Comentario de Juan 16:29 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Le dijeron sus discípulos: —He aquí, ahora hablas claramente y no hablas en ninguna figura.
16:29 Le dijeron sus discípulos: He aquí ahora hablas claramente, y ninguna alegoría dices. — Ya «entendieron», pero todavía ignoraban los pasos necesarios que Jesús tomaría para llevar a cabo esta promesa.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
entendemos: Jesús había leído el corazón de sus discípulos (v. Jua 16:19) y contestado sus preguntas. Como la samaritana, llegaron a la conclusión de que sabía todas las cosas (Jua 4:39). El conocimiento sobrenatural de Jesús probó a los discípulos su misión divina.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
16:29 Le dijeron sus discípulos: He aquí ahora hablas claramente, y ninguna alegoría dices. — Ya «entendieron», pero todavía ignoraban los pasos necesarios que Jesús tomaría para llevar a cabo esta promesa.
Fuente: Notas Reeves-Partain
CRISTO Y SUS DONES
Juan 16:29-33
-¡Ves -dijeron los discípulos-, ahora hablas claro y no dices cosas raras! Ahora nos damos cuenta de que lo sabes todo, y no necesitas que nadie Te pregunte nada. Por eso creemos que has venido de Dios.
-¿Así es que ahora sí creéis? -les contestó Jesús¡Fijaos! Está llegando el momento, y es ahora mismo, cuando os desperdigaréis cada uno por su lado y Me dejaréis solo; aunque no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Todo esto os lo he dicho para que estéis en paz conmigo. En el mundo vais a pasar angustias; pero, ¡ánimo! ¡Yo he conquistado al mundo!
Aquí se ilumina extrañamente cómo, por fin, los discípulos se rindieron a Jesús. De pronto dieron el gran salto de la fe porque se dieron cuenta de que Jesús no tenía necesidad de preguntarle a nadie nada. ¿Qué querían decir? Atrás, en los versículos 17 y 18, los encontrábamos Hechos un lío con lo que les había dicho Jesús. Empezando en el versículo 19, Jesús se pone a contestarles sus preguntas sin que ellos las hubieran formulado. En otras palabras: podía leerles los corazones como si fueran libros abiertos. Por eso fue por lo que creyeron en Él. Uno que iba viajando por Escocia en el pasado describió a dos predicadores a los que había oído. De uno dijo: «Me mostró la gloria de Dios.» Y del otro: «Me mostró todo mi corazón.» Jesús podía hacer las dos cosas como nadie. Fue Su conocimiento de Dios y de sus corazones lo que convenció a Sus discípulos de que era el Hijo de Dios.
Pero Jesús era realista. Les dijo que, a pesar de su fe, se acercaba la hora en que Le abandonarían. Aquí tenemos algo que es tal vez lo más extraordinario de Jesús. Sabía lo vacilantes que eran Sus hombres, y sus fracasos; sabía que Le fallarían en el momento en que más los necesitara; pero, sin embargo, los amaba; y, lo que es todavía más maravilloso: ¡todavía confiaba en ellos! Conocía a las personas en su peor momento, pero seguía amándolas y confiando en ellas. Es perfectamente posible el perdonar a una persona y, al mismo tiempo, dejar bien sentado que nunca más nos fiaremos de ella. Pero Jesús dijo: «Sé que, en vuestra debilidad, me desertaréis; pero todavía estoy convencido de que seréis conquistadores.» Jamás se habían combinado así el perdón y la confianza. ¡Qué lección tenemos aquí! Jesús nos enseña a perdonar, y a confiar en la persona que nos ha fallado.
Aquí hay cuatro cosas bien claras acerca de Jesús.
(i) Está la soledad de Jesús. Los Suyos Le iban a dejar solo; y, sin embargo, Él no Se sentía solo, porque tenía a Dios. Nadie que esté de parte del bien está nunca solo: Dios siempre está con él. Ninguna persona que sea buena está totalmente abandonada, porque Dios no abandona.
(ii) Está el perdón de Jesús. De esto ya hemos hablado. Sabía que Sus amigos Le abandonarían, y sin embargo no se lo echó en cara, y después no les guardó rencor. Los amaba con todas sus debilidades; los veía y los amaba tal como eran. Si idolatramos a una persona y la consideramos impecable, estamos condenados a llevarnos una desilusión. Debemos amar a las personas tal como son en realidad.
(iii) Está la simpatía de Jesús. Aquí hay un versículo que parece que está fuera de lugar: «Todo esto os lo he dicho para que estéis en paz conmigo.» El sentido es que, si Jesús no les hubiera anunciado a Sus discípulos su debilidad, después, cuando se dieran cuenta de que Le habían fallado, podrían haberse desesperado irremisiblemente. Es como si Él les dijera: «Sé lo que va a pasar; no debéis creer que vuestra deslealtad Me sorprendió; no cambia en nada el amor que os tengo. Cuando penséis en ello después, no os desesperéis.» Aquí vemos juntos el perdón y la misericordia de Dios. Jesús estaba pensando, no en el daño que Le haría a Él el que los Suyos Le fallaran, sino en el daño que les haría a ellos. A veces sería todo lo contrario si pensáramos, no en el mucho mal que alguien nos ha hecho, sino en que ese mal le ha sumido en la desesperación y la angustia de corazón.
(iv) Está el don de Jesús: el valor y la conquista. Muy pronto iban a ver los discípulos que el mundo Le hacía a Jesús lo peor, y sin embargo no Le derrotaba. Y Él les dijo: «La victoria que Yo voy a ganar puede ser vuestra victoria también. El mundo Me hará todo el mal que pueda, y Yo surgiré vencedor. La vida os puede tratar de la peor manera, y vosotros podéis salir victoriosos. Vosotros también podéis poseer el coraje y la conquista de la Cruz.»
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
A Le dijeron sus discípulos se puede agregar una partícula de transición, como por ejemplo: «Entonces sus discípulos le dijeron» (DHH, BA). Para enfatizar las palabras de los discípulos, las NAB y NVI reestructuran el orden del versículo comenzando con sus palabras, dejando las palabras de introducción al final entre guiones, como en el caso de la NVI: «-le dijeron sus discípulos-».
La frase en griego “por fin” o “ahora sí” tiene mucha fuerza expresiva en el original, por lo que se puede traducir indicando esta fuerza, por ejemplo en español con una interjección de sorpresa o admiración: «¡Ahora sí que estás hablando claramente, y no usas comparaciones!» (TLA) La idea de fondo se puede expresar así: “Ahora sí que estas hablando con claridad y no diciendo cosas con leguaje florido” o “nada expresas con figuras proverbiales”, con el sentido que tienen las mismas palabras que se usan en el v. Jua 16:25. La idea es que los discípulos reconocen que Jesús les habla “directamente” y no usa palabras indirectamente o con comparaciones: «sin vueltas ni rodeos» (NVI), «claro y sin parábolas» (LPD).
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
ahora hablas claramente. Como los discípulos abandonaron posteriormente a Jesús (vers. 32), ellos en realidad no comprendieron todo, aunque aquí piensan que comprenden claramente .
Fuente: La Biblia de las Américas
Lit., un proverbio