Comentario de Jeremías 23:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
“¡Ay de los pastores, que echan a perder y dispersan a las ovejas de mi prado!, dice Jehovah.
Ay. Jer 2:8, Jer 2:26; Eze 13:3; Eze 34:2; Zac 11:17; Mat 23:13-29; Luc 11:42-52.
de los pastores. Jer 23:2, Jer 23:11-15; Jer 2:8; Jer 10:21; Jer 12:10; Jer 22:22; Jer 25:34-36; Jer 50:6; Isa 56:9-12; Eze 22:25-29; Eze 34:2-10, Eze 34:21; Miq 3:11, Miq 3:12; Sof 3:3, Sof 3:4; Zac 11:5-7, Zac 11:15-17; Mat 9:36; Mat 15:14; Jua 10:10, Jua 10:12.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Profecia de la restauración del rebaño esparcido, Jer 23:1-4.
El Mesías reinará y los salvará, Jer 23:5-8.
Profetiza en contra de los falsos profetas, Jer 23:9-32;
y los burladores de los verdaderos profetas, Jer 23:33-40.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Los reyes de Judá no habían vivido a la altura de la línea Davídica y de las normas divinas para el reino, así que la liberación y restauración sólo podrían venir a través de una intervención divina. La primera sección (vv. Jer 23:1-4) provee una transición desde la condenación de los reyes (pastores) de Judá (Jer 22:11-30), a la proclamación de un rey justo y recto venidero (vv. Jer 23:5, Jer 23:6), y a la restauración del remanente de los israelitas en su tierra (vv. Jer 23:7, Jer 23:8).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Un ay suele introducir un severo mensaje de juicio.
pastores: En el antiguo Medio Oriente, el reinado ideal lo simbolizaba la imagen de un pastor. Para Israel, el ideal del Buen Pastor se encontraba en su gran Rey (Sal 23:1-6) y se reflejaba en el reinado de David, el pastor-rey. Pero, en vez de proteger y apacentar la nación, los pastores reyes de Israel habían destruido y dispersado al pueblo y no lo cuidaron.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
¡AY DE LOS PASTORES… ! En este capítulo Jeremías profetiza aflicción y juicio sobre los guías espirituales de Judá (los sacerdotes y los falsos profetas), que se estaban enriqueciendo de manera egoísta sin que se preocuparan en absoluto por el estado del pueblo (cf. Eze 34:1-31). Ellos serían destruidos y el pueblo sería enviado al exilio. ¿Qué haría luego Dios? Recogería «el remanente» y lo haría «volver a sus moradas» (v. Jer 23:3), y les daría pastores que cuidaran debidamente de ellos; el supremo Pastor sería el «renuevo justo» (v. Jer 23:5), es decir, el Mesías.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
23. Profecías Mesiánicas.
Contra los falsos Profetas.
En dos partes netas se divide este capítulo: a) resumen de lo anterior, con algunos vaticinios de consolación mesiánicos (1-8); b) contra los falsos profetas. Se discute la autenticidad de los v. 16-40, entre otras razones porque se supone cierta dispersión entre las gentes.
Cuando estaban a punto de cumplirse los vaticinios siniestros de Jeremías, el profeta presenta ciertos oráculos de consolación mesiánicos para reforzarles su fe en los destinos mesiánicos del pueblo, que, a pesar de la tragedia que se avecina, saldrá purificado y preparado para la inauguración de la nueva era mesiánica. Quizá el momento más adecuado para la composición de estas profecías de consolación sean los últimos días del reinado de Sedecías, cuando ya estaba iniciado el terrible asedio de la ciudad, en 587 a.C.
Contra los pastores de Israel (1-2).
1 ¡Ay de los pastores que hacen perecer y destrozan el rebaño de mi pastizal! Oráculo de Yahvé. 2 Por eso así dice Yahvé, Dios de Israel, de los pastores que apacientan a mi pueblo: Vosotros habéis dispersado mi grey, la habéis descarriado y no habéis cuidado de ella. He aquí que voy a visitaros por la maldad de vuestras obras – oráculo de Yahvé.
El profeta se encara con la clase dirigente de Israel, que ha sido la principal responsable de la ruina de su pueblo. Son los falsos pastores (v.1), que han fomentado la apostasía y la idolatría en el pueblo sencillo, atrayendo sobre él los justos castigos divinos, concretados en la invasión extranjera y en la deportación en masa hacia tierras extrañas. Son estos versos como un resumen de lo anterior predicho sobre el rey. Yahvé llama a su pueblo cariñosamente el rebaño de mi pastizal (v.1). Israel ha sido conducido por el desierto como una tímida grey en medio de peligros sin cuento, y toda su historia como nación es una continua sucesión de providencias divinas para salvarlo en las vicisitudes más críticas l. Pero los actuales pastores, encargados de llevar a buenos pastos a su grey, la han descarriado (v.2). La comparación aparece reiteradamente en Jeremías y otros profetas posteriores 2. Yahvé no puede tolerar esta situación anormal, y se ve precisado a intervenir justicieramente visitando a su pueblo.
Promesa de restauración mesiánica (3-8).
3 Yo mismo reuniré los restos de mi rebaño de todas las tierras en que los he dispersado, y los volveré a sus prados, y fructificarán y se multiplicarán. 4 Y suscitaré sobre ellos pastores que los apacienten, y ya no habrán de temer más ni angustiarse ni afligirse – oráculo de Yahvé . 5He aquí que vienen días – oráculo de Yahvé – en que yo suscitaré a David un vástago justo, y reinará como rey prudentemente, y hará derecho y justicia en la tierra. 6 En sus días será salvado Judá, e Israel habitará confiadamente, y el nombre con que le llamarán será éste: “Yahvé (es) nuestra justicia.”3 7Por eso he aquí que vendrán días – oráculo de Yahvé – en que no se dirá ya: “Vive Yahvé, que subió de la tierra de Egipto a los hijos de Israel,” 8sino más bien: “Vive Yahvé, que sacó y trajo al linaje de la casa de Israel de la tierra del aquilón y de todos los países a que los arrojó, y los hizo habitar en su propia tierra.”4
Después de anunciar la deportación sin retorno de Jeconías y su carencia de descendientes reales, el profeta se proyecta, para consolar a sus compatriotas, hacia una era futura en la que serán olvidados los pecados de Judá y de sus pastores, pues el mismo Yahvé personalmente se encargará de pastorear a su rebaño, que hará volver de todas las tierras en que lo había dispersado (v.3). Es el anuncio de retorno del exilio. La catástrofe, pues, nacional es relativa, y un día volverán los israelitas a recogerse bajo la protección de su Dios, que directamente los gobernará como el pastor a su rebaño. En realidad, Yahvé será riguroso con las clases dirigentes, causantes de la ruina, pero benigno con las ovejas descarriadas. Dios, después de traerlos a nuevos pastos, les dará pastores que los apacienten (v.4). Para entender bien esto hay que tener en cuenta el doble plano sobre el que se mueve la profecía: primero se refiere a la restauración que sigue al exilio, y entonces los pastores serán Zorobabel, Josué, Esdras y Nehemías, etc., que colaboraron directamente en la repatriación y en la restauración de la vida nacional; pero después hay otra perspectiva más amplia, y es la del mesianismo. Las dos se confunden en superposición de planos en la mente del profeta, en cuanto que la primera es la inmediata preparación de la segunda. Esos dirigentes postexílicos son los tipos de otros pastores de la era mesiánica, que podremos identificar con el mismo Mesías y sus colaboradores, como los apóstoles y sus sucesores.
La expresión no habrán de temer mas ni angustiarse alude claramente a la era venturosa de paz mesiánica, como la fórmula siguiente: he aquí que vienen días (v.6)5. Los tiempos mesiánicos estarán presididos por la figura desbordante del Mesías, vastago justo. La atención del profeta se centra en un misterioso retoño de la casa de David, que impondrá un reinado de derecho y de justicia. Todo esto parece depender de la profecía isaiana sobre el “vastago de Jesé”6, sobre el que descansará el “espíritu de Yahvé”; es el “Príncipe de la paz” de los tiempos mesiánicos, dotado de las cualidades ideales de un hombre de gobierno: inteligencia, ciencia, sabiduría, fortaleza y temor de Dios. Por eso aquí se dice que ese vastago justo reinará como rey prudentemente. La palabra vastago o germen, aplicada al Mesías, aparece en el profeta Zacarías7 medio siglo después. Aquí, en Jeremías, el vastago es apellidado justo, porque inaugurará un reinado de equidad y de justicia. Es una idealización de lo que en 2Sa 8:15 se aplica al gran antepasado David, modelo de soberanos teocráticos para la mentalidad hebrea. Ese vastago tendrá categoría real: reinará como rey (v.6). Esto excluye la aplicación del texto al restaurador Zorobabel, el cual nunca tuvo la dignidad real.
Así, pues, sobre el primer plano de la reorganización de los repatriados después del exilio, dirigida por Zorobabel, la mente del profeta se proyecta hacia un horizonte más glorioso y espectacular, en que se impondrá un reinado de derecho y justicia en la tierra. Será el día de la “salvación” del pueblo elegido en su totalidad: de Judá, o reino del Sur, y de Israel, o reino del Norte (v.6). De nuevo formarán un solo reino bajo la figura deslumbrante del Rey ideal, el Mesías. Este sueño de la unificación de las doce tribus, separadas después de la muerte de Salomón, tan acariciado por los verdaderos yahvistas, será realizado plenamente en los tiempos mesiánicos. Será tal la equidad que implantará el nuevo Rey mesiánico, que podrá llamarse Yahvé es nuestra justicia (v.6). Este nombre es puramente simbólico y no indica la divinidad del Mesías, sino sólo que el Mesías vinculará su reinado de justicia a Yahvé de un modo tan estrecho, que podrá ser llamado Dios es nuestra justicia (en heb. Sidquenu), como el misterioso Niño nacido de una doncella en Isa 7:14 podrá llamarse Immanuel (“con nosotros Dios”), en cuanto que Yahvé estará con él y con su pueblo.
En Jer 33:16 se llama a Jerusalén “Yahvé, nuestra justicia.” Se trata, pues, de nombres simbólicos, no raros en la Biblia8. Es posible que el nombre Sidquenu (“Yahvé es nuestra justicia”), aplicado al Mesías, sea sugerido por el nombre de Sedéelas (en heb. Sidquiyahu, que significa “mi justicia es Yahvé”), y que haya buscado un juego de palabras el profeta para mostrar que el Mesías cumplirá plenamente lo que materialmente significaba el nombre del rey Sedecías, que los había defraudado en sus esperanzas liberadoras.
Los v.7-8, repetición Deu 16:14-15, parecen fuera de contexto. Los LXX los ponen al final del capítulo. Se adaptarían mejor al contexto colocándolos detrás del v.3. No obstante, aún pueden entenderse, en cierta ilación lógica, con lo que antecede en el lugar que actualmente tienen. La salvación obrada por el Mesías, realizada primero en el retorno de la cautividad y después colmada en los tiempos mesiánicos, harán palidecer las maravillas del éxodo. La liberación de Egipto no ha sido nada en comparación con la futura y definitiva liberación de Israel (v.7). En las fórmulas de juramento se hará sólo mención de esta salvación iniciada con el retorno del pueblo de la cautividad de la tierra del aquilón, es decir, de Mesopotamia, que será definitiva en la era mesiánica.
Corrupción moral de las clases dirigentes (9-12).
9 A los profetas: Se me parte mi corazón dentro de mí, se estremecen todos mis huesos, estoy como un hombre ebrio y cual varón dominado por el vino ante Yahvé y sus santas palabras, 10pues la tierra está llena de adúlteros; a causa de la maldición, la tierra está en duelo; se han secado los oasis del desierto; corren tras la maldad, y su fuerza es la injusticia. 11Pues aun los profetas mismos y los sacerdotes son unos impíos; hasta en mi casa he hallado sus perversidades, oráculo de Yahvé. 12Por eso sus caminos se les van a tornar resbaladeros en medio de tinieblas. Serán empujados y caerán, pues voy a hacer venir sobre ellos males el año en que serán visitados, oráculo de Yahvé.
Las clases dirigentes han caído en una profunda degradación moral, y la copa de la ira divina se está colmando. El profeta se estremece ante el castigo que les espera (v.9). Temperamento tierno, siente vivamente la tragedia de sus compatriotas 9. Conmovido por lo que les espera a éstos, se siente debilitar y vacilar como hombre ebrio. Tal es el temblor al sentirse ante Yahvé y sus santas palabras, sus oráculos de castigo, sobre los que ha recibido una viva comunicación divina.
La situación religiosa y moral de su pueblo, sobre todo de sus clases directoras, es tan deprimente, que es necesario una intervención justiciera de Dios: La tierra esta llena de adúlteros, quizá en sentido propio de relajación moral de la sociedad, aunque pueda aludir al adulterio espiritual o idolatría10. El castigo de Yahvé se hace sentir en la naturaleza, enviando la sequía y la miseria: se han secado los oasis del desierto (v.10), y, como consecuencia, la tierra da impresión de estar en duelo, agostada n. Υ todo como consecuencia de la maldad y la injusticia de los israelitas. Los primeros en prevaricar son los profetas y los sacerdotes, cediendo a la avaricia 12, en vez de enseñar la Ley del Señor al pueblo. Incluso han prevaricado en el templo de Yahvé: hasta en mi casa he hallado sus perversidades (v.11). Sabemos que en el atrio del templo había estatuas de divinidades paganas 13, y hasta en los anexos del santuario se practicaba la prostitución sagrada en nombre de Astarté 14.
Todo esto los llevará a una ruina segura. Se han lanzado por unos caminos tortuosos y oscuros, y necesariamente han de caer: sus caminos se les van a tornar resbaladeros (v.12). En vez de caminar por los senderos trillados a la luz de los preceptos de Yahvé, han preferido seguir las anfructuosidades y angosturas de un sendero peligroso 15. Necesariamente caerán empujados por el mismo Dios, que les pedirá cuentas en el año en que serán visitados por su justicia vengadora.
Diatriba contra los falsos profetas de Jerusalén (13.-15)
13 En los profetas de Samaría vi yo la insensatez: profetizaban en nombre de Baal y descarriaron a mi pueblo, Israel. 14 Pero en los profetas de Jerusalén he visto algo horrendo: adulterio y andar tras la mentira, y fortalecen las manos de los perversos para que nadie se convierta de sus maldades. Todos ellos han venido a serme como Sodoma, y sus habitantes como Gomorra. 15 Por eso así dice Yahvé de los ejércitos acerca de los profetas: He aquí que les daré a comer ajenjo y les daré a beber agua envenenada, porque de los profetas de Jerusalén ha salido la corrupción para todo el país.
Para Jeremías, los falsos profetas de Jerusalén son peores que los de Samaría la cismática. En su afán de halagar los sentimientos populares, los profetas procuraban infundir optimismo sobre los destinos nacionales de Judá. A Jeremías lo presentaban como traidor a los intereses de su nación 16.
En 3:6-11, Jeremías afirma, después de establecer un triste parangón, que Judá es más culpable que su hermana Israel, por no haber sabido aprovecharse de la lección del reino del Norte, desaparecido en el 721 con la toma de Samaría y la deportación en masa de la población a Mesopotamia. Los profetas de Jerusalén eran más culpables que los de Samaría, porque tenían el inestimable privilegio de habitar junto al templo, símbolo de la presencia de su Dios. El pecado de los profetas de Samaría era el fomentar el culto de Baal, profetizando en su nombre (v.13), dando cabida a cultos cananeos idolátricos y conservando un mínimum de culto yahvista17. Pero se han quedado cortos en comparación de los profetas de Jerusalén, que están practicando algo horrendo (v.14): en primer lugar fomentan el adulterio espiritual, permitiendo el culto idolátrico en el pueblo; además, andan tras la mentira al anunciar al pueblo cosas venturosas, cuando lo que se avecina es la ruina total. Y con ello no hacen sino fomentar el vicio: fortalecen las manos de los perversos al dar falsas seguridades y permitirles pecar impunemente contra su Dios. Consecuencia de ello es que los ciudadanos de Jerusalén no reconocen sus caminos extraviados y no se convierten de sus maldades 18.
El castigo, pues, es inevitable. A los profetas les queda un porvenir amargo: les daré a comer ajenjo (v.15). La frase aparece en 9:14, e indica la extrema amargura de espíritu en que se verán envueltos en la hora del castigo. El ajenjo es símbolo de amargura en la Biblia 19.
Contra los falsos profetas (16-24).
16 Así dice Yahvé de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas: os engañan; lo que os dicen son visiones de su imaginación20, no procede de la boca de Yahvé. 17 Dicen a los que se burlan de la palabra de Yahvé: “Paz, tendréis paz,” y a todos los que siguen la obstinación de su corazón les dicen: No vendrá sobre vosotros ningún mal. 18Mas ¿quién asistió al consejo de Yahvé, vio y oyó su palabra? ¿Quién ha prestado atención a su palabra y le oyó? 19 He aquí que se desencadena el torbellino de la ira de Yahvé y una tormenta furiosa descarga sobre la cabeza de los impíos. 20 No retrocederá la ira de Yahvé hasta que ejecute y cumpla los designios de su corazón. 21 Yo no enviaba a los profetas, y ellos corrían; no les hablaba, y ellos profetizaban. 22 Si han asistido a mi consejo, que hagan oír mis palabras a mi pueblo y lo conviertan de su mal camino y de sus perversas obras. 23¿Soy yo por ventura Dios sólo de cerca? – oráculo de Yahvé -. ¿No lo soy también de lejos? 24 Por mucho que uno se oculte en escondrijos, ¿no le veré yo? – oráculo de Yahvé – . ¿No lleno yo los cielos y la tierra? – oráculo de Yahvé.
Jeremías tiene especial interés en mostrar que lo que anuncian los falsos profetas, que halagan las aspiraciones nacionalistas del pueblo, son unas imposturas: lo que dicen son visiones de su imaginación (v.16). No han recibido mensajes de la boca de Yahvé como él. En vez de predicar el cumplimiento de la ley de Dios, anunciando el castigo divino contra sus infractores 21, no hacen sino lanzar vanas esperanzas, anunciando una paz (v.17) y una seguridad social que no corresponden a la realidad 22. Los peligros que se ciernen sobre Judá son muy grandes, y está muy cercana la catástrofe nacional, y es inútil cerrar los ojos. No cabe sino retornar de veras a Dios para conjurar su ira desatada. En cambio, esos profetas halagan a los que se burlan de la palabra de Yahvé, manifestada en sus preceptos y en las comunicaciones que transmite a los verdaderos profetas.
No es cosa fácil conocer los designios divinos: ¿Quien asistió al consejo de Yahvé y oyó su palabra? (v.18). Jeremías tenía conciencia de su misión y estaba seguro de que transmitía los íntimos pensamientos de Yahvé, mientras que los profetas adversarios suyos eran impostores, que comunicaban lo que les sugería su imaginación y sus intereses materiales. Miqueas describe con detalles una sesión del consejo de Dios con sus espíritus y las decisiones tomadas y comunicadas al profeta 23. San Pablo se inspirará en las palabras de Jeremías y de Isaías 24 para trazar los misterios de la obra salvadora de Dios sobre el mundo. Jeremías, en su interrogación: ¿Quien ha prestado atención a sus palabras? (v.18), sugiere implícitamente que sólo él es intérprete de los oráculos divinos, pues tiene conciencia de que Yahvé le ha hablado, mientras que sus adversarios, al no recibir ninguna verdadera comunicación divina, no pueden saber nada, pues no han asistido al consejo divino.
Los V.10-20 son considerados por muchos autores como intercalación que interrumpe el contexto, y reaparecen en 30,23-24. Si realmente forman parte del contexto donde están ahora, pudieran entenderse como un paréntesis explicativo: los falsos profetas no han asistido al consejo de Yahvé ni han recibido comunicación alguna de El; por tanto, sus afirmaciones sobre una supuesta paz son lucubraciones de su imaginación; en cambio, Jeremías ha recibido una comunicación real divina sobre los destinos trágicos de su pueblo (v.19). La justicia punitiva de Dios será inexorable, cumpliendo los designios de su corazón (v.20).
Después de este paréntesis anunciando la catástrofe del pueblo de Judá, el profeta vuelve a hablar de la impostura de los supuestos profetas, pues Yahvé no les hablaba (v.21); sin embargo, profetizaban. La prueba de que no hablan en nombre de Yahvé es que no se preocupan de hacer que el pueblo se convierta de su mal camino y de sus perversas obras (v.22). Yahvé no puede comunicar nada en contra de sus preceptos, y menos aprobar la conducta de gentes que fomentan los malos caminos de su pueblo. Esa conducta desaprensiva para con la ley divina es una prueba de que no han asistido al consejo de Yahvé, pues obran en contra de sus designios.
Parece que los falsos profetas creen prácticamente que Yahvé es un Dios solitario y lejano que habita en los cielos y no se preocupa de lo que pasa en este mundo; por consiguiente, no deben temer sus castigos anunciados por Jeremías. Pero se engañan, pues Yahvé no sólo ve lo que está cerca, sino lo que está lejano: ¿Soy yo Dios solo de cerca? ¿No lo soy también de lejos? (v.23) 25.
Contra la impostura de los falsos profetas (25-32).
25 Yo he oído lo que decían los profetas que en mi nombre profetizaban mentiras y decían: “He tenido un sueño, he tenido un sueño.” 26¿Hasta cuándo ha de haber en el corazón de los profetas vaticinios falsos, profetizando los engaños de su corazón? 27Pretenden que mi pueblo olvide mi nombre con sus sueños, que unos a otros se van contando, como se olvidaron sus padres de mi nombre por BaaL 28El profeta que tiene un sueño, que lo cuente como sueño, y el que tenga mi palabra, que pregone mi palabra fielmente. ¿Qué tiene que ver la paja con el grano? – oráculo de Yahvé -. 29¿No es mi palabra como el fuego – oráculo de Yahvé – y cual martillo que tritura la roca? 30Por eso heme aquí contra los profetas – oráculo de Yahvé – que se roban unos a otros mis palabras. 31 He aquí que estoy contra los profetas – oráculo de Yahvé – que gastan sus lenguas pronunciando: “Oráculo.” 32Contra los profetas que sueñan mentiras – oráculo de Yahvé – , y, contándolas, descarrían a mi pueblo con sus mentiras y sus jactancias, siendo así que yo no los he enviado, no les he dado misión alguna, y no han sido de provecho a este pueblo – oráculo de Yahvé.
Prosigue la diatriba contra los falsos vaticinios de los que a sí mismos se llamaban profetas. Estos se presentaban como portadores de un mensaje divino recibido en sueños: he tenido un sueño (v.26). El sueño, como vehículo de transmisión de una revelación divina, era tradicional en la historia de Israel desde los tiempos patriarcales 26. Pero aquí Jeremías le da un sentido peyorativo de pura “fantasía.” Son vaticinios falsos (v.26), fruto de la imaginación o del corazón de los profetas. La mejor prueba de que no son verdaderas sus supuestas revelaciones es que trabajan contra los intereses de Dios, al buscar que olviden su nombre, como sus padres, a causa del culto de Baal (v.27). Buscan sólo sus intereses y no los de la gloria y nombre de Yahvé. Es preciso que haya un mínimum de sinceridad: el que tenga un sueño, fruto de su imaginación, debe exponerlo como tal para 110 engañar al pueblo, mientras que el que realmente tenga la palabra de Yahvé debe exponerla como la recibió, fielmente (v.28). Y la piedra de toque para reconocer el verdadero del falso profeta es el interés por la conversión del pueblo a Dios. Lo contrario es querer confundir el grano con la paja: ¿qué tiene que ver la paja con el grano? (v.28b). La palabra de Yahvé es el verdadero grano, que debe recogerse cuidadosamente, mientras que los sueños de los falsos profetas son paja que se lleva el viento. Por otra parte, el valor de la palabra divina se conoce por sus efectos: es como fuego y como martillo que tritura la roca (v.29), pues vence la obstinación de los corazones más empedernidos. Quizá se aluda aquí al furor de la ira divina, que purificará como fuego y triturará como martillo a la nación de Judá. En ese caso, la palabra divina serían las amenazas de castigo de Yahvé transmitidas por Jeremías. Ese prurito de profetizar se ha convertido en mal endémico, pues se roban unos a otros mis palabras (v.30), es decir, se apropian sueños que han tenido otros, exponiéndolos como si los hubiesen recibido de Yahvé. No tienen otra obsesión que pronunciar enfáticamente: Oráculo (v.31). Constantemente comprometen los mensajes de Yahvé, presentando sus caprichos e imaginaciones enfáticamente, como si fueran oráculos del mismo Yahvé. Y con eso no hacen sino engañar al pueblo, atentando contra la verdad divina. Prometen bonanza y paz a éste, conduciéndole al error y a la catástrofe (v.3a).
Contra el abuso de la expresión “Carga de Yahvé” (33-40).
13 Y cuando te pregunte este pueblo, o un profeta, o un sacerdote, diciendo: ¿Cuál es la carga (oráculo) de Yahvé? les responderás: Vosotros sois la carga de Yahvé 27, y yo os arrojaré, oráculo de Yahvé. 34 Y al profeta, al sacerdote, al pueblo que diga: “Carga de Yahvé,” yo le pediré cuenta a él y a su casa. 35 Así habéis de deciros unos a otros, compañeros y hermanos: ¿Qué ha respondido Yahvé? ¿Qué ha dicho Yahvé? 36 No se mentará ya la “carga de Yahvé,” porque para cada cual la “carga” será su propia palabra, pues habéis pervertido la palabra del Dios vivo, Yahvé de los ejércitos, nuestro Dios. 37 Así dirás al profeta: ¿Qué te ha respondido Yahvé? ¿Qué ha dicho Yahvé? 3S Y si decís: “Carga de Yahvé,” entonces así dice Yahvé: Porque habéis dicho esa palabra: “Carga de Yahvé,” habiéndoos yo enviado a decir: No digáis “carga de Yahvé,” 39 por eso he aquí que yo os levantaré 28 y os arrojaré de mi presencia a vosotros y a la ciudad que a vosotros y a vuestros padres di, 40 y os entregaré a eterno oprobio, a eterna vergüenza, que jamás será olvidada.
Jeremías ahora se enfrenta con los que hacen burla de sus predicciones, que él llama “oráculos” de Yahvé. La palabra oráculo en hebreo es massah, que significa también carga, “peso incómodo” 29. Los oyentes jugaban con el doble sentido de la palabra, y el profeta también les responde con el mismo juego de palabra, pero en sentido amenazador; sus compatriotas se burlan del profeta que anuncia un “oráculo” (o carga) de Yahvé, y dicen irónicamente: ¿Dónde está esa carga o amenaza de Yahvé, que nunca se cumple? (v.33). Entonces Jeremías les contesta irónicamente también, tomando la palabra massah en el sentido de carga, de peso insoportable, y no de simple oráculo: vosotros sois la carga de Yahvé (v.33b), es decir, sois onerosos a Dios, y El se deshará de ellos como de una carga insoportable: os arrojaré, dejándoos abandonados como carga inútil. En otros textos de la Biblia se dice que Yahvé lleva a Israel como una carga suave, como un padre lleva a su hijo 30; pero ahora por sus pecados se ha convertido en una carga insoportable 31.
Por eso Jeremías no quiere que se mencione la palabra massah (en el sentido de carga), porque es un mal presagio para todos los que se burlan de sus palabras, en las diferentes clases sociales: sacerdotes, profetas y pueblo (v.34), a los que Yahvé pedirá estrecha cuenta por su conducta despectiva y despreocupada. Por ello exhorta a sus compatriotas a ser respetuosos con la palabra de Dios, y, puesto que la frase “oráculo de Yahvé” (carga de Yahvé) tiene un sentido despectivo, les aconseja que no la utilicen, y que, en cambio, al informarse sobre alguna comunicación divina, digan simplemente: ¿qué te ha respondido Yahvé? (v.35). Además, los falsos profetas gustaban de presentar sus predicciones con el nombre pomposo de oráculos (carga) de Yahvé, cuando en realidad no decían sino lo que les sugería su imaginación, siendo para cada cual la carga su propia palabra (v.36), pervirtiendo o simulando la palabra de Yahvé auténtica, comunicada a Jeremías.
Si continúan hablando despectivamente de la carga de Yahvé, Dios los levantará efectivamente como una carga para transportarlos lejos de su faz, a tierras extranjeras. Es una paranomasia con la que expresa el futuro desgraciado que les espera por su inconsideración con los verdaderos “oráculos” o cargas de Yahvé, transmitidas por su auténtico profeta Jeremías 32. La cautividad servirá para Israel de eterno oprobio (v.40), en cuanto que aparecerá ante los otros pueblos como un país abandonado de su Dios y entregado a sus enemigos.
1 Cf. Sal 95:7; Jer 13:17-20. – 2 Cf. Jer 3:15; Jer 3:10, Jer 3:21; Eze 34:20; Jua 10:1. – 3 En heb. Sidquenu, nombre simbólico como Irnmanu-El en Isa 7:14. Los LXX: Yosedek ·- “Yahvé-justicia.” – 4 Así según los LXX. – 5 Cf. Isa 2:2. – 6 Cf. Is ii,i. – 7 Cf. Zac3:8; 6:12. – 8 Cf. Jer 33:16; Gen 33:20; Exo 17:15. – 9 Cf. Jer 4:19; Jer 8:18; Jer 14:1? – 10 Esta cláusula falta en los LXX. – 11 Cf. Jer 4:28; Jer 12:4. – 12 Cf. Jer 6:13-14- – 13 Cf. Jer 11:15; 32:34- – 14 Cf. 2 Re 23:7- – 15 Cf. Sal 35:6; Pro 4:19. – 16 Cf. elc.27. – 17 Cf. 1Re 18:253. – 18 Cf. Eze 22:25. – 19 Cf. Pro 5:4; Lam 3:19; Amo 5:7; Amo 6:13. – 20 Lit en heb.: “visiones de su corazón.” – 21 Cf. Dt I3>4s. – 22 Cf. Jer 4:10; Jer 5:11-13; Jer 6:14. – 23 Cf. 1Re 19:23. – 24 Cf. Rom 11:34, citando a Isa 40:13. – 25 Cf. Eco 23:27; Sal 139:12. – 26 Cf. Gen 20:3; Num 12:6; 1Sa 28:6. – 27 Así según los LXX, lectura obtenida por una división diferente de las letras del TM. – 28 El TM dice “olvidaré,” pero las versiones antiguas leen “levantaré,” con un ligero cambio: nasiti en vez de nashi’ti. – 29 La palabra massah viene de nasah (levantar, llevar). De ahí que signifique el “peso o carga” que se levanta. Pero también puede significar “oráculo,” en el sentido de levantar (la voz) para comunicar una revelación divina (cf. Isa 1:7; Isa 42:2). Por eso massah equivale a “sentencia,” “dicho,” “oráculo,” “comunicacióndivina” (cf. Pro 30:1; 2Re 9:25; Is 13.1; 14-20. Nah 1:1; Abd 1:1 :1; Zac 9:1; Zac 12:1). Algunos autores, por el hecho de que aparece massah en el sentido de oráculo conminatorio, creen que alude a “carga·) o imposición punitiva de Yahvé. – 30 Cf. Deu 1:31; Isa 46:3; Isa 63:6. – 31 Cf. Jer 15:6; Isa 1:19. – 32 Cf. Jer 7:15; Jer 32:31.
Fuente: Biblia Comentada
¡Ay de los pastores … ! Estos eran líderes falsos que no cumplieron su deber de trabajar por el bienestar del pueblo (como se describe en el v. Jer 23:2). Esto se aplica tanto a los reyes en el capítulo Jer 22:1-30 y a otros dirigentes civiles, como a los profetas y los sacerdotes (cp. v. Jer 23:11). Eran por completo diferentes a los pastores que Dios daría más tarde a la nación (v. Jer 23:4; Jer 3:15). Otros capítulos importantes que condenan a los pastores malos y a los falsos profetas son: Jer 14:1-22; Jer 27:1-22; Jer 28:1-17; Isa 28:1-29; Eze 13:1-23; Eze 34:1-31; Miq 3:1-12; Zac 11:1-17.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
— pastores: Ver notas a Jer 10:21 y Jer 22:22.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Jer 10:21+; Zac 11:17.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
23.1-4 Los líderes que fueron responsables de guiar a Israel en el camino de Dios eran los únicos a los que se debía la actual condición de Israel y, por lo tanto, Dios decretó juicio severo en su contra. Los líderes son responsables por quienes se les ha confiado su cuidado. ¿A quién ha colocado Dios bajo su cuidado? Recuerde que es responsable ante Dios por los que guía.23.5, 6 Jeremías contrastó a los reyes corruptos presentes y a los sacerdotes con la venida del Mesías, el Rey perfecto que vendría de la descendencia de David para reinar sobre Israel. A este Rey se le llama renuevo justo porque brotará del tronco de la dinastía caída de David (Isa 11:1). Este nuevo brote tendrá las mismas características de Dios. Al igual que el Creador, será justo.23.9-14 ¿Cómo se volvió tan corrupta la nación? La falsa profecía fue uno de los factores principales. Los falsos profetas contaban con una audiencia grande y entusiasta, y eran muy populares debido a que hacían que el pueblo creyera que todo andaba bien. En contraste, el mensaje de Dios a través de Jeremías no fue muy agradable debido a que le mostró al pueblo lo mal que estaba.Hay cuatro señales de advertencia en los falsos profetas, características que necesitamos observar incluso en la actualidad. (1) Quizás parezcan que hablan el mensaje de Dios, pero no viven de acuerdo a sus principios. (2) Diluyen el mensaje de Dios para hacerlo más aceptable. (3) Alientan a sus oyentes, por lo general en forma sutil, para que desobedezcan a Dios. (4) Tienden a ser arrogantes y a satisfacerse a ellos mismos, apelando a los deseos de su audiencia en lugar de ser leales a la Palabra de Dios.23.14 Sodoma y Gomorra fueron ciudades pecadoras que Dios destruyó (Gen 19:23-24). En la Biblia tipifican la degradación máxima, conducta pecaminosa y rebelión contra Dios.23.20 «En los postreros días lo entenderéis cumplidamente» significa que el pueblo vería la veracidad de esta profecía cuando Jerusalén cayera.23.28 Los verdaderos y los falsos profetas son tan diferentes como la paja del trigo. La paja no sirve para la alimentación, mientras que el trigo nutre. Anunciar el evangelio es una gran responsabilidad, debido a que la forma de presentarlo y vivirlo alentará a la gente ya sea a aceptarlo o a rechazarlo. Sea que hablemos desde un púlpito, enseñemos en un aula o hablemos a los amigos, se nos ha encomendado la tarea de proclamar y vivir como se debe la Palabra de Dios. Cuando predica la Palabra de Dios a sus amigos y vecinos, mirarán la eficacia de la misma en su vida. A menos que esta lo haya cambiado a usted, ¿por qué deberían permitir que los cambiaran? ¡Si usted la predica, asegúrese de vivirla!23.33-40 El pueblo se burló de Jeremías al decir con sarcasmo: «¿Cuál es la profecía de Jehová?» El pueblo se burlaba de Jeremías y de Dios porque parecía que el profeta solo traía noticias tristes y condenatorias, pero eran ciertas. Si las aceptaban, tendrían que arrepentirse y volverse a Dios. Como no querían hacerlo, rechazaron el mensaje. ¿Rechazó alguna vez un mensaje o se burló de él porque demandaba cambios en su vida? Antes de despedir a alguien que traiga «noticias tristes», analice con cuidado sus motivos.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 1250 Jer 10:21; Jer 50:6; Eze 34:2; Zac 11:5; Mat 9:36
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
pastores. Jeremías emplea la metáfora del pastor y las ovejas para describir el fracaso de los líderes de Judá (vers. 1, 2), la provisión de Dios de dirigentes buenos (vers. 3, 4), y al rey davídico ideal (vers. 5, 6).
las ovejas de mis prados. Es decir, Judá (cp. mi pueblo y mi rebaño , vers. 2; cp. 10:21).
Fuente: La Biblia de las Américas
pastores. Los reyes injustos de Judá (véase nota en Jer 10:21).
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
[2] Jeremías habla del rebaño, que es Israel, y de los pastores, que son los últimos reyes.[4] Hermosa profecía de Jesucristo, supremo Pastor de las almas, y de los apóstoles. Jn 18, 9.[5] Is 4, 2; 40, 11; 45, 8; Ez 34, 23; Jn 1, 45.[6] Se puede traducir El Señor es nuestro Justo, o Justificador. Israel vivirá en paz bajo el dominio de este Rey, que se llamará el Príncipe de la Paz. Is 9, 6.[11] Jer 7, 30; 2 Re 23, 4.[16] Anunciándoos felicidades en medio de vuestros vicios. Jer 27, 9; 29, 8.