Comentario de Juan 16:8 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
“Cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
16:8, 9 Y cuando él venga, — El Espíritu Santo no es simplemente una «influencia» o «fuerza» (como la energía eléctrica) como afirman los «testigos» del Atalaya y otros, sino una persona, la tercera persona de la Deidad. Cuando Ananías mintió al Espíritu Santo, mintió a Dios (Hch 5:3-4). Al hablar del Espíritu Santo, la Biblia dice «él», porque, como persona, El enseña, exhorta, guía, prohíbe, reprende, etc.; puede ser resistido y aun contristado. — convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, — Como Cristo venció al mundo, también el Espíritu Santo vencería al mundo. Ahora Cristo describe cómo lo haría. A través de los apóstoles y otros discípulos el Espíritu Santo convencería al mundo de pecado, de justicia y de juicio. Al hablar del mundo se refirió primero a los judíos que estaban equivocados en cuanto al pecado, pues creían que los pecadores eran los publicanos, rameras y, sobre todo, Jesús (9:24). Aun decían que era un blasfemo (10:33). Fue crucificado como uno de los peores criminales. El Espíritu Santo, sin embargo, convencería a algunos de ellos de pecado. Hechos de los Apóstoles es la revelación inspirada de esa obra. En el día de Pentecostés el Espíritu Santo dijo por boca de Pedro, «Jesús… entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole» (Hch 2:22-23; véase también 3:14, 15). Al oír este sermón algunos de ellos se convencieron de que eran pecadores (homicidas): «Al oir esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo» (Hch 2:37-38).Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
cuando él venga, convencerá al mundo de pecado. Jua 8:9, Jua 8:46; Zac 12:10; Hch 2:37; Hch 16:29, Hch 16:30; 1Co 14:24; Jud 1:15.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
convencerá significa: «condenará» o «reprobará». El Espíritu Santo demostraría la verdad de Cristo más allá del temor de la contradicción. El Espíritu Santo convence a los incrédulos mediante los creyentes que dan testimonio de Cristo (Jua 15:26, Jua 15:27). Los creyentes son los portavoces para la Palabra de Dios. El contenido del testimonio que el Espíritu refuerza incluye verdad sobre el pecado, la justicia y el juicio.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
CONVENCERÁ AL MUNDO DE PECADO. Después de la llegada del Espíritu Santo en Pentecostés (véanse la nota anterior; Hch 2:4), su obra principal con relación a la proclamación del evangelio es la de convencer de pecado. El vocablo traducido «convencerá… de pecado» (gr. elenco) significa descubrir, refutar y persuadir.
(1) La obra del Espíritu de convencer de pecado tiene tres aspectos:
(a) De pecado. El Espíritu Santo pondrá al descubierto la culpa y la incredulidad para despertar la conciencia del individuo respecto al pecado y a la necesidad de perdón. Convencer de pecado también pone en claro los terribles resultados que sufrirá el culpable si persiste en su error. Después del convencimiento, se precisa una decisión. Con frecuencia eso lleva al culpable a arrepentirse y a aceptar a Jesús como Señor y Salvador (Hch 2:37-38).
(b) De justicia. El Espíritu convence a las personas de que Jesús es el justo Hijo de Dios, resucitado, justificado y ahora el Señor de todos. Él los hace conscientes de la norma de justicia de Dios en Cristo, les muestra lo que es el pecado y les da poder para vencer al mundo (Hch 3:12-16; Hch 7:51-60; Hch 17:31; 1Pe 3:18).
(c) De juicio. El Espíritu convence a las personas de la derrota de Satanás en la cruz (v. Jua 16:11; Jua 12:31), del juicio actual de Dios al mundo (Rom 1:18-32), y del juicio venidero de toda la raza humana (Mat 16:27; Hch 17:31; Hch 24:25; Rom 14:10; 1Co 6:2; 2Co 5:10; Jud 1:14).
(2) La obra del Espíritu de convencer de culpa en cuanto a pecado, a justicia y a juicio se manifestará en todos los que son bautizados en el Espíritu Santo y son creyentes verdaderamente llenos del Espíritu. Cristo, lleno del Espíritu (Luc 4:1), le declaró al mundo que «sus obras son malas» (véanse Jua 7:7; Jua 15:18) y llamó a las personas al arrepentimiento (Mat 4:17). Juan el Bautista, «lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre» (véase Luc 1:15, nota), puso al descubierto el pecado del pueblo judío y les ordenó que enderezaran sus caminos torcidos (véanse Mat 11:7, nota; Luc 3:1-20); Pedro, lleno del Espíritu Santo (Hch 2:4), convenció de pecado a tres mil pecadores y los llamó al arrepentimiento y al perdón de los pecados (Hch 2:37-41).
(3) Cualquier predicador o cualquiera iglesia que no exponga públicamente el pecado y que no llame al arrepentimiento y a la justicia bíblica no sigue la dirección del Espíritu Santo. En 1Co 14:24-25 se declara de modo explícito que la presencia de Dios en la congregación se reconoce mediante la exposición del pecado del incrédulo (i. e., los secretos de su corazón) y el convencimiento de pecado (v. 1Co 14:24) y la salvación que siguen (v. 1Co 14:25).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
cuando él venga. El Espíritu Santo vendría en Pentecostés cuarenta días más tarde (vea Hch 2:1-13). convencerá. Esta palabra tiene dos significados: 1) el acto judicial de convicción con miras a una sentencia (i. e. convicción de pecado como un término legal) o 2) la acción de convencer. En este caso el segundo significado resulta más apropiado pues el propósito del Espíritu Santo no es condenar, sino convencer acerca de la necesidad del Salvador. El Hijo es quien juzga, junto con el Padre (Jua 5:22; Jua 5:27; Jua 5:30). En el v. Jua 16:14, está escrito que Él revelará las glorias de Cristo a su pueblo. También dará la inspiración para escribir el NT y guiará a los apóstoles a hacerlo (v. Jua 16:13), y revelará «las cosas que habrán de venir» mediante las profecías del NT (v. Jua 16:13).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
16:8, 9 Y cuando él venga, — El Espíritu Santo no es simplemente una «influencia» o «fuerza» (como la energía eléctrica) como afirman los «testigos» del Atalaya y otros, sino una persona, la tercera persona de la Deidad. Cuando Ananías mintió al Espíritu Santo, mintió a Dios (Hch 5:3-4). Al hablar del Espíritu Santo, la Biblia dice «él», porque, como persona, El enseña, exhorta, guía, prohíbe, reprende, etc.; puede ser resistido y aun contristado.
— convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, — Como Cristo venció al mundo, también el Espíritu Santo vencería al mundo. Ahora Cristo describe cómo lo haría. A través de los apóstoles y otros discípulos el Espíritu Santo convencería al mundo de pecado, de justicia y de juicio. Al hablar del mundo se refirió primero a los judíos que estaban equivocados en cuanto al pecado, pues creían que los pecadores eran los publicanos, rameras y, sobre todo, Jesús (9:24). Aun decían que era un blasfemo (10:33). Fue crucificado como uno de los peores criminales. El Espíritu Santo, sin embargo, convencería a algunos de ellos de pecado. Hechos de los Apóstoles es la revelación inspirada de esa obra. En el día de Pentecostés el Espíritu Santo dijo por boca de Pedro, «Jesús… entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole» (Hch 2:22-23; véase también 3:14, 15). Al oír este sermón algunos de ellos se convencieron de que eran pecadores (homicidas): «Al oir esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo» (Hch 2:37-38).
— por cuanto no creen en mí — Si hubieran creído en Cristo, no lo habrían crucificado.
Fuente: Notas Reeves-Partain
b. La acción del Espíritu Santo (vv. Jua 16:8-11)
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Este versículo es muy complicado en su formulación original, y en consecuencia se hace difícil de traducir. Las palabras de Jesús tienen como trasfondo un proceso judicial en donde el Espíritu aparece como acusador en el tribunal de Dios, siendo el acusado la gente del mundo, y en este caso en particular las autoridades judías. Las dificultades en esta traducción se resumen en dos:
(1) El problema mayor tiene que ver con el verbo “convencer”, que es el mismo de Jua 8:46 con el sentido de “acusar” o “echar en cara”. Para algunos comentaristas este verbo tiene el mismo sentido aquí. La TEV traduce en este sentido: «él demostrará a la gente del mundo su error en cuanto al pecado». El significado de “acusar” puede corresponder bien con el sustantivo “pecado”, como “declarar culpable de pecado”. Sin embargo, este sentido no se puede usar con satisfacción con los términos “justicia”: “lo que es correcto”, “la rectitud”, “juicio”, “juicio de Dios”. Algunos comentaristas sugieren diferentes significados del verbo para cada sustantivo, pero esta solución no se apoya en el hecho de que Juan sólo usa un verbo. Se puede entender mejor que “echará en cara a la gente del mundo qué es pecado, qué es justicia y qué es juicio”. La mayoría de las versiones en español se inclina por el uso del verbo “convencer”.
(2) El otro problema en la traducción es en relación al sentido de los sustantivos “pecado”, “justicia” y “juicio”. Los tres términos están sin artículo con sentido genérico: “acerca de pecado” (las CEV y NEB traducen «error»), “acerca de justicia” y “acerca de juicio”. Todas las versiones traducen “pecado” y en esto no existe mucha dificultad. El problema es mayor con los términos “justicia” y “juicio”. El segundo término es el más difícil por toda la tradición teológica que pesa sobre él. Muchas versiones lo toman en el sentido más amplio de «justicia» (BA, LPD, NVI, RV95), «recto» (NEB), «rectitud» (DHH). La BP traduce los términos de manera indeterminada «de un pecado, de una justicia y de una sentencia», mientras que la BL los personaliza: «quién es pecador, quién es el Justo y quién es condenado». Se nota aquí que “Justo” está con mayúscula, interpretando que se refiere a Jesús. Sin embargo, el texto no respalda esta traducción. La BJ lo determina con el artículo «el pecado», «la justicia» y «el juicio». El versículo es clave para la comprensión de “justicia”. El enfoque es que Jesús era inocente, que él estaba en lo correcto, o por otra parte, que en ello está la justicia de Dios de mostrar la inocencia del Hijo. Ambos enfoques se entrecruzan, por lo que no se deben separar estas dos ideas. Si se enfatiza la inocencia de Jesús se puede traducir “él convencerá a las autoridades judías de que están equivocadas en cuanto a mí, porque la voluntad de Dios mostrará que yo hago lo que es correcto”. Pero si, por otro lado, la justicia de Dios es lo que se enfoca aquí, se puede traducir así: “que ellos estaban equivocados en cuanto a la justicia de Dios, porque su voluntad mostrará que yo hago lo que es correcto”. “Juicio”, el último término, no es tan difícil. La NAB traduce de hecho «condenación» y la TEV «juicio de Dios», aunque la mayoría de las versiones traduce simplemente “juicio”.
“Mundo” generalmente se entiende como “la gente del mundo”, pero en el contexto de Juan se toma como “los judíos” o “las autoridades judías”. En algunas culturas habrá que dar más información en favor de la claridad y estructurar el versículo como discurso directo: “y cuando llegue el Consolador, él mostrará a las autoridades de los judíos que están en un error cuando dicen: ‘Sabemos lo que es pecado, lo que es recto ante Dios y lo que es su condenación’”. Aunque en el texto sólo aparece el pronombre “él” con referencia al Espíritu, se podría agregar algún término como “Defensor”, “Ayudador” o “Consolador”. En este proceso cósmico el Espíritu acusará al mundo por su culpabilidad, presentará la inocencia de Jesús y declarará la sentencia de Dios para el culpable: «Cuando él venga demostrará a los que son del mundo dónde hay pecado, dónde un camino hacia la salvación y dónde una condena» (BI).
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
NOTAS
(1) “Dará […] evidencia convincente.” O: “censurará”. Gr.: e·lég·xei.
REFERENCIAS CRUZADAS
i 903 Jua 12:48; Hch 24:25
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
El…convencerá. Este es un término legal indicando que la labor del Espíritu es como la de un acusador divino, poniendo al mundo bajo convicción de pecado, de justicia y de juicio (16:9– 11). En este ministerio el Espíritu continuará la obra de Jesucristo (cp. 15:22).
Fuente: La Biblia de las Américas
8 (1) Esto también significa condenar, hacer que la gente se redarguya a sí misma.
8 (2) El pecado entró por medio de Adán ( Rom_5:12), la justicia es el Cristo resucitado (v.10; 1Co_1:30) y el juicio está destinado para Satanás (v. 11), quien es el autor y la fuente del pecado ( Jua_8:44). En Adán nacimos del pecado. La única manera de ser libres del pecado es creer en Cristo, el Hijo de Dios (v.9). Si creemos en El, El es justicia para nosotros, y nosotros somos justificados en El ( Rom_3:24 ; Rom_4:25). Si no nos arrepentimos del pecado que está en Adán, y no creemos en Cristo, el Hijo de Dios, permaneceremos en pecado y participaremos del juicio de Satanás por la eternidad ( Mat_25:41). Estos son los principales temas del evangelio. El Espíritu los usa para convencer al mundo.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
El Espíritu, mediante apóstoles, evangelistas y predicadores, convencerá al mundo. Convencer significa proclamar la verdad del evangelio con una luz tan clara, que los hombres sean capaces de aceptarla o rechazarla inteligentemente; i.e., dejarlos convictos de la veracidad del evangelio. El Espíritu ayudará a quebrantar la indiferencia del típico pagano que no tiene convicción de pecado, que abriga muy poco respeto en lo concerniente a la justicia, y que no atiende a las advertencias del juicio venidero.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Es preciso guardarnos de no dar una inteligencia errada á las palabras que nuestro Señor dijo respecto de la venida del Espíritu Santo. Por una parte, es menester que recordemos que el Espíritu Santo estuvo desde el principio con los creyentes de la época del Antiguo Testamento. Jamas hombre alguno fue convertido y librado de las consecuencias del pecado sino por medio del poder renovador del Espíritu Santo. Abraham, Isaac, Samuel, David y los profetas fueron elevados por el influjo de ese mismo Espíritu. Mas, por otra parte, es preciso no olvidar que después de la ascensión de Jesucristo el Espíritu Santo descendió sobre los hombres como individuos y sobre los pueblos como naciones con mayor poder de lo que había descendido anteriormente. Á esta última circunstancia fue que se refirió nuestro Señor en los versículos arriba citados. El quiso decir que después de su ascensión el Espíritu Santo vendría al mundo con un poder tanto mayor que antes, que iba á parecer como si hubiera venido por primera vez y no hubiera estado antes en el mundo.
No puede negarse que es muy difícil explicar acertadamente las maravillosas palabras de nuestro Señor que este pasaje contiene. Es bien dudoso si el entendimiento humano ha alcanzado jamas á abarcar su significado, y si no hay en el fondo algún pensamiento que todavía no ha sido descubierto. La explicación, que comúnmente se da, de que nuestro Señor solo quiso decir que la parte que el Espíritu tomaba en la salvación de los creyentes era convencerlos de su propio pecado, de la justicia de Jesucristo y de la certeza del juicio–esa explicación, decimos, es superficial y no puede satisfacer á los buenos pensadores. La doctrina que entraña es, sin duda, sana y corriente, pero no expresa debidamente el significado de las palabras del Señor. Contiene una verdad, pero no la verdad del texto. No dijo que el Espíritu había de convencer á tal ó cual individuo, sino al mundo. Veamos si no se puede encontrar una interpretación más amplia y más satisfacía.
En primer lugar, nuestro Señor probablemente quiso manifestarles lo que el Espíritu Santo haría con los judíos incrédulos. Los convencería «de pecado, y de justicia, y de juicio..
Los convencería «de pecado.» Los obligaría á reconocer y confesar que al rechazar á Jesús Nazareno habían cometido un gran pecado, y se habían hecho culpables de una incredulidad atroz.
Los convencería de justicia. Les haría sentir la convicción de que Jesús Nazareno no era un impostor y un engañador, como ellos habían dicho, sino un Ser santo, justo é inocente, á quien Dios había reconocido como tal recibiéndolo allá en los cielos.
Los convencería de juicio. Les haría reconocer que el Profeta de Nazaret había vencido y juzgado á Satanás y á su legión innumerable, y que había sido exaltado á la diestra de Dios como Príncipe y como Salvador.
Que realmente el Espíritu Santo convenció así á los judíos después del día de Pentecostés, puede verse en los Actos de los Apóstoles. Fue él quien dio á los humildes pescadores de Galilea tanto poder y tanta unción para anunciar el Evangelio, que sus adversarios tuvieron que guardar silencio. No pocos de la nación judaica fueron convertidos, como San Pablo, y gran número de sacerdotes profesaron su fe en el Salvador. No hay duda de que muchísimos más experimentaron una convicción mental, aunque no tuvieron el valor suficiente para dar á conocer sus sentimientos y para tomar sobre sí la cruz de la persecución y del sufrimiento. Si se examina la parte final de los Actos de los Apóstoles se percibirá que los Judíos ya no abrigaban para con el Cristianismo ese odio y ese desprecio que se nos describen al principio del mismo libro. Tal cambio no pudo ser otra cosa que el resultado do la convicción. Es, pues, bien seguro que eso fue á lo que nuestro Señor quiso referirse cuando dijo que el Espíritu Santo reprendería y convencería.
En segundo lugar, nuestro Señor probablemente quiso predecir lo que el Espíritu Santo haría por toda la humanidad, por los gentiles, así como por los judíos.
Improbaría en todos los ámbitos del mundo las opiniones en boga acerca del pecado, de la justicia, del juicio, y les inculcaría a los hombres ideas mucho más elevadas sobre estos puntos. Les haría percibir con más claridad la verdadera naturaleza del pecado, lo necesario de la justicia y lo infalible del juicio. En una palabra, gradualmente vendría á ser un Abogado de la justicia divina por todo el mundo, y establecerla un código de moral, de pureza y de ciencia tales cuales los hombres no habían alcanzado jamás á concebir.
La historia prueba que todo esto se verificó así después del día de Pentecostés. Los humildes é iliteratos judíos que, guiados é iluminados por él, fueron por todas partes á predicar el Evangelio, después de la ascensión de nuestro Señor, revolucionaron el mundo, trasformando los hábitos, inclinaciones y prácticas de todos los pueblos civilizados. El poder del demonio fue reprimido de una manera decisiva. Aun los infieles no se atreven á negar que las doctrinas del Cristianismo produjeron un influjo maravilloso en las costumbres y opiniones que prevalecían en aquellos remotos siglos, y que los predicadores no tenían prendas ó dotes especiales que explicasen ese influjo por los trámites naturales. Á la verdad, el mundo había sido «redargüido y convencido,» á despecho de sí mismo; y aun los que no abrazaron la fe mejoraron de vida.
Finalmente, tengamos presente una promesa consoladora que dicho pasaje contiene. «El Espíritu de verdad,»dijo nuestro Señor a sus débiles é ignorantes discípulos, «os guiará á toda verdad.» Esa promesa fue hecha á nosotros así como á ellos. Todo lo que nos sea necesario saber para obtener la paz y la santificación, el Espíritu Santo tiene voluntad de enseñárnoslo. Por supuesto que en la promesa citada no están incluidas las verdades científicas y filosóficas.
Pero el Espíritu se digna guiarnos á toda verdad espiritual que pueda sernos provechosa y que nuestro débil entendimiento alcance á comprender. Por lo tanto, cuando leamos la Biblia, no olvidemos implorar el auxilio del Espíritu Santo. Si no lo hiciéremos, no debemos sorprendernos si la Palabra que inspiró nos pareciere difícil de entender.
Fuente: Los Evangelios Explicados
B435 El participio adverbial equivale aquí a una cláusula temporal: Y El, cuando venga, convencerá al mundo (es temporal modal sin énfasis en la relación temporal -T154).
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
O, culpará