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Comentario de Juan 17:4 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Juan 17:4 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Yo te he glorificado en la tierra, habiendo acabado la obra que me has dado que hiciera.

17:4 Yo te he glorificado en la tierra; — 11:4; 14:13. Lo hizo al demostrar los atributos de Dios. Aunque Dios había sido glorificado de muchas maneras a través de los siglos, nunca había sido glorificado como Cristo lo glorificaba. Jesús dijo que «esta enfermedad (la de Lázaro) no es para muerte, sino para la gloria de Dios» (11:4); cuando sanó al paralítico, «la gente, al verlo, se maravilló y glorificó a Dios» (Mat 9:8); pero ahora al llegar al clímax de su misión y obra, lo glorificaría al máximo en su muerte, sepultura, resurrección, y ascensión (12:16, 23; 13:31).

— he acabado la obra que me diste que hiciese. — Al contemplar su vida entera

— desde el principio de su ministerio hasta su ascensión — podía ver una sola cosa: la glorificación del nombre del Padre (CEWD). Pensando humanamente diríamos que estas palabras deberían encontrarse después de la resurrección de Jesús, porque en estos momentos todavía le esperaba la cruz, pero habla proféticamente; es decir, para Jesús su muerte ya era una realidad y la victoria sobre Satanás y el sepulcro estaba asegurada. Dios habla del futuro como si fuera historia. Compárese Isa 53:1-12; el profeta habla de la muerte de Cristo como si ya hubiera acontecido, unos ochocientos años antes de nacer Jesús.

Cristo dijo, «He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad» (Heb 10:7). El vino al mundo «para poner fin a la transgresión, para terminar con el pecado, para expiar la iniquidad, para traer justicia eterna» (Dan 9:24, LBLA).

Cuando tenía apenas doce años de edad dijo, «¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?» (Luc 2:49). Durante toda su vida Jesús tuvo como propósito terminar la obra que el Padre le había dado: «Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra» (4:34); «he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió» (6:38); «yo hago siempre lo que le agrada» (8:29); «Me es necesario hacer las obras del que me envió» (9:4). Es muy importante observar y recalcar que al contemplar la cruz

— e incluso al sufrir sobre la cruz — , Jesús nunca se sintió frustrado. Con esta actitud durante todo su ministerio le fue posible expresar las palabras triunfantes, «Consumado es» (19:30).

Entonces, debería ser glorificado. «Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento» (Isa 53:10); pero léase el resto del versículo 10 y también el ver 12: «Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada… Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos». «Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre» (Flp 2:9-11). Véanse Hch 2:32-36; Efe 1:17-23; Apo 5:1-14. Había mucha distancia entre las cortes del cielo y Belén de Judea, como también entre el lavamiento de los pies de los apóstoles y el ocupar su majestuoso trono en el cielo, pero ¡gracias a Dios! Jesús pudo cumplir toda la jornada.

Cristo nos dejó un ejemplo perfecto al terminar la obra que Dios le había dado. A Pablo le encargó la obra importante de evangelizar a los gentiles, y poco antes de morir éste pudo decir, «He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe» (2Ti 4:7). ¿Qué de nosotros? Al llegar a la conclusión de nuestra vida, ¿podremos hablar de esta manera? Al morir ¿podremos decir que hemos acabado la obra que el Señor nos dio? Esto depende de lo que sea nuestra comida (4:34).

Cristo terminó su obra en la tierra y volvió al Padre. Pedro dijo (Hch 2:33) que Cristo ocupó su trono (el trono de David, Luc 1:32). Por lo tanto, cuando vuelva la segunda vez no será para establecer su reino. Muchos sectarios

— e incluso algunos que profesan ser miembros de la iglesia del Señor — enseñan que el plan de Cristo para establecer su reino falló porque los judíos no lo aceptaron. Esto contradice Hch 2:22-23, que dice que Cristo murió de acuerdo con el predeterminado plan y consejo de Dios.

«Esto es una opinión popular, ¡pero se establece sobre un fundamento errado! (1) El premilennialismo hace inválidas las profecías del Antiguo Testamento, porque dice que el reino no fue establecido durante el Imperio Romano como se profetizó en Dan 2:31-45. (2) Limita el poder de Dios. Si Satanás derrotó el plan de Dios la primera vez, ¿qué seguridad habría de que no suciediera lo mismo la próxima vez? Mar 1:14-15; Mar 9:1. (3) Esta opinión destronaría a Cristo quien resucitó para ocupar el trono de David. Ahora está reinando sobre el pueblo de Dios tanto como Sacerdote como Rey, Acts 2:; 29-36; Efe 1:20-23; Zac 6:12-13. (4) Los proponentes de esta doctrina buscan un reino material y terrenal en lugar de un reino espiritual. De esa manera cometen la misma falta que los judíos que crucificaron a Cristo, Jua 18:36-37; Luc 17:20-21; Jua 3:5. (5) Hacen que la iglesia sea un substituto durante el llamado «periodo de paréntesis». La iglesia, sin embargo, es el reino espiritual y estaba en el plan eterno de Dios, Mat 16:16-18; Efe 3:10-11. (6) Los que niegan que el reino de Dios fue establecido representan a los escritores del Nuevo Testamento como confusos cuando éstos hablan de los cristianos como los súbditos actuales del reino, Col 1:13; Apo 1:5-6; Apo 5:9-10. (7) Para colmo de males, esta doctrina se basa en el fundamento de que Cristo no cumplió su misión y que fue crucificado porque el mundo no estaba preparado para su reinado sobre la tierra. Sin embargo, la muerte de Cristo fue predicha aun antes de que Daniel profetizara acerca del tiempo del reino, Isa 53:1-12; Sal 22:1-31. Su muerte fue predestinada por Dios para que fuéramos salvos, Hch 2:23-36; 1Co 15:17-22. ¿Qué más podría El hacer durante un reinado de mil años sobre la tierra que no se llevó a cabo durante su primera misión? Efe 1:7 — compró la salvación; Mar 9:1, prometió que el reino vendría con poder; Hch 1:8 — el poder vendría con la venida el Espíritu Santo; Hch 2:4 — el Espíritu Santo vino el día de Pentecostés; por eso, ¡el reino se estableció!» (RH). ¡Antes de volver al cielo Jesucristo terminó su obra aquí en la tierra! Al volver la segunda vez, quemará la tierra (2Pe 3:10).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Yo te he glorificado en la tierra. Jua 12:28; Jua 13:31, Jua 13:32; Jua 14:13.

he acabado la obra que me diste que hiciese. Jua 4:34; Jua 5:36; Jua 9:3; Jua 14:31; Jua 15:10; Jua 19:30; Hch 20:24; 2Ti 4:7.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Yo te he glorificado: Jesús dio a conocer al Padre al completar la obra que Dios le dio que hiciera.

glorifícame: Jesús miró hacia el Padre para que lo restaurara a la gloria que tenía en el cielo antes de partir (Flp 2:6). Esta es otra indicación de la preexistencia y deidad de Cristo (Jua 1:1-14).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

17:4 Yo te he glorificado en la tierra; — 11:4; 14:13. Lo hizo al demostrar los atributos de Dios. Aunque Dios había sido glorificado de muchas maneras a través de los siglos, nunca había sido glorificado como Cristo lo glorificaba. Jesús dijo que «esta enfermedad (la de Lázaro) no es para muerte, sino para la gloria de Dios» (11:4); cuando sanó al paralítico, «la gente, al verlo, se maravilló y glorificó a Dios» (Mat 9:8); pero ahora al llegar al clímax de su misión y obra, lo glorificaría al máximo en su muerte, sepultura, resurrección, y ascensión (12:16, 23; 13:31).
— he acabado la obra que me diste que hiciese. — Al contemplar su vida entera — desde el principio de su ministerio hasta su ascensión — podía ver una sola cosa: la glorificación del nombre del Padre (CEWD). Pensando humanamente diríamos que estas palabras deberían encontrarse después de la resurrección de Jesús, porque en estos momentos todavía le esperaba la cruz, pero habla proféticamente; es decir, para Jesús su muerte ya era una realidad y la victoria sobre Satanás y el sepulcro estaba asegurada. Dios habla del futuro como si fuera historia. Compárese Isa 53:1-12; el profeta habla de la muerte de Cristo como si ya hubiera acontecido, unos ochocientos años antes de nacer Jesús.
Cristo dijo, «He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad» (Heb 10:7). El vino al mundo «para poner fin a la transgresión, para terminar con el pecado, para expiar la iniquidad, para traer justicia eterna» (Dan 9:24, LBLA).
Cuando tenía apenas doce años de edad dijo, «¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?» (Luc 2:49). Durante toda su vida Jesús tuvo como propósito terminar la obra que el Padre le había dado: «Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra» (4:34); «he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió» (6:38); «yo hago siempre lo que le agrada» (8:29); «Me es necesario hacer las obras del que me envió» (9:4). Es muy importante observar y recalcar que al contemplar la cruz — e incluso al sufrir sobre la cruz –, Jesús nunca se sintió frustrado. Con esta actitud durante todo su ministerio le fue posible expresar las palabras triunfantes, «Consumado es» (19:30).
Entonces, debería ser glorificado. «Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento» (Isa 53:10); pero léase el resto del versículo 10 y también el ver 12: «Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada… Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos». «Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre» (Flp 2:9-11). Véanse Hch 2:32-36; Efe 1:17-23; Apo 5:1-14. Había mucha distancia entre las cortes del cielo y Belén de Judea, como también entre el lavamiento de los pies de los apóstoles y el ocupar su majestuoso trono en el cielo, pero ¡gracias a Dios! Jesús pudo cumplir toda la jornada.
Cristo nos dejó un ejemplo perfecto al terminar la obra que Dios le había dado. A Pablo le encargó la obra importante de evangelizar a los gentiles, y poco antes de morir éste pudo decir, «He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe» (2Ti 4:7). ¿Qué de nosotros? Al llegar a la conclusión de nuestra vida, ¿podremos hablar de esta manera? Al morir ¿podremos decir que hemos acabado la obra que el Señor nos dio? Esto depende de lo que sea nuestra comida (4:34).
Cristo terminó su obra en la tierra y volvió al Padre. Pedro dijo (Hch 2:33) que Cristo ocupó su trono (el trono de David, Luc 1:32). Por lo tanto, cuando vuelva la segunda vez no será para establecer su reino. Muchos sectarios — e incluso algunos que profesan ser miembros de la iglesia del Señor — enseñan que el plan de Cristo para establecer su reino falló porque los judíos no lo aceptaron. Esto contradice Hch 2:22-23, que dice que Cristo murió de acuerdo con el predeterminado plan y consejo de Dios.
«Esto es una opinión popular, ¡pero se establece sobre un fundamento errado! (1) El premilennialismo hace inválidas las profecías del Antiguo Testamento, porque dice que el reino no fue establecido durante el Imperio Romano como se profetizó en Dan 2:31-45. (2) Limita el poder de Dios. Si Satanás derrotó el plan de Dios la primera vez, ¿qué seguridad habría de que no suciediera lo mismo la próxima vez? Mar 1:14-15; Mar 9:1. (3) Esta opinión destronaría a Cristo quien resucitó para ocupar el trono de David. Ahora está reinando sobre el pueblo de Dios tanto como Sacerdote como Rey, Acts 2:; 29-36; Efe 1:20-23; Zac 6:12-13. (4) Los proponentes de esta doctrina buscan un reino material y terrenal en lugar de un reino espiritual. De esa manera cometen la misma falta que los judíos que crucificaron a Cristo, Jua 18:36-37; Luc 17:20-21; Jua 3:5. (5) Hacen que la iglesia sea un substituto durante el llamado «periodo de paréntesis». La iglesia, sin embargo, es el reino espiritual y estaba en el plan eterno de Dios, Mat 16:16-18; Efe 3:10-11. (6) Los que niegan que el reino de Dios fue establecido representan a los escritores del Nuevo Testamento como confusos cuando éstos hablan de los cristianos como los súbditos actuales del reino, Col 1:13; Apo 1:5-6; Apo 5:9-10. (7) Para colmo de males, esta doctrina se basa en el fundamento de que Cristo no cumplió su misión y que fue crucificado porque el mundo no estaba preparado para su reinado sobre la tierra. Sin embargo, la muerte de Cristo fue predicha aun antes de que Daniel profetizara acerca del tiempo del reino, Isa 53:1-12; Sal 22:1-31. Su muerte fue predestinada por Dios para que fuéramos salvos, Hch 2:23-36; 1Co 15:17-22. ¿Qué más podría El hacer durante un reinado de mil años sobre la tierra que no se llevó a cabo durante su primera misión? Efe 1:7 – compró la salvación; Mar 9:1, prometió que el reino vendría con poder; Hch 1:8 – el poder vendría con la venida el Espíritu Santo; Hch 2:4 – el Espíritu Santo vino el día de Pentecostés; por eso, ¡el reino se estableció!» (RH). ¡Antes de volver al cielo Jesucristo terminó su obra aquí en la tierra! Al volver la segunda vez, quemará la tierra (2Pe 3:10).

Fuente: Notas Reeves-Partain

Algunas versiones traducen literalmente aquí “yo te he glorificado en la tierra”. La dificultad principal en algunas culturas será dar sentido al “te he glorificado”, que puede entenderse de dos maneras: (1) “Declarar con fama maravillosa” y “honrar” por las acciones y el comportamiento, como parece lo entienden la CEV: «He traído gloria a ti aquí en la tierra» y la BP: «te he dado gloria». (2) “Revelar” o “dar a conocer”, que parece ser el sentido más apropiado de acuerdo al contexto anterior, que se puede traducir con el pronombre enfático: “Yo he hecho que la gente del mundo conozca la maravilla de tu fama”.

La segunda oración está unida a la primera y se pueden traducir como coordenadas por medio de un “y”, también simplemente independientes sin ningún nexo, o como una oración dependiente causal que refuerza la idea de la primera oración. Hay versiones que traducen esta oración de manera que reflejan el modo como Jesús muestra la gloria del Padre: «haciendo la tarea» (BJ, BL, BP), he acabado la obra, «cumplí con todo lo que me ordenaste» (TLA). La idea general queda bien expresada así: “Yo he mostrado a la gente lo maravilloso que eres al terminar todo lo que me mandaste que hiciera”, aunque literalmente dice “terminando la obra que me diste para hacer”. Hay que evitar ambigüedades que lleven a pensar en trabajo físico como una construcción o el trabajo en una finca. Es factible traducir con una frase cercana a “porque terminé todo lo que me dijiste que hiciera”, “acabé todo lo que me mandaste hacer”, «cumplí con todo lo que me ordenaste» (TLA), «he terminado la obra que tú me confiaste» (DHH).

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Jua 9:4; Jua 13:31-32; Jua 14:13.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

j 945 Jua 13:31; Jua 14:13

k 946 Jua 4:34

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

habiendo terminado. Esta frase apunta a la cruz y al cumplimiento de todo el ministerio de Jesús en la tierra. Explica además la manera en que Jesús ha honrado al Padre: llevando a cabo todo conforme a la voluntad del Padre.

Fuente: La Biblia de las Américas

4 super (1) Esto significa que mientras el Señor vivía en la tierra, manifestaba y expresaba al Padre.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

R418 A veces las palabras que expresan contraste se colocan muy cerca la una de la otra, como ἐγώ σε en el v. 4 y με σύ en el v. 5.

R843 El verbo aoristo ἐδόξασα se refiere a la oración: Yo te he glorificado.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego