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Comentario de Juan 19:25 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Juan 19:25 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María esposa de Cleofas y María Magdalena.

19:25 Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, — Sin duda alguna ella se acordaba de lo que el anciano Simeón le había dicho cuando él tomó a Jesús en sus brazos, y después de bendecir a Dios, dijo a María, «y una espada traspasará tu misma alma» (Luc 2:35). Ella había dado testimonio de Jesús cuando dijo a los que servían en la boda de Caná de Galilea, «Haced todo lo que os dijere» (2:5); y, sobre todo, dio su testimonio de silencio cuando los judíos gritaban que «tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios» (19:7). ¿Qué madre no hará todo lo posible para salvar la vida de su hijo? María fácilmente pudiera haber salvado a Jesús con muy pocas palabras, diciendo «Yo soy su madre y yo sé quién es su padre», pero ¿qué dijo María? Su testimonio de silencio confirmó que lo que los judíos gritaban era cierto: Jesús de Nazaret no tuvo un padre terrenal, sino que era en verdad el Cristo, el Hijo del Dios Viviente.

— y la hermana de su madre, — Al comparar esta lista con la de Mateo y Marcos, parece que la hermana de la madre de Jesús se llamaba Salomé, la madre de los hijos de Zebedeo; si esto es correcto, entonces Jesús y Juan eran primos hermanos. Otro detalle que parece confirmar esta conclusión es que como Juan no da su propio nombre, tampoco da el nombre de su madre. También esto explicaría la petición de esta madre (Mat 20:20-21), y en esto hay una lección valiosa. Ella había dicho, «Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda», pero Jesús le dijo, «No sabéis lo que pedís». Muchas hermanas se hubieran apartado de Jesús, diciendo, «¡Qué ingrato tú!» «Mi petición es muy razonable y lógica; tenemos este derecho». «Me has ofendido», «Me has lastimado y ya no quiero saber nada de ti». «Si no me quieres tomar en cuenta, entonces allá tú». Pero ¡aquí está ella, al pie de la cruz! ¡Qué lección tan valiosa para nosotros! Aceptemos no solamente la enseñanza, sino también la corrección de Jesús.

— María mujer de Cleofas, — («María la madre de Jacobo el menor y de José», Mat 27:56; Mar 15:40) .

— y María Magdalena. — Algunos han supuesto que María Magdalena era la mujer pecadora de Luc 7:39, porque su nombre aparece en seguida en Luc 8:2, pero no hay nada que confirme esta suposición. Sólo sabemos que de ella «habían salido siete demonios». Ella está al pie de la cruz porque estaba muy agradecida. La actitud de ella era jamás olvidaré lo que Jesús hizo por mí.

Según Marcos (15:40, 41), entre estas mujeres había otras que le habían seguido y servido en Galilea, y «otras muchas que habían subido con él a Jerusalén». Sin duda había entre estas otras mujeres otra María, la de Betania, la que en una ocasión «sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra» (Luc 10:39). También esta misma María «tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió» a Jesús (12:3; Mat 26:7). Jesús explicó que María «se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura», y luego dice, «De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella» (Mar 14:8-9).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

su madre. Luc 2:35.

y la hermana de su madre. Mat 27:55, Mat 27:56; Mar 15:40, Mar 15:41; Luc 23:49.

Cleofas. Luc 24:18.

María Magdalena. Jua 20:1, Jua 20:11-18; Mar 16:9; Luc 8:2.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

al discípulo a quien él amaba alude a Juan, el autor de este Evangelio.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Aunque el número exacto de mujeres que se menciona aquí es discutible, Juan se refiere a cuatro mujeres y no a tres, ya que solo incluye el nombre de dos de ellas: 1) «su madre» (María), 2) «la hermana de su madre» (pudo ser Salomé [Mar 15:40] la hermana de María y madre de Jacobo y Juan, los hijos de Zebedeo [Mat 27:56-57; Mar 15:40]), 3) «María mujer de Cleofas» (la madre de Jacobo el menor y José en Mat 27:56) y 4) María Magdalena (esto alude a la aldea de Magdala sobre la costa occidental de Galilea, 4 o 5 km al N de Tiberias) María Magdalena es una figura prominente en la historia de la resurrección (vea Jua 20:1-18; cp. Luc 8:2-3 donde Jesús la sanó tras liberarla de siete demonios).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

19:25 Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, — Sin duda alguna ella se acordaba de lo que el anciano Simeón le había dicho cuando él tomó a Jesús en sus brazos, y después de bendecir a Dios, dijo a María, «y una espada traspasará tu misma alma» (Luc 2:35). Ella había dado testimonio de Jesús cuando dijo a los que servían en la boda de Caná de Galilea, «Haced todo lo que os dijere» (2:5); y, sobre todo, dio su testimonio de silencio cuando los judíos gritaban que «tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios» (19:7). ¿Qué madre no hará todo lo posible para salvar la vida de su hijo? María fácilmente pudiera haber salvado a Jesús con muy pocas palabras, diciendo «Yo soy su madre y yo sé quién es su padre», pero ¿qué dijo María? Su testimonio de silencio confirmó que lo que los judíos gritaban era cierto: Jesús de Nazaret no tuvo un padre terrenal, sino que era en verdad el Cristo, el Hijo del Dios Viviente.
— y la hermana de su madre, — Al comparar esta lista con la de Mateo y Marcos, parece que la hermana de la madre de Jesús se llamaba Salomé, la madre de los hijos de Zebedeo; si esto es correcto, entonces Jesús y Juan eran primos hermanos. Otro detalle que parece confirmar esta conclusión es que como Juan no da su propio nombre, tampoco da el nombre de su madre. También esto explicaría la petición de esta madre (Mat 20:20-21), y en esto hay una lección valiosa. Ella había dicho, «Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda», pero Jesús le dijo, «No sabéis lo que pedís». Muchas hermanas se hubieran apartado de Jesús, diciendo, «¡Qué ingrato tú!» «Mi petición es muy razonable y lógica; tenemos este derecho». «Me has ofendido», «Me has lastimado y ya no quiero saber nada de ti». «Si no me quieres tomar en cuenta, entonces allá tú». Pero ¡aquí está ella, al pie de la cruz! ¡Qué lección tan valiosa para nosotros! Aceptemos no solamente la enseñanza, sino también la corrección de Jesús.
— María mujer de Cleofas, — («María la madre de Jacobo el menor y de José», Mat 27:56; Mar 15:40) .
— y María Magdalena. — Algunos han supuesto que María Magdalena era la mujer pecadora de Luc 7:39, porque su nombre aparece en seguida en Luc 8:2, pero no hay nada que confirme esta suposición. Sólo sabemos que de ella «habían salido siete demonios». Ella está al pie de la cruz porque estaba muy agradecida. La actitud de ella era jamás olvidaré lo que Jesús hizo por mí.
Según Marcos (15:40, 41), entre estas mujeres había otras que le habían seguido y servido en Galilea, y «otras muchas que habían subido con él a Jerusalén». Sin duda había entre estas otras mujeres otra María, la de Betania, la que en una ocasión «sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra» (Luc 10:39). También esta misma María «tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió» a Jesús (12:3; Mat 26:7). Jesús explicó que María «se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura», y luego dice, «De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella» (Mar 14:8-9).

Fuente: Notas Reeves-Partain

EL AMOR DE UN HIJO

Juan 19:25-27

Pero Su Madre, y la hermana de Su Madre, y María la mujer de Cleofás, y María Magdalena, estaban cerca de la Cruz de Jesús. Y cuando Jesús vio allí cerca a Su Madre, y también a Su discípulo amado, dijo a Su Madre:

-¡Mujer: mira, tu hijo!
Y después, dirigiéndose al discípulo:
-¡Mira: tu Madre!
Y desde aquel momento el discípulo se cuidó de ella.

Al final, Jesús no estaba completamente solo. Cerca de la Cruz había cuatro mujeres que Le amaban. Se ha explicado su presencia diciendo que, en aquel tiempo, las mujeres tenían tan poca importancia que nadie se fijaba en las discípulas, y por eso estas mujeres no corrían mucho riesgo al acercarse a la Cruz de Jesús. Pero siempre era peligroso, y para todo el mundo, asociarse con una Persona Que el gobierno romano consideraba lo suficientemente peligrosa como para merecer la Cruz. Siempre es peligroso mostrar afecto por Alguien Que los ortodoxos consideran un hereje. La presencia de estas mujeres cerca de la Cruz no era debida al hecho de que fueran tan poco importantes que nadie les prestaba atención, sino al hecho de que el perfecto amor destierra el temor.
Eran un curioso grupo. De una, María la mujer de Cleofás, no sabemos nada; pero sí de las otras tres.
(i) Allí estaba María, la Madre de Jesús. Puede que no llegara a comprenderlo todo, pero sí a amar totalmente. Su presencia allí era la cosa más natural del mundo para una madre. Puede que Jesús fuera un criminal a los ojos de la ley, pero era su Hijo. Como lo expresó Kipling:

Si me ahorcaran en el más alto cerro, yo sé qué amor allí me seguiría, ¡oh madre mía, sí, oh madre mía!

Y si me hundiera en lo hondo de los mares, sé qué llanto hasta mí descendería, ¡oh madre mía, sí, oh madre mía!

Si condenado de alma y cuerpo fuera, sé la oración que me redimiría, ¡oh madre mía, sí, oh madre mía!

El amor eterno de todas las madres estaba representado en María al pie de la Cruz.
(ii) Allí estaba la hermana de Su Madre. Juan no la nombra; pero si estudiamos los pasajes paralelos resulta claro que era Salomé, la madre de Santiago y de Juan (Mr 15:40 ; Mt 27:56 ). Lo curioso es que Jesús le había dirigido unas serias palabras de reprensión cuando vino a Él para pedirle que les concediera a sus hijos los puestos más importantes de Su Reino, y Jesús le enseñó lo equivocados que eran sus deseos ambiciosos (Mt 20:20 ). Salomé era la mujer que Jesús había reprendido -¡y allí estaba, al pies de la Cruz! Su presencia la honra; nos la muestra como una mujer que era suficientemente humilde para aceptar la reprensión y seguir amando con la más completa devoción. Y en cuanto a Jesús, nos muestra que Su reprensión nunca ocultaba, sino revelaba Su amor. La presencia de Salomé al pie de la Cruz es una lección para nosotros acerca de cómo se debe dar y cómo se debe recibir una corrección.

(iii) Allí estaba María Magdalena. Todo lo que sabemos de ella es que Jesús la había librado de siete demonios (Mr 16:9 ; Lc 8:2 ). Nunca pudo olvidar lo que Jesús había hecho por ella: el amor de Jesús la había rescatado, y el amor que ella Le tenía no podía morir. El lema de María, escrito en su corazón, era: «Jamás olvidaré lo que Él hizo por mí.»

Pero en este pasaje hay algo que es una de las cosas más encantadoras de toda la historia evangélica. Cuando Jesús vio a Su Madre, no pudo por menos de pensar en los días por venir. No se la podía confiar a Sus hermanos, porque, hasta entonces, no creían en Él (Jn 7:5 ). Y, después de todo, Juan estaba doblemente cualificado para el servicio que Jesús le encomendó: era primo de Jesús y sobrino de María, y era el discípulo amado de Jesús. Así es que Jesús confió a María al cuidado de Juan, y a Juan al cuidado de María, de forma que se consolaran mutuamente de Su partida.

Hay algo infinitamente conmovedor en el hecho de que Jesús, en la agonía de la Cruz, cuando la Salvación del mundo estaba en juego y dependía exclusivamente de Él, considerara la soledad en que quedaría Su Madre en los días por venir. Él nunca olvidó los deberes que Le concernían y que estaba en Su mano cumplir. Era el Hijo primogénito de María; y, aun en el momento de Su batalla cósmica, no Se olvidó de las cosas más sencillas que concernían a Su hogar. Hasta el mismo final de Su vida en la Tierra, aun sobre la Cruz, Jesús está pensando más en los dolores de otros que en los Suyos.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

d. La preocupación de Jesús por sus seguidores (vv. Jua 19:25-27)

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María mujer de Cleofás, y María Magdalena. El texto original no deja claro si se trata de tres o de cuatro mujeres, curiosamente todas llamadas “María”. Probablemente “María mujer de Cleofás” sea aclaración a “la hermana de su madre”, pero gramaticalmente es posible entender también que son diferentes: 1) María, la madre de Jesús, 2) la hermana de su madre, 3) María mujer de Cleofás y 4) María Magdalena. La CEV traduce con punto y seguido: «María Magdalena estaba también de pie allí» evitando ambigüedades al dejar claro que había cuatro mujeres junto a la cruz.

“La cruz de Jesús” en algunos idiomas puede prestarse a confusión dando a entender que la cruz pertenecía a Jesús, por lo que sería mejor traducir la frase: “la cruz donde Jesús fue ajusticiado” o “al madero donde Jesús fue crucificado”.

En algunos contextos también sería mejor traducir “su tía” en lugar de “la hermana de su madre”. Esto habría que especificarlo en culturas donde hay diferentes nombres para la hermana de la madre y la hermana del padre. “María Magdalena” puede traducirse también como “María de Magdala”, que es indicación del lugar de su origen y no simplemente un sobrenombre.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

— … y María Magdalena: Según la traducción propuesta, son tres las mujeres que están junto a la cruz. Otros autores, sin embargo, opinan que el evangelista habla de cuatro mujeres, distinguiendo entre la hermana de la madre de Jesús, por una parte, y María, la mujer de Cleofás, por otra. En este supuesto, la hermana de la madre de Jesús sería, bien Salomé, madre de Santiago y de Juan (ver Mat 27:56 y par.), o bien María, madre de Santiago y José (ver Mar 15:40).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Mat 27:55-56; Mar 15:40.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

x 1054 Luc 2:34

y 1055 Mat 27:61

z 1056 Mat 27:56; Mar 15:40; Luc 23:49

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Y junto a la cruz…estaban. Aunque los discípulos habían huido (Mt 26:56), estas valientes mujeres desafiaban el peligro de asociarse con Jesús en aquel momento (v. coment. en Mt 27:56).

Fuente: La Biblia de las Américas

25 (1) Salomé ( Mar_15:40), la esposa de Zebedeo y la madre de Jacobo y de Juan ( Mat_27:56).

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

María. Sobre las Marías del NT, véase nota en Luc 8:2.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

la de Cleofás… Esto es, SaloméMar 15:40.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R501 En la construcción ἡ τοῦ Κλωπᾶ, por causa del artículo femenino, se entiende que se refiere a la esposa (γυνή).

R904 El pluscuamperfecto εἱστήκεισαν se usa como un imperfecto (comp. Jua 18:5): estaban.

M52 La preposición παρά tiene un sentido local: junto a la cruz.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Esto es, Salomé g Mar 15:40.

Fuente: La Biblia Textual III Edición