Estas cosas os he hablado mientras todavía estoy con vosotros.
14:25, 26 Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas («toda la verdad», 16:13; las señales de Jesús, los hechos de la vida de Cristo, como también sus enseñanzas, y todo el consejo de Dios, Hch 20:27) , y os recordará todo lo que yo os he dicho. — Esto es lo que se llama inspiración (2Ti 3:16-17; 2Pe 1:20-21), que fueron llevados o impelidos por el poder del Espíritu Santo, no expresando sus propios pensamientos, sino siguiendo la mente de Dios en palabras dadas y ministradas por El (WEV). La palabra inspiración, «theopneustos, inspirado por Dios (Theos, Dios, pneo, respirar), se usa en 2Ti 3:16, de las Escrituras en contraste a escritos no inspirados» (WEV). Las Escrituras ¡son respiradas por Dios! Dios habla al hombre a través de las Escrituras como si le hubiera hablado toda palabra con su propia boca. La inspiración era la extraordinaria influencia divina que el Espíritu Santo ejercía sobre la mente de los santos hombres de Dios (2Pe 1:21), para enseñarles qué y cómo deberían enseñar oralmente o por escrito. ¿Cómo era la inspiración de los apóstoles? ¿Inspiraba el Espíritu Santo los pensamientos de los apóstoles, dejando que ellos escogieran las palabras para expresar el pensamiento o era verbal (la inspiración de cada palabra) ? Pablo explica en 1Co 2:9-13 que los apóstoles hablaban «no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a los espiritual» (es decir, acomodando las palabras espirituales a las cosas espirituales dadas por Dios). La inspiración tuvo que ser verbal (la inspiración de cada palabra), porque a veces los hombres enseñaron o escribieron verdades que ni siquiera entendieron (p. ej., Hch 2:39; 1Pe 1:10-11). Pedro explica «que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana» (2Pe 1:20-21); por eso, la inspiración no fue de pensamiento sino de palabra.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Estas cosas os he hablado. Jua 14:29; Jua 13:19; Jua 15:11; Jua 16:1-4, Jua 16:12; Jua 17:6-8.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Jesús dijo estas cosas a sus discípulos mientras estaba con ellos, pero cuando viniera el Espíritu Santo, les recordaría todo lo que Jesús había dicho, y les enseñaría todas las cosas (1Co 2:13). Esta promesa se cumplió principalmente en la vida de los apóstoles con la escritura del NT. Mateo y Juan escribieron las palabras de Jesús. Pedro escribió sobre el evangelio en sus dos cartas y pudo haber dictado algunos de sus recuerdos a Marcos.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
14:25, 26 Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas («toda la verdad», 16:13; las señales de Jesús, los hechos de la vida de Cristo, como también sus enseñanzas, y todo el consejo de Dios, Hch 20:27) , y os recordará todo lo que yo os he dicho. — Esto es lo que se llama inspiración (2Ti 3:16-17; 2Pe 1:20-21), que fueron llevados o impelidos por el poder del Espíritu Santo, no expresando sus propios pensamientos, sino siguiendo la mente de Dios en palabras dadas y ministradas por El (WEV). La palabra inspiración, «theopneustos, inspirado por Dios (Theos, Dios, pneo, respirar), se usa en 2Ti 3:16, de las Escrituras en contraste a escritos no inspirados» (WEV). Las Escrituras ¡son respiradas por Dios! Dios habla al hombre a través de las Escrituras como si le hubiera hablado toda palabra con su propia boca. La inspiración era la extraordinaria influencia divina que el Espíritu Santo ejercía sobre la mente de los santos hombres de Dios (2Pe 1:21), para enseñarles qué y cómo deberían enseñar oralmente o por escrito.
¿Cómo era la inspiración de los apóstoles? ¿Inspiraba el Espíritu Santo los pensamientos de los apóstoles, dejando que ellos escogieran las palabras para expresar el pensamiento o era verbal (la inspiración de cada palabra) ? Pablo explica en 1Co 2:9-13 que los apóstoles hablaban «no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a los espiritual» (es decir, acomodando las palabras espirituales a las cosas espirituales dadas por Dios). La inspiración tuvo que ser verbal (la inspiración de cada palabra), porque a veces los hombres enseñaron o escribieron verdades que ni siquiera entendieron (p. ej., Hch 2:39; 1Pe 1:10-11). Pedro explica «que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana» (2Pe 1:20-21); por eso, la inspiración no fue de pensamiento sino de palabra.
El Espíritu Santo estaba presente con los apóstoles para recordarles todo lo que Jesús había enseñado, para guiarles a toda la verdad (16:13), para que no se equivocaran al registrar la verdad de Dios. Sin embargo, aunque la inspiración era verbal, no era mecánica; es decir, al ser inspirados los hombres no se convirtieron en máquinas dirigidas por el Espíritu Santo. Podían escribir información que ellos sabían, pero el Espíritu Santo les guiaba para evitar equívocos. También se puede observar la diferencia de estilo entre los escritores, porque el Espíritu Santo utilizaba el conocimiento y escogía palabras del vocabulario del hombre inspirado.
La inspiración de las Escrituras se ve en el hecho de que los hombres inspirados siempre declaraban que su mensaje había venido de Dios (Éxo 20:1; Éxo 20:19; Éxo 20:22; Éxo 33:11; Éxo 34:1-35; Éxo 27:1-21; 2Sa 23:2; Isa 1:2, Jer 1:7-9; Eze 2:7) y que hablaban y escribían bajo la influencia directa del Espíritu de Dios. Como cuatro mil veces los escritores del Antiguo Testamento afirmaron que «Jehová dijo», y que «La palabra de Jehová vino a… «. También los escritores del Nuevo Testamento dijeron que lo que predicaban y escribían era la palabra de Dios (1Co 2:13; 1Ts 2:13; 1Pe 1:25; 2Pe 3:2). Pablo dice que lo que escribió son los mandamientos del Señor (1Co 14:37). Pedro dice que los escritos de Pablo son «Escritura» (2Pe 3:16), y Pablo dice que no solamente Deu 25:4, sino también Luc 10:7 son Escrituras (1Ti 5:17-18).
Lo que Dios inspiró, pues, era cada palabra enseñada y escrita por los santos hombres, pero su conducta no era inspirada, pues algunos hombres inspirados cometieron errores. Algunos miembros de la iglesia de Corinto recibieron dones del Espíritu Santo, pero había mucha carnalidad entre ellos (1Co 3:1-3).
Recuérdese que Cristo perfectamente reveló al Padre; por lo tanto, era necesario que el Espíritu Santo no sólo se encargara de registrar la enseñanza de Cristo, sino también los detalles de su vida (mayormente sus señales), para que todos conozcamos a Cristo como lo conocieron los discípulos que anduvieron con El durante su ministerio personal. Por eso, estamos estudiando el evangelio de Juan.
La supuesta revelación continua (p. ej., el Libro de Mormón y todas las llamadas revelaciones modernas) viene de parte de falsos profetas, porque la revelación verdadera terminó con la muerte de los apóstoles, pues «él os enseñará todas las cosas» (16:13).
Fuente: Notas Reeves-Partain
EL LEGADO DE CRISTO
Juan 14:25-31
-Os he dicho estas cosas aprovechando que estoy todavía con vosotros. El Ayudador, Que es el Espíritu Santo al Que el Padre mandará en Mi nombre, os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que os he dicho. Os dejo la paz, Mi paz. Yo no os la doy como la da el mundo. No dejéis que se os inquiete o atemorice el corazón. Me habéis oído deciros: Me voy, y vuelvo a vosotros. Si Me amáis, os alegraréis de que Me voy con Mi Padre; porque el Padre es más grande que Yo. Y os he dicho esto ahora, antes de que suceda, para que, cuando suceda, creáis. Ya no os diré mucho más, porque viene el príncipe de este mundo, que no tiene nada que ver conmigo. Su intervención no hará más que hacer que el mundo se dé cuenta de que Yo amo al Padre y hago lo que el Padre Me ha mandado. Venga, levantaos; vámonos.
Este es un pasaje lleno de verdades hasta rebosar. En él Jesús nos habla de cinco cosas.
(i) Nos habla de Su Colega, el Espíritu Santo, y nos dice un par de cosas básicas acerca de Él.
(a) El Espíritu Santo nos enseñará todas las cosas. Hasta el fin de su camino, el cristiano es un aprendiz; porque hasta el fin de su camino el Espíritu Santo le guía a mayores y mayores profundidades de la verdad de Dios. El creyente cristiano no tiene disculpa para tener una mente cerrada. El cristiano que piensa que ya no tiene más que aprender es un cristiano que ni siquiera ha empezado todavía a entender lo que quiere decir la doctrina del Espíritu Santo.
(b) El Espíritu Santo nos recordará lo que ha dicho Jesús. Esto quiere decir dos cosas. l.- En materia de fe, el Espíritu Santo nos trae a la mente constantemente las cosas que dijo Jesús. Tenemos la obligación de pensar; pero tenemos que confrontar todas nuestras conclusiones con las palabras de Jesús. No es tanto la verdad lo que tenemos que descubrir, porque Él ya nos dijo la verdad; lo que tenemos que descubrir es lo que quiere decir esa verdad. El Espíritu Santo nos salva de la arrogancia y del error en nuestro pensar. 2.- El Espíritu Santo nos mantendrá a salvo en materia de conducta. Casi todos nosotros tenemos esta clase de experiencia de la vida: estamos tentados a hacer algo que está mal y, a punto de hacerlo, nos vuelve a la mente un dicho de Jesús, el versículo de un Salmo, el recuerdo de Jesús, las palabras de alguien a quien amamos y admiramos o la enseñanza que recibimos cuando éramos pequeños. En el momento de peligro, estas cosas aparecen sin que sepamos cómo en nuestra mente: es la acción del Espíritu Santo.
(ii) Jesús habla de Su don, el don de Su paz. En el Antiguo Testamento la palabra para paz es shalóm, que nunca quiere decir simplemente la falta de problemas, sino todo lo que contribuye a nuestro bienestar total y bien supremo. La paz que el mundo nos ofrece es la de la evasión, la que viene de evitar los problemas o de no arrostrar las responsabilidades. La paz que Jesús nos ofrece es la de la victoria: ninguna experiencia de la vida nos la puede quitar, ni ningún pesar ni peligro ni sufrimiento nos la puede ensombrecer. Es independiente de todas las circunstancias exteriores.
(iii) Jesús habla de Su destino: vuelve a Su Padre; y dice que, si Sus discípulos Le aman de veras, se alegrarán. Iba a ser liberado de las limitaciones de este mundo, y a ser restituido a Su gloria. Si captamos de veras la verdad del Evangelio, nos alegraremos siempre que los que amamos se vayan para estar con Dios. Eso no es decir, desde luego, que no debemos sentir la punzada de la separación y de la pérdida temporal; pero, pese al dolor y a la soledad, debemos alegrarnos de que, después de las dificultades y pruebas de la Tierra, los que arpamos han ido a algo mejor. No debemos nunca ver con malos ojos el que hayan entrado en su descanso; porque debemos recordar que han entrado, no en la muerte, sino en la verdadera vida.
(iv) Jesús habla de Su lucha. La Cruz era Su batalla final con los poderes del mal; pero Jesús no tenía miedo, porque sabía que el mal no tenía ningún poder decisivo sobre El. Iba a la muerte con la seguridad, no de la derrota, sino de la victoria definitiva.
(vi) Habla de Su vindicación. De momento la humanidad no vería en la Cruz nada más que humillación y vergüenza; pero llegaría la hora cuando vería Su obediencia a Dios y Su amor a la humanidad. Las mismas cosas que eran la clave de la vida de Jesús encontraron su suprema expresión en la Cruz.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
b. La obediencia en el Espíritu (vv. Jua 14:25-31)
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Estas cosas equivale a «todo esto» (DHH, NEB), que la TEV traduce simplemente como «esto», mientras que la BL lo omite completamente. Aparece otras seis veces en los caps. Jua 15:1-27 y Jua 16:1-33 (cf. Jua 15:11; Jua 16:1, Jua 16:4, Jua 16:6, Jua 16:25, Jua 16:33). El término puede ser traducido con diferentes equivalencias, como: “estas palabras”, “de esta manera” o “este mensaje”.
Estando con vosotros, “Mientras estoy viviendo con ustedes”, «durante el tiempo de mi permanencia entre vosotros» (BI). El verbo que expresa la idea de “estar” o “permanecer”, el cual está en presente continuo, se puede usar con el sentido de “estar” o “vivir”. En esta escena de la narración señala de nuevo que Jesús se irá pronto y no estará más con sus discípulos.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Estas cosas. Una referencia específica al mensaje final de Jesús (cp. 14– 16). La expresión es usada también en 15:11; 16:1, 4, 6, 25 y 33.