Comentario de Jeremías 18:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
La palabra que vino a Jeremías de parte de Jehovah, diciendo:
Como un alfarero, Dios tiene poder absoluto sobre las naciones, Jer 18:1-10.
Judá recibe la amenaza de juicio por su rebelión, Jer 18:11-17.
Jeremías ora en contra de sus enemigos. Jer 18:18-23.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Esta extensa sección tiene tres partes:
(1) la parábola del alfarero (Jer 18:1-23);
(2) un acto simbólico: la vasija rota (Jer 19:1-15); y
(3) Pasur encarcela al profeta que lo llama Magor-Misabib (Jer 20:1-18).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Esta sección también se divide en tres partes:
(1) la parábola del alfarero (vv. Jer 18:1-12);
(2) Dios rechaza al pueblo (vv. Jer 18:13-17); y
(3) persecución de Jeremías (vv. Jer 18:18-23).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
La parábola del alfarero es la primera de varias prosas de actos autobiográficos usados como señal, similares al relato de un acto simbólico, que provee nuevas demostraciones de la rebelión de Judá contra Dios. Las que están sin fecha corresponden al período entre el comienzo del reinado de Joacim hasta la caída de Jerusalén el 586 a.C. El alfarero simboliza a Jehová, Israel es la arcilla en sus manos.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Levántate y vete es una fórmula común para un servicio dirigido divinamente.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
18. La Orza Rota.
Insidias contra Jeremías. Imprecaciones.
Con este capítulo se abre una nueva sección del libro, que se extiende hasta el c.20 inclusive. El sentido teológico de los tres capítulos se basa en la parábola en acción de la orza rota. Con ella el profeta quiere hacer ver que era vana la suposición de que, por ser Israel el pueblo elegido por Dios, nunca llegaría la ruina de Jerusalén. El capítulo se divide en dos partes: a) en la casa del alfarero (1-17); b) imprecaciones del profeta (18-23).
Yahvé forjador de pueblos (1-10).
1 Palabra que de Yahvé llegó a Jeremías, diciendo: 2Levántate y baja a la casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. 3Bajé, pues, a la casa del alfarero, y he aquí que éste estaba trabajando a la rueda. 4Cuando se estropeaba entre las manos la vasija que estaba haciendol, tornaba a hacer otra vasija, según cumpliera hacerlo a los ojos del alfarero. 5Y me vino la palabra de Yahvé, diciendo: 6¿Acaso no puedo yo hacer de vosotros, casa de Israel, como hace el alfarero? – oráculo de Yahvé – . Como está el barro en la mano de alfarero, así estáis vosotros en mi mano, casa de Israel. 7De pronto decido yo arrancar, destruir y hacer perecer a un pueblo y a un reino; 8pero si este pueblo se convierte de las maldades por las que yo me había pronunciado contra él, también yo me arrepiento del mal que había determinado hacerle. 9Igualmente resuelvo yo de pronto edificar y plantar a un pueblo o un reino; 10pero, si obra el mal a mis ojos y no escucha mi voz, me arrepiento del bien que había determinado hacerle.
Jeremías recibe la orden de ir a la casa del alfarero (v.2) y observar lo que éste hace, para después sacar una lección moral para su pueblo. El alfarero estaba a la rueda o torno (v.5), alusión al sistema primitivo, aún existente en Palestina, de hacer la vasija utilizando dos ruedas de piedra o madera unidas por un eje. La inferior es movida por el pie, y en la superior se va modelando la arcilla a gusto del artífice. Jeremías se fijó en que, cuando se estropeaba entre las manos la vasija que estaba haciendo (v.4), la deshacía, y con la misma arcilla hacía otra a su gusto. El detalle tenía su significación en el orden religioso para el profeta, y así se lo declara Dios expresamente: Israel está en manos de Yahvé como la arcilla en manos del alfarero (v.6).
Lo que quiere destacar en primer término con este símil es la libérrima omnipotencia divina, en tal forma que puede hacer de Israel y de los pueblos lo que le plazca, como el alfarero hace la vasija a su gusto. Yahvé es dueño absoluto de los destinos de Israel. La aplicación más exacta, conforme al símil, es que así como el alfarero hace, con la misma arcilla de la vasija deshecha por haberse estropeado, otra a su gusto, así Yahvé, sin desechar las malas cualidades de Israel, sobre todo su obstinación, le utiliza con sus defectos para modelarle conforme a sus designios. Pero en las parábolas y alegorías es necesario atender sobre todo a la finalidad de la misma exigida por el contexto, que aquí es destacar la autónoma omnipotencia de Yahvé. Este carácter omnímodo se extiende a los destinos de todos los pueblos. No obstante, en los planes de Dios se salva siempre la justicia y la misericordia, y por eso muchas veces sus amenazas son condicionadas y dependen de la reacción de los pueblos. Aquí se presenta a Dios antropomónicamente, pues es capaz de arrepentirse de sus planes y designios (v.8). Son modos de hablar humanos que no han de tomarse al pie de la letra. La suerte, pues, de Israel depende de su conducta.
Contumacia de los judíos (11-12).
11 Di, pues, ahora a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén: Así habla Yahvé: He aquí que estoy trazando males y formando planes contra vosotros. Conviértase, pues, cada uno de sus malos caminos, y mejoradlos y mejorad vuestras obras. 12 Pero ellos dicen: ¡Es en vano! pues seguiremos nuestros designios, y cada cual obraremos según la dureza de nuestro perverso corazón.
Después de haber enunciado el principio general, el profeta detalla su aplicación práctica a Israel, que ha sido infiel a Yahvé; por tanto, la justicia vengadora puede rechazar y aniquilar a dicho pueblo, pero quiere dar una última posibilidad de salvación, invitando al arrepentimiento: Yahvé está trazando males contra los israelitas en el supuesto de que no cambien de conducta. Pero el pueblo sigue aferrado a sus malas costumbres: es en vano (v.12); no creen en las recriminaciones del profeta de Yahvé. Jeremías pone en boca del pueblo el modo de pensar de éste, reflejado en su conducta práctica: obraremos según la dureza de nuestro corazón. Es ya la obstinación declarada y porfiada.
El crimen inaudito de Israel (13-17).
13 Por eso así dice Yahvé: Preguntad a las naciones. ¿Quién oyó cosas semejantes? Un horrible crimen ha cometido la virgen de Israel. 14¿Por ventura desaparece de la roca del campo la nieve del Líbano o se agotan las aguas frescas que corren de los montes? 3 15 Pues mi pueblo se ha olvidado de mí, ha ofrecido incienso a la vanidad. Van de tropiezo en tropiezo por sus caminos, los senderos antiguos, siguiendo sendas extraviadas, camino no trillado, 16 para hacer de su tierra una desolación, objeto de eterna burla. Todos los que pasen por ella se asombrarán y moverán la cabeza. 17 Como viento solano los dispersaré ante los enemigos. La espalda les mostraré, no el rostro, el día de su infortunio.
El pecado de Israel no tiene paralelo en la historia, pues ha abandonado a su propio Dios, que le protegió en toda su vida nacional, para irse tras dioses extranjeros: es el horrible crimen. de la virgen de Israel. La frase tiene un sentido de ternura, reflejada en el epíteto aplicado a Israel: la virgen, e.d., Israel, que ha sido la virgen desposada de Yahvé en sus primeros tiempos de elección en el desierto. Su defección la explica el profeta por un símil de la naturaleza inanimada: la nieve del Líbano permanece unida en las cimas de la roca del campo 4; probable alusión al monte Hermón, que se eleva en el campo o llanura. En 21:13 se llama a Jerusalén roca de la llanura en un sentido análogo. La idea de la comparación es que,
520
JEREMíAS 18
mientras la nieve permanece vinculada a las crestas de las montañas, donde sólo puede subsistir en las épocas de calor, y las aguas frescas siguen fluyendo de los montes, sin pretender buscar otros cursos caprichosos, que las harían agotarse en seguida, Israel, en cambio, no permanece unido a Yahvé, donde sólo puede subsistir y de cuyo manantial sólo puede recibir vida nacional. Los israelitas han olvidado a Yahvé, tropezando por sus caminos, los senderos antiguos (v.15b), e.d., apartándose o recalcitrando en los caminos de la tradición yahvista, que debía seguir, los cuales eran los senderos antiguos, trazados por Dios 5, siguiendo sendas extraviadas, peligrosas (la idolatría), que no era el camino trillado que se le había señalado desde el principio.
Consecuencia de su error será la desolación y la ruina. Dios los castigará con la destrucción de sus ciudades y con la deportación en masa, y todos los que pasen por ella se asombrarán y moverán la cabeza (v.16) en señal de burla y desprecio, pues verán en ello una maldición divina 6. Yahvé hará que venga un ejército enemigo que agoste, como el viento solano (el jamsim, viento abrasador del desierto), todo lo que haya de vida, dispersando a la población hacia el exilio (v.17). Yahvé se desentenderá de su pueblo, dándole la espalda u ocultando su rostro en el momento de la tragedia, el día del infortunio.
Imprecaciones del profeta (18-23).
18 Ellos dijeron: “Venid, tomemos asechanzas contra Jeremías, pues no ha de desaparecer la ley del sacerdote, el consejo del sabio y la palabra del profeta. Venid, vamos a herirle con la lengua, y no demos oídos a ninguna de sus palabras.” 19 Atiéndeme, ¡oh Yahvé! y oye la voz de mis adversarios. 20 ¿Se paga por ventura mal por bien? Pues me cavan una hoya. Acuérdate cómo me presenté ante ti para hablar en favor suyo, para apartar de ellos tu indignación. 21 Da, pues, sus hijos al hambre y entrégalos al poder de la espada. Quédense sus mujeres sin hijos y viudas, y mueran sus maridos de peste, y sus mancebos traspasados por la espada en la guerra. 22 Salgan gritos de sus casas cuando de repente hagas venir sobre ellos el salteador, pues han cavado una hoya donde capturarme, y tendieron a mis pies lazos ocultos. 23 Pero tú, ¡oh Yahvé! conoces sus maquinaciones de muerte contra mí. No les perdones por su iniquidad, no borres su pecado de ante tus ojos; caigan ante ti; en el día de tu ira obra sobre ellos.
Encontramos aquí una situación similar a la descrita en 11:18-20; I5,ioss. Los enemigos de Jeremías traman asechanzas contra él para quitarle de delante y verse libres de sus acusaciones, que consideran inoportunas (v.18). La acusación principal contra él es que ha predicho la ruina de la nación y del templo, lo que no podía concebirse conforme a las promesas divinas de permanencia del pueblo: no ha de desaparecer la ley del sacerdote, el consejo del sabio y la palabra del profeta (v.18). La teocracia hebrea se basaba espi-ritualmente en el sacerdote, el profeta y el sabio o escriba de la Ley. A pesar de las predicciones de Jeremías, estas instituciones fundamentales permanecerán, y, por tanto, son blasfemas y atentan contra la providencia que Yahvé tiene de su pueblo las palabras de ruina de la nación que constantemente anuncia Jeremías. Así discurrían los grupos de oposición al profeta7. La expresión Darnos a herirle con la lengua alude a las maquinaciones secretas y calumnias que urdían contra el profeta para acusarle y condenarle. Querían condenarlo ante la opinión pública como sacrilego, pues anunciaba cosas contra los intereses de la nación elegida por Dios. Es la misma acusación que los contemporáneos de Cristo hicieron contra El. Una vez más Jeremías aparece como tipo del Cristo doliente.
Al profeta, ante estas insidias y acusaciones, no le queda sino recurrir a Yahvé, que le ha prometido liberarlo de los violentos 8; por eso a El acude confiado: oye la voz de mis adversarios (v.ig). Se siente herido por la ingratitud de su pueblo. Todo lo que ha hecho es en bien de sus compatriotas, y, sin embargo, pagan mal por bien (v.20). En sus predicciones no ha buscado sino el arrepentimiento del pueblo para librarlo de la ira divina. Pero se lo pagan acusándole de traidor y sacrilego. Es la eterna tragedia íntima de Jeremías, que durará toda su vida hasta ver consumadas literalmente sus profecías de ruina y de exterminio.
En un momento de amargura, el profeta deja desahogar su alma con unas imprecaciones que hieren nuestro sentido cristiano de la caridad. De nuevo nos encontramos aquí con expresiones orientales hiperbólicas, y de nuevo tenemos que recordar que el nivel espiritual del A.T. era muy inferior al del ν. Τ. El perdón total de los enemigos, orando por ellos, y su conversión, es un fruto espiritual de la muerte de Jesús, perdonando a sus enemigos desde la cruz. San Esteban es el primero en iniciar la serie de mártires que bendicen a sus verdugos, implorando para ellos el perdón de sus pecados y ofreciendo su sangre por ellos. En el A.T., sólo el Siervo de Yahvé del libro de Isaías – culminación máxima de las profecías personales mesiánicas – aparece sufriendo callado, sin protestar ante sus enemigos. Precisamente esto era lo que no pudieron comprender los judíos en la profecía, y de ahí que, cuando Jesús aparece cumpliendo materialmente los detalles del vaticinio, sus compatriotas le condenen, por considerarle en oposición a las concepciones tradicionales de Israel. El amor a los enemigos es una revelación de la predicación evangélica, y la fundamental de todas, y es tan elevada que aun los grandes justos del A.T., como los patriarcas y profetas, no pudieron llegar a ella, a pesar del profundo sentido de justicia que los dominaba. Es que la caridad cristiana tiene unas cimas muy superiores a la más elevada justicia humana.
La expresión salgan gritos de sus casas (v.22) alude a los gritos de los niños y demás seres débiles que están en casa cuando llega el salteador o ejército enemigo invasor. Estas imprecaciones del profeta son un deseo de castigo para sus enemigos, que han cavado una hoya para tomarlo. Los conciudadanos de Jeremías le tienden asechanzas, como hacen los cazadores para cobrar sus piezas, poniendo lazos ocultos y hoyas, para que caigan inadvertidamente en ellas. La imagen es muy usual en la Biblia 9. Por eso pide a Yahvé que no olvide la iniquidad de ellos: no borres su pecado de ante tus ojos (v.23). Yahvé lleva en un libro la contabilidad de las buenas y malas acciones, y Jeremías quiere que continúe el enorme pasivo que carga sobre sus enemigos 10 y que en el día de la ira de Yahvé reciban el pago de sus obras.
1 Así siguiendo a los LXX. El TM añade “como arcilla en las manos del alfarero,” que es parafraseado por algunos: “como (sucede con) la arcilla en manos del alfarero.” – 3 Lit. el TM: “¿se derretirán las aguas extranjeras frescas?” – 4 La versión de los LXX da otra versión muy enigmática, al traducir por “pecho” lo que nosotros hemos traducido, con un ligero cambio, por “campo.” – 5 Cf. Jer 6:16, donde los senderos antiguos significan los buenos caminos tradicionales de Israel. – 6 Cf. Deu 29:23; 1Re 9:8; Isa 37:22; Sal 22:8; Mat 27:30. – 7 Muchos autores prefieren entender la frase de los enemigos de Jeremías en el sentido de que, aunque muera éste, no faltarán sacerdotes, profetas y sabios que los guíen. Así Ric-ciotti, Trochon, siguiendo la interpretación de San Efrén y de otros Santos Padres. – 8 Cf. 15:20. – 9 Cf. Sal 7:16; Eco 11:32; Ecl 10:8; Pro 26:27; Eclo 27 20 – 10 Cf. Sal 109:145.
Fuente: Biblia Comentada
Existe un vínculo estrecho entre el capítulo Jer 17:1-27 y los capítulos Jer 18:1-23; Jer 19:1-15; Jer 20:1-18. En el Jer 17:1-27 se tiene en vista la destrucción, aunque todavía puede ser prevenida por el arrepentimiento (Jer 18:7-8). No obstante, como no hubo arrepentimiento (Jer 18:12), la vasija de barro de Jeremías que se rompió ilustró el castigo severo de Dios sobre Israel (cap. Jer 19:1-15). Después, el espíritu de rechazo (cp. Jer 19:15) condujo a la persecución contra el vocero de Dios (cap. Jer 20:1-18).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
18.1-19.15 Las parábolas de estos capítulos, quizás escritas durante los primeros años del reinado de Joacim, ilustran la soberanía de Dios sobre la nación. Dios tiene poder sobre el barro (Judá) y El sigue trabajando para convertirlo en una vasija útil. Sin embargo, Judá debía arrepentirse pronto o el barro se endurecería en la forma equivocada. Entonces carecería de valor y lo quebrarían y destruirían.18.6 Conforme el alfarero moldeaba o daba forma a la vasija de barro en su rueda, a menudo iban apareciendo los defectos. El alfarero tenía poder sobre el barro, para dejar los defectos o para volver a moldear la vasija. Asimismo, Dios tenía poder para volver a dar forma a la nación y conformarla según sus propósitos. Nuestra estrategia no debería ser volvernos inconscientes ni pasivos (un aspecto del barro), sino con voluntad y receptivos al impacto de Dios en nosotros. En la medida que se lo permitimos, Dios vuelve a darnos forma para que seamos vasijas valiosas.18.12 Nuestra sociedad admira la agresividad, independencia y desafío a la autoridad. En una relación con Dios estas cualidades se transforman en testarudez, presunción y resistencia a escuchar o cambiar. Si no se controla, la testarudez se convierte en un estilo de vida hostil a Dios.18.18 Las palabras y las acciones de Jeremías fueron un reto para la conducta social y moral del pueblo. Habló abiertamente sobre reyes, príncipes, sacerdotes y profetas, escribas y sabios (4.9; 8.8, 9). No temía hacer una crítica poco popular. El pueblo podía decidir si obedecerlo o silenciarlo. Eligieron lo último. No pensaron que necesitaban a Jeremías, sus falsos profetas les decían lo que querían escuchar. ¿Cómo responde usted a la crítica? Escuche con cuidado, quizás Dios esté tratando de decirle algo.LECCIONES OBJETIVAS DE DIOS EN JEREMIAS1.11, 12: Una vara de almendro – Dios cumplirá sus amenazas de castigo.1.13: Una olla que hierve; y su faz está hacia el norte. Dios castigará a Judá.13.1-11: Un cinto de lino podrido. Debido a que el pueblo se negó a escuchar a Dios, se volvió inútil para El, inservible, como un cinto podrido.18.1-17: La vasija de barro del alfarero. Dios puede destruir a su pueblo pecador si así lo desea. Esta es una advertencia para que se arrepientan antes de que se vea forzado a aplicar su juicio.19.1-12: La vasija de barro rota. Dios quebrantará a Judá de la misma manera que Jeremías rompió las vasijas.24.1-10 Las dos cestas de higos. Los buenos higos representan el remanente de Dios. Los higos malos representan la gente que queda atrás.27.2-11 El yugo Cualquier nación que se negare a someterse al yugo de control de Babilonia sería castigada.43.8-13 Las piedras grandes Las piedras marcaban dónde Nabucodonosor establecería su trono cuando Dios le permitiera conquistar Egipto.51.59-64 El libro hundido en el río. Babilonia se hundiría para nunca volverse a levantar.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) Véase Jer 1:1, n: “Jeremías”.
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Cada uno de estos capítulos (1-20) contienen una ilustración basada en algún aspecto de la alfarería.
Fuente: La Biblia de las Américas
[11] Experiencia ordinaria de Jeremías, que luego es interpretada como mandato del Señor. 2 Re 17, 13; Jon 3, 9.[16] Jer 50, 13.[18] Con la calumnia.[21] Ya que tu justicia lo exige.