Comentario de Josué 3:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Josué se levantó muy de mañana y partió de Sitim con todos los hijos de Israel. Llegaron hasta el Jordán y pasaron allí la noche antes de cruzarlo.
se levantó de mañana. Gén 22:3; Sal 119:60; Jer 7:13; Jer 25:3; Jer 26:5; Mar 1:35.
partieron de Sitim. Jos 2:1; Núm 25:1; Miq 6:5.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Josué llega al Jordán, Jos 3:1.
Los oficiales instruyen al pueblo para cruzar, Jos 3:2-6.
El Señor alienta a Josué, Jos 3:7-8.
Josué alienta al pueblo, Jos 3:9-13.
Se dividen las aguas del Jordán, Jos 3:14-17.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Hoy día se desconoce la ubicación de Sitim, pero allí acamparon los israelitas algún tiempo después de llegar a las llanuras de Moab, en la parte norte del Mar Muerto (Núm 22:1; Núm 25:1). Allí estuvo Israel cuando Balaam vino para maldecir al pueblo (Núm 22:1-41; Núm 23:1-30; Núm 24:1-25), y allí los israelitas siguieron a las prostitutas de entre las mujeres moabitas (Núm 25:1-3). El día después que los espías volvieron de Jericó, Josué guió al pueblo desde ese lugar hacia el Jordán.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Preparación Espiritual del Pueblo (3:1-13).
1Josué, levantándose bien de mañana, partió de Setim, él y todos los hijos de Israel, y, llegados al Jordán, hicieron allí alto y pasaron allí la noche antes de atravesarlo. 2Al cabo de tres días, los oficiales recorrieron el campamento 3y dieron al pueblo esta orden: “Cuando veáis el arca de la alianza de Yahvé, vuestro Dios, llevada por los sacerdotes, hijos de Leví, partiréis de este lugar donde estáis acampados y os pondréis en marcha tras ella; 4 pero, dejando entre vosotros y ella una distancia de dos mil codos, sin acercaros a ella, para que podáis ver el camino que habéis de seguir, pues no habéis pasado nunca por él.” 5Y Josué dijo al pueblo: “Santifícaos, porque mañana Yahvé hará prodigios en medio de vosotros.” 6Después habló Josué a los sacerdotes, diciendo: “Llevad el arca de la alianza e id delante del pueblo.” Ellos llevaron el arca de la alianza, adelantándose al pueblo. 7Yahvé dijo a Josué: “Hoy voy a comenzar a engrandecerte a los ojos de todo Israel, para que sepan que yo estoy contigo, como estuve con Moisés. 8Tú da esta orden a los sacerdotes que llevan el arca de la alianza: Cuando lleguéis al borde de las aguas del Jordán, os paráis en el Jordán.” 9Josué dijo a los hijos de Israel: “Acercaos y oíd las palabras de Yahvé, vuestro Dios.” 10 Y dijo Josué: “En esto vais a conocer que el Dios vivo está en medio de vosotros y que no dejará de arrojar delante de vosotros a los cananeos, los jéteos, los jeveos, los fereceos, los guergueseos, los amorreos y los jebuseos. 11 El arca de la alianza del dueño de toda la tierra va a entrar delante de vosotros en el Jordán. 12 Tomad doce hombres de entre las tribus de Israel, uno por cada tribu; 13 y cuando los sacerdotes que llevan el arca de la alianza del dueño de toda la tierra pongan la planta de sus pies en las aguas del Jordán, las aguas del Jordán se partirán, y las que bajan de arriba se pararán en montón.”
Las sospechas levantadas por la presencia de espías en Jericó indujeron a Josué a obrar rápidamente, adelantándose a una posible coalición de reyezuelos de Canaán. La empresa era relativamente fácil, porque, según informes de los dos espías, los de la ciudad vivían confiados en que el Jordán llevaba mucha agua, por ser la época del deshielo, y no les sería posible a los israelitas vadearlo. Josué dio las órdenes de movilización de todo el campamento. La mención de los tres días en 1:11 y 32 da lugar a un pequeño conflicto cronológico. Dijimos en 1:11 que la frase dentro de tres días pasarían el Jordán puede interpretarse en el sentido de “dentro de tres días partiréis para la empresa de pasar el Jordán.” En efecto, según la Vulgata, el orden de los acontecimientos pudo ser el siguiente: Tan pronto como los escribas dieron la orden al pueblo (1:11) de prepararse, enviaba Josué en secreto a dos espías a Jericó (2:2), adonde llegaron el mismo día al atardecer. Tres días permanecieron escondidos en la montaña (2:16-22), regresando al quinto día al campamento. En la mañana del sexto día dio Josué orden al pueblo de ponerse en marcha hacia el Jordán, en cuya ribera oriental permanecieron tres días. Según la Vulgata, los israelitas vadearon el río a los diez días del envío de los exploradores a Jericó. Otra ordenación cronológica de los acontecimientos es la siguiente: la fecha del envío de los espías y el anuncio de los escribas al pueblo de estar preparados coinciden. Los espías llegan a Jericó el mismo día por la noche, 7 de Nisán; durante la misma huyen al monte vecino (2:16), en donde moran todo el día siguiente, 8 de Nisán. Al oscurecer regresaron al campamento, en el que entraron al amanecer del tercer día, 9 de Nisán.
A la orden de Josué, el pueblo se puso en marcha, llegando al atardecer a orillas del Jordán, donde acampó aquella noche. La preparación espiritual incluía la limpieza de los vestidos y la abstención de todo comercio carnal (Exo 19:10-14). Quizá el verso 4a sea una glosa inspirada en 1Sa 6:19-20; 2Sa 6:7. Por lo regular era incumbencia de los levitas llevar el arca (Num 4:15; Num 10:21), pero en casos extraordinarios se confiaba a los sacerdotes.
Dios habla a Josué y promete engrandecerlo a los ojos del pueblo con un hecho extraordinario para que se le obedezca como a Moisés y sepa el pueblo que Dios está con él (Num 1:5-7). La arenga o conjunto de alocuciones de Josué tuvieron lugar antes del tránsito del río. Schulz considera los versos 7-13 como midrásicos, porque, además de romper la ilación existente entre el v.6 y 14, no es de suponer que Josué hablara tan largo tiempo a un pueblo en marcha. El éxito del paso del Jordán está asegurado por ir en vanguardia el arca de la alianza del Dios de toda la tierra (Miq 4:13; Zac 4:14; Zac 6:5). Se eligen diez hombres de entre el pueblo a los que el texto no asigna misión especial. Trátase evidentemente de un anticipo del v.2 del c.4. Al poner los sacerdotes el pie en las aguas del Jordán, éstas se cortaron (yikkaterun), formando un dique o bloque compacto, como si un monte o una colina (ned) interceptaran la corriente.
El milagro de las aguas (Zac 3:14-17).
14Cuando hubo salido el pueblo de sus tiendas para pasar el Jordán, precedidos por los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza, 15 en el momento en que los que llevaban el arca llegaron al Jordán y los pies de los sacerdotes que llevaban el arca se mojaron en la orilla de las aguas – pues el Jordán se desborda por todas sus orillas al tiempo de la siega -, 16las aguas que bajaban de arriba se pararon, se amontonaron a mucha distancia, desde la ciudad de Adam, que está cerca de Sartán, y las que bajaban hacia el mar del Araba, el mar de la Sal, quedaron enteramente partidas de las otras, y el pueblo pasó frente a Jericó. 17Los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza de Yahvé se estuvieron en seco a pie firme en medio del Jordán, mientras todo Israel pasaba en seco, hasta que todo el pueblo hubo acabado de pasar el Jordán.
Destaca el hagiógrafo la magnitud del milagro anotando que era la época de la siega de la cebada (marzo-abril), en cuya estación el río Jordán va crecido por la licuefacción de las nieves que cubren el monte Hermón. Las aguas interrumpieron su curso a unos veinticinco kilómetros al norte de Jericó, formando una barrera sólida hasta que todo Israel hubo pasado el Jordán. Las aguas descendentes siguieron su curso hasta el mar Muerto.
Los israelitas no vieron el dique o muro de aguas que se formó “a mucha distancia” al norte, en “Adam, la ciudad que está junto a Sartán,” dice el texto masorético. La ciudad de Adam (1Re 7:46) se identifica con tell el-Damíyeh, a unos veinticinco kilómetros al norte de Jericó, y a dos kilómetros de la ribera oriental del Jordán, en la confluencia del Yaboc, donde se encuentra hoy el puente ed-Damiyeh, en la carretera de Naplusa a es-Salt. Sartán (1Re 4:12; 1Re 7:46) se identifica corrientemente con Qarn Sartabeh, promontorio de la parte oriental de la montaña de Efraím, que en forma de cuña se adentra en la cuenca jordánica, frente a ed-Damiyeh. En tiempos talmúdicos era este promontorio uno de los lugares preferidos para anunciar el novilunio. Esta sentencia tradicional ha recibido un contratiempo principalmente por los estudios de N. Glueck7, que corrige el texto masorético como sigue: “Desde Adam hasta la fortaleza (mesad, en vez de missad, lado) de Sartán.” Este último lugar, según él, debe buscarse en tell es-Saidiyeh, a dieciocho kilómetros al norte de ed-Damiyeh. La historia recuerda otras dos ocasiones en que el desprendimiento de un inmenso bloque de un espolón oriental de la montaña de Efraím cayó sobre el lecho del río, interceptando el curso de las aguas. Tal fenómeno se produjo, según el historiador árabe Nuwairi, la noche del 6 al 7 de diciembre de 1267, en la región de ed-Damiyeh. Mientras éste se produjo a consecuencia del reblandecimiento de la montaña por las lluvias torrenciales de invierno, el del año 1927 debióse a un terremoto. Que igual fenómeno se produjera en el preciso momento en que los israelitas se disponían a pasar el río Jordán, no lo afirma ni lo niega el texto sagrado. Aunque así fuera, no es menos cierto que todo fue previsto, querido y provocado por Dios con el concurso de los agentes naturales dóciles a su palabra.
Fuente: Biblia Comentada
Ver Éxo 14:1-31; Éxo 15:1-27.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
El Jordán se abre. Bajo el liderazgo fiel de Josué, la guerra santa prosiguió en forma majestuosa, ordenada, sin prisa o demora.
1 Israel calculó que los actos poderosos de Dios conectados con el cruce del Jordán se iniciaron en Sitim (cf. Miq. 6:5). Como el pueblo subió del Jordán el 10 de Nisán (4:19), el primer mes del año lu nar correspondiente a nuestro abril, no pudieron haber llegado a la orilla oriental del Jordán antes del 8 de Nisán, tres días antes (3:2, 5). El tiempo adicional entre su llegada al Jordán y el cruce del mis mo, era necesario para la preparación espiritual del pueblo (5).
Hay cuatro discursos preparando al pueblo para el cruce: Uno por los oficiales del pueblo (2, 4), uno por Josué al pueblo y a los sacerdotes (5, 6), uno por el Señor a Josué (7-8) y uno por Josué a toda la nación (9-13). Cada discurso revela un poco más sobre la maravilla que iba a acontecer, llegando a un clímax en el discurso final de Josué.
2-4 Los oficiales ordenaron al pueblo seguir el arca. El arca, un cofre dorado de 120 cm. x 60 cm. x 60 cm.; ver Exo. 25:10-22, simbolizaba el trono de Dios y en ocasiones era llevado a una batalla (ver Núm. 10:35; 1 Sam. 4-6). Pero no era sólo un símbolo, Dios realmente estaba presente allí dirigiendo a los sacerdotes que lo llevaban (cf. 4:11; Deut. 10:8; 1 Sam. 6:7-12). Siendo el lugar donde se guardaban los Diez Mandamientos, la constitución de Israel (Deut. 10:1-4; 31:26), el arca representaba las reglas éticas de Dios y la relación de pacto de Israel con él. También simboliza el evangelio porque, además de guardar la ley por la cual todos serán juzgados (ver Rom. 2:12-16), su tapa, el asiento de la misericordia, rociado con sangre expiatoria, prefigura la sangre purificadora de Cristo (Heb. 9).
La orden de mantener una distancia de 2.000 codos (900 m.) entre ellos y el arca, dio a todo Israel una perspectiva total del liderazgo maravilloso de Dios.
5, 6 El 9 de Nisán, Josué dio instrucciones al pueblo de consagrarse (cf. Núm. 11:18), haciendo énfasis en la santidad del ejército. Esta santificación implicaba el lavamiento de sus vestiduras (cf. Exo. 19:10) y abstenerse de relaciones sexuales (cf. Exo. 19:15). El 10 de Nisán, Josué instruyó a los sacerdotes que tomaran el arca.
7, 8 En este momento crítico, Dios recompensó la fe de Josué, prometiendo que cuando los sacerdotes estuvieran de pie en el Jordán engrandecería a Josué, como lo había hecho con Moisés. Josué pre figura a Cristo, quien guía a su iglesia por el desierto de este mundo para cruzar el río de la muerte en su peregrinar a la ciudad celestial.
9-13 Josué se dirigió solemnemente al pueblo. En el v. 10, el Dios vivo evoca un contraste con los dioses locales que murieron y volvieron a la vida otra vez de acuerdo con las épocas, pero no pudie ron mantener control sobre la historia. Se mencionan siete naciones, probablemente porque siete representa lo cabal (cf. Deut. 7:1). En el v. 12 Josué aparta a 12 hombres para que lleven piedras al Jordán a fin de proporcionar una base firme en el lecho lodoso del río para los sacerdotes que llevaban el arca pesada (cf. 4:9). (Nota del Editor: En 4:9 se menciona que se erigió un monumento después del cruce, no antes.)
En la culminación de su discurso, Josué predijo que el Jordán se detendría como en un embalse, mostrando que Dios, no causas naturales, era responsable de ello. El discurso profético de Josué lo calificó como digno sucesor de Moisés.
14-17 La narración enfoca ahora tanto la obediencia perfecta del pueblo -todo procedió exactamente de acuerdo con las instrucciones previas- como el carácter sorprendente del evento. El texto se sale de su curso para enfatizar que el cruce tuvo lugar en abril en la primera cosecha (ver 5:10, 11), cuando el río se desbordaba. Conforme a otros paralelos propuestos entre Moisés y Josué, el cruce aconteció en la misma época del año en que Israel cruzó el mar Rojo.
El cruce probablemente tuvo lugar cerca del vado que los árabes llaman Al-Maghtas, 12 km. al sudeste de Jericó y 13 km. al occidente de Tell el-Hammam. La ciudad de Adán, hoy Tell-ed-Damiye, donde se juntaron las aguas, está a 27 km. río arriba desde Jericó, de modo que una amplia extensión del lecho del río, más de 30 km., quedó expuesto para que toda la nación cruzara rápidamente. Un derrumbe de tierra cerró el río en 1267 y en 1906. Un terremoto que sucedió el 11 de julio de 1927 cerró la corriente sinuosa durante 21 horas y media. Estos paralelos dan credibilidad al relato sin restar nada a la predicción de Josué y a la asombrosa oportunidad del evento.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
3.2-4 El arca del pacto era el tesoro más sagrado de Israel. Era símbolo de la presencia y el poder de Dios. El arca era una caja rectangular dorada, con dos querubines (ángeles) frente a frente sobre la tapa. Dentro del arca estaban las tablas de los Diez Mandamientos que Moisés había recibido de Dios, un recipiente con maná (el pan que Dios envió milagrosamente desde el cielo durante el peregrinaje en el desierto), y la vara de Aarón (símbolo de autoridad del sumo sacerdote). De acuerdo con la ley de Dios, sólo los levitas podían transportar el arca. El arca fue construida al mismo tiempo que el tabernáculo (Exo 37:1-9) y colocado en el Lugar Santísimo del santuario. RAHABRahab era prostituta en Jericó. Como tal vivía al margen de la sociedad, casi totalmente rechazada. Su casa, construida como parte de los muros de la ciudad, proporcionaba alojamiento y favores a los viajeros. Era un lugar natural para que los espías israelitas se alojasen, ya que serían confundidos con clientes de Rahab.Las historias acerca de los israelitas habían estado circulando por algún tiempo, pero ya era evidente que estaban por invadir la ciudad. Como vivía sobre el muro, Rahab se sentía especialmente vulnerable. Sin embargo, mientras tenía el mismo estado de ánimo general de temor del resto de la población, sólo ella se volvió al Señor en busca de salvación. Su fe le dio el coraje de esconder a los espías y mentir a las autoridades. Rahab sabía que su posición era peligrosa. Al dar asilo a los espías, corría el riesgo de que la descubrieran y mataran. Sin embargo, Rahab se arriesgó porque percibió que los israelitas dependían de un Dios digno de confianza. Dios recompensó a Rahab prometiéndole seguridad para ella y su familia.Dios obra a través de personas como Rahab, a quienes nosotros fácilmente rechazaríamos. Dios la recuerda a causa de su fe, no de su profesión. Si a veces se siente que es un fracaso, recuerde que Rahab superó su situación por medio de su fe en Dios. ¡Usted puede hacer lo mismo!Puntos fuertes y logros :– Antepasada de Booz, y por lo tanto de David y Jesús– Una de las únicas dos mujeres mencionadas en la lista de los Héroes de la Fe de Hebreos 11– Ingeniosa, dispuesta a ayudar a otros, a pesar del gran riesgo que corría.Debilidades y errores :– Era prostitutaLección de su vida :– No dejó que el temor afectara su fe en el poder de Dios para dar la victoriaDatos generales :– Dónde: Jericó– Ocupación: Prostituta/mesonera, después se convirtió en esposa– Familiares: Antepasada de David y Jesús– Contemporáneos: JosuéVersículo clave :»Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz» (Heb 11:31).La historia de Rahab se narra en Josué 2 y 6.22, 23. También se menciona en Mat 1:5, Heb 11:31 y Jam 2:25. 3.5 Antes de entrar a la tierra prometida, los israelitas debían santificarse, hacer una ceremonia de purificación. Esto se hacía muchas veces antes de hacer un sacrificio o, como en este caso, antes de presenciar un gran acto de Dios. La ley de Dios declaraba que muchas cosas podían hacer que una persona se volviera inmunda: ingerir ciertos alimentos (Levítico 11), el parto (Levítico 12), la enfermedad (Levítico 13, 14), tocar un cadáver (Num 19:11-22). Dios se valió de estas diferentes señales externas de inmundicia para ilustrar la inmundicia interna del hombre como resultado del pecado. La ceremonia de purificación ilustraba la importancia de acercarnos a Dios con un corazón puro. Como los israelitas, al acercarnos a Dios debemos resolver el problema del pecado en nuestra vida.3.9 Poco antes de pasar a la tierra prometida, Josué reunió a la gente para oír las palabras del Señor. La gente estaba muy emocionada. Sin duda querían entrar de inmediato, pero Josué les obligó a detenerse y escuchar. Vivimos en una época de mucha agitación donde todo el mundo corre simplemente para mantenerse al día. Es fácil estar tan absortos en nuestro trabajo, que nos creamos demasiado ocupados para lo que Dios dice que es lo más importante: sacar tiempo para oírlo a El. Antes de planear sus actividades del día, concéntrese en lo que Dios quiere de todas ellas. Saber lo que Dios dice antes de comenzar apresuradamente el día podría ayudarle a evitar errores tontos.3.10 ¿Por qué ayudó Dios a los israelitas a arrojar a aquellas naciones de su tierra natal? Dios había castigado primero a Israel por su desobediencia; ahora le llegaba el turno a las otras naciones. Gen 15:13-16 dice que los pueblos de Canaán eran malvados y merecían ser castigados por sus múltiples pecados. Israel debía ser instrumento de ese castigo. Más importante todavía, Israel, como nación santa, no podía vivir entre personas malas e idólatras. Hacerlo significaría dar entrada al pecado en sus propias vidas. La única manera de evitar que Israel fuera infectada por las malas religiones era echar de la tierra a los que las practicaban. Israel, sin embargo, no echó fuera a todos como Dios les había mandado. No pasó mucho tiempo antes de que Israel adoptara las prácticas perversas de los cananeos.3.13, 14 Los israelitas estaban ansiosos por entrar en la tierra prometida, conquistar naciones y vivir en paz. Pero primero tenían que cruzar las aguas del Jordán que estaban a punto de desbordarse. Dios les dio instrucciones precisas: primero, los sacerdotes tenían que meterse al agua. ¿Qué si hubieran tenido miedo de dar el primer paso? Muchas veces Dios no proporciona ninguna solución a nuestro problema hasta que confiemos en El y avancemos con lo que sabemos que debemos hacer. ¿Cuáles son los ríos u obstáculos en su vida? En obediencia a Dios, tome ese primer paso dentro del agua.3.13-17 Dios dividió las aguas del Mar Rojo para sacarlos de Egipto (Exodo 14), y después dividió el Jordán para que entraran en Canaán. Estos milagros demostraron a Israel que Dios cumple sus promesas. La presencia de Dios entre su pueblo y su fidelidad hacia ellos hicieron posible que terminaran toda la trayectoria de Egipto a la tierra prometida. El estaba con ellos al final de su peregrinaje al igual que en el principio.3.15, 16 Los israelitas cruzaron el río Jordán en la primavera, cuando se estaba desbordando. Dios escogió el tiempo en que el río estaba al nivel más alto para demostrar su poder dividiendo las aguas para que toda la nación pudiera pasar en seco. Algunos dicen que Dios utilizó un acontecimiento natural (como un deslizamiento de tierra) para detener las aguas del Jordán. Otros dicen que lo hizo por medio de un acto sobrenatural. En todo caso, Dios demostró su gran poder a través de un milagro en el tiempo y el espacio permitiendo que su pueblo cruzara el río en seco. Este testimonio del poder sobrenatural de Dios sirvió para aumentar la esperanza de los israelitas en Dios y darles una gran reputación con sus enemigos, aunque estos últimos eran más numerosos que ellos.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 66 Núm 25:1; Jos 2:1
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
partieron de Sitim. Los israelitas caminaron los 11 km. desde Sitim hasta la orilla del Jordán en espera del mandato de Dios para cruzar el río.
acamparon allí. Se quedaron a orillas del Jordán por tres días (vers. 2) en preparación para cruzarlo. El río había crecido hasta 1.6 km de anchura (vers. 15).
Fuente: La Biblia de las Américas
Jordán… TM añade él y todos los hijos de Israel. Se sigue LXX → §194.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
[.] No siempre el Jordán ha sido la frontera del país de Israel según las victorias o las derrotas, Israel poseía las tierras al este del Jordán o perdía las ubicadas al oeste. Sin embargo, el Jordán ha representado siempre la frontera de la tierra prometida para el pueblo de Dios. Así es como vemos que las tribus de Rubén y de Gad, ya instaladas al este del río, son obligadas por Moisés y luego por Josué a franquear el río con sus hermanos es sólo con esta condición que serán también considerados como verdaderos herederos de la tierra prometida. Esto explica por qué el paso del Jordán trás Josué tuvo una importancia tan grande tanto en la tradición judía como en la cristiana. En esta travesía, igual que en la del Mar Rojo, vemos que Dios es el único gran actor de la entrada en la tierra prometida. En el momento en que los portadores del Arca, en la cual descansa la Gloria de Yavé, tocan las aguas del río, es cuando éstas dejan de correr. Y cuando los portadores salen del río, una vez que ha pasado todo el mundo, las aguas retoman su curso. De esta manera Dios, llevado en su Arca, abre y cierra la puerta de la tierra prometida (Ap 3,7). Del mismo modo Jesús, nueva arca de la alianza en quien reside la plenitud de la divinidad (Col 2,9), bajará a las aguas del Jordán para abrir a los hombres las puertas de la nueva tierra prometida. Si reconocemos tanto en el paso del Jordán como en la travesía del Mar Rojo un símbolo del bautismo, debemos antes que nada recalcar que este relato nos proporciona una de las claves principales del libro de Josué. A pesar de las apariencias, este libro del Antiguo Testamento no es un informe militar de las conquistas de Josué; es más bien un libro litúrgico. A lo largo de todo el libro es Dios quien está actuando él es quien concede o retira sus bendiciones de acuerdo a la fidelidad o infidelidad de su pueblo. Y cuando el libro llega a su fin, vemos que se invita al pueblo a una profesión de fe solemne (Jos 24). Cada vez que la Iglesia nos invita como Josué a renovar nuestra profesión de fe, ya sea en el bautismo o en la Vigilia pascual, retomamos una larga tradición del pueblo de los creyentes. Se detuvieron las aguas, formando como una represa, muy lejos de aquel lugar (16). Dos o tres veces, en los últimos siglos, se produjeron semejantes derrumbes de terrenos en el valle del Jordán más arriba de este sector, que dejaron seco el río por espacio de algunas horas, hasta que la corriente venció el obstáculo. Podemos pensar que fue un fenómeno semejante lo que permitió a Josué y a su pueblo entrar en la tierra prometida atravesando a pie el lecho seco del río. Qué significan esas piedras (21) ¿Qué significa tal monumento, tal fiesta? Y cada vez se contestaba narrando algún acontecimiento en que Yavé había socorrido a su pueblo. Con semejantes preguntas se enseñaba la fe en Israel; el israelita no sabía mucho de religión, pero cada lugar de su país le recordaba que Dios era el salvador de su pueblo. Josué establece su campamento en Guilgal. De ahí organiza sus asaltos, y lo veremos volver a Guilgal después de cada victoria, antes que se reúnan las fuerzas cananeas. Es fácil ver que se funden aquí varios relatos que no concuerdan en todo. ¿Se pusieron doce piedras en el campamento (4,3), o se colocaron en el lecho del Jordán (4,9)? Poco importa. A lo mejor estas piedras ya estaban antes que Josué y los israelitas y formaban el santuario de un lugar de culto pagano, muy cerca de Guilgal. Pero, después de la conquista, los sacerdotes quisieron darles una significación religiosa de acuerdo con la fe, como ya vimos en Exodo 12,15.
Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana
[1] Aquella noche, todo el día y la noche siguiente. Este y otros relatos de Josué dan la impresión de ser procesiones y actos religiosos, más que campañas y acciones militares.[4] En señal de respeto al Señor.[8] Para dejar que las aguas de la parte de abajo vayan corriendo hacia el mar muerto, y las de la parte de arriba se retiren hacia su manantial, de suerte que quede seco el fondo del río; después de lo cual avanzarán los sacerdotes con el arca hasta el cauce del río, donde estarán mientras pasa el pueblo.[12] Para lo que os prescribiré en memoria de ese beneficio que vais a recibir de Dios.[15] De las cebadas. Eclo 24, 36.