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Comentario de Job 38:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Job 38:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces Jehovah respondió a Job desde un torbellino y dijo:

Job 37:1, Job 37:2, Job 37:9, Job 37:14; Éxo 19:16-19; Deu 4:11, Deu 4:12; Deu 5:22-24; 1Re 19:11; 2Re 2:1, 2Re 2:11; Eze 1:4; Nah 1:3.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Dios desafía a Job para que le responda, Job 38:1-3.

Dios, por medio de sus poderosas obras, convence a Job de su ignorancia, Job 38:4-30,

y de su insensatez, Job 38:31-41.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

desde un torbellino. Aunque Job temía que Dios lo quebrantara con tempestad (Job 9:17), Dios no vino para destruirlo; más bien lo abruma con un sentimiento de sumisión para restablecerlo en su papel como siervo del Señor.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

ENTONCES RESPONDIÓ JEHOVÁ A JOB. Era Dios mismo quien ahora se dirigía a Job. Él reveló la ignorancia de Job acerca de la misión divina en todo lo que estaba sucediendo. Humilló a Job al revelar cuán poco saben y entienden los seres humanos acerca del Todopoderoso. Sin embargo, mediante la respuesta de Dios vino a Job la revelación directa de la presencia, la misericordia y el amor de Dios.

(1) La oración constante y el más profundo anhelo de Job para encontrar a Dios fueron finalmente respondidos (véanse Job 23:3, nota; Job 29:2, nota), confirmando que todavía todo andaba bien entre él y su Señor.

(2) La respuesta del Señor a su siervo Job demuestra que por último Dios se acercará a todos los que sincera y resueltamente lo invocan. Aun si las oraciones de ellos salieran de un corazón confuso, desconfiado, frustrado o enojado, Dios al fin responderá con su presencia, consuelo y palabra.

(3) El aspecto más importante en la relación con Dios no es una comprensión intelectual de todos los procedimientos de Dios, sino la experiencia y la realidad de su divina presencia y la seguridad de que todo anda bien entre los creyentes y Dios. En comunión con Dios, los creyentes pueden soportar cualquier prueba que se les llame a sufrir.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Los Discursos de Yahvé.
T erminado el ciclo de discursos de Elihú y el de los tres interlocutores amigos de Job, interviene Dios para dar el fallo al gran problema que trataban de dilucidar. Job había pedido insistentemente que Dios diera su fallo público para que se manifestase su irreprochable inocencia. En está teofanía final, Dios pasa revista a las maravillas de la creación para que Job reconozca su ignorancia. y, por tanto, su incompetencia para enjuiciar la Providencia divina. Las descripciones de las maravillas de la creación son bellísimas. Dios habla a Job desde la tempestad como Yahvé a Moisés en el Sinaí. Como Juez supremo, no se considera obligado a dar cuentas a nadie de sus actos.

38. Intervención de Dios.
E n tono inquisitorial y para confundir la arrogancia de Job, Dios pasa revista a los grandes enigmas del universo para que aquél dé razón de ellos: la formación de la tierra, las limitaciones de los mares, la aparición de la luz, la formación de la nieve y el granizo, la ordenación de las constelaciones celestes y el aprovisionamiento de comida para los animales.

La fundación de la tierra y la delimitación de los. mares (1-11).
1 Y respondió Yahvé a Job de en medio del torbellino, diciendo: 2 ¿Quién es este que empaña mi providencia con insensatos discursos? 3Cíñete, pues, como varón tus lomos. Voy a preguntarte para que me instruyas. 4¿Dónde estabas al fundar yo la tierra? Indícamelo, si tanto sabes. 5¿Quién determinó, si lo sabes, sus dimensiones? ¿Quién tendió sobre ella la regla? 6 ¿Sobre qué descansan sus cimientos o quién asentó su piedra angular 7 entre las aclamaciones de los astros matutinos y los aplausos de todos los hijos de Dios? 8¿Quién cerró con puertas el mar cuando, impetuoso, salía del seno, 9dándole yo las nubes por mantillas, y los densos nublados por pañales; 10 dándole yo la ley y poniéndole puertas y cerrojos, 11 diciéndole: “Hasta aquí llegarás y no pasarás, ahí se romperá la soberbia de tus olas?”

Job ha hablado demasiado audazmente sobre la justicia divina, poniendo en duda sus actos. Ahora Dios, rodeado de majestad, le contesta desde un torbellino o nube tempestuosa, que constituye como su pabellón regio al manifestarse a los hombres l. Las cuestiones planteadas por Dios no tienen nada que ver con el problema concreto de la justificación de los sufrimientos de Job, sino que tienen por finalidad deslumbrarle para que reconozca su ignorancia y falta de capacidad para enjuiciar las obras de Dios. Las afirmaciones de Job empañan los designios de la Providencia divina (v.2), y en este sentido merece una dura reprensión. En realidad, el discurso de Yahvé guarda una unidad literaria propia y no se relaciona con las argumentaciones del discurso de Elihú, que le precede actualmente en el texto del libro.
Puesto que le va a someter a un duro interrogatorio, Dios invita a Job a prepararse ciñéndose los lomos, como el guerrero que se dispone a la lucha o el caminante que se lanza a una larga peregrinación 2. Irónicamente se le invita a contestar para instruir al propio Dios (v.3). En primer lugar, está el enigma de la fundación de la tierra: para conocerlo es preciso haber asistido a la colocación de sus cimientos y a la determinación de sus dimensiones. Sólo así podrá conocerse el designio misterioso que Dios tuvo sobre ella al fundarla. ¿Puede Job gloriarse de haber asistido a tan solemne acto al principio de las cosas? La interrogación es sangrante y humillante para el que pretendía enjuiciar los actos divinos. Dios ha actuado cuidadosamente como un arquitecto al determinar con la regla las medidas del orbe, y sólo son testigos de sus actos los astros matutinos y los hijos de Dios o seres angélicos que forman su escolta de honor. La inauguración de la gran obra de la creación fue solemnizada por el coro angélico, que con sus aplausos y aclamaciones aprobaban el acto fundacional de la tierra (v.7).
La omnipotencia divina se refleja no sólo en el acto de establecer los fundamentos de la tierra, sino en la delimitación de las fuerzas caóticas del mar, que amenazan anegar la tierra (v.9). De nada hubiera servido la formación de la tierra si Dios no la hubiera defendido contra los ímpetus de las olas del mar. El poeta presenta al mar como un recién nacido al que fue preciso envolver en mantillas, que son las nubes, que le recubren y proveen de agua (v.9). Llegado a edad adulta, Dios le impuso una ley y unas puertas para que no traspasara sus legítimos límites, rompiéndose contra los acantilados la soberbia de sus olas (v.11).

La formación de la luz y el reino de las tinieblas (12-21).
12 ¿Acaso has mandado tú en tu vida a la mañana y has enseñado su lugar a la aurora 13 para que ocupe los extremos de la tierra y eche fuera a los malhechores, 14 modelándose entonces la tierra como el barro bajo el sello y apareciendo vestida, 15 privando a los malvados de su luz y rompiendo el * brazo de los soberbios? 16 ¿Has llegado tú hasta las fuentes del mar; I te has paseado por las profundidades del abismo? 17 ¿Se te han abierto las puertas de la muerte? ¿Has visto las puertas de la región tenebrosa? 18 ¿Abarcas la inmensidad de la tierra? Dilo, si sabes todo esto. 19 ¿Cuál es el camino para las moradas de la luz? y de las tinieblas, ¿cuál es su sitio20 para conducirlas a sus dominios y enseñarles los senderos de su casa? 21 ¡Seguro lo sabrás, pues ya habías nacido y era ya grande el número de tus días!

Una de las cosas más maravillosas es la aparición de la luz pálida de la aurora, que se va difundiendo poco a poco, venciendo a las tinieblas y extendiéndose por los extremos de la tierra (v.1â). La tierra va apareciendo paulatinamente con diversos matices de colores, como si se estuviera modelando de nuevo como el barro bajo la acción del sello impresor (v.14). Primero aparece asiluetada esquemáticamente, para después emerger vestida con todos los adornos y detalles de la exuberante vegetación. Es entonces cuando en plena luz desaparecen los malvados, que hacen sus tropelías amparados por la oscuridad, y tiene que retirar su brazo el soberbio, que aprovecha la noche para maltratar al débil (v.15). La descripción del poeta es maravillosa y refleja una sensibilidad estética muy refinada, similar a la de no pocos salmistas, que cantan las maravillas de la naturaleza.
Lugar inaccesible a la mirada humana lo constituyen las fuentes del mar y las profundidades del abismo, que comunican secretamente con la región tenebrosa – el seol de los hebreos, el kigallu de los babilonios -, con las puertas de la muerte (v. 16-17), Que dan acceso a la región de las sombras.
También la inmensidad de la tierra se escapa a la limitada percepción del hombre; en sus extremos tiene lugar la limitación misteriosa entre la luz y las tinieblas, presentadas aquí como dos fuerzas o sustancias contrapuestas: una brillante y transparente (la luz) y otra opaca y oscura (las tinieblas), que luchan denodadamente todos los días por el imperio de la tierra. Dios ha señalado las horas de dominio de cada una de ellas, según el relato de la creación3, determinando así el día y la noche. Para nosotros, las tinieblas son la carencia de luz. Para los antiguos hebreos, ambas tenían sus propias moradas o receptáculos, en las que se recluían mientras se alejaban de la tierra (v.19). En realidad, sólo Dios conoce los senderos que llevan a sus respectivas moradas.
Irónicamente se declara a Job que no puede conocer estos secretos por la brevedad de sus días (v.21). Sólo el que es eterno puede escudriñar estos misteriosos caminos de la luz y de las tinieblas y dar la clave de los enigmas del universo.

La formación de la nieve, el granizo, la lluvia y el hielo (22-30).
22 ¿Has ido a los escondrijos de la nieve? ¿Has visto los almacenes de granizo, 23 que guardo yo para los tiempos de la angustia, para el día de la guerra y de la batalla? 24 ¿Cuál es el camino por donde se difunde la niebla 4, por donde se echa sobre la tierra el viento solano? 25 ¿Quién abre el camino a la inundación, y la senda al rayo tonante, 26 para hacer llover sobre tierra inhabitada, sobre desierto en que no hay hombres; 27 para empapar las áridas llanuras y hacer brotar la verde hierba? 28 ¿Tiene padre la lluvia? ¿Quién engendra las gotas de rocío? 29 ¿De qué seno sale el hielo? y la escarcha del cielo, ¿quién la engendra? 30 Se endurecen las aguas como piedra y se congela la superficie del abismo.

Conforme a la mentalidad antigua, el poeta presenta a la nieve y al granizo como reservados de antemano por Dios en especiales receptáculos para enviarlos como castigo en los tiempos de desdicha y en el fragor de la batalla. La idea parece inspirada en los relatos de las plagas de Egipto 5. El hombre es impotente contra los temporales que Dios envía, y no puede saber dónde guarda las reservas. La formación de la niebla es también un misterio para el antiguo oriental, así como la irrupción del viento solano, que ai punto la disipa, secando la tierra (v.24). Las tormentas e inundaciones son también la manifestación de un poder sobrehumano, ya que el hombre no puede hacer llover sobre zonas desérticas e inhóspitas (v.26). La misma estepa se refresca con las aguas tormentosas, dando lugar a la aparición de hierba verde (v.27). La misma formación de la lluvia y del rocío tienen un origen misterioso, pues no parecen tener conexión directa con las fuentes y los ríos (v.28). El fenómeno de la evaporación y del enfriamiento de la atmósfera no era fácilmente perceptible por las mentalidades de la antigüedad. La misma formación del hielo y de la escarcha no era fácilmente explicable para el hagiógrafo, que pone en boca de Dios estas interrogaciones enigmáticas para confundir al arrogante Job (v.29).

La regulación de las constelaciones celestes (31-35).
31 ¿Has atado tú los lazos de las Pléyades o puedes soltar las ataduras del Orion? 32 ¿Eres tú el que a su tiempo hace salir las constelaciones y quien guía a la Osa con sus hijos? 33 ¿Has enseñado tú a los cielos su ley y determinado su influjo sobre la tierra? 34 ¿Alzas tu voz hasta las nubes para que te cubran de copiosas aguas? 35 ¿Mandas tú a los relámpagos, y van ellos, diciéndote: Henos aquí?

La maravillosa regulación de los astros es inaccesible a la humana inteligencia. Las Pléyades son pequeñas constelaciones, cuyas estrellas parecen atadas unas a otras; y el Orion es como un tahalí formado por tres estrellas sobre una misma línea. Por ello, Orion era el dios de la guerra (Ninib) entre los babilonios 6. Las constelaciones, o “corona,” como otros traducen, tienen especial luminosidad y se destacan como la Osa Mayor (v.32). Todas estas estrellas arracimadas tienen su ley propia para no separarse entre sí, ni menos chocar en sus movimientos, y tienen influjo sobre la tierra (v.33), sobre la atmósfera y los diversos elementos de la naturaleza. El hagiógrafo no alude aquí a concepciones astrológicas, ya que el destino de los seres humanos está dirigido exclusivamente por Dios, y los astros son lámparas a su servicio7.
El hombre no tiene poder sobre los fenómenos atmosféricos, como los relámpagos y las nubes, que dependen sólo de la voluntad divina (v.34).

Los sabios instintos de los animales (36-41).
36 ¿Quién puso sabiduría en el ibis, y al gallo quién le dio inteligencia? 37 ¿Quién puede contar las nubes con sabiduría, y quién derrama los odres de los cielos 38 cuando se hace una masa el polvo y se pegan unos a otros los terrones? 39 ¿Eres tú quien proporcionas su presa a la leona y sacias el apetito de los leoncillos 8 40 cuando están agazapados en sus cubiles o se ponen en acecho en la espesura? 41 ¿Quién prepara su alimento al cuervo cuando sus polluelos gritan a Dios y andan errantes por falta de comida?

El ibis – el pájaro dedicado a Tot-Hermes, dios de la sabiduría en Egipto – anunciaba, según la creencia popular, las crecidas del Nilo, lo que le daba reputación de sabiduría; y el gallo, por presentir y anunciar la mañana, también parece dar muestras de inteligencia (v.36). El hagiógrafo, pues, se hace eco de estas concepciones folklóricas y pone en boca de Dios la interrogación sobre la sagacidad de ambos pájaros, que es una de las maravillas de la naturaleza.
La formación de las nubes, que se crecen e hinchan como odres para después derramarse sobre la tierra, humedeciendo el polvo y aglutinándolo en terrones, constituye también un hecho misterioso que no está al alcance del arrogante Job (v.37).
También es un misterio de la Providencia la provisión de alimentos para los animales hambrientos. Los animales tienen un maravilloso instinto para buscar comida para ellos y sus crías (v.39-41). También en esto no tiene parte el ser humano sino que viene directamente del Creador.

1 Cf. Sal 51:3; Eze 1:4; Zac 9:14. – 2 Cf. Jer 1:17; Isa 45:1. – 3 Cf. Gen 1:5. – 4 El TM lee “luz” en lugar de niebla o vapor de los LXX, que creemos más propio en el contexto. – 5 Cf. Exo 9:22-26; Isa 28:17. – 6 Cf, Job 9:9. – 7 Cf. Gen 1:14. – 8 Lit. “la vida de los leoncillos.”

Fuente: Biblia Comentada

Jehová. Yahweh, el nombre de pacto de Dios, es el nombre que aparece para Dios en el prólogo del libro, donde se presenta al lector a Job y su relación con Dios. Sin embargo, en los caps. Job 3:1-26; Job 4:1-21; Job 5:1-27; Job 6:1-30; Job 7:1-21; Job 8:1-22; Job 9:1-35; Job 10:1-22; Job 11:1-20; Job 12:1-25; Job 13:1-28; Job 14:1-22; Job 15:1-35; Job 16:1-22; Job 17:1-16; Job 18:1-21; Job 19:1-29; Job 20:1-29; Job 21:1-34; Job 22:1-30; Job 23:1-17; Job 24:1-25; Job 25:1-6; Job 26:1-14; Job 27:1-23; Job 28:1-28; Job 29:1-25; Job 30:1-31; Job 31:1-40; Job 32:1-22; Job 33:1-33; Job 34:1-37; Job 35:1-16; Job 36:1-33; Job 37:1-24 no aparece el nombre Yahweh. Dios es llamado El Shaddai, el Dios Omnipotente. En este libro este cambio viene a ser una forma de ilustrar que Dios ha estado apartado y distante. La relación queda restaurada en ricos términos al revelarse Dios a sí mismo a Job usando su nombre en pacto. desde un torbellino. Job había llamado repetidas veces a Dios a juicio para que verificara su inocencia. Finalmente, Dios acudió a interrogar a Job acerca de algunos de los comentarios que había hecho a sus propios acusadores. Dios estaba dispuesto a vindicar a Job, pero primero iba a llevar a Job a un entendimiento justo de Él mismo.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Toda esta sección es poesía, un dramático poema de discursos que intentan comprender el sufrimiento de Job.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Dios se apareció y entabló su primer interrogatorio de Job, que había suscitado algunas acusaciones contra Él. Dios celebró su vista en juicio con Job.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Job 38:1-41; Job 39:1-30; Job 40:1-24; Job 41:9-34; Job 42:1-6 : Discursos del Señor: Job consigue que el Señor salga de su inquietante silencio. Pero el Señor se va a limitar a exponer la sabiduría que se manifiesta en la creación, marginando al parecer las quejas del protagonista.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— la tormenta: La mención de la tormenta provoca un clímax dramático, pues, en el AT, suele anunciar la intervención punitiva o destructora del Señor (ver Job 30:22; Job 36:33; también nota a Job 37:9).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Introducción. Job al fin recibe la respuesta que tanto ha anhelado (cf. 31:35). Job había imaginado, sin duda, la escena comparativamente pacífica de un juicio legal, pero Dios le habla desde un torbellino. El torbellino es un antiguo símbolo de revelación divina (cf. , p. ej. Sal. 18:7-15; Nah. 1:3; Zac. 9:14) y, aunque es aterrador, significa pa ra Job que Dios no piensa seguir ignorando sus reclamos. Dios no desprecia la inteligencia de Job, diciendo que no tiene comprensión del plan divino (el consejo, 2) para gobernar el universo. Tampoco Dios arremete contra Job con desprecio, sino que lo alienta diciendo: Cíñete … los lomos como un hombre (¡se supone que los hombres sean más fuertes que las mujeres!) y que use su fuerza mental para comprender las intenciones de Dios, que serán expresadas sólo indirectamente en este discurso.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

38.1ss Dios habló desde un torbellino o una tremenda tormenta. Sorprendentemente, no respondió ninguna de las preguntas de Job. Las preguntas de Job no estaban en el corazón del asunto. Por el contrario, Dios utilizó la ignorancia de Job acerca del orden natural de la tierra para revelar su ignorancia del orden moral de Dios. Si Job no podía entender la manera de trabajar de la creación física de Dios, ¿cómo podría comprender el carácter y la mente de Dios? No existe un criterio o punto de vista mayor que el de Dios por el cual se pueda juzgar. Dios mismo es el estándar. Nuestra única opción es someternos a su autoridad y descansar en su cuidado.38.22, 23 Dios dijo que El estaba reservando los depósitos de nieve y granizo para tiempos de problemas y guerras. Dios usó el granizo para ayudar a que Josué y los israelitas ganaran una batalla (Jos 10:11). Así como los ejércitos guardan sus armas en el depósito de armas, Dios tiene todas las fuerzas de la naturaleza bajo su control. Algunas veces las usa para confundir a los que se oponen a El o a su pueblo. Job ni siquiera podía empezar a conocer todos los recursos de Dios.38.22-35 Dios dijo que tenía todas las fuerzas de la naturaleza bajo su mando y que podía desatarlas o reprimirlas a voluntad. Nadie puede comprender completamente hechos tan comunes como la lluvia o la nieve, y nadie puede mandarlas. Sólo Dios, quien las creó, tiene ese poder. El punto de Dios era que si Job no podía explicar esos hechos tan comunes de la naturaleza, ¿cómo podría explicar o cuestionar a Dios? Y si la naturaleza está más allá de lo que podemos entender, los propósitos morales de Dios tampoco son lo que nos imaginamos.38.31, 32 Estas son constelaciones estelares y están todas bajo el control de Dios.LA JUSTICIA DE DIOSPunto de vista equivocado : La Ley está por encima de DiosHay una ley de justicia o equidad que es más alta y más absoluta que Dios. Es obligatoria hasta para Dios. El debe actuar en respuesta a esa ley para poder ser justo. Nuestra respuesta debe ser apelar a esa ley.Punto de vista correcto:Dios mismo es el estándar de justicia. El usa su poder según su propia perfección moral. Así, lo que sea que El haga es justo, aun cuando no lo entendamos. Nuestra respuesta debe ser apelar a El directamente.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 1042 Éxo 19:16; 1Re 19:11

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

el S eñor respondió a Job desde el torbellino. Al fin Dios responde a la petición de Job y le habla. Las palabras de Dios le satisfacen, pero no contestaron lo que Job tenía en mente. El quería que Dios le vindicara o le dijera porqué él sufría, pero Dios no hizo ni lo uno ni lo otro. Sin embargo la presencia de Dios confirmó a Job que su relación con el Todopoderoso todavía existía y que no había sido abandonado en su sufrimiento. Por tanto, aún sin recibir la explicación del porqué sufría, ahora Job está contento de poder contar con su relación con Dios.

Fuente: La Biblia de las Américas

Finalmente, Dios rompe su silencio y habla a Job directamente.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

[11] Jer 5, 22.[31] Estrella del Norte.

Fuente: Notas Torres Amat