Biblia

Comentario de Jeremías 32:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Jeremías 32:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

La palabra que vino a Jeremías de parte de Jehovah en el año 10 de Sedequías, rey de Judá, que fue el año 18 de Nabucodonosor.

Año 589 a.C.

El año décimo. Jer 25:1; Jer 39:1, Jer 39:2; Jer 52:4, Jer 52:5; 2Re 25:1, 2Re 25:2; 2Cr 36:11.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Jeremías, es encarcelado por Sedequías por su profecia, Jer 32:1-5,

compra el campo de Hananeel, Jer 32:6-12.

Baruc debe preservar la evidencia, como señal de que su pueblo regresará, Jer 32:13-15.

Jeremías se queja con Dios en oración, Jer 32:16-25.

Dios confirma la cautividad por sus pecados, Jer 32:26-35;

y les promete que regresarán, Jer 32:36-44.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

La esperanza de restauración se concreta en el acto simbólico de comprar un campo en su pueblo, Anatot. El capítulo tiene las siguientes divisiones:

(1) Jeremías compra un campo (vv. Jer 32:1-15);

(2) oración de confesión de Jeremías (vv. Jer 32:16-25); y

(3) alentadora respuesta de Dios (vv. Jer 32:26-44).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Este versículo relaciona la cronología de Israel con la de Babilonia. El décimo octavo año de Nabucodonosor fue el 588 a.C en el comienzo del sitio de Jerusalén. El sitio resultó de la rebelión de Sedequías contra el rey de Babilonia. La insurrección fue instigada en parte por Egipto bajo Psamético II, y Hofra (o Apries), y por Tiro y Amón, a mediados del 589 a.C. Hacia enero del 588 a.C Nabucodonosor había establecido su cuartel general levantino en Ribla, Siria, y comenzó a atacar la fortaleza de Azeca y Laquis en la Sefela. Luego Jerusalén fue bloqueada por el sur y el norte, cortando todo suministro para la ciudad. En el verano del 588 a.C el ejército egipcio avanzó a la planicie costera y el ejército de Babilonia suspendió su asalto lo necesario para hacer que los egipcios emprendieran la retirada. Esta breve tregua pudo proporcionar tiempo a Jeremías para completar la transacción, y a Sedequías la razón para cuestionar a Jeremías que ocupaba una habitación de la guardia en el palacio de la corte.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

PALABRA DE JEHOVÁ. Los caps. Jer 30:1-24; Jer 31:1-40; Jer 32:1-44; Jer 33:1-26 incluyen profecías sobre la futura restauración y redención de Israel (el reino del norte) y de Judá (el reino del sur). Las profecías de Jeremías abarcan la próxima restauración de los judíos del exilio babilónico y los acontecimientos más remotos relacionados con el Mesías al fin de los tiempos, cuando Cristo reine sobre su pueblo. Jeremías les asegura a los exiliados judíos, que estaban enfrentándose a un futuro aparentemente sin esperanza, que no se extinguiría el pueblo escogido de Dios, y que permanecería un remanente por medio del cual Dios ejecutaría su voluntad para el mundo.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

32. La compra del campo por Jeremías.
Esta sección biográfica del profeta refleja la época inmediata anterior a la caída de Jerusalén en el 586. El capítulo comprende: a) introducción histórica (1-5); b) compra del campo de Anatot (6-16); c) oración del profeta (17-26); d) respuesta de Yahvé (27-44). La redacción actual ha sido retocada y ampliada después de Jeremías, pero sustancialmente la perícopa es netamente jeremiana.

Jeremías, encarcelado (1-5).
1 Palabra que fue dirigida a Jeremías de parte de Yahvé el año décimo de Sedéelas, rey de Judá, que fue el año dieciocho de Nabucodonosor. 2Entonces el ejército del rey de Babilonia cercaba a Jerusalén, y el profeta Jeremías estaba encerrado en el atrio de la guardia del palacio del rey de Judá, 3 pues Sedecías, el rey de Judá, le había encarcelado, diciéndole: ¿Por qué profetizas asegurando que Yahvé dice que entregará la ciudad en manos del rey de Babilonia, que la tomará, 4 y Sedéelas, rey de Judá, no escapará a las manos de los caldeos, sino que será entregado en manos del rey de Babilonia y hablará con él boca a boca, y sus ojos verán sus ojos, 5 y llevará a Sedéelas a Babilonia, y allí estará hasta que le visite – oráculo de Yahvé – , y aunque hagáis la guerra a los caldeos, no tendréis éxito ?

La datación histórica es perfecta. El año décimo de Sededas corresponde al 588, pues Sedecías subió al trono en el 598, sucediendo a su sobrino Jeconías, llevado en cautividad. El asedio de Jerusalén comenzó en el año noveno de Sedecías α. es decir, en el 589-588, y fue levantado temporalmente para hacer frente al ejército egipcio, que venía en auxilio de Jerusalén. Quizá en este lapso de tiempo tuvo lugar el hecho que se cuenta aquí, ya que Jeremías recibe a uno de sus parientes de Anatot, lo que en un riguroso asedio no hubiera sido posible. El año dieciocho de Nabucodonosor coincide con lo que se dice en 25:1 2. En esas circunstancias de cerco de la Ciudad Santa, Jeremías estaba encerrado en el atrio de la guardia del palacio del rey (v.2). Parece que era la parte del atrio real reservada para cárcel de personas que no se querían enviar a la prisión común 3. Era una libertad vigilada, como la “custodia libera” de los romanos 4, y así eso se concibe el episodio en cuestión, ya que se le permitía hacer contratos y recibir visitas de parientes. Se le custodiaba porque se le consideraba peligroso como derrotista al anunciar el triunfo de los babilonios asediantes (v.3-4). En el c.37 se especifican más estas acusaciones5. La frase hasta que la visite (v.5), que en el contexto parece tener un sentido favorable de liberación, no está en los LXX, y es quizá una glosa posterior. No sabemos que Sedecías haya sido liberado del cautiverio, sino que más bien en 52:11 se dice que murió en la cautividad. Quizá algún redactor posterior confundió a Sedecías con Jeconías6. En todo caso, Jeremías había anunciado reiteradamente el desastre de Judá, en el que perecería también la casa real.

La compra simbólica del campo de Anatot (6-15).
6 Y afirmó Jeremías: Se me ha dirigido la palabra de Yahvé, diciendo: 7 He aquí que Janameel, hijo de Sellum, tu tío, vendrá a decirte: Cómprame el campo que tengo en Anatot, pues a ti te corresponde adquirirlo por razón de rescate. 8 Vino, pues, a mí Janameel, el hijo de mi tío, según lo que me había dicho Yahvé, al atrio de la guardia, y me dijo: Cómprame el campo de Anatot, en tierra de Benjamín, pues te corresponde su posesión por razón de rescate. Entendí, pues, que era palabra de Yahvé, 9 y compré el campo a Janameel, mi primo de Anatot, pagándole diecisiete siclos de plata. 10 Hice el contrato por escrito, lo sellé, tomé testigos y pesé la plata en la balanza, 11 y recibí el contrato de venta sellado y el acta de las estipulaciones abierta, 12 y se lo entregaré todo a Baruc, hijo de Nerías, hijo de Masías, en presencia de Janameel, mi primo, y de los testigos que habían firmado el contrato y de todos los judíos que se hallaban en el atrio de la guardia. 13 Y delante de todos di a Baruc esta orden: 14Así dice Yahvé de los ejércitos, Dios de Israel: Toma esos documentos, ese contrato de venta, el sellado y el abierto, y mételos en un recipiente de barro cocido para que puedan conservarse largo tiempo. 15Porque así dice Yahvé de los ejércitos, Dios de Israel: Todavía se comprarán en esta tierra campos y viñas.

El relato tiene un valor simbólico, como las acciones del ceñidor escondido en el río y la vasija de barro rota en la casa del alfarero. Aunque parece que el contenido de la narración tiene un carácter personal – un negocio particular con un pariente suyo – , sin embargo, Dios le advierte de antemano que el contrato que va a realizar tiene un alcance profético.
Jeremías era de familia sacerdotal. Según la Ley, los pertenecientes a la tribu de Leví no podían tener terrenos propios 7, sino que debían vivir de los sacrificios y ofrendas que se hacían en el templo. Sin embargo, hay otras leyes según las cuales se les permitía tener algo de campo en torno a las ciudades que les eran concedidas para que pudieran mantener sus ganados 8. En todo caso, en la práctica parece que la ley primitiva se cumplía con cierta laxitud, y de hecho tenían bienes propios, regulados conforme al derecho consuetudinario 9. El caso que se plantea aquí tiene otro paralelo en el libro de Rut10. Para que los bienes, en lo posible, no salieran del ámbito de la familia que los había heredado tradicionalmente, estaba estipulado que, cuando alguno quería vender un campo, debía ofrecerlo, antes que a nadie, a su pariente más próximo n. El que lo adquiría era llamado rescatador, o goel en hebreo. Por eso, el primo dice a Jeremías: te corresponde su posesión por razón de rescate (v.8). Como Yahvé le había anunciado de antemano que su primo le había de visitar con este fin, vio en ello la voluntad expresa de Dios: entendí que era palabra de Yahvé (v.8), a pesar de que no se dice que Dios le hubiera ordenado expresamente hacer la transacción.
El precio de diecisiete sidos de plata (v.8) es realmente exiguo (unas 50 pesetas oro). No sabemos el valor adquisitivo del dinero entonces; tampoco sabemos la extención del campo; pero, puesto que la compra se realizaba entre parientes, quedaba siempre el derecho del vendedor de rescatar el campo por la misma cantidad 12. Las mismas condiciones de inseguridad social por la guerra (Anatot estaba en la zona de guerra, pues está a unos kilómetros al nordeste de Jerusalén) harían que el valor de los inmuebles fuera mínimo. En todo caso, para el fin simbólico que tenía la compra en la mente del profeta, no interesa la cantidad, que no es inverosímil históricamente por lo antes dicho. Jeremías tiene interés en que el contrato se haga según todas las formalidades públicas, sellándolo ante testigos como signo de autenticidad. Además quería dar la máxima publicidad para poder después declarar públicamente su sentido profético para la posteridad. Era corriente hacer un duplicado del contrato 13.
Probablemente Jeremías lo escribió sobre papiro, al modo egipcio, no en tabletas de arcilla, al modo babilónico. Según la costumbre egipcia, se escribía el texto dos veces en el mismo papiro, una por dentro, y se enrollaba, sellándolo para que no pudiera ser abierto, y otra a continuación, pero de modo que al enrollarse el papiro quedara para afuera el texto, siendo posible leerlo sin dificultad 14. Ambas partes de papiro estaban unidas y no podían separarse. En el caso de Jeremías, una copia quedaba sellada y otra abierta, sin especificar si ambas estaban unidas. Después lo dio a Baruc, que aparece aquí por primera vez como fidelísimo secretario que le habría de acompañar en su exilio involuntario a Egipto 15. El profeta había sellado el contrato delante de todos los judíos que se hallaban en el atrio de guardia (v.12), probablemente el público que acudía junto a Jeremías con la esperanza de oír sus oráculos. El profeta da a Baruc el documento para que lo guarde en un recipiente de barro cocido (v.14), como era usual en Egipto y Babilonia 16. Los últimos descubrimientos de Ain Fesja y de Qumrán, en el desierto de Judá, confirman este uso en Palestina 17.
El deseo de conservar los documentos era con vistas al futuro: para que puedan conservarse largo tiempo (v.14). No le interesaba el presente, pues sabía que la catástrofe era inevitable, sino con vistas a un futuro más lejano, pero cierto. El quiere dar con ello una lección de esperanza a sus compatriotas desmoralizados: Todavía se comprarán en esta tierra campos y viñas (v.15). Las predicciones sombrías de Jeremías podían sembrar la desesperación en el auditorio, creyendo que, con la destrucción de Jerusalén por las tropas de Nabucodonosor, el pueblo israelita estaba definitivamente borrado de la faz de la tierra. Por eso quiere que piensen en un futuro de restauración, de paz y de prosperidad en que volverán a hacerse transacciones.

Oración del profeta (16-25).
16 Después de haber entregado el contrato de venta a Baruc, hijo de Nerías, dirigí a Yahvé esta oración: 17 ¡Ah Señor, Yahvé ! Tú has hecho los cielos y la tierra con tu gran poder y tu brazo extendido. ¡Nada es difícil a ti! 18 Tú eres el que haces gracia a millares y quien retribuye la culpa de los padres sobre el seno de los hijos después de ellos, el Dios grande, el fuerte, cuyo nombre es Yahvé de los ejércitos, 19 grande en el consejo, poderoso en la obra, cuyos ojos están abiertos para ver los caminos de los hijos de los hombres y dar a cada uno según su camino y según el fruto de sus obras; 20 el que hizo maravillas y portentos en la tierra de Egipto hasta el día de hoy en Israel y en los (otros) hombres, y te has hecho un nombre, como lo es en el día de hoy, 21 y sacaste a Israel, tu pueblo, de la tierra de Egipto, en medio de maravillas y portentos, con mano fuerte y brazo tendido y en medio de gran pavor, 22 y les diste esta tierra que prometiste dar a sus padres, tierra que mana leche y miel, 23 y, entrados en ella, la poseyeron, pero ellos escucharon tu voz ni anduvieron en tu ley, y no hicieron lo que mandaste hacer, y has llamado contra ellos esta desventura. 24 He aquí que ya tocan a la ciudad los terraplenes para tomarla, y la ciudad será presa de los caldeos, que la combaten con la espada, el hambre y la peste, y como tú anunciaste, así ha sucedido, bien lo ves tú. 25 Y ahora, cuando la ciudad va a caer en manos de los caldeos, me dices, ¡oh Yahvé!: “Compra el campo y toma testigos.”

Esta oración, que en parte es un mosaico de frases hechas salmódicas, sin duda que ha sido muy retocada, y sólo sustancialmente podrá atribuirse a Jeremías. Se destaca la providencia de Yahvé sobre su pueblo con las clásicas alusiones a la milagrosa salida de Egipto. Parecen ser de Jeremías los v.24-25, al menos se adaptan bien al contexto. Jeremías no comprende por qué se le manda comprar un terreno, cuando ya tocan a la ciudad los terraplenes para tomarla (v.24). Es una dramatización de sus deseos para que Yahvé mismo explique el alcance simbólico del extemporáneo contrato.

Respuesta de Yahvé: la destrucción de Jerasalén (26-35).
26 Y fue palabra de Yahvé a Jeremías, diciendo: 27 Mira, yo soy Yahvé, Dios de toda carne. ¿Hay algo difícil para mí? 28 Por eso así dice Yahvé: He aquí que entregaré esta ciudad en manos de los caldeos y en manos de Nabucodoiiosor, rey de Babilonia, que la tomará, 29 y vendrán los caldeos, que atacan esta ciudad, y la pegarán fuego y la quemarán; quemarán las casas en cuyos terrados quemaban incienso a Baal y ofrecían libaciones a los dioses extraños para irritarme, 30 pues lo mismo los hijos de Israel que los hijos de Judá no hacen más que el mal a mis ojos desde su juventud, pues los hijos de Israel no hacen más que irritarme con las obras de sus manos, oráculo de Yahvé. 31 Objeto de ira y de furor ha sido siempre para mí esta ciudad desde el día en que fue edificada hasta hoy para que la haga desaparecer delante de mí, 32 por el mal que los hijos de Israel y los hijos de Judá han hecho para irritarme, ellos, sus reyes y sus príncipes, sus sacerdotes, sus profetas, las gentes de Judá y los habitantes de Jerusalén. 33 Me han vuelto la espalda en vez de darme la cara; yo los he amonestado desde muy temprano y sin cesar, pero ellos no han querido oír ni recibir la corrección. 34 Han puesto sus abominaciones hasta en la casa en que se invoca mi nombre, profanándola. 35 Han edificado los lugares altos de Baal que se hallan en el valle de Ben-Hinnom, para pasar (por el fuego) a sus hijos y a sus hijas en honor de Moloc, cosa que yo nunca les maridé ni nunca me propuse. ¡Cometer abominaciones semejantes y hacerse Judá reo de tal crimen!

Esta respuesta de Yahvé, tal como está en el texto, resulta redundante y construida a base de lugares comunes de la literatura profética, particularmente del mismo Jeremías: Dios entrega a Jerusalén a la ruina por sus pecados, particularmente el de la idolatría (v.29). Se enumeran los terrados de las casas en los que se quemaba incienso a Baal (v.29), los lugares altos (v.35), las abominaciones en el valle de Ben-Hinnom (v.35), donde se sacrificaban los niños a Moloc, etc. 18 El castigo, pues, de Yahvé es inexorable; los ejércitos de Nabucodonosor entrarán e incendiarán la ciudad.

Nueva alianza con los repatriados (36-44).
36 Por eso dice ahora Yahvé, Dios de Israel, de esta ciudad de la que vosotros decís: Ha sido entregada en manos del rey de Babilonia por la espada, por el hambre y por la peste. 37 He aquí que los reuniré de todos los países en que los dispersé en mi cólera, en mi indignación y en mi furor, y los haré volver a este lugar para que en él habiten seguros. 38 Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. 39 Yo les daré un solo corazón, un solo camino, para que siempre me teman y siempre les vaya bien, a ellos y a sus hijos después de ellos. 40 Y haré con ellos una alianza eterna de no dejar de hacerles bien, y pondré mi temor en su corazón para que no se aparten de mí, 41 y me gozaré en ellos al hacerles bien, y los plantaré firmemente en esta tierra con todo mi corazón y toda mi alma. 42 Porque así dice Yahvé: Como he traído sobre este pueblo todos estos grandes males, así traeré sobre ellos todo este bien que digo de ellos, 43 y habrá todavía poseedores de esta tierra, que vosotros decís desierta, por rio quedar en ella hombre ni bestia y haber sido entregada en manos de los caldeos. 44 Se comprarán campos, dando por ellos el precio en plata; se harán contratos escritos, se sellarán y se aducirán testigos en tierra de Benjamín, en las ciudades de Judá, en las de la montaña, y en las del llano, y en las del mediodía, porque yo haré volver a sus desterrados, oráculo de Yahvé.

Como siempre, la contrapartida del anuncio del castigo sobre Israel es el vaticinio de la futura resurrección del mismo como colectividad nacional. Dios ha empeñado su palabra desde antiguo en favor de este pueblo privilegiado, y se siente vinculado de un modo especial a él. Yahvé los ha dispersado en su furor y los reunirá en su misericordia 19, para ser su pueblo y El su Dios 20. Para ello, Yahvé mismo les inducirá por los caminos de su ley, dándoles un corazón nuevo y un solo camino, de modo que vivan en su santo temor. Sus disposiciones internas cambiarán totalmente 21. Y en el orden material se reconstruirá la vida nacional en la tierra santa: habrá poseedores en esta tierra (v.43). La alianza que hará con Israel Yahvé será eterna, ya que no habrá de nuevo ruptura, pues los israelitas obedecerán siempre con docilidad al Señor 22. La expresión es enfática e hiperbólica, basada en la idealización de los tiempos mesiánicos, cuya preparación se iniciará con la repatriación de los exilados de la Diáspora: los plantaré firmemente en esta tierra (v.41). Estas palabras responden a las ansiedades del profeta, ya que la tierra después de la catástrofe no quedará perennemente desierta (v.43), sino que de nuevo habrá poseedores en ella, de modo que se reanudarán los contratos comerciales (v.44). El vaticinio tiene por fin, pues, suscitar esperanzas en el auditorio del profeta, que pudiera creer irremediable la catástrofe de su pueblo: Yo haré volver a los desterrados (v.44).

1 Cf. Jer 30:1. – 2 Según el cómputo Deu 52:29, sería el año diecisiete de Nabucodonosor. – 3 Cf. Neh 3:25. – 4 Cf. Act 28,ios. – 5 Cf. Jer 21:7; Jer 34:2-3; Jer 37:8; Jer 38:18.22-23. – 6 Cf. Jer 52:31-34- – 7 Cf. Num 18:20-23; Dt 18,iss. – 8 Cf. Num 35:2-8. – 9 Cf. Lev 25:32-34. – 10 Cf. Rut 4:3-10. – 11 Cf. otras compras de terreno, Gen 23:16; 2Sa 24:24. – 12 Cf. Lev 25:263. – 13 Según la costumbre babilónica, se escribía el contrato en una tableta de arcilla, se la sellaba con el sello de las dos parte contratantes, y después se la recubría de otra capa de arcilla, en la que se reproducía de nuevo el texto con los sellos para que se conociese el contenido sin romperlo. En caso de disputa se descubría la primera tableta (Meissner, Bab. und Ass. II p.342 fig.48). – 14 Véase Gressmann, AH. Or. Text. und B. fig.92 y explicación en ρ .61. – 15 Cf. Jer 36:4-5; 41:1is. – 16 Meissner, o.c., 44-45; Ermann Rankee, Aegypten p.127. – 17 Cf. RB (1949) p.204.234-586; (1953) p.82.245- Cf. “Verbum Dei,” II 8673. – 18 Cf. Jer 19:13; Jer 3:6-10; Jer 22:21; Jer 25:6; Jer 11:17; Jer 2:27; Jer 7:13; Jer 7:30-31. – 19 Cf. Jer 23:3; Jer 29:14; Jer 31:8; Deu 30:3. – 20 Cf. Jer 24:7; Deu 30:22; Jer 31:1-33; Eze 36:28; Zac 8:8. – 21 Cf. Eze 11:19; Eze 36:26. – 22 Cf. Jer 31:31; Eze 37:26; Isa 55:3; Eze 16:60.

Fuente: Biblia Comentada

el año décimo. El tiempo es 587 a.C., el décimo año en el reinado de Sedequías (597-586 a.C.) y el año decimoctavo del gobierno de Nabucodonosor, durante el asedio de Jerusalén por parte de Babilonia.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Jer 32:1-44 : Compra de un campo en Anatot: Este capítulo es de una gran complejidad literaria y probablemente ha sido sometido a varias redacciones. El narrador comienza situándonos en el asedio de Jerusalén, época en la que Jeremías está preso; continúa con un discurso autobiográfico del profeta y termina con un oráculo de restauración.

— el año décimo octavo: Estamos situados entre la primera y la segunda deportación, en torno al año 591/590 a. C.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

32.1-12 Dios dijo a Jeremías que comprara una heredad en las afueras de Jerusalén. Hacía un año que la ciudad estaba sitiada y Jeremías compró la tierra que los soldados ocupaban, en realidad, una inversión pobre. Además, Jeremías estaba prisionero en el palacio. Sin embargo, daba muestras de su fe en las promesas de Dios de regresar a su pueblo y reconstruir Jerusalén.32.6-17 La confianza no surge fácilmente. No fue sencillo para Jeremías comprar públicamente una tierra que el enemigo capturó. Pero confió en Dios. No fue fácil para David pensar que se convertiría en rey, incluso después de ser ungido. Sin embargo, confió en Dios (1 Samuel 16-31). No fue fácil para Moisés creer que él y su pueblo podrían escapar de Egipto, aun después de que Dios habló con él desde una zarza ardiente. No obstante, confió en Dios (Exodo 3.1-4.20). Tampoco es fácil para nosotros creer que Dios puede cumplir sus promesas «imposibles». Pero debemos confiar en Dios. El, quien obró en la vida de héroes bíblicos, es el mismo que nos ofrece obrar en nuestras vidas, si se lo permitimos.32.17-25 Después que Jeremías compró la heredad, comenzó a preguntarse si había actuado con sabiduría. Buscó alivio de las dudas que lo asaltaban a través de la oración. En esta oración, Jeremías afirmó que Dios es Creador (32.17), el Juez sabio de todos los caminos de los hombres (32.19) y el Redentor (32.21). Dios nos ama y ve nuestra situación. Cuando nos asalten dudas acerca de su sabiduría o nos preguntemos si es práctico obedecerle, podemos revisar todo lo que sabemos de El. Tales pensamientos y oraciones acallarán dudas y calmarán temores.32.35 Aquí en estos lugares altos se llevaban a cabo las partes más importantes y grotescas de la adoración a Moloc. Se ofrecían niños en sacrificio a este dios pagano.32.36-42 Dios utiliza su poder para lograr sus propósitos a través de su pueblo. La fe no es: «Dios dame poder para ser todo lo que quiero ser», sino: «Dios dame poder para ser todo lo que tú quieres que sea». El pueblo de Israel tenía que aprender que confiar en Dios significaba volver a alinear radicalmente nuestros propósitos y deseos a los de El. Dios les dio «un corazón» para El (lealtad) (32.39). Debemos desarrollar esa lealtad de corazón y de hechos para amar a Dios por encima de cualquier otra cosa.32.44 Las ciudades de las montañas están en la región oeste de Palestina. El Neguev es la parte sur de Judá.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 1802 2Re 25:1; Jer 39:1

b 1803 Jer 25:1

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

el año décimo de Sedequías…el año dieciocho de Nabucodonosor. Como Nabucodonosor había establecido a Sedequías en el trono en el 597 a.C., esto fija el segundo sitio de Jerusalén del 588– 587 a.C. Nabucodonosor empezó su reinado en el 605 a.C., de modo que su año dieciocho sería también del 588– 587 a.C. La ciudad cayó en 586 a.C. (39:1– 10; 52:4– 16).

Fuente: La Biblia de las Américas

Los sucesos de este capítulo ocurrieron en 587-586, cuando los babilonios sitiaban a Jerusalén y Jeremías fue apresado (Jer 37:11-21).

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

[2] Resumen de un redactor posterior. 2 Re 25, 1.[14] Simple traslado. La compra del campo es una acción simbólica de la futura restauración.[18] Ex 20, 5; Deut 5, 9-10.[34] 2 Re 21, 4.[35] Jer 7, 31; 19, 5.

Fuente: Notas Torres Amat