los pueblos y lenguas (v.15b) para que sean testigos de su gloria o manifestación gloriosa y magnifícente del Dios de Israel. Yahvé mismo dará una señal (v.16a) para que se concentren todos los pueblos. Será un signo prodigioso que llame su atención y los atraiga hacia Sión. Los supervivientes parecen ser los que se libraron del juicio del que se habla en el v. 16, y que pueden ser los paganos buenos, “prosélitos,” que se adhirieron a los rescatados de Israel. 11 Vienen de Tarsis, el extremo occidente, en la desembocadura del Guadalquivir 12; de Put, que aparece en la tabla genealógica de Gen 10:6 juntamente con Misraím (Egipto). 13 Parecen ser los habitantes del sudeste de Egipto. Mosoc, al sudeste del mar Negro. 14 Ros, nombre supuesto en relación con el anterior. Tubal, vecinos de Mosoc, al sudeste del mar Negro. Yaván son los “jonios” o griegos. 15 Todos, desde las islas lejanas, aun los que no han oído jamás el nombre del Dios de Sión, se harán eco de la gloria de Yahvé entre las naciones, o pueblos gentiles. Es el reconocimiento de la soberanía de Yahvé en todo el orbe conocido. Y como homenaje traerán ofrendas en todos los medios de transporte: caballos, dromedarios, etc. Es un pasaje paralelo a 60:5-7. El punto de convergencia es el monte santo, la colina de Sión, donde se asienta el templo, morada de Yahvé; por eso las ofrendas son para los hermanos o moradores de la Ciudad Santa.
En el v.21 hay una promesa extraña. Parece que Yahvé va a escoger, de entre los gentiles, sacerdotes y levitas (v.21). Esto es algo excepcional. En 61:5-6 se decía que los israelitas serían sacerdotes, y los otros pueblos serían sus servidores. Por eso muchos autores creen que la frase entre ellos se refiere a los israelitas de la diáspora, que al entrar en la Tierra Santa ejercerían funciones sacerdotales, al menos algunos de ellos, a quienes Dios escogiera por su vinculación a la tribu de Leví. Sin embargo, no pocos autores ven aquí una proclamación enfática de un orden nuevo: yo elegiré (v.21), lo que indicaría como una medida excepcional fuera de la Ley mosaica recibida. 16 Esto estaría en consonancia con la situación totalmente nueva creada por los cielos nuevos y la tierra nueva (v.22a) de que se habla a continuación. Yahvé anuncia una profecía de permanencia eterna de la nueva progenie en la nueva teocracia, como ya se indicó en 65:17. 17 Este fragmento tiene un aire escatológico. Toda la humanidad participará periódicamente en el culto del templo de Jerusalén: de novilunio en novilunio., toda carne vendrá a prosternarse ante mí. La frase toda carne no parece dejar lugar a duda sobre el sentido universalista de la profecía. Todos los pueblos adorarán a Yahvé, participando en el culto solemne en la ciudad de Sión18. Las grandes fiestas eran los novilunios, o primeros de mes, y los sábados. Esta estructura cultual sirve de armazón y símbolo del futuro culto en la nueva Jerusalén.
Y, para terminar, el profeta nos reserva el gran “final” de sus oráculos. En contraposición al estado de triunfo y alegría en que vivirán los escogidos de la nueva Jerusalén está el cuadro aselador del castigo de los impíos y apóstatas. Al salir de la ciudad después de dar culto a Yahvé, se verá la manifestación de Yahvé sobre los impíos: los cadáveres de los que se rebelaron contra mi (v.24 a) yacerán sumidos entre fuego que no se apagará, y serán pasto de un gusano que nunca morirá (v.24b). El espectáculo será de horror para toda carne. El fragmento es escatológico. Al iniciarse la era mesiánica habrá un juicio sobre los impíos, que yacerán eternamente para escarmiento y para glorificación de los justos y de Yahvé. Es un cuadro también hiperbólico oriental con colores apocalípticos. Joel nos presentará a todos los pueblos exprimidos como racimos en el valle de Josafat por el propio Yahvé por haber oprimido a Israel 19. En la profecía que comentamos del libro de Isaías no se especifica el lugar donde estarán estos cadáveres. Sólo se dice que, al salir de la ciudad, los fieles se encontrarán con este espectáculo. Parece que es en el valle de “Gehinnom” o “gehenna,” que en Jer 7:32-33 aparece como el lugar en que los israelitas idólatras serán pasto de las fieras y los pájaros. Ese valle, terrorífico en la tradición israelítica por haber sido el lugar en que se ofrecieron sacrificios humanos a los ídolos, 20 es el actual wady er-Rababi, al sudoeste de Jerusalén, y que, al unirse con el Cedrón, es llamado hoy día wady en-Nar, o valle del fuego, por los árabes. En esa depresión, considerada como lugar de abominación por los israelitas a causa de los terroríficos recuerdos de culto a los ídolos y a los muertos, se arrojaban las inmundicias de la ciudad. La teología talmúdica coloca aquí la boca del infierno. Nuestro Señor aplicará el nombre de gehenna al infierno del más allá, y traerá este texto de Isaías para hablar de los suplicios eternos de ultratumba. 21 El profeta quiere recalcar el castigo de los impíos, cuyos cuerpos no se consumirán para que lo vean los elegidos. San Juan Bautista hablará también de un juicio inaugural de Dios por el “fuego” antes de la manifestación del Mesías. Por carecer de esperanza de retribución en ultratumba, los profetas confunden los diversos estratos de la etapa mesiánica, y así colocan el juicio discriminador de justos y pecadores antes de inaugurarse la etapa mesiánica. En realidad, según la perspectiva evangélica, este juicio tendrá lugar al fin del mundo.

1 Así según el texto griego y el siríaco. El hebreo dice: “todo esto ha sido.” – 2 Cf. Isa 57:15; Isa 60:13. – 3 El texto griego lee: “Alégrate, Jerusalén.” Pero el paralelismo parece más bien sugerir la lectura del texto hebreo que hemos seguido. – 4 Cf. Sal 31:10; Sal 32:3. La alegría vivifica: Isa 44:3. – 5 Cf. Deu 5:22s; Isa 29:6; Isa 3:27. – 6 Cf. Hab 3:8; Sal 68:17. – 7 Cf. Eze 38:22; Joe 3:2; Amo 7:4” – 8 Cf. Lev 7:21; Lev 7:11.10s; Eze 8:10. – 9 Así según el texto griego; el hebreo dice Pul, desconocido. – 10 El texto hebreo dice “tiradores de arcos,” que sería corno un epíteto de Lud, o Lydios. Sabemos que éstos eran famosos como arqueros. Cf. Jer 46:9. Hemos seguido la lectura del texto griego: Mosoc, bien conocido en la geografía bíblica. Cf. Eze 39:2. Ros es una conjetura según este texto de Ezequiel. – 11 Cf. Isa 4:2; Isa 37:32; Isa 45:20. – 12 Cf. Is2,i6; Isa 23:10. – 13 Cf. Gén 10:6.13; Jer 46:9; Eze 27:10; Eze 30:5. – 14 Son los Mosqui y Tibareni de los clásicos, y los Muski y Tabal de los asirios. Cf. Eze 32:26. – 15 Así Dennefeld, o.c., p.234. – 16 De este parecer es Skinner, o.c., II 254. – 17 Cf. Jer 31:35; Jer 33:25s. – 18 Cf. Zac 14:16. – 19 Jl3. – 20 Cf. Is 33; Zac 57:9; Jer 7:31s. – 21 Cf. Mar 9:43-47.

Fuente: Biblia Comentada

Isaías comenzó el resumen final de su profecía con un recordatorio de que el Señor no está interesado en un templo de piedra, porque es Creador de todas las cosas y el universo es su morada. Esteban citó este pasaje ante el sanedrín para señalar su error al limitar a Dios a un templo de confección humana (Hch 7:49-50). Por el contrario, Dios quiere morar en un corazón tierno y quebrantado que no se ocupa en los aspectos exteriores de la religión (cp. Mat 5:3-9). Dios busca hacer morada en el corazón de una persona que toma en serio su Palabra (cp. Isa 66:5; Jua 14:23).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Las profecías de los capítulos Isa 1:1-31 al Isa 39:1-8 iban dirigidas a Judá en medio de su situación durante el ministerio de Isaías (739 a.C. hasta ca. 686 a.C.). Las profecías de los capítulos Isa 40:1-31 a Isa 66:1-24 van dirigidas a Judá como si el cautiverio en Babilonia (Isa 39:5-7) ya fuera una realidad presente, aunque ese cautiverio no sucedió hasta 605-586 a.C. Las palabras «No hay paz para los malos, dijo Jehová» (Isa 48:22; Isa 57:21) marcan la división de esta sección en tres partes: capítulos Isa 40:1-31 a Isa 48:1-22, capítulos Isa 49:1-26 a Isa 57:1-21 y capítulos Isa 58:1-14 a Isa 66:1-24.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Esta sección describe la gloria futura para el pueblo de Dios, Israel.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

— ¿Qué templo van a construirme?: Siguiendo la más pura tradición profética, el poeta pone en boca del Señor la negativa a la reconstrucción del Templo de Jerusalén (estamos en torno al 520 a. C.) mientras el culto siga corrompido.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Mat 5:34-35; Hch 7:49-50.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Adoradores bienvenidos y no bienvenidos. Esto no constituye una protesta contra la reconstrucción del templo, como lo han sugerido algunos, puesto que fue Dios quien lo ordenó (Hag. 1:2-11). Más bien es un reproche a la práctica eclesiástica estéril, el espíritu que habría de erigir muros humanos alrededor de Dios (vv. 1, 2a; cf. 2 Sam. 7:6; Hech. 7:48-50, 54). 2b Obsérvese la actitud de pureza que Dios espera de nosotros, como en Luc. 18:13, desde el momento en que el hombre no sólo es pequeño sino pecador. Ver, sin embargo, 57:15.

La práctica eclesiástica estéril también engendra irrealidad (v. 3) e intolerancia (v. 5). 3 El heb. tiene una secuencia lit. como la expresa la RVA: El que mata un toro es como el que mata a un hombre. Podría significar (según la mayoría de las versiones) que un ritual que no pasa más allá de lo correcto, es como una matanza inútil y una idolatría (cf. 1:13: Jer. 7:21, etc.), o que en la actualidad coexiste con la brutalidad y el sacrilegio. La intolerancia del v. 5 se tradujo, casi al pie de la letra, en Juan 9:24, 34. Es una de las primeras alusiones auténticas a las persecuciones religiosas y al odio teológico, una de las manchas más vergonzosas de la iglesia.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

66.1 Incluso el bello templo de Jerusalén era lamentablemente inadecuado para un Dios que está presente en todas partes. A Dios no se le puede confinar a ninguna estructura humana (véanse 2Ch 6:18; Act 7:49-50). Este capítulo es una culminación conveniente del libro. Dios levantará al humilde, juzgará a todas las personas, destruirá al malvado, reunirá a todos los creyentes y establecerá un nuevo cielo y una nueva tierra. Permita usted que esta esperanza lo aliente cada día.66.2, 3 Estos versículos clave resumen el mensaje de Isaías. Se contrastan dos formas de vida: la de los humildes que reverencian profundamente los mensajes de Dios y su aplicación a la vida, y la de quienes deciden sus propios caminos. Los sacrificios del arrogante eran solo obediencia externa. En sus corazones eran asesinos, pervertidos e idólatras. Dios muestra misericordia al humilde, pero maldice al soberbio y autosuficiente (véase Luk 1:51-53). Nuestra sociedad nos insta a ser enérgicos y a apoyarnos en nosotros mismos. Necesitamos tener cuidado de que la libertad y el libre albedrío no nos desvíen del camino de Dios de vida eterna.66.7-9 Dios no dejará incompleta su obra de restauración nacional. En esta imagen de nacimiento, Dios muestra que cumplirá lo prometido. Es tan inevitable como el nacimiento de un bebé. Cuando todo ese dolor termina, comienza el gozo.66.15-17 Esta es una descripción vívida del gran juicio que acontecerá en la Segunda Venida de Cristo (2Th 1:7-9).66.19 El pueblo de Dios saldrá como misionero a todas partes del mundo: Tarsis (España), Fut (Libia), en Africa del norte, Lud en el oeste de Asia Menor, Tubal en el noreste de Asia Menor y a Javán (Grecia).66.22-24 Isaías concluye este libro con un gran drama. Para los infieles hay una seria descripción de juicio. Para los fieles hay una descripción gloriosa de una abundante recompensa: «Así permanecerá delante vuestra descendencia y vuestro nombre». El contraste es tan estremecedor que pareciera que todos querrían ser seguidores de Dios. Sin embargo, a menudo somos igual de rebeldes, necios y recelosos al cambio como lo eran los israelitas. Somos tan negligentes como ellos en alimentar a los pobres, en trabajar por la justicia y en obedecer la Palabra de Dios. Asegúrese de que está entre los que serán ricamente bendecidos.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 3417 Sal 11:4; Sal 113:6; Sal 148:13

b 3418 Mat 5:35; Hch 7:49

c 3419 2Cr 6:18; Hch 17:24

d 3420 1Cr 28:2; Hch 7:48

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

El cielo es mi trono…¿Dónde…la casa que podríais edificarme? Aquí Dios se dirige a los israelitas que creen que sus actividades religiosas pueden controlar su presencia. Como todo el cielo es su trono y la tierra el estrado de sus pies, ¿qué necesidad tiene Dios de una casa hecha por el pueblo?.

Fuente: La Biblia de las Américas

[1] La Iglesia cristiana primitiva empleó con frecuencia este capítulo para describir la lucha entre el bien y el mal, los elegidos y los condenados. Hech 7, 49; 17, 24.[4] Prov 1, 24; Jer 7, 13.[8] Mat 8, 11; 12, 31.[12] Abundancia de bienes. Is 49, 25.[17] Haciendo sacrificios a los ídolos.[23] Hebr 6, 9.[24] Mar 9, 43.

Fuente: Notas Torres Amat