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Comentario de Juan 17:6 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Juan 17:6 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

“He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste. Tuyos eran, y me los diste; y han guardado tu palabra.

17:6 He manifestado tu nombre (17:4) — Cristo, siendo Dios, manifestó los atributos de Dios (p. ej., omnipotencia, omnisciencia, perfecto amor, perfecta santidad, perfecta justicia) y su divina voluntad a los hombres, pues al ver a Cristo vieron al Padre (14:9, es decir, una perfecta representación del Padre) y al aprender la enseñanza de Jesús aprendieron la voluntad del Padre. Cristo dijo repetidas veces que las palabras que El enseñaba eran las palabras del Padre, y que las obras que El hizo eran las obras del Padre. De esta manera El manifestó el nombre de Dios.

— a los hombres que del mundo me diste (15:16, 19); — Todos los hombres pertenecen a Dios (Eze 18:4, «He aquí que todas las almas son mías»), pero no todos son dados a Cristo. En este texto Jesús se refiere a los apóstoles, pero también los que obedecen al evangelio son dados a Cristo por el Padre. Desde luego, el evangelio debe ser predicado a todos los hombres, pero el Padre da o trae a Cristo a los que obedecen al evangelio.

— tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra. — Primero Jesús habla de lo que el Padre ha hecho, y lo que el Hijo ha hecho; ahora habla de lo que los apóstoles han hecho. En base a las cosas nombradas en los versículos 6-8 Jesús hace su petición por los apóstoles. Estos tenían sus debilidades, pero habían guardado la palabra de Dios. «Vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas. Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel» (Luc 22:28-30). Habían sido fieles (6:67-71), porque practicaban la verdad (3:21). Cristo es nuestro Mediador delante de Dios y intercede por nosotros con tal que guardemos la palabra de Dios (Heb 4:15; 1Ti 2:5; 1Jn 2:2).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

He manifestado tu nombre. Jua 17:26; Jua 1:18; Jua 12:28; Éxo 3:13-15; Éxo 9:16; Éxo 34:5-7; Sal 22:22; Sal 71:17-19; Mat 11:25-27; Luc 10:21, Luc 10:22; 2Co 4:6; Heb 2:12; 1Jn 5:20.

a los hombres que del mundo me diste. Jua 17:2, Jua 17:9, Jua 17:11, Jua 17:14, Jua 17:16, Jua 17:24; Jua 6:37; Jua 10:27-29; Jua 15:19; Jua 18:9; Hch 13:48.

tuyos eran, y me los diste. Jua 17:9, Jua 17:10; Rom 8:28-30; Rom 11:2; Efe 1:4-11; 2Ts 2:13, 2Ts 2:14; 1Pe 1:1.

y guardaron tu palabra. Jua 8:31, Jua 8:32; Jua 14:21-24; Jua 15:3, Jua 15:7; Sal 119:11; Pro 2:1-5, Pro 2:10; Pro 3:1-4; Pro 23:23; Col 3:16; 2Ti 1:13; Heb 3:6; Apo 2:13; Apo 3:8.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

los hombres, esto es, los apóstoles, los que Cristo entrenó para que fueran las piedras de fundamento de la Iglesia que tuvo su principio en Pentecostés. Jesús ora por estos que dejará atrás para que lleven a cabo su misión.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

HAN GUARDADO TU PALABRA. La oración de Cristo por protección, gozo, santificación, amor y unidad sólo tiene que ver con algunos en particular, es decir, con los que son de Dios, creen en Cristo (v. Jua 17:8), están separados del mundo (v. Jua 17:14-16), y guardan la Palabra de Cristo y aceptan sus enseñanzas (v. Jua 17:6; Jua 17:8).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

tuyos eran. Esta frase resume todo el ministerio de Jesús con la cruz incluida, ya que faltaban pocas horas para su cumplimiento. De nuevo, el Hijo insistió en que quienes creyeran en Él le habían sido dados por el Padre (vea la nota sobre el v.Jua 17:2). La expresión «tuyos eran» (cp. el v. Jua 17:9) es una afirmación contundente de que antes de su conversión, ya pertenecían a Dios (cp. Jua 6:37). Esto es cierto debido a la elección soberana de Dios. Ellos fueron elegidos antes de la fundación del mundo (Efe 1:4), cuando sus nombres fueron escritos en el libro de la vida del Cordero (Apo 17:8). Cp. Hch 18:10, donde Dios dice que tiene muchas personas en Corinto que le pertenecen aunque todavía no se han salvado. Vea las notas sobre Jua 10:1-5; Jua 10:16.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

17:6 He manifestado tu nombre (17:4) — Cristo, siendo Dios, manifestó los atributos de Dios (p. ej., omnipotencia, omnisciencia, perfecto amor, perfecta santidad, perfecta justicia) y su divina voluntad a los hombres, pues al ver a Cristo vieron al Padre (14:9, es decir, una perfecta representación del Padre) y al aprender la enseñanza de Jesús aprendieron la voluntad del Padre. Cristo dijo repetidas veces que las palabras que El enseñaba eran las palabras del Padre, y que las obras que El hizo eran las obras del Padre. De esta manera El manifestó el nombre de Dios.
— a los hombres que del mundo me diste (15:16, 19); — Todos los hombres pertenecen a Dios (Eze 18:4, «He aquí que todas las almas son mías»), pero no todos son dados a Cristo. En este texto Jesús se refiere a los apóstoles, pero también los que obedecen al evangelio son dados a Cristo por el Padre. Desde luego, el evangelio debe ser predicado a todos los hombres, pero el Padre da o trae a Cristo a los que obedecen al evangelio.
— tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra. — Primero Jesús habla de lo que el Padre ha hecho, y lo que el Hijo ha hecho; ahora habla de lo que los apóstoles han hecho. En base a las cosas nombradas en los versículos 6-8 Jesús hace su petición por los apóstoles. Estos tenían sus debilidades, pero habían guardado la palabra de Dios. «Vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas. Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel» (Luc 22:28-30). Habían sido fieles (6:67-71), porque practicaban la verdad (3:21). Cristo es nuestro Mediador delante de Dios y intercede por nosotros con tal que guardemos la palabra de Dios (Heb 4:15; 1Ti 2:5; 1Jn 2:2).

Fuente: Notas Reeves-Partain

LA OBRA DE JESÚS

Juan 17:6-8

Les he revelado Tu nombre a los hombres que Me diste sacándolos del mundo. Eran Tuyos cuando Me los diste, y han recibido Tu Palabra. Ahora ya se dan cuenta de que todo lo que Me has dado procede de Ti, porque Yo les he dado las palabras que Tú Me diste a Mí, y ellos las han recibido, y ahora ya saben a ciencia cierta que Yo vine de Ti, y creen que fuiste Tú Quien Me enviaste.

Jesús nos da aquí una definición de Su obra. Le dice a Dios: «He revelado Tu nombre.»
Aquí hay dos grandes ideas que les resultarían claras a los que lo leyeran por primera vez.
(i) Hay una idea que es esencial y característica del Antiguo Testamento. Allí se usa la palabra nombre en un sentido especial; No quiere decir simplemente el nombre propio de una persona, sino todo su carácter en tanto en cuanto puede conocerse. El salmista dice: «En Ti confiarán los que conocen Tu nombre» (Sal 9:10 ). Está claro que no se refiere a los que saben que Dios se llama Jehová, o de cualquiera otra de las maneras que se encuentran en el Antiguo Testamento; sino los que saben cómo es Dios, Su carácter y naturaleza: esos son los que se alegran de poner en Él su confianza.

El salmista dice: «Estos presumen de carros, y aquellos de caballos; pero nosotros no estamos orgullosos más que del nombre del Señor Dios» (Sal 20:7 ). Esto quiere decir que él puede confiar en Dios porque sabe cómo es. «Anunciaré Tu nombre a mis hermanos» (Sal 22:22 ). Este era un Salmo que los judíos creían que era una profecía del Mesías y de la obra que realizaría; y quiere decir que el Mesías declararía a la humanidad cómo es Dios. El profeta Isaías comprendió que Dios decía de la nueva era: «Mi pueblo sabrá Mi nombre por esto en aquel día: porque Yo mismo, el Que estoy hablando, estaré presente» (Isa 52:6 ). Eso es tanto como decir que, en la era mesiánica, se sabrá a ciencia cierta cómo es Dios.

Así que, cuando Jesús dice: «He revelado Tu nombre,» quiere decir: «He dado a la humanidad la posibilidad de ver cuál es la verdadera naturaleza de Dios.» Es otra manera de decir: «El que Me ha visto a Mí, ha visto al Padre» (Jn 14:9 ). Es la suprema afirmación de Jesús que, en Él, la humanidad ve la mente, el carácter y el corazón de Dios.

(ii) Pero hay otra idea aquí. En tiempos algo más avanzados, cuando los judíos hablaban del nombre de Dios se referían al tetragrámaton, el nombre de cuatro letras que se transcribiría YHWH. Ese nombre era tan sagrado para los judíos que no se pronunciaba nunca, excepto una vez al año, el sumo sacerdote cuando entraba en el lugar santísimo el día de la expiación. Las cuatro letras corresponden al nombre de YAHWEH. Se suele escribir Jehová, aunque nunca se pronunciaba así, sino Adónay, que quiere decir el Señor. En la escritura hebrea no se representan las vocales; y sólo más tarde, hacia el siglo X de la era cristiana, se pusieron unos puntits y rayitas por encima o por debajo de las consonantes para ayudar a la lectura. En el caso de las cuatro letras de YHWH no se representó su pronunciación, sino se le pusieron las vocales de Adónay (la primera a brevísima) para indicar que así era como se debía pronunciar. Es decir: que, en tiempos de Jesús, el nombre de Dios era tan sagrado que las personas normales y corrientes jamás se atreverían a pronunciarlo. Jesús está pues diciendo: «Os he dicho el nombre de Dios; ese nombre que es tan sagrado ahora lo podéis pronunciar gracias a lo que Yo he hecho: he traído al Dios remoto e invisible tan cerca de vosotros que hasta el más sencillo Le puede hablar y tomar Su nombre en sus labios.»

Es la gran proclama de Jesús que Él la revelado a la humanidad la verdadera naturaleza y el auténtico carácter de Dios; y que ha traído a Dios tan cerca de nosotros que hasta el cristiano más humilde puede tomar en sus labios el nombre antes inefable de Dios.

EL SENTIDO DEL DISCIPULADO

Juan 17:6-8 (conclusión)

Este pasaje ilumina también el sentido del discipulado.

(i) El discipulado cristiano se basa en el hecho de que Jesús ha venido de Dios. Un discípulo es una persona que se ha dado cuenta de que Jesús es el Embajador de Dios, y que en Sus palabras oímos la voz de Dios, y en Sus obras vemos a Dios en acción. El discípulo ve a Dios en Jesús, y sabe que no hay nadie que sea una misma cosa con Dios excepto Jesús.
(ii) El discipulado conduce a la obediencia. El discípulo es el que obedece la Palabra de Dios como la recibe en Jesús. Es el que se somete al magisterio de Jesús. Mientras queramos seguir haciendo lo que queramos, no podemos ser discípulos; el discipulado implica sumisión.
(iii) El discipulado es algo que está programado. Las personas que pertenecen a Jesús Le han sido dadas por Dios. En el plan de Dios estaban destinadas para el discipulado. Eso no quiere decir que Dios destinó a algunas personas para que fueran discípulos, y a otros para que rechazaran el discipulado. Piensa en ello de este modo: un padre tiene grandes sueños acerca de su hijo; se forja un plan de futuro para él; pero el hijo puede rehusar ese plan y seguir su propio camino. Un profesor prevé un gran futuro para un estudiante; ve que tiene posibilidad de hacer una gran obra; pero el estudiante puede rechazar el plan que se le presenta. Si amamos a una persona, siempre estamos soñando con su futuro y haciendo planes ambiciosos para ella; pero los planes y los sueños se pueden frustrar. Los fariseos creían en la fatalidad, pero también en el libre albedrío. Uno de sus grandes dichos era: «Todo está determinado excepto el temor del Señor.» Dios tiene Su plan, Su sueño, su destino para cada persona; y nuestra tremenda responsabilidad consiste en aceptarlo o rechazarlo. Como ha dicho alguien: «Fatalidad es lo que no tenemos más remedio que hacer; destino, lo que se supone que debemos hacer.»
Hay en todo este pasaje, y más aún en todo este capítulo, una confianza ilusionada acerca del futuro en la voz de Jesús. Estaba con Sus hombres, los que Dios Le había dado; daba gracias a Dios por ellos; y nunca dudaba de que llevarían a cabo la misión que El les había confiado. Recordemos qué y quiénes eran. Un gran comentador dijo: «¡Once paletos galileos después de tres años de labor! Pero es suficiente para Jesús, porque en esos once ve la garantía de la continuidad de la obra de Dios en la Tierra.» Cuando Jesús salió de este mundo, no parecía que podía tener mucha base para la esperanza. Él mismo parecía haber conseguido bien poco y ganado a muy pocos, y eran los grandes y los ortodoxos y los religiosos de Su tiempo los que se habían vuelto contra El. Pero Jesús tenía la confianza que tiene su manantial en Dios. No tenía miedo de los principios humildes. No era pesimista acerca del futuro. Parecía decir: «No he ganado más que a once hombres normales y corrientes; pero dadme esos once, y le daré la vuelta al mundo.»
Jesús tenía dos cosas: fe en Dios y fe en Sus hombres. Es una de las cosas que más entusiasman en el mundo el pensar que Jesús puso Su confianza en personas como nosotros. Nosotros tampoco nos tenemos que desanimar por las debilidades humanas ni por los principios humildes. Nosotros también debemos lanzarnos adelante con una fe confiada en Dios y en las personas. Así no seremos nunca pesimistas; porque, con esta doble fe, nuestras posibilidades en la vida son ilimitadas.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

2. Jesús ora por sus discípulos (Jua 17:6-19)

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

a. Jesús revela el nombre del Padre a sus discípulos (vv. Jua 17:6-8)

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

El orden del versículo se puede alterar para lograr mayor claridad. Literalmente comienza “Manifesté tu nombre a los hombres que me diste del mundo”, en el sentido: “Tú me diste unas personas que estaban en el mundo y yo les di a conocer cómo eres tú”. “Tú” se refiere directamente a la persona de Dios, siendo “tu nombre” otra manera de referirse a él. “Las personas que estaban en el mundo” tiene el sentido de “las personas que vivían en el mundo” o “que hacían su vida normal en el mundo de los seres humanos”. Se debe evitar una traducción que dé la idea de que estas personas (los discípulos de Jesús) son sacados como por arte de magia del mundo. La PB traduce cercano al texto original «sacados del mundo». El verbo “manifestar” en pasado se entiende “dar a conocer” o “revelar”, pero más con sentido causal de “hice que conocieran” o “hice que descubrieran la clase de Dios que eres tú”, como prefieren muchas de las versiones modernas: «A los que escogiste del mundo para dármelos, les he hecho saber quién eres» (DHH), «A los seguidores que me diste les he mostrado quién eres» (TLA), «He procurado que te conociesen aquellos que tú sacaste del mundo para confiármelos a mí» (BI).

La segunda parte del versículo amplía el sentido de la oración anterior: tuyos eran, y tú me los diste, y han guardado tu palabra, “Ellos te pertenecían, y sin embargo, tú me los diste”. En el caso de la oración “pero tú me los diste”, se puede buscar también otro verbo que no dé la idea que Jesús es dueño de las personas, sino que el Padre se los “ha encomendado”. En este sentido traducen las BI y PB: «me los confiaste».

En la frase final del versículo “y esas mismas personas han obedecido tu palabra” el verbo literal es “han guardado”. Es bueno buscar alguna equivalencia como “han cumplido” o “han hecho todo lo que les has dicho que hagan”. El asunto se complica en algunos contextos al tratar de definir “tu palabra”. Se puede referir a la palabra ya escrita, es decir, el Antiguo Testamento, o también a la palabra que Dios les ha transmitido por el ministerio de Jesús. La CEV obvia esta dificultad traduciendo simplemente: «y ellos te han obedecido», en donde Dios y palabra son la misma realidad que merece obediencia. Las versiones modernas ofrecen varias buenas posibilidades: «han hecho caso de tu palabra» (DHH), «han obedecido todo lo que les ordenaste», «han puesto en práctica tu enseñanza» (BA), «han obedecido tu mensaje» (BI).

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Jua 1:18; Jua 6:39; Jua 10:29; Jua 14:6-11; Jua 17:2; Jua 17:9; Jua 17:12; Jua 17:24; Jua 17:26.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— te he dado a conocer: Lit. he dado a conocer tu nombre: En la cultura semita, el nombre equivale a la persona misma.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Oración de Jesús por sus discípulos. El primer tema de esta parte de la oración es la revelación de Jesús a los discípulos. Las palabras he manifestado (o revelado) resumen todo el ministerio de Jesús. El tema de la revelación en gr. es “tu nombre”. Aunque algunas traducciones suprimen nombre es mejor retenerlo por la repetición en el v. 12, aunque reconociendo que la idea de nombre in cluye la naturaleza. Lo más probable es que aquí el nombre a que se refiere sea el del Padre. El v. 6 sugiere que los discípulos ya pertenecían al Padre antes de que Jesús los eligiera. Nótese el énfasis sobre la obe diencia como una característica de los escogidos. El v. 7 tiene un léxico extraño (todo lo que me has dado procede de ti), pero subraya el propósito so berano de Dios. Un nuevo desarrollo se encuentra en el v. 8, donde el conocimiento lleva a la fe. Por supuesto, esa fe estaba aún en su infancia, pero Jesús miraba hacia su desarrollo. Cuando declaró no ruego por el mundo (9), se basó sobre el hecho de que el Padre no le había dado el mundo. Esta antítesis entre su propio pueblo y el mundo es un tema dominante en este Evangelio. La idea de don y posesión se subraya nuevamente en el v. 10, como el tema de la gloria presentado desde la sección inicial de la oración. Debe admitirse que Jesús había recibido muy poca gloria de los discípulos hasta entonces, pero una vez más él parece estar proyectando su pensamiento al futuro.

Luego sigue una oración específica por la protección de los discípulos (11, 12). Jesús se dirige a Dios como Padre santo, lo que es único en este contexto. El pedido por la protección se basa en la frase en tu nombre que parte de la fuerza que tiene en gr. esa expresión; por eso, DHH tiene “por el poder de tu nombre”, como otras traducciones. Aunque estas pueden ser correctas, la comprensión más natural de en en gr. es el “en” castellano en el sentido de los discípulos estando en “ti”, o sea de acuerdo con el carácter de Dios.

La oración por la unidad establece un nivel elevado, no menos que la unidad entre Dios y Jesús. Es importante notar que la verdadera unidad es posible sólo en el nombre, o sea alineado con el propósito de Dios en Cristo. Habiendo orado para que el Padre protegiera a los discípulos, Jesús declaró que él los había protegido (12). Es como si estuviera devolviendo la tarea a Dios. La excepción era Judas, que aquí se menciona como el hijo de perdición. La expresión vuelve a aparecer en 2 Tes. 2:3, como “hijo de iniquidad”. En gr. hay un juego de palabras entre “perdió” (apoleto) y “perdición” (apoleias), destacando el contraste entre Judas y los demás apóstoles. La referencia a la Escritura en el v. 12 posiblemente es una alusión al Sal. 41:9.

En la expresión mi gozo completo, el posesivo “mi” es enfático. No se puede concebir una perspectiva mayor. En estos versículos (13-18), hay otro fuerte contraste entre los discípulos y el mundo. Hay otro contraste entre no son del mundo (14, 16) y no … los quites del mundo (15). El peso de la oración es pidiendo protección del maligno. Jesús menciona dos veces tu palabra (14, 17) como un agente poderoso. Primero, como el medio de desper tar el odio del mundo; segundo, como medio de santificación. La palabra resume aquí todo el mensaje de Dios en la enseñanza de Jesús, que los apóstoles debían proclamar al mundo. El v. 19 habla de la consagración de Jesús a su tarea a fin de lograr la santificación de sus discípulos. Ellos obtendrían fortaleza por medio de su ejemplo.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

m 948 Sal 22:22; Jua 10:29; Hch 15:14; Heb 2:12

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

He manifestado tu nombre. Por medio de sus palabras (14:10, 24) y de sus obras (Jn 5:36; 10:25, 38; 14:11; 15:24) Jesús ha revelado a Dios tal como El es a quienes de otra manera hubieran permanecido ciegos a su realidad y naturaleza.

tu palabra. Las enseñanzas de Jesús son palabra de Dios, ya que el Hijo no hace ni dice nada sin que estén de acuerdo con la voluntad del Padre (v. vers. 8; cp. 5:19; 14:10).

Fuente: La Biblia de las Américas

6 (1) Tu nombre, aquí y en el v.26, es el nombre Padre. El nombre Dios y el nombre Jehová fueron adecuada- mente revelados al hombre en el Antiguo Testamento, pero el nombre Padre no lo fue, aunque se mencionó brevemente en Is 9:6; 63:16; 64:8. El Hijo vino y obró en el nombre del Padre (5:43; 10:25) para manifestar al Padre a los hombres que el Padre le dio, y para darles a conocer el nombre del Padre (v.26). Ese nombre revela al Padre como la fuente de vida (5:26), que propaga y multiplica la vida. Muchos hijos iban a nacer del Padre (1:12-13) para expresarle. Por lo tanto, el nombre del Padre está estrechamente relacionado con la vida divina.

6 (2) Las palabras del Padre pueden ser de dos clases: la palabra constante (v.6), y las palabras para el momento (v.8). Ambas son usadas por el Señor a fin de impartir vida eterna a los creyentes que reciben ambas clases de palabras.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

He manifestado tu nombre. I.e., He revelado Tu verdadera naturaleza. Esta revelación divina es la base sobre la que está establecida la Iglesia.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

M120 El dativo posesivo que se usa en σοὶ ἦσαν es ambiguo. [Editor. El contexto indica que σοί es un dativo posesivo del pronombre personal singular: ellos son tuyos.]

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

* O “nombre”.

Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento