Comentario de Joel 2:12 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
“Pero aun ahora,” dice Jehovah, “volveos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno, llanto y lamento.
convertíos a mi con todo vuestro corazón. Deu 4:29, Deu 4:30; 1Sa 7:3; 1Re 8:47-49; 2Cr 6:38, 2Cr 6:39; 2Cr 7:13, 2Cr 7:14; Isa 55:6, Isa 55:7; Jer 4:1; Jer 29:12, Jer 29:13; Lam 3:40, Lam 3:41; Ose 6:1; Ose 12:6; Ose 14:1; Zac 1:3, Zac 1:4; Hch 26:20.
con ayuno y lloro y lamento. Jue 20:26; 1Sa 7:6; 2Cr 20:3, 2Cr 20:4; Neh 9:1, Neh 9:2; Isa 22:12; Jon 3:5-8; Zac 7:3, Zac 7:5; Zac 12:10-14; Stg 4:8, Stg 4:9.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Luego de advertirles a los judíos de la cercanía de un día de juicio mayor que el que acaban de experimentar, Joel llama a la nación a arrepentirse.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
convertíos a mí: Como en Sofonías (Sof 2:1-3), al pueblo se le ofrece una oportunidad para el arrepentimiento, el remordimiento y la renovación.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Aun en medio del juicio, Dios concede amplia oportunidad para el arrepentimiento. Si el pueblo demostraba un arrepentimiento genuino, el Señor estaba siempre dispuesto a perdonar y bendecir.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
La única oportunidad
Joel había descrito a Jehovah en el uniforme de un general enemigo. Sin embargo, cuando trae de esta aterradora figura el mensaje para que Judá se rinda a él, parece ser su antiguo aliado el que habla. Como el profeta explica, una vez que el señorío de Jehovah se reconoce, él puede revelarse como un Dios de amor. Pero primero en el v. 12 el profeta transmite un oráculo divino que es un llamado al arrepentimiento (cf. Jer. 3:22; 7:3; 18:11; Amós 5:4, 5). Es la culminación a la que las propias apelaciones de Joel han estado dirigiendo en el cap. 1. Volveos evoca la relación de pacto, como Joel comenta en el v. 13 (vuestro Dios; cf. 2:26, 27; 3:17). El pueblo de Dios eran hijos e hijas pródigos que necesitaban regresar al hogar a su padre celestial. Debían hacerlo ahora: este era el mo mento psicológico para actuar. La nota de inmediatez pertenece a los llamados del AT al arrepentimiento (Jos. 24:14; Jer. 26:13; cf. Hech. 17:30; 2 Cor. 6:2) y ha pasado a la predicación y a los himnos evangelísticos. Todo vendedor sabe de esta necesidad si un trato va a ser cerrado.
La espiritualidad siempre tiene sus formas religiosas visibles. En este caso el compromiso total de la voluntad (corazón), una cualidad que aparece en Deut. (p. ej. Deut. 11:13), debía ser expresada por el ritual normal de un servicio público de lamentación. Los desafíos del profeta a llorar, estar de duelo y ayunar en 1:5, 13 y 14 están aquí reunidos en el llamado divino.
13-17 Joel proporciona un comentario interpretativo del mensaje de Dios. Hay un paralelo en el Sal. 85:8-13, donde un oráculo de “paz” de una palabra (shalom) es interpretada en detalle por el profeta del templo en respuesta a un lamento nacional. Primero, Joel subraya la necesidad de arrepentimiento sincero, llamando a la consistencia entre las formas de espiritualidad internas y externas. El Israel antiguo tendía a ser completamente sincero y por eso indudablemente ganaba un descargo psicológico más difícil de obtener en culturas menos extrovertidas. Había el peligro, sin embargo, de que las emocio nes externas pudieran ser una cubierta para voluntades relativamente impasibles. La costumbre de desgarrarse la ropa era parte de la reacción cultural a las crisis (cf. 2 Rey. 19:1), que todavía sobrevive en la práctica judía de romper la solapa de los sacos en un funeral. Los corazones también tenían que ser rotos o quebrantados: la respuesta de Israel debía ser más que apariencia. No es usado idiomáticamente en el sentido de “no solamente”. Joel no se detuvo para analizar el pecado de la gente. “En el calor de la emergencia, la cura y no el diagnóstico, es su preocupación” (Hubbard). Era responsa bilidad de ellos “examinar e investigar” sus caminos, como parte del proceso de regreso a Jehovah (Lam. 3:40).
Segundo, Joel comenta sobre “volver” y hace ver sus asociaciones con el pacto. Prosigue citando la lealtad del pacto de Dios (él es clemente y compasivo) como motivación para el llamado al arrepentimiento, y como incentivo para que Judá responda. El usa lenguaje bien conocido de su fe (él es clemente y compasivo [13]: cf. Sal. 86:15; 103:8; 145:8) que irremediablemente los hace evocar la renovación misericordiosa del Dios del pacto con la generación del éxodo, después que ellos lo habían quebrantado en el desierto (Exo. 34:6). Así pues, esta declaración de fe está asociada con otra oportunidad que Dios está dispuesto a dar a su pueblo pecador.
Algunas veces Dios tiene que castigar a su pueblo como parte de su papel de padre (cf. Heb. 12:5-11), pero su propósito final es renovar la comunión. Por eso, argumenta Joel, aunque el castigo puede ser su primera y justa respuesta al pecado de ellos, su anhelo más profundo era compadecerse. Fue por esta razón que el profeta podía cambiar del cuadro de Jehovah como enemigo de Israel a la proclamación de la apelación de Jehovah al arrepentimiento. La palabra desiste (también en el v. 14) a menudo se usa para el arrepentimiento hu mano, pero en el caso de Dios no implica pesar por haber hecho mal. El AT negaba la posibilidad de arrepentimiento de Dios cuando había una probabilidad de que sus advertencias no hubieran sido tomadas en serio (p. ej. 1 Sam. 15:29). Pero de otra manera podría significar que Dios será flexible para conseguir un propósito más alto (cf. Jer. 18:5-11).
Sin embargo, Joel se retraía de una promesa franca de que Jehovah tenía que ser misericordioso. El no podía ofrecer garantías. La respuesta de Dios no era automática (¿Quién sabe … ? en el v. 14). Que él demostrara su naturaleza amorosa en un caso particular solamente a Dios le tocaba decidir. Su libertad personal es, por tanto, salvaguardada: en su misterio soberano él no puede ser manipulado por los humanos. La oración es rendirse a su vo luntad, no insistencia en nuestra propia voluntad. No hay palabras mágicas, solamente pedir humildemente y esperar. La advertencia de Joel sirve para subrayar el llamado de Dios para un cambio de corazón y de hábitos, como en todos los profetas (Amós 5:15; Sof. 2:3; cf. Hech. 8:22, 2 Tim. 2:25).
Una respuesta positiva de Dios significaría volverse de una campaña de juicio. El profeta traza un lazo orgánico entre la vuelta humana y la divina: volveos en el v. 12 y desiste en el v. 14 representan el mismo verbo heb. Tan central era la relación entre Dios y su pueblo que su vuelta era la señal de lo que él buscaba: daría lugar a su propia vuelta (cf. Zac. 1:3; Mal. 3:7). En términos prácticos significaba que él dejaría tras sí unas cuantas trazas de vida vegetal en las vides y en los sembrados de cereal, como muestra de bendición (contrástese con el v. 3). En respuesta agradecida, Joel sugiere, cuando este remanente madure, parte de él debe ser usado como base para las ofrendas, de modo que Israel cumpla su obligación de adorar una vez más.
Antes de que esto pudiera suceder debían efectuarse actos rituales de naturaleza diferente. Joel alude al vocabulario religioso del v. 12 -ayuno, llanto y lamento- y lo traduce en un llamamiento renovado a los sacerdotes para organizar un servicio público de lamentación (15, cf. 1:14). Un servicio así se presenta en el relato de 2 Crón. 20:1-13. Como allí, se buscaba una respuesta de todo el pueblo: amplia, tanto como profunda, era la cualidad necesaria de la reacción. La ausencia normal de los deberes públicos concedida al esposo recién casado para permitir la concepción (16, cf. Deut. 24:5) tenía que ser suspendida temporalmente, tan seria era la situación. Todos tenían que reunirse en los atrios del templo para elevar sus voces en oración. Hasta el lloro de los niños de pecho podía agregarse al volumen de la súplica.
17 Los sacerdotes debían tomar su posición tradicional en las gradas del edificio del templo (cf. Eze. 8:16; Mat. 23:35) y recitar en favor del pueblo un lamento nacional típico. Debían apelar a Jehovah como Dios del pacto para que viniera a rescatar a su pueblo por amor de su propio nombre (cf. Sal. 79:1-4, 8-10). La frase tu pueblo (BA, RVR-1960) complementa “vuestro Dios” en los vv. 13 y 14. La combinación expresa la naturaleza bilateral del pacto (cf. Exo. 6:7). Heredad, significando pueblo, se refiere a los que pertenecían a Dios. Arrepentimiento significa restauración a la armonía del pac to: si el pueblo estuviera alerta a sus responsabilidades del pacto, podría pedir que se levantara la maldición de langostas del pacto. El desprestigio, que era agudamente sentido en la cultura israelita, encuentra aquí una referencia doble. Judá lo había sufrido ante los vecinos extranjeros como un resultado de la devastación de las langostas, y también Jehovah como su protector divino. Su mismo honor estaba en peligro. Israel en oración no tenía escrúpulo en persuadir a Dios por medio del argumento de dar su ayuda.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
a 71 Jer 4:1; Ose 12:6; Ose 14:1
b 72 1Sa 7:6; 2Cr 20:3
c 73 Esd 10:1; Isa 22:12; Stg 4:9
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
volved a mí. Este llamado al arrepentimiento ilustra un principio básico de Dios en su trato con la humanidad: Dios sólo trae el juicio después que se ha hecho caso omiso de su voluntad revelada, y aun así, el juicio se hace para hacer que la gente se aparte del pecado. Esto es una expresión maravillosa de su gracia.
Fuente: La Biblia de las Américas
Un llamado al arrepentimiento personal que brote del corazón. El corazón, según se creía, incluía tanto el intelecto como las emociones.