Sucedió que estando Josué cerca de Jericó, alzó los ojos y miró; y he aquí que un hombre estaba delante de él, con su espada desenvainada en su mano. Josué, yendo hacia él, le preguntó: —¿Eres de los nuestros o de nuestros enemigos?
alzó sus ojos. Gén 33:1, Gén 33:5; Dan 8:3; Dan 10:5.
y vio un varón. Jos 6:2; Gén 18:2; Gén 32:24-30; Éxo 23:23; Jue 13:8, Jue 13:9, Jue 13:11, Jue 13:22; Dan 10:5; Ose 12:3-5; Zac 1:8; Hch 1:10; Apo 1:13.
tenía una espada desenvainada. Núm 22:23; 1Cr 21:16, 1Cr 21:17, 1Cr 21:27, 1Cr 21:30.
¿Eres de los nuestros? 1Cr 12:17, 1Cr 12:18.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Muchos eruditos relacionan el que aparezca el Príncipe del ejército de Jehová con el ángel del Señor del cual se habla en otras partes. La pregunta de Josué: ¿eres de los nuestros?, refleja una inquietud natural humana por la batalla que se aproximaba y si ese hombre era de confiar o no.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Príncipe. El Señor Jesucristo (Jos 6:2; cp. Jos 5:15 con Éxo 3:2; Éxo 3:5) en una aparición preencarnación (Cristofanía). Él vino como el Ángel (Mensajero) del Señor, como si fuera un hombre (cp. uno de los tres «ángeles», Gén 18:1-33). Josué fue apropiadamente reverente en adoración. El Príncipe, con espada desenvainada, mostraba una postura que indicaba que estaba listo para darle la victoria a Israel sobre los cananeos (Jos 6:2; cp. Jos 1:3).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Adoración del comandante. La preparación final de Josué para la guerra santa implicó encontrarse con el Señor, porque su adoración todavía era demasiado imperfecta para la tarea por de lante. El hombre misterioso que Josué encontró no era el Señor sino el jefe del ejército celestial. Como a los mensajeros seculares se les igualaba completamente con quienes los enviaban (p. ej. 2 Sam. 3:12, 13; 1 Rey. 20:2-4), el ángel de Dios (cf. Gén. 31:11; Exo. 3:2; 14:19) y su capitán angélico (cf. Dan. 10:5, 20) eran tratados también con igual respeto. Le dice a Josué que no era ni de Israel ni de sus enemigos. El es el Jefe del Ejército de Jehovah, incluyendo sus ángeles (2 Rey. 6:15-17; Sal. 103:20, 21), no un aliado (3:10). Si Israel quebrantaba el pacto, el santo Dios volvería su espada contra ellos (Lev. 26:25; Deut. 28:15-26), como lo aprendieron Israel y Acán en la batalla de Hai (cap. 7). Josué propiamente se postró en homenaje ante este ser angélico. La respuesta a su segunda pregunta (14b) fue tan inesperada como la primera. En lugar de un esperado boletín para la batalla, se le ordenó una mejor adoración. Aunque postrado, todavía tenía puestas sus sandalias sucias. Con Josué descalzo, la guerra santa puede empezar.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
s 143 Gén 18:2; Éxo 23:23; Jue 13:6; Hch 1:10
t 144 Núm 22:23; 1Cr 21:16
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Antes de ir a la guerra contra el enemigo, Josué se encuentra con un hombre que se identifica como capitán del ejército del S eñor en el vers. 14, y es reverenciado y tratado como mi señor. Muchos creen que este suceso es una teofanía (la aparición de Dios en forma humana). En estas apariciones, se le designa frecuentemente como el ángel del S eñor (cp. Gn 16:7– 13; Ex 3:2; Jue 6:11– 24; 13:3– 23). El mensajero divino está listo para juzgar a los habitantes de aquella tierra por su iniquidad (cp. Dt 9:5; 18:9– 12). Este juicio será llevado a cabo en los caps. 6– 12.
Fuente: La Biblia de las Américas
Debido a la imposibilidad de retroceder a través del Jordán, Josué estaba preocupado con la próxima batalla y por eso no reconoció al visitante.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
sus ojos, y… TM añade he aquí. Se sigue LXX → §194.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
[=] *Núm 22:22