Comentario de Josué 2:16 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Luego les dijo: —Marchaos hacia la región montañosa, para que no os encuentren los que fueron tras vosotros. Escondeos allí tres días, hasta que hayan regresado los que os persiguen. Después seguiréis vuestro camino.
Marchaos al monte. Jos 2:22; 1Sa 23:14, 1Sa 23:29; Sal 11:1.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Marchaos al monte: Las únicas colinas cerca de Jericó están hacia el oeste. Esta es la dirección opuesta a la que siguieron los perseguidores, quienes fueron al este al bajar por el Jordán (v. Jos 2:7).
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EN PROFUNDIDAD
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Mentira
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La Biblia condena claramente la mentira. Ordena prohibirla, los profetas la condenan y la gente piadosa evita practicarla (Éxo 20:16; Jer 9:4-9; Zac 8:16; Efe 4:25). Detrás de todo esto, está Dios mismo que no puede mentir (Núm 23:19).
Pero, ¿qué pasa con Rahab? Ella mintió para proteger a los espías de Israel que vinieron a explorar la ciudad de Jericó. La historia de su heroísmo la muestra de manera positiva; Josué elogia sus esfuerzos y ambos testamentos de la Biblia la alaban y honran por hacerlo (Jos 6:22-25; Heb 11:31; Stg 2:25). Sus obras la hicieron parte del pueblo de Dios e incluso de la línea ancestral de David y Jesús. Su mentira formó parte de la conquista de Canaán, una misión que Dios bendijo. ¿Significa su ejemplo que mentir puede ser a veces un modo de acción aceptable?
En el caso de Rahab existen tres posibilidades. O su mentira no fue un pecado, o fue un pecado perdonable, o fue un pecado sin perdón. Aquellos que dicen que su mentira no fue un pecado piensan que el «asunto del amor» es todo lo que importa; una «mentirilla» dicha en el nombre del amor no es un pecado. Ciertamente, es la opción correcta.
Otros han dicho que el pecado de Rahab es perdonable debido a un valor mucho mayor, la vida de los espías. Aquellos que tienen este punto de vista piensan que algunos pecados son peores que otros, y a veces una persona tiene que elegir entre ellos. En el caso de Rahab, la necesidad de conservar la vida de los espías tenía un valor más alto que la verdad. Ella hizo lo correcto al informar mal el camino a los hombres del rey porque era más importante salvar sus vidas que decirles donde habían ido.
La tercera posibilidad es que una mentira es una mentira y que la acción de Rahab estaba equivocada. Así, Rahab pecó sin importar lo noble de sus intenciones. Por supuesto, en su caso el pecado es entendible porque ella carecía de un conocimiento completo del Dios vivo, esto es, ella actuó mal, pero no lo sabía. Debemos tener cuidado en hacer una distinción entre la fe de Rahab y la forma en que la expresó. La Biblia elogia a Rahab por su fe en Dios, no por su mentira. Es decir, sus acciones serían más nobles si hubiera protegido a los espías de otra manera; pero ella hizo lo mejor que pudo.
Es más, aunque la Biblia llama a Rahab una prostituta, esto no quiere decir que sea una aprobación de la inmoralidad. Como el resto de nosotros, Rahab tenía un carácter mixto, pero creía en Dios y se esforzó por honrarlo a Él y a su pueblo. Nosotros deberíamos honrar a Rahab de la forma que lo hace la Biblia. Ella fue una gran heroína de la fe, que vino del lugar más sorprendente. Con el tiempo, su nombre se honró por lo que hizo por Israel y también por lo que llegó a ser: una madre en la línea de Jesús (Rut 4:18-22; Mat 1:5).
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