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Comentario de Job 4:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Job 4:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces intervino Elifaz el temanita y dijo:

Entonces respondió. Job 3:1, Job 3:2; Job 6:1; Job 8:1.

Elifaz temanita. Job 2:11; Job 15:1; Job 22:1; Job 42:9.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Elifaz reprende a Job por su falta de confianza en Dios, Job 4:1-6.

Afirma que Dios sólo castiga a los malvados, Job 4:7-11.

Su visión, Job 4:12-21.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Debido a que primero habló Elifaz, el temanita, se presume que era el más viejo y sabio de los tres. Él fue un poco más cortés con Job que los otros. Sin embargo, sus apreciaciones estaban distorsionadas. Elifaz creía firmemente que Dios nunca castigaría al recto ni guardaría al pecador. Por esto concluyó que si Job sufría debía ser un pecador (Job 22:4-11Job 22:21-30).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

RESPONDIÓ ELIFAZ…, Y DIJO. El cap. Job 4:1-21 comienza el primero de tres ciclos principales de los diálogos de Job con Elifaz, Bildad y Zofar. Cuando se lean estos diálogos, nótese lo siguiente:

(1) Aunque se registran en las Escrituras las palabras de los tres amigos de Job, no todo lo que dijeron es necesariamente cierto. El Espíritu Santo registró las palabras de ellos, pero no las inspiró. Al final del libro, Dios mismo declaró que mucho de lo que dijeron no fue recto (Job 42:7-8).

(2) Algunas de sus afirmaciones son en efecto ciertas y se vuelven a mencionar en el NT (e.g., parte de lo que dice Elifaz en Job 5:13 se encuentra en 1Co 3:19).

(3) La teología fundamental y el punto de vista de esos consejeros eran defectuosos. Ellos creían

(a) que los verdaderamente justos siempre prosperarán mientras que los pecadores siempre sufrirán, y

(b) que la pobreza y el sufrimiento siempre indican maldad, mientras que el éxito y la prosperidad indican rectitud. Más tarde Dios reveló que esa actitud estaba equivocada y que el punto de vista de ellos le causaba afrenta (Job 42:7-9).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

4. Discurso de Elifaz.
D espués de los desahogos rugientes de Job, empiezan los discursos rimados de sus amigos, que tratan de dar luz al infortunado apelando a los principios de la sabiduría tradicional. Entre ellos está Elifaz, que puede ser saludado, por su edad y experiencia sapiencial y por su procedencia de la “sabia” Teman, como el “decano” de los tres contertulios de Job. No está conforme con los conceptos expresados por el paciente varón de Hus, y con toda delicadeza le quiere invitar a la reflexión. Respeta su situación, pero, precisamente debido a su estado, no tiene la inteligencia lúcida para hacer juicios sobre los valores de la vida. Su espíritu está preso de angustia y de dolor, y en este sentido no tiene libertad para el discurso.

Sorpresa de Elifaz por las quejas desmesuradas de Job (1-11).
1 Tomó la palabra Elifaz, de Teman, y dijo: 2 ¿Te molestará que te dirijamos la palabra? pero ¿quién es capaz de guardar silencio?2. 3 He aquí que enseñaste a muchos, confortaste muchas manos débiles. 4 Con tu palabra sostuviste a los vacilantes y fortaleciste a rodillas que se doblaban. 5 Pero ahora, que ha venido sobre ti, ¿decaes? Cuando te ha tocado, ¿te turbas? 6 ¿No es ya tu piedad tu confianza? ¿No es la rectitud de los caminos la esperanza tuya? 7 Recuerda bien: ¿Qué inocente pereció? ¿Qué justos fueron exterminados? 8 Por lo que siempre vi, los que aran la iniquidad y siembran la desventura, la cosechan. 9 Bajo el aliento de Dios perecen, desaparecen al soplo de su nariz. 10 Los rugidos del león, los bramidos de la fiera, los dientes de los cachorros de león, son quebrantados. 11 Perece el león falto de presa, y se dispersan los cachorros de la leona.

Con toda delicadeza pide permiso para intervenir Elifaz. Hubiera preferido callar, acompañando y llorando en silencio la tragedia del amigo; pero éste se ha permitido hacer juicios desmesurados y fuera de propósito, y se ve obligado a hacer un llamamiento a la cordura. Oriundo de la patria de la “sabiduría,” Teman, se cree con derecho a iniciar un diálogo que ponga los términos en su debido punto. Con acento pausado y bien convencido de lo que dice, invita, no sin ironía, a que Job mida un poco más sus palabras.
En primer lugar muestra su extrañeza porque su amigo, que antes repartía consejos a todos, procurando confortar a los oprimidos y débiles, se sienta ahora desfallecer ante la adversidad. Con toda delicadeza recuerda a Job su pasado honroso, repartiendo “sabiduría” a todos con el ánimo de enseñarles los caminos de la vida dentro del temor de Dios. Pero ahora, que le ha tocado la adversidad, no sabe sobrellevarla, pues protesta rabiosamente contra su destino (v.5). Esto prueba que su piedad (“temor de Dios”) ya no es el móvil de su vida, y, por tanto, ya no mantiene la rectitud de los caminos como en otro tiempo. Su virtud debiera probarse y mostrarse en la actual adversidad para ejemplo de los que antes eran aleccionados por él. Pero está visto que no tenía raíces profundas, ya que vacila y protesta a la hora de dar señales de sus convicciones en el camino de la vida.
Por otra parte, se muestra muy imprudente, desahogándose de modo desmesurado, porque está tocando los misterios de la justicia divina. La experiencia dice que el inocente tiene la protección de Dios, y, por tanto, nunca perece; y los justos terminan por salvarse sin ser exterminados (v.7). Elifaz aquí se hace eco de la tesis tradicional sobre la retribución. Dios es justo, y la justicia divina debe cumplirse en esta vida, premiando al justo con bienes materiales y castigando al impío. Por tanto, el que sufre es porque ha pecado contra Dios. Precisamente contra esta posición sofística tradicional reacciona el autor del drama de Job al presentar a un inocente tocado por la mano colérica del Omnipotente 3. Pero la argumentación de Elifaz es impecable desde el punto de vista de la “sabiduría” tradicional. Esta está confirmada por su propia experiencia, ya que ha visto que los que aran la iniquidad cosechan la desventura (v.8).
Las manifestaciones coléricas de Dios – al soplo de su nariz – aplastan al impío y hacen desaparecer al pecador como se agostan las plantas por el turbión del desierto. La miseria y la desgracia son la lógica secuela de sus malas obras. El pecado irrita a Dios, que termina por vengarse y castigar al pecador; por tanto, las manifestaciones de su ira prueban que el desventurado es pecador. Los v.10-ii son considerados por algunos autores como fuera de lugar, pero sus metáforas pueden ser una continuación de la idea anterior: la ira divina lleva por delante a todo el que se oponga, incluso al rey de la selva, el león. Dios puede hacerle morir quebrantándole los dientes o privándole de su sustento. Así, los pecadores desaparecerán indefectiblemente en el momento de la manifestación justiciera del Omnipotente. Por tanto, es necio oponerse a sus decisiones e intervenciones punitivas. Sólo queda acatarlas humildemente, esperando que pase el vendaval de su ira.

Visión nocturna (12-21).
12 Llegóme calladamente un hablar; mis orejas percibieron sólo un murmullo, 13 al tiempo en que agitan el alma las visiones nocturnas, cuando duermen los hombres profundo sueño. 14 Apoderóse de mí el terror y el espanto, temblaron todos mis huesos; 15 un viento azotó mi rostro, erizó el pelo de mi carne. 16 Se paró (ante mí), pero no reconocí su semblante; estaba ante mis ojos un fantasma, y oí una voz que tenuemente murmuraba: 17 ¿Podrá el hombre presentarse como justo ante Dios? ¿Será puro el varón ante su Hacedor? 18 Mira: aun a sus ministros no se confía, aun en sus ángeles halla tacha. 19 ¡Cuánto más los que habitan moradas de barro y del polvo traen su origen! Que son aplastados como polilla, 20 de la mañana a la tarde son pulverizados, desaparecen para siempre por falta de salvador4. 21 ¿No es arrancada la cuerda (de su tienda)? Mueren faltos de sabiduría.

El sagaz Elifaz quiere dar nuevos argumentos para callar las demasías de Job, pero con toda delicadeza atribuye sus reflexiones a un fantasma nocturno que se le apareció, y, calladamente, como en susurro, le dio una nueva clave sobre los misterios de la Providencia divina. Aunque Job se sienta inocente, sin embargo, Dios es tan puro y santo, que ningún ser humano puede considerarse justo y puro, ya que hasta en sus mismos ángeles halla tacha.
La descripción de la aparición nocturna no puede ser más bella e insinuante. Los intérpretes antiguos veían aquí una revelación, pero es mejor considerarla como ficción literaria del hagiógrafo, que hace hablar a los interlocutores conforme a las exigencias del diálogo. Elifaz, obsesionado por la tragedia de Job, se ha dormido, y de noche se le ha revelado una clave del misterio del sufrimiento humano: todos los hombres son pecadores en mayor o menor grado, y, por tanto, las desgracias les vienen muchas veces inesperadamente y sin justificación aparente. ¿No será éste el caso de Job? La nueva argumentación trata de atenuar la suposición expuesta anteriormente de que el que sufre es necesariamente por sus pecados. Esto resulta muy duro para Job, que no tiene conciencia de transgresión grave ante su Dios; por ello hay que buscar otra solución al misterio del dolor: la pureza, santidad y trascendencia de Dios se sienten afectadas por la imperfección de sus criaturas, y, por eso, los sufrimientos enviados por la Providencia responden a imperfecciones y pecados ocultos de los que apenas se tiene conciencia.
Esta visión vaporosa, este murmullo tenue, este susurro insinuante del fantasma, apenas reconocido en sus contornos, es la mejor metáfora para describir psicológicamente la penetración lenta y sugerente de un pensamiento que progresivamente se va apoderando de una mente inquieta que busca la solución a un enigma angustioso. Es el caso del “sabio” Elifaz, que ha meditado mucho en estos días de silencio junto a Job, sumido en la mayor tragedia.
La nueva revelación tiene su importancia, pues da a entender que ningún hombre tiene derecho a protestar por los sufrimientos que le sobrevengan, ya que de algún modo los ha merecido por su imperfección. Hasta los ángeles resultan indignos de su santidad. La frase aun a sus ministros (angeles) no se confía se ha de entender como expresión hiperbólica de un poeta que quiere destacar la trascendencia y pureza de Dios, del que son indignas sus más excelsas criaturas. Por tanto, no se plantea aquí el problema del pecado de los ángeles, del que no se hace mención en los libros del A.T. Están, pues, fuera de propósito las disquisiciones de los teólogos y antiguos exegetas, que se preguntaban si aquí el no confiarse se refiere a los ángeles antes o después de pecar. En todo el libro de Job no se alude para nada a estos problemas de angelólogía, y, por tanto, no hay razón para introducirlos en este pasaje.
Si en los espíritus angélicos Dios halla tacha, cuánto más en los hombres, formados del polvo y moradores de una casa de barro (v.19), es decir, el cuerpo humano! 5 Por ello, la vida del hombre es efímera y desaparece, sin que nadie le libre cuando llega la hora del destino. Contra las decisiones de Dios no hay salvador (v.21). El que se oponga a sus designios será aplastado como la polilla, desapareciendo para siempre. La vida del hombre es, en definitiva, como una tienda cuyas cuerdas son arrancadas para apenas dejar huella sobre el solar en que estaba. El tiempo terminará por borrar su recuerdo. Pero, sobre todo, lo más trágico es morir falto de sabiduría, es decir, sin comprender ni acatar los misteriosos designios del Omnipotente, que decide la suerte de cada uno conforme a módulos que se escapan a la humana inteligencia. Oponerse a Dios es de “necios,” mientras que el “sabio” sabe sorprender el lenguaje de la Providencia en los acontecimientos de la vida de cada uno. Job, pues, debe callar y acatar humildemente su destino, pues desconoce los designios del que todo lo sabe.

1 Dhorme traduce: “¿Te dirigiremos la palabra? ¡Estás deprimido!” Bib. de Jér.: “Si se te dirige la palabra, ¿lo soportarás?” – 2 Dhorme: “¿Quién podría contener sus palabras?” Bib. de Jér.: “¿cómo guardar silencio?” – 3 Contra esta opinión de que las enfermedades tienen su origen en los pecados de los pacientes o de sus antepasados reacciona Jesús a propósito del ciego de nacimiento (cf. Jn 9:15). Los malteses, al ver a Pablo mordido por una víbora, creen que lleva la maldición de los dioses (cf. Hec 28:4). – 4 Así, siguiendo a Dhorme. Bib, de Jér.: “Desaparecen para siempre, sin que nadie se acuerde de ellos.” – 5 Cf. Job 10:9; Job 33:6; Isa 64:7; Gen 2:7; Gen 3:19.

Fuente: Biblia Comentada

Toda esta sección es poesía, un dramático poema de discursos que intentan comprender el sufrimiento de Job.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Comienza el primer ciclo de discursos de Job y de sus tres amigos. Job fue el primero en romper el silencio de toda una semana con un lamento (Job 3:1-26).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Esta sección cubre los ciclos de discursos entre Job y sus bienintencionados amigos, incluyendo Eliú (caps. Job 32:1-22; Job 33:1-33; Job 34:1-37; Job 35:1-16; Job 36:1-33; Job 37:1-24).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Elifaz. Primer discurso de Elifaz. Vea los caps. Job 15:1-35 y Job 22:1-30 para los otros discursos de Elifaz. Él habló de forma profunda y gentil, pero no sabía nada de la escena en el cielo que había conducido al sufrimiento de Job.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

— respondió así: A lo largo de su intervención, Elifaz, que no cree en la honradez de Job, se dedica a exponer la doctrina tradicional de la retribución, al tiempo que lanza duras acusaciones contra su amigo.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

4.1ss Elifaz afirmó que le había sido dado conocimiento secreto por una revelación especial de Dios (4.12-16), y que había aprendido mucho de su experiencia personal (4.8). Argumentó que el sufrimiento era un resultado directo del pecado, y que si tan solo Job confesara el suyo, su sufrimiento terminaría. Elifaz veía el sufrimiento como un castigo de Dios que debe ser bien recibido para poder conducir a una persona de regreso a Dios. En algunos casos, por supuesto, esto puede ser cierto (Gal 6:7-8), pero no era así con Job. Aun cuando Elifaz hizo muchos comentarios buenos y acertados, hizo tres conjeturas equivocadas: (1) Una persona buena e inocente nunca sufre. (2) Aquellos que sufren están siendo castigados por sus pecados pasados. (3) Debido a que estaba sufriendo, Job habría hecho algo malo ante los ojos de Dios. (Para mayor información acerca de Elifaz, véase el cuadro en el capítulo 28. Temán era una ciudad comercial en Edom, considerada un lugar de sabiduría, véase Jer 49:7.)4.7, 8 Parte de lo que Elifaz dijo es verdad, y parte es falso. Es cierto que aquellos que promueven el pecado y los problemas finalmente serán castigados. Es falso que cualquiera que sea bueno e inocente nunca sufrirá. Todo el material registrado y citado en la Biblia está ahí por decisión de Dios. Algunos son registros de lo que la gente decía y hacía, pero no un ejemplo que debamos seguir. Los pecados, las derrotas, los pensamientos malos y las ideas equivocadas acerca de Dios son todos parte de la divinamente inspirada Palabra de Dios, pero eso no significa que debamos seguir esos ejemplos equivocados sólo porque están en la Biblia. La Biblia nos da enseñanzas y ejemplos de lo que debemos hacer así como de lo que no debemos hacer. Los comentarios de Elifaz son un ejemplo de lo que debemos tratar de evitar: la tendencia a hacer falsas conjeturas acerca de otros, basados en nuestras propias experiencias.4.12, 13 Aunque Elifaz afirmó que su visión había sido divinamente inspirada, es dudoso de que haya venido de Dios, dado que Dios mismo más tarde lo critica por no haber hablado la verdad acerca de El (42.7). Cualquiera que fuere la fuente de la visión, esta se resume en 4.17. En apariencia, esta afirmación es completamente cierta. Un simple humano no puede compararse con Dios ni debe tratar de cuestionar sus acciones y motivos. Sin embargo, Elifaz tomó este pensamiento y lo explicó más tarde exponiendo sus propias opiniones. Su conclusión (2Ki 5:8) muestra una comprensión limitada del sufrimiento de Job. Es muy fácil para los maestros, consejeros, y amigos bien intencionados comenzar con una porción de la verdad de Dios y luego irse por la tangente. No limite a Dios con su perspectiva y comprensión finita de la vida.4.18, 19 ¿Cometen realmente errores los ángeles? Recuerde que era Elifaz el que estaba hablando, no Dios. Así que debemos tener cuidado de no construir nuestro conocimiento del mundo espiritual sobre las opiniones de Elifaz. Además, la palabra traducida «necedad» tiene un significado incierto. Podemos salvar la credibilidad de Elifaz al decir que se refería a los ángeles caídos; sin embargo, este pasaje no intenta enseñar nada acerca de ellos. Lo que Elifaz estaba diciendo era que los seres humanos pecadores están muy por debajo de Dios y de los ángeles. Tenía razón acerca de la grandeza de Dios, pero no entendía los grandes propósitos de Dios respecto al sufriCONSEJO DE LOS AMIGOSAbrumado por el sufrimiento, Job no fue consolado sino condenado por sus amigos. Cada uno de sus puntos de vista representan una forma bien conocida de comprender el sufrimiento. Dios prueba que cada una de las explicaciones dadas por los amigos de Job son menos que una respuesta completa.Elifaz el temanitaDónde habló Job 4, 5, 15, 22Cómo ayudó Se sentaron en silencio con Job durante siete días (2.11-13)Cómo explicó el dolor de Job Job está sufriendo porque ha pecadoSu consejo a Job Acude a Dios y encomiéndale tu causa (5.8)Respuesta de Job Retira tus falsas acusaciones (6.29)Bildad el suhitaDónde habló Job 8, 18, 25Cómo ayudó Se sentaron en silencio con Job durante siete días (2.11-13)Cómo explicó el dolor de Job Job no admite que ha pecado, por lo tanto seguirá sufriendoSu consejo a Job ¿Hasta cuándo, oh Job, seguirás así? (8.2)Respuesta de Job «Diré a Dios[…] hazme entender por qué contiendes conmigo» (10.2)Respuesta de Dios a los amigos Dios reprende a los amigos de Job (42.7)Zofar el naamatitaDónde habló Job 11, 20Cómo explicó el dolor de Job El pecado de Job merece más sufrimiento que el experimentadoSu consejo a Job Líbrate de tus pecados (11.13-14)Respuesta de Job Sé que seré reivindicado (13.18)Eliú el buzitaDónde habló Job 32-37Cómo explicó el dolor de Job Dios está usando el sufrimiento para moldear y capacitar a JobSu consejo a Job «Calla, y te enseñaré sabiduría» (33.33)Respuesta de Job No hubo respuestaRespuesta de Dios a los amigos Dios no se dirige directamente a Eliú.DiosDónde habló Job 38-41Cómo ayudó Confrontó a Job a contentarse sin saber el porqué de su sufrimientoCómo explicó el dolor de Job No explicó la razón del sufrimientoSu consejo a Job ¿Todavía quieres seguir discutiendo con el Omnipotente? (40.2)Respuesta de Job Yo hablaba de cosas que no entendía (42.3-5)

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 104 Job 2:11; Job 42:9

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

temanita. Elifaz era de Temán, en la región norte de Edom. Como habla primero, era el mayor y sus comentarios son menos severos.

Fuente: La Biblia de las Américas

Elifaz. El más compasivo de los tres amigos de Job que habló primero y apeló a la experiencia como criterio de la autoridad. Posiblemente era el mayor de los tres (Job 15:10).

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

[.] Elifaz es un creyente. Frente al dolor de Job, repite lo que decía la voz popular en aquel entonces: – Dios hace justicia en la presente vida, premiando a los justos con salud y bienes materiales. – Si tú estás enfermo y abandonado, es que pecaste. Elifaz no se equivoca al recordar cómo las desgracias caen sobre los malos y la Providencia de Dios se manifiesta a menudo en favor de sus amigos. Esto, que cualquiera puede comprobar, la Biblia lo afirma expresamente. Los profetas no vacilaron en decir y repetir a Israel que sus apuros eran la consecuencia de sus pecados (Dt 30,15-20), y el libro de los Jueces pretende demostrarlo con los hechos (Jue 2,11-19). Elifaz pretende hablar a consecuencia de una revelación de Dios, como la que tenían en sueños muchos profetas. Seguramente recuerda una verdad ¿Hay algún hombre que se encuentre bueno delante de Dios? (17). Muchos se quejan de que la vida no tiene sentido, pero ¿no será su pecado el que no les permite ver el sentido? ¿Dónde se ha visto que los buenos desaparezcan? (7). El hombre de fe comprende que Dios , pero la experiencia diaria parece a menudo contraria. Según el Evangelio, la riqueza puede ser un signo de reprobación. Elifaz habla con tanta seguridad porque no ha padecido en carne propia ni se fija suficientemente en los que sufren.

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana

[13] Y ocasionarles una confusión de ideas.

Fuente: Notas Torres Amat