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Comentario de Josué 20:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Josué 20:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Jehovah habló a Josué diciendo:

Habló Jehová. Jos 5:14; Jos 6:2; Jos 7:10; Jos 13:1-7.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

El Señor ordena que establezcan ciudades de refugio, Jos 20:1-6,

y los hijos de Israel designan seis ciudades, Jos 20:7-9.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Las ciudades de refugio tenían que salir de las ciudades de los levitas en cumplimiento de la ley mosaica en Números Núm 35:9-28 (Deu 4:41-43Deu 19:1-10). Esta legislación, cuya esencia se describe aquí, proporcionaba áreas de asilo donde cualquiera que asesinara a una persona sin querer podía huir para vivir en seguridad.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

por accidente y no a sabiendas: Literalmente, «por error y sin saber». La ley de Dios tenía en cuenta las motivaciones e intentaba distinguir, como lo hacen los códigos criminales modernos, entre el asesinato premeditado y el asesinato por accidente. La palabra vengador (Heb. go˒el) en vengador de la sangre se traduce como pariente cercano en Rut 3:12; Rut 4:1. El significado básico de la palabra es «protector de los derechos de familia». Núm 35:1-34 expresa las exigencias y restricciones del vengador de la sangre, pero no permitía tomar venganza. Dios se reserva para sí ese trabajo (Deu 32:35; Isa 34:8; Rom 12:19). La provisión divina de las ciudades de refugio puso un límite a los actos de venganza personales.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Apéndices.

Las ciudades de refugio (20:1-9).
1Yahvé habló a Josué, diciendo: 2“Habla a los hijos de Israel y diles: Designad, como os lo mandó Moisés, las ciudades de asilo, 3donde pueda refugiarse el homicida que haya matado a alguno sin querer y le sirvan de refugio contra el vengador de la sangre. 4El homicida huirá a una de estas ciudades, se detendrá a la puerta de la ciudad y expondrá su caso a los ancianos de ella; éstos le recibirán entre ellos en la ciudad y le darán habitación donde more con ellos. 5Si el vengador de la sangre le persigue, no le entregarán en sus manos, porque sin querer mató a su prójimo, a quien de antes no odiaba. 6El homicida quedará en la ciudad hasta que comparezca ante la asamblea para ser juzgado y hasta la muerte del sumo sacerdote que entonces lo sea. Luego se volverá y entrará en su ciudad y en su casa, en la ciudad de donde huyó.” 7Señalaron, pues, a Cades en Galilea, en la montaña de Neftalí; a Siquem, en la montaña de Efraím, y a Quiriat-Arbé, que es Hebrón, en la montaña de Judá. 8Del otro lado del Jordán, a oriente de Jericó, designaron Bosor, en el desierto, en la llanura, ciudad de la tribu de Rubén; Ramot, en Galaad, de la tribu de Gad, y Golán, en Basan, de la tribu de Manases. 9Estas fueron las ciudades señaladas a todos los hijos de Israel y a los extranjeros que habitan en medio de ellos para que cualquiera que matase a alguno impensadamente pudiera refugiarse en ellas y no muriera a manos del vengador de la sangre antes de comparecer ante la asamblea.

En la organización social primitiva hebraica existía entre los individuos de la comunidad entera solidaridad. Toda ofensa hecha a un individuo se consideraba como una afrenta hecha a toda la comunidad. La sangre se vengaba con sangre. El pariente más próximo de la víctima debía ser el goel, el vengador de la sangre. A esta ley de la venganza, común a todo el antiguo Oriente, se refiere el autor en esta perícopa. En los v.4-6, que faltan en el texto griego, se compendia la legislación sobre la venganza, expuesta largamente en el libro de los Números (35:9-34) y Deuteronomio (19:1-15). El altar de Yahvé aseguraba el derecho de asilo cuando el homicidio era involuntario; de lo contrario, “de mi altar mismo le arrancarás (al homicida) para darle muerte” (Exo 21:14). Adonías se amparo en este derecho y salvó su vida (1Re 1:50-53); en cambio, Joab, que se refugió en el tabernáculo de Yahvé, encontró allí su muerte (1Re 2:31). Para los homicidas involuntarios había creado Moisés tres ciudades de refugio en TransJordania (Bosor, Ramot y Golán), una para cada tribu allí estacionada (Deu 4:43), y había ordenado que, una vez exterminadas las naciones de Palestina, se señalaran otras tres ciudades para las tribus cisjordánicas (Deu 19:1-2). Según Abel (Géographie 2:264), Bosor estaba quizá emplazada en el actual Umm el-amad, a catorce kilómetros al nordeste de Madaba; Ramot, en el actual tell Ramit, en la región de Galaad, a diez kilómetros al sudoeste de Derah; Basan hallábase en Golán, a unos veinticinco kilómetros al noroeste de Derah. Las tres ciudades escogidas Para las tribus de Cisjordania son: Cades de Neftalí (12:22; 19:37), a dieciocho kilómetros al norte de Safed; Siquem, en el centro del País y ciudad santa (Gen 12:6; Gen 33:18-20), y Hebrón, llamada también Quiriat Arbé (Gen 14:15; Gen 15:13-54). Los v.4-6 se consideran como una glosa muy antigua. Con el advenimiento de un nuevo sumo sacerdote se concedía cierta amnistía a los homicidas acogidos a las C1udades de refugio 1.

Fuente: Biblia Comentada

ciudades de refugio. Moisés había hablado la Palabra de Dios para nombrar seis ciudades en Israel como centros de refugio. Una persona quien de manera no intencional mataba a otra podía huir a la más cercana de estas para encontrar protección (cp. Núm 35:9-34). Tres se encontraban al O del Jordán, y tres se encontraban al E, cada una de ellas podía ser alcanzada en un día para aquellos en su área. El homicida podía huir ahí para escapar la persecución por parte de un miembro de familia buscando cobrar justicia privada. Las autoridades en el refugio lo protegían y lo escoltaban a un juicio. Si era hallado inocente, él era guardado en el refugio hasta la muerte del sumo sacerdote actual, un tipo de estatuto de limitaciones (Jos 20:6). Entonces podía regresar a casa. Si era hallado culpable de homicidio, sufría el castigo debido.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Ciudades de refugio

Como una medida práctica para asegurar justicia, Dios instruyó a Moisés para que Israel ubicara seis ciudades, tres a cada lado del Jordán, donde cualquiera que hubiere matado a una persona accidentalmente y sin premeditación, pudiera huir y encontrar asilo del vengador de la sangre (heb. go<el, más precisamente, “el protector de familia”). Después de la conquista de la tierra al oriente del Jordán, Moisés estipuló con prontitud las tres ciudades allí (cf. Deut. 4:41-43; 19:1-13).

La sangre inocente, como la maldición, debe encontrar satisfacción. El Señor inquiere sobre y vindica la sangre inocente que clama por venganza (cf. Gén. 4:10; 9:5, 6; 2 Sam. 16:7, 8). La sangre homicida profana la tierra (Núm. 35:33), contamina las manos (Isa. 59:3) y pone de manifiesto el juicio del Señor (1 Rey. 2:31) y del protector de familia que está obligado a buscar justicia, no venganza, para su familia. La sangre inocente es expiada ya sea por la muerte del asesino (Núm. 35:33; Deut. 19:13) o por expiación (Deut. 21:7-9). De otra manera trae sobre la tierra la ira del Señor y desastre (2 Sam. 21; 1 Rey. 2:31-33; 2 Rey. 24:4). En esa luz -el lugar de la misericordia en el AT no ha sido examinado aquí pero ver Sal. 51, en particular v. 14-, uno ve la importancia de establecer en tribunales justos si la muerte fue deliberada o accidental. Si el acto fue deliberado, o sea asesinato, entonces la justicia demandaba sentencia de muerte; si fue accidental o no premeditado, entonces al culpable se le permitía vivir una vida normal en la ciudad de refugio.

Cuando el supuesto asesino llegaba a una ciudad de refugio, los ancianos, todos los levitas que eran responsables de enseñar la ley, le hacían un juicio preliminar a la puerta de la ciudad, en donde se asentaba el tribunal en el antiguo Israel. Si se le encontraba inocente, le daban asilo del protector de familia y lo enviaban a presentarse a juicio ante la asamblea, un tipo de parlamento premonárquico in vestido de poderes representativos y judiciales. Si esta asamblea de jefes o varones adultos lo encontraba culpable, lo entregaban al protector de familia para su ejecución. Si lo encontraban ino cente, lo enviaban de vuelta a la ciudad de refugio donde tenía que permanecer hasta la muerte del sumo sacerdote en funciones en ese tiempo. Permanecía allí para protegerlo a él y al protector de familia de una venganza como represalia. Quizá la muerte del sumo sacerdote, el representante principal de Israel ante Dios, podría decirse que simboliza la muerte expiatoria de Jesucristo, el sumo sa cerdote de la iglesia, quien ofreció satisfacción por todos los pecados, tanto intencionales como no intencionales.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

20.6 Una nueva nación, ubicada en un nuevo territorio, necesitaba un nuevo gobierno. Muchos años atrás Dios le había dicho a Moisés cómo debía funcionar este gobierno. Una de las cosas que Dios quería que hicieran al entrar a la tierra prometida era designar ciertas ciudades como «ciudades de refugio». Estas debían estar esparcidas en todo el territorio. Su propósito era prevenir la injusticia, sobre todo en los casos de venganza. Por ejemplo, si una persona accidentalmente mataba a otra persona, podía huir a la ciudad de refugio en donde estaría segura hasta que pudiera tener un justo juicio. Los levitas estaban a cargo de las ciudades de refugio. Debían asegurar el cumplimiento de los principios de Dios de justicia e imparcialidad. (Para más información sobre las ciudades de refugio, véanse las notas a Num 35:6; Num 35:11-28.): AS CIUDADES DE REFUGIO Una ciudad de refugio era precisamente eso, un refugio para una persona que había cometido un homicidio no intencional que pudiera despertar deseos de venganza de los amigos y parientes de la víctima. Las seis ciudades de refugio fueron esparcidas en toda la nación para que nadie se encontrara demasiado lejos de una de ellas.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

Seis ciudades de refugio fueron designadas (como lo mandó Moisés; véase nota en Núm 35:11), tres a cada lado del Jordán, para la protección del homicida por accidente. Esa protección era sólo para los casos de homicidio involuntario. El procedimiento explicado en el v. Jos 20:6 requería someterse a juicio en la comunidad más cercana a la escena del crimen. Si se le declaraba inocente de homicidio deliberado, era devuelto a la ciudad de refugio. Después de la muerte del sumo sacerdote, podía regresar a su hogar sin ser castigado. Véase Núm 35:25-34 respecto al criterio para el juicio.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

[=] *Éx 21:13 *Núm 35:9 *Dt 19:1 *Núm 35:1

[.] El capítulo 22 es una manera de afirmar que las tribus ubicadadas al este del Jordán son parte del pueblo de Israel. Además, quiere justificar y excusar a los que, en el pasado, habían multiplicado los lugares sagrados, pues fue escrito en la época de Josías, a fines del siglo VII a.C. cuando se prohibieron estos santuarios y se reagrupó el culto en el Santuario de Jerusalén.

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana