Jericó estaba cerrada y atrancada por causa de los hijos de Israel. Nadie entraba ni salía.
estaba cerrada. Jos 2:7; 2Re 17:4.
por causa de los hijos de Israel. Jos 2:9-14, Jos 2:24; Sal 127:1.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Jericó estaba cerrada, Jos 6:1.
Dios instruye a Josué cómo sitiarla, Jos 6:2-11.
La ciudad está en calma, Jos 6:12-16.
Está bajo maldición, Jos 6:17-19.
Los muros caen, Jos 6:20-21.
Rahab y su familia se salvan, Jos 6:22-25.
Maldito será quien trate de reconstruir Jericó, Jos 6:26-27.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Jos 7:1-26; Jos 8:1-29
La conquista de las dos primeras ciudades se describe con gran detalle en contraste con el resto de las otras conquistas que se relatan muy rápido en los capítulo Jos 10:1-43 y Jos 11:1-23. Jericó era la puerta de Canaán desde el este, una ciudad fuerte y poderosa justo al otro lado del Jordán y su desplome gracias a la intervención milagrosa de Dios fue el primer paso al tomar la tierra (cap. Jos 6:1-27). Una parte crucial en la toma de Jericó era que los israelitas tenían que destruir todo en la ciudad excepto a Rahab y su familia. Sin embargo, un hombre, Acán, desobedeció este mandato y como resultado la nación entera sufrió una derrota en su siguiente encuentro contra Hai. Los líderes de Israel tuvieron que descubrir y tratar ese pecado (cap. Jos 7:1-26). Después de eso, los israelitas tomaron exitosamente Hai (cap. Jos 8:1-35).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
El verbo he entregado expresa que algo ya sucedió, lo que resalta el papel de Dios en las victorias de Israel (Jos 2:24).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
JERICÓ. La ciudad de Jericó abarcaba poco más de tres hectáreas. Era una ciudad cerrada no sólo a causa de sus residentes, sino también de los pobladores de la campiña cercana. Los muros pudieran haber tenido hasta nueve metros de altura y seis metros de espesor. Se consideraba a Jericó como inconquistable, estando protegida por los dioses de los cananeos. La toma de Jericó fue la clave de toda la estrategia de guerra de Josué, porque demostraría que el Dios de Israel era superior a los dioses cananeos; por lo tanto, era inevitable la derrota de los cananeos.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Primeros Combates (cap. 6-8).
Se narra en el capítulo 6 la toma de Jericó. El texto de la versión de los LXX difiere mucho del texto hebreo; los exegetas, o bien se esfuerzan por combinar ambos textos, o se pronuncian por uno o por otro. Aun en el supuesto de adoptar el texto más corto de los LXX, no se eliminan todas las incoherencias de la narración. La solución más obvia consiste en distinguir entre el texto que se cree primitivo y las adiciones posteriores. Con ello la narración fluye ¿e manera lógica y desaparecen o se atenúan las dificultades. Es imposible, por ejemplo, armonizar los v.4; 5; 16a.20a con 8; 9; 13. Schulz, seguido en parte por Gelin, considera como texto primitivo los v.1-2a.3-7; 11; 14-15ª; 16ª; 20b; 21; 24-27. El P. Fernández admite dos recensiones, una larga y otra breve, de las cuales considera como auténtica la última. Según Ubach, dos escribas testigos de los hechos escribieron cada uno independientemente sus impresiones, haciendo uno hincapié en unas circunstancias y otro en otras. El relato es una combinación de una doble táctica: una marcha en silencio alrededor de la ciudad durante siete días hasta el estentóreo grito de guerra, y una procesión con el arca, al son de las trompetas sagradas, símbolo de la cooperación divina en la empresa 13. Defiende Abel que el redactor final ha querido unificar dos situaciones sucesivas. Baldi opta por la fusión de dos relatos o tradiciones paralelas dispuestas psicológicamente de manera distinta. En una tradición se dio más importancia al valor del ejército judío; en otra, de origen sacerdotal, se puso de relieve la cooperación religiosa. El redactor último trató de conservar estos dos aspectos de la misma tradición fundiéndolos en un solo relato. Expliqúese como se quiera, lo cierto es que el texto se presenta con todas las características de una composición literaria heterogénea.
Toma de Jericó (6:1-14).
1Tenía Jericó cerradas las puertas y bien echados sus cerrojos por miedo a los hijos de Israel, y nadie salía ni entraba en ella. 2 Yahvé dijo a Josué: “Mira, he puesto en tus manos a Jericó, a su rey y a todos sus hombres de guerra. 3 Marchad vosotros, todos los hombres de guerra, en torno a la ciudad, dando una vuelta en derredor suyo. Así haréis por seis días. 4Siete sacerdotes llevarán delante del arca siete trompetas resonantes. Al séptimo día daréis siete vueltas en derredor de la ciudad, yendo los sacerdotes tocando sus trompetas. 5Cuando ellos toquen repetidamente el cuerno potente y oigáis el sonar de las trompetas, todo el pueblo se pondrá a gritar fuertemente, y las murallas de la ciudad se derrumbarán. Entonces subirá el pueblo, cada uno enfrente de sí.” 6Josué, hijo de Nun, llamó a los sacerdotes y les dijo: “Llevad el arca de la alianza, y que siete sacerdotes vayan con siete trompetas resonantes delante del arca de Yahvé.” 7Dijo también al pueblo: “Marchad y dad también una vuelta a la ciudad, yendo los armados delante del arca de Yahvé.” 8 Así que Josué hubo hablado al pueblo, los siete sacerdotes con las siete trompetas resonantes iban tocando las trompetas delante de Yahvé, y el arca de la alianza de Yahvé iba en pos de ellos. 9Los hombres de guerra iban delante de los sacerdotes que tocaban las trompetas, y la retaguardia, detrás del arca. Durante la marcha se tocaban las trompetas. 10Josué había dado al pueblo esta orden: “No gritéis ni hagáis oír vuestra voz, ni salga de vuestra boca una palabra hasta el día en que yo os diga: Gritad. Entonces gritaréis.” 11El arca de Yahvé dio una vuelta en derredor de la ciudad, una vuelta sola, y se volvieron al campamento, donde pasaron la noche. 12Al día siguiente se levantó Josué bien de mañana, y los sacerdotes llevaron el arca de Yahvé. 13 Los siete sacerdotes que llevaban las siete trompetas resonantes delante del arca de Yahvé se pusieron en marcha tocando las trompetas. Los hombres de guerra iban delante de ellos, y detrás la retaguardia seguía al arca de Yahvé; y durante la marcha iban tocando las trompetas 14Dieron el segundo día la vuelta en derredor de la ciudad y se volvieron al campamento; esto mismo hicieron por siete días.
Por miedo a los hijos de Israel, la ciudad de Jericó tenía las puertas cerradas; pero Yahvé prometió ponerla en manos de Josué (Num 21:34; Deu 2:24; Deu 3:2). Era Jericó una plaza fuerte cana-nea edificada sobre un altozano elíptico de 307 por 161 metros, dominando la llanura de su nombre. La descripción del ataque de la ciudad por los israelitas es bien conocida. Pero, como hemos apuntado más arriba, cabe distinguir entre el relato primitivo y las adiciones posteriores de carácter religioso referentes a los sacerdotes, arca de la alianza y trompetas sagradas. Los soldados de Josué combatieron contra Jericó y la tomaron. En ciertos ambientes pareció que el relato primitivo era demasiado pagano, por darse excesiva importancia a las causas puramente humanas que contribuyeron a la conquista de la ciudad, por lo cual se le añadieron elementos procedentes de ambientes sacerdotales. El relato primitivo, según Noth, era más o menos el siguiente: (v.2): . Yahvé dijo a Josué: “Mira, he puesto en tus manos a Jericó. Todos los hombres de guerra (3) rodearán la ciudad, dando una vuelta en derredor suyo. Así haréis por seis días. (4) Al séptimo día daréis siete vueltas en derredor de la ciudad. (5) Cuando toque el cuerno., todo el pueblo se pondrá a gritar fuertemente, y las murallas de la ciudad se derrumbarán. Entonces subirá el pueblo, cada uno enfrente de sí.” (6) . (7) Dijo Josué al pueblo: “Marchad y dad la vuelta a la ciudad.” (8) y se hizo conforme a la orden dada por Josué al pueblo. (10) Josué dio al pueblo la siguiente orden: “No gritéis ni hagáis oír vuestra voz, ni salga de vuestra boca una palabra hasta el día en que yo os diga: “Gritad. Entonces gritaréis.” (12) Al día siguiente se levantó Josué bien de mañana. (14) y se hizo el giro de la ciudad ., regresando al campamento. Esto mismo hicieron por seis días. (15) Al día séptimo se levantaron al alba, dieron siete vueltas en torno a la ciudad. (16) A la séptima. dijo Josué al pueblo: “Gritad, porque Yahvé os entrega la ciudad.” (20) Entonces todo el pueblo se puso a gritar clamorosamente, y las murallas de la ciudad se derrumbaron y cada uno subió a la ciudad frente de sí.
Suerte de Jericó (Deu 6:15-24).
15Al día siguiente se levantaron con el alba, y dieron del mismo modo siete vueltas alrededor de la ciudad. 16A la séptima, mientras los sacerdotes tocaban las trompetas, Josué dijo al pueblo: “Gritad, porque Yahvé os entrega la ciudad. 17La ciudad será dada a Yahvé en anatema, con todo cuanto en ella hay. Sólo Rahab, la cortesana, vivirá, ella y cuantos con ella estén en su casa, por haber escondido a los exploradores que habíamos mandado. 18Guardaos bien de lo dado al anatema, no sea que, tomando algo de lo que así habéis consagrado, hagáis anatema el campamento de Israel y traigáis sobre él la confusión. 19Toda la plata, todo el oro y todos los objetos de bronce y de hierro serán consagrados a Yahvé y entrarán en su tesoro.” 20Los sacerdotes tocaron las trompetas, y cuando el pueblo, oído el sonido de las trompetas, se puso a gritar clamorosamente, las murallas de la ciudad se derrumbaron, y cada uno subió a la ciudad frente de sí. 21Apoderándose de la ciudad, dieron al anatema todo cuanto en ella había, y al filo de la espada a hombres y mujeres, niños y viejos, bueyes, ovejas y asnos. 22Pero Josué dijo a los dos exploradores: “Entrad en la casa de Rahab, la cortesana, y sacad a esa mujer con todos los suyos, como se lo habéis jurado.” 23Los jóvenes, los espías, entraron y sacaron a Rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y a todos los suyos, y los pusieron en lugar seguro, fuera del campamento de Israel. 24Los hijos de Israel quemaron la ciudad con todo cuanto en ella había, salvo la plata y el oro y todos los objetos de bronce y de hierro, que pusieron en el tesoro de la casa de Yahvé.
¿Cuál fue la causa que provocó el desmoronamiento de las murallas de Jericó? ¿Se produjo este fenómeno, o el texto sugiere o permite otra interpretación? No es de creer que el griterío (teruah) de la multitud (Exo 32:17; 1Sa 4:5; 2Sa 6:15) y el sonido de las trompetas fueran tan ensordecedores que derribaran las murallas. Algunos suponen que ayudó Dios a los sitiadores provocando a su debido tiempo un terremoto que derribó las murallas. Hizo Dios lo que no pudieron lograr los israelitas con su griterío y sus trompetas. Es muy posible que el autor sagrado, llevado totalmente de la idea de poner de relieve la intervención de Dios en la expugnación de la tierra de Canaán, no haya dicho todo lo que aconteció junto a los muros de la ciudad clave para entrar en Palestina. Es sintomático a este respecto lo que dice Josué en su discurso de despedida de que las gentes de Jericó combatieron contra vosotros (2Sa 24:11), lo que debe interpretarse en el sentido de que fueron necesarios varios combates para conquistar la ciudad, y de que, de no intervenir Dios abiertamente en favor de los israelitas, nunca hubieran éstos penetrado en ella.
El ensañamiento de los israelitas al exterminar todo ser viviente de la ciudad se rige por las leyes del herem o del anatema, comunes a los pueblos del antiguo Próximo Oriente. Con el anatema (herem) de destrucción (Lev 27:29; Deu 2:35; Deu 7:25; Deu 20:16; Deu 25:17-19), Jericó debía ser arrasada completamente. Dios manda que las ciudades idolátricas sean destruidas con todos sus habitantes, animales domésticos y bienes (Deu 13:16). La misma suerte debían seguir los pueblos enemigos de Israel (1 Sam c.15; Isa 34:3; Isa 43:28; Jer 26:9). únicamente se exceptúan de este anatema en nuestro texto el oro y la plata y todos los objetos de bronce y de hierro (v.24), que se destinaban al tesoro de Yahvé, siendo estos objetos conceptuados como anatema de oblación (Lev 27:28; Num 18:14). Habla el texto del tesoro de la casa de Yahvé porque el autor del relato tiene en su mente la idea del templo 14.
Rahab a Salvo (Num 6:25-27).
25Josué dejó la vida a Rahab, la cortesana, y a la casa de su padre, que habitó en medio de Israel hasta hoy, por haber ocultado a los enviados por Jesué a explorar a Jericó. 26Entonces juró Josué, diciendo: “Maldito de Yahvé quien se ponga a reedificar esta ciudad de Jericó. Al precio de la vida de su primogénito ponga los cimientos; al precio de la de su hijo menor ponga las puertas.” 27Yahvé fue con Josué, y su fama se extendió por toda la tierra.
Los espías cumplieron la promesa hecha a Rahab, salvando a ella y a toda la familia. En un principio la mujer ocupó un lugar “fuera del campamento de Israel” (v.23), pero más tarde “habitó en medio de Israel hasta hoy,” figurando en la genealogía de Jesucristo. Josué maldice al que intente reedificar de nuevo la ciudad de Jericó. La imprecación de Josué cumplióse con Hiél, en el siglo IX (1Re 16:34). Parece que el texto alude a la costumbre cana-nea de sacrificar un niño en la fundación de una ciudad, costumbre que imitaron algunos israelitas. Dios condenaba este infanticidio.
Las Excavaciones de Jericó.
Grandes esperanzas pusieron exegetas e historiadores en las excavaciones de Tell el-Sultán para conocer las modalidades de la toma de Jericó por parte de los israelitas, aportando con ello luz al texto oscuro, enigmático y complejo de la Biblia. Las primeras fueron llevadas a cabo por los alemanes E. Sellin, E. Langenegger y G. Watzinger, durante los años 1907-1913, cuyos resultados fueron publicados en 1913. Algunas de las conclusiones de los citados excavadores fueron censuradas, por lo que se pensó en reanudar las excavaciones con mejor base científica. La tarea fue confiada a J. Garstang, bajo los auspicios de Palestíne Exploration Fund, siendo excavado el Tell desde 1930-1936. El mérito principal de Garstang consiste en haber trazado la evolución histórica de la ciudad. La primera ciudad (precananea), fundada hacia el año 3000 antes de Cristo, se hallaba en la parte septentrional de Tell. La primera ciudad cananea fue edificada sobre las ruinas de la anterior hacia los años 2100 ocupando la parte mas alta del Tell en una extensión aproximada de dos hectáreas. Sus murallas eran de ladrillo con bloques ¿e piedra en los fundamentos. La segunda ciudad cananea surgió entre 1900 y 1600, y puede considerarse como ampliación de la limera; ocupa una extensión de dos a cinco hectáreas. Una sólida muralla protegida con una rampa o glacis envolvía la ciudad. Es ésta la ciudad más próspera de todas por coincidir con la época de los hicsos, a juzgar por un escarabajo egipcio de la XIII dinastía encontrado en el lugar. Por circunstancias desconocidas, la ciudad fue destruida y abatidas sus murallas hacia el año 1580. Otra vez fue reedificada, protegiéndola con un muro hacia el año 1500. Las nuevas edificaciones desaparecieron por efectos de un cataclismo, sobre cuya fecha discuten los arqueólogos. Garstang lo fija entre los años 1400 y 1385; W. F. Albright, entre 1360 y 1320. El gran arqueólogo H. Vincent, basándose en algunos restos, vajilla y cerámica ilustrada, señala la fecha de la destrucción de esta ciudad en la segunda mitad del siglo xm, y más concretamente en 125015. Esta última hipótesis tiene en su favor el registro de las ciudades conquistadas por Ramsés II, encontrado en los muros de un templo de Amarah, en la orilla izquierda del Nilo. Entre los nombres de las ciudades asiáticas conquistadas por el monarca figura la de Jericó16. Estas divergencias profundas entre arqueólogos tocante a la fecha de la destrucción de Jericó movieron a la British School of Archaeology y a la American Schools of Oriental Research a emprender nuevas excavaciones, que dirigió la señorita K. Kenyon. Su finalidad principal era zanjar definitivamente las discusiones en torno a la fecha de la destrucción de Jericó (ciudad D). Las excavaciones empezaron en 1952. ¡Cuál no fue la sorpresa al comprobar que la. ciudad de Jericó de Josué se volatilizaba bajo los golpes de los picos de los obreros especializados! ¡Ningún resto de la ciudad bíblica se encontró en Tell el-Sultán! El doble muro (muro D) atribuido por Garstang al Bronce reciente, y, por lo mismo, identificado con el que fue destruido en tiempos de Josué, no es más que una parte del complejo sistema defensivo, reconstruido y retocado varias veces durante el tercer milenio (Bronce antiguo y medio). Ningún rastro de cerámica en toda el área excavada del Bronce reciente, o sea, de los tiempos de Josué. Los excavadores de Tell el-Sultán han perdido toda esperanza de encontrar la Jericó de Josué a causa de haber desaparecido las edificaciones de la superficie o por la erosión o por obra de los hombres. A tenor de los resultados de las exploraciones arqueológicas, hacia el año 1200, fecha de la conquista de Canaán, no existía Jericó, o al menos no quedan vestigios arqueológicos de la misma17.
La Arqueología y el texto Sagrado.
La comprobación de que la ciudad del Bronce reciente (ciudad D) fue destruida por un cataclismo o por el fuego produjo en el ánimo de J. Garstang la más grande satisfacción. Para concordar los resultados arqueológicos con el texto bíblico, colocó Garstang la fecha del éxodo en tiempos de Amenofis II (1447-1442), y la conquista de Jericó hacia el año 1400. Pero, como vimos en la introducción, la sentencia más corriente hoy día fija la penetración de Josué en Palestina hacia el año 1200. Por lo mismo, las cenizas encontradas por Garstang corresponden a una destrucción de la ciudad en tiempos anteriores al incendio provocado por los soldados israelitas (1Re 6:24). Con el fin de solventar estas dificultades se recurrió a la hipótesis de varios éxodos de israelitas de Egipto. Cabe otra, que ha señalado la señorita Kenyon, según la cual, sobre los restos de la ciudad de 1900-1600 a.C. pudo levantarse otra más reciente, que ha desaparecido, víctima de la erosión, sin dejar huellas sobre el Tell18.
Puestos a enjuiciar toda la cuestión, cabe admitir que el v.20 puede interpretarse en el sentido de que las varias vueltas del ejército israelita en torno a Jericó, con las consiguientes amenazas para los que se negaran a entregarla, impresionaron y descorazonaron a los defensores de tal manera, que la resistencia de la guarnición se derrumbó (wattippol hahomah), entrando los israelitas en la ciudad. El término homah significa muro, pero se emplea también en el sentido de guarnición, protección, como en 1Sa 25:16 : Nos protegían de día y de noche todo el tiempo. En este texto, un criado de Abigail confiesa que las gentes de David eran para ellos un valladar, una protección. Con esta explicación se comprende que la casa de Rahab quedara en pie, lo que no habría sucedido en el caso de haberse derrumbado los muros. Con ella se armonizan los datos de la arqueología con los de la Biblia. Al presentarse Josué ante Jericó, encontró a los cananeos atrincherados detrás de las imponentes ruinas de una ciudad que fue destruida antes por causas desconocidas hasta el presente. El ejército israelita luchó, venciendo la resistencia cananea. Según 24:11, ante Jericó hubo fuertes combates, hasta que la suerte se inclinó por los israelitas.
Algunos autores ven en el relato de la conquista de Jericó huellas de un estilo épico. Escribe Delorme que toda la narración tiende a destacar la importancia de esta victoria y atribuirla a Yahvé. En el relato se hace uso del énfasis, se recorta la participación de los valores humanos en el éxito de la empresa, se citan cosas insólitas y maravillosas19. Nunca sabremos ciertamente cuáles fueron los pormenores de la toma de Jericó ni cuál fue la mente del autor sagrado respecto de los mismos. Pero, si los pormenores son oscuros, está patente, en cambio, que la toma de la ciudad abrió a los judíos las puertas de Canaán. Si Dios no hubiera luchado junto a los israelitas, difícilmente hubieran cedido las defensas de la ciudad, ni su guarnición se hubiese rendido20.
Fuente: Biblia Comentada
Jericó. La ciudad estaba fortificada por un anillo doble de muros, el externo de casi dos metros de grueso y el interno de casi cuatro; se colocaban troncos a lo largo de estos, apoyando casas sobre las paredes. Debido a que Jericó estaba construida sobre un monte, solo podía ser tomada al subir por una pendiente pronunciada, lo cual colocaba a los israelitas en una posición de gran desventaja. Los que atacaban una «fortaleza» así normalmente usaban un sitio de varios meses para forzar que la ciudad se rindiera a través del hambre.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Introducción. Jericó (la moderna Tell es-Sultan), probablemente dedicada al dios de la luna (su nombre significa “ciudad de la luna”), estaba localizada estratégicamente, teniendo un gran oasis en una región donde el agua era preciosa y controlaba los caminos principales hacia el interior.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
6.1 La ciudad de Jericó, construida miles de años antes de que naciera Josué, era una de las ciudades más antiguas del mundo. En algunas partes tenía muros fortificados que medían hasta 7.50 m de alto y 6 m de ancho. Los soldados que montaban guardia encima de los muros podían observar muchos kilómetros a la redonda. Jericó era un símbolo de poder y fuerza militar, y los cananeos la consideraban invencible.Israel atacaría esta ciudad primero, y su destrucción haría que cundiera el pánico en Canaán. Los cananeos vieron al Dios de Israel como un dios de la naturaleza porque dividió el Jordán y como un dios de la guerra porque derrotó a Sehón y a Og. Pero los cananeos no lo consideraban un «dios de fortaleza» que podía conquistar una ciudad amurallada. La derrota de Jericó demostró que el Dios de Israel no sólo era superior a los dioses de los cananeos, sino que también era invencible.6.3-5 ¿Por qué le dio el Señor a Josué todas estas instrucciones complicadas para la batalla? Hay varias respuestas posibles: (1) Dios quería asegurar que fuera claro e innegable que la batalla dependería de El, y no de las armas o destrezas de Israel. Por eso los sacerdotes que llevaban el arca iban delante de los israelitas a la batalla, y no los soldados. (2) El método de Dios de tomar la ciudad aumentó el terror que ya se sentía en Jericó (2.9). (3) Esta extraña maniobra militar fue una prueba de la fe de los israelitas y su disposición a seguir a Dios plenamente. El sonar de las trompetas tenía un significado especial. Ellos habían recibido instrucciones de usar en la batalla las mismas trompetas que usaban en sus festividades religiosas. Esto era para recordarles que su victoria vendría del Señor, no de su poderío militar (Num 10:9).6.21 ¿Por qué exigió Dios que los israelitas destruyeran a casi todos y todas las cosas en Jericó? Dios estaba aplicando un severo castigo a los cananeos por su maldad. Este juicio, o proscripción, regularmente requería que todo se destruyera (Deu 12:2-3; Deu 13:12-18). A causa de sus costumbres perversas y su gran idolatría, los cananeos constituían una fortaleza de rebelión contra Dios. Era necesario arrancar aquella amenaza a la vida recta que Dios requería. Si no, afectaría a todo Israel como un cáncer (como lo fue en la triste historia del libro de Jueces). Sólo se salvaron unas cuantas personas y algunos artículos en Jericó, pero esto fue un caso especial. Rahab y su casa se salvaron porque tuvo fe en Dios y ayudó a los espías israelitas. Se conservaron la plata, el oro y los artículos de bronce y hierro, no para enriquecer a la gente, sino para embellecer el tabernáculo y los servicios del mismo.El propósito de Dios en todo esto fue mantener sin contaminación la fe y religión del pueblo. No quería que el botín recordara a Israel las costumbres de los cananeos.Dios desea la pureza en todos nosotros de igual manera. Quiere que arreglemos nuestra conducta cuando comenzamos una nueva vida con El. No debemos permitir que el deseo de ganancias personales nos distraiga de nuestro propósito espiritual. También debemos rechazar cualquier objeto que nos recuerde una vida de rebelión contra Dios. (Para más información acerca de cómo dispuso Israel del botín, véase la nota a Num 31:25-30.)6.26 Esta maldición se cumplió en 1Ki 16:34 cuando un hombre llamado Hiel reedificó a Jericó y por lo tanto murieron su primogénito y su hijo menor.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 148 Jos 2:9
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Jericó. Esta ciudad estaba colocada estratégicamente en un paso principal entre el valle del Jordán y la región montañosa.
Fuente: La Biblia de las Américas
entraba… TM añade a causa de los hijos de Israel. Se sigue LXX → §194.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
LXX omite a causa de los hijos de Israel.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
[.] Con la toma de Jericó empieza la conquista. Jericó es hecho anatema es decir, apartado para Dios. El pueblo renuncia a todo botín, entrega las cosas al tesoro de Yavé y mata a los seres vivos en vez de adueñarse de los animales y reducir a esclavitud a los hombres. Esta misma palabra, anatema, pasará a significar que alguien lleva la maldición de Dios (Rom 9,3). Esto se practicaba en varios pueblos; aquí, al destruir todo lo que era cananeo, Israel se preservaba de adoptar la cultura y la religión materialista de los cananeos. El lector moderno a veces se escandaliza. ¿Cómo pudo Dios ordenar una guerra así? Y Josúe, ¿cómo pensó agradar a Dios ordenando matar a todos, incluso a los niños? Es necesario fijarse cuándo tuvo lugar dicha conquista, y cuándo fue escrito el libro. La conquista tuvo lugar en el siglo XIII antes de Cristo. Nos cuesta penetrar la mentalidad de esa época en Canaán se quemaba a los niños sacrificándolos a los dioses paganos; en Asiria se desollaba vivos a los prisioneros. Israel conquistó Palestina a la fuerza, como cualquier pueblo errante del mundo. Dios empezaba la educación de su pueblo; para empezar no podía esperar que ya estuviera educado. Las victorias sangrientas fueron una etapa en el camino que condujo a la conciencia nacional. En ese sentido no podemos, en nombre de la paz, despreciar a los héroes de las guerras pasadas. Por otra parte, el presente libro fue escrito en el siglo VII antes de Cristo, en el pequeño reino de Judá, rodeado de poderosos vecinos entre los cuales trataba de sobrevivir pacíficamente. Entonces se amplió el relato de las victorias y matanzas del pasado (comparar al respecto 2 Sam 12,31, escrito por un contemporáneo de los hechos, y 1 Crón 20,3, escrito cuatro siglos más tarde); el autor quería mostrar a sus contemporáneos que no debían temer, ya que Dios estaba con ellos. Así, pues, cuando se dice Yavé ordenó a Josué el anatema, no debemos pensar en una intervención especial de Dios (ver comentario de Gén 16). Estas palabras significan solamente que al decidir el anatema conforme a la mentalidad de ese tiempo, Josué preservaba la fe de Israel. El Evangelio no es menos tajante que la espada de Josué, ni menos indulgente con nuestros ídolos y miedos, aun cuando rechaza la violencia y, por supuesto, el fanatismo de esos tiempos primitivos.
Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana
[3] Los sacerdotes iban detrás con el arca tocando las trompetas, seguidos del resto del pueblo.[17] Destruido. Un objeto se consagra a Dios para siempre, de manera que no puede destinarse a usos privados o profanos. Es la guerra de exterminio como institución religiosa.[20] Hebr 11, 30; 2 Mac 12, 15.[22] Jos 2, 1-14.[23] Hasta cuando fuesen purificados y dignos de ser agregados al pueblo del Señor. Por el respeto y veneración debidos al arca de Dios no se permitía que los extranjeros moraran en los campamentos de Israel. Rahab se casó después con Salmón, de la tribu de Judá, de quien desciende David, y de éste el Mesías. Mat 1, 5.[24] Jos 8, 2.[25] Mat 1, 5.