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Comentario de Juan 19:30 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Juan 19:30 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Cuando Jesús recibió el vinagre, dijo: —¡Consumado es! Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.

19:30 Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. — Es probable que este dicho coincida con «habiendo otra vez clamado a gran voz» (Mat 27:50; Mar 15:37). Juan suple las palabras referidas por Mateo y Marcos. Por eso, la expresión Consumado es eran palabras de triunfo. Consumado es el perfecto sacrificio.

La expresión consumado es traduce la palabra tetelestai que significa «llevado a su fin completo y perfecto». El propósito divino de su venida al mundo fue perfecta y completamente llevado a cabo. Esto es de mucho consuelo para todo el mundo, porque la muerte de Cristo pagó el precio de nuestra redención (Hch 20:28; Efe 5:25-27; 1Pe 1:18-19).

Al morir en la cruz Cristo destruyó «al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo» para «librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre» (Heb 2:14-15). «Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera» (12:32).

Dios dijo a la serpiente (Gén 3:15), que la simiente de la mujer «te herirá en la cabeza». Esta promesa fue cumplida cuando Jesús dijo, Consumado es.

— Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu. — 10:17, 18. Se acabó el sufrimiento. Ya no habría más azotes. No volverían a escupirle. En lugar de llevar una corona de espinas ahora llevaría la corona de Rey de reyes. Ya se acabó la humillación y pronto vendría la exaltación (Flp 2:8-11).

Algunos hermanos niegan la Deidad de Cristo afirmando que El murió pero que Dios no puede morir, pero ¿Cristo no es el «Señor de la gloria»? Pablo dice que los príncipes de este siglo crucificaron «al Señor de la gloria» (1Co 2:8). Los hermanos que dicen que Dios no muere pero que Cristo murió, lo dicen para recalcar la humanidad de Cristo, pero la única conclusión lógica de tal afirmación es que Cristo no era Dios. Desde luego, Dios no puede morir porque El es Espíritu (4:24), pero tampoco puede morir el espíritu del hombre (Mat 10:28), pues la muerte es solamente la separación del espíritu del cuerpo (Stg 2:26).

Dios es Espíritu (4:24), pero también el hombre es espíritu, porque «creó Dios al hombre a su imagen» (Gén 1:27). Somos «linaje de Dios» (Hch 17:29). Dios es el «Padre de los espíritus» (Heb 12:9). Dios «forma el espíritu del hombre dentro de él» (Zac 12:1). Al morir el cuerpo del hombre, su espíritu vuelve a Dios quien lo dio (Ecl 12:7). Los que mueren en el Señor son «los espíritus de los justos hechos perfectos» en el cielo (Heb 12:23).

Desde luego, creemos en la encarnación de Cristo (que «aquel Verbo fue hecho carne») porque la Escritura así lo afirma (1:14; Mat 1:23, etc.), pero al recordar que el hombre es espíritu, es más fácil entender la encarnación de Cristo. Cristo (Espíritu) vino a ser hombre (que también es espíritu). Algunos dicen que Jesús tuvo dos espíritus, que aparte de tener (ser) Espíritu divino también tuvo espíritu humano, pero este concepto es erróneo. ¿Por qué necesitaría un espíritu humano? Debido a la estrecha identidad y afinidad entre Dios y el espíritu del hombre, no era nada difícil que Cristo desempeñara el papel humano. Cristo es el Creador (1:3) del espíritu humano; ¿le sería difícil, pues, hacer el papel de ese espíritu que El mismo creó? Claro que no. Desde luego, este es un tema muy profundo que la mente finita no tiene que comprender a fondo, pero lo importante es que todos crean en la encarnación de Cristo y que no salgan con teorías y especulaciones humanas. «Bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí» (Mat 11:6).

Muchos hermanos han tropezado en la doctrina de la encarnación de Cristo enseñada por Pablo en Flp 2:7, como el acto supremo de humildad de Cristo. Pablo dice que Cristo «se despojó a sí mismo» e inmediatamente explica

— en la misma frase — que esta expresión se refiere a la encarnación de Cristo («tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres»). Pero algunos hermanos están resueltos a forzar este texto a decir que Cristo se despojó a sí mismo de sus atributos divinos o del uso de ellos (que hubiera sido la misma cosa e igualmente imposible). Cristo vino al mundo para revelar al Padre y para hacerlo demostró los atributos divinos a través de su ministerio.

Mateo registra otro detalle muy importante que cabe mencionar aquí. Cuando Cristo murió, «el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo» (Mat 27:51). El velo separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo que simbolizaba el cielo mismo. La muerte de Cristo hizo posible nuestra entrada en el cielo. «Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne… » (Heb 9:19-20).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Consumado es. Jua 4:34; Jua 17:4; Gén 3:15; Sal 22:15; Isa 53:10, Isa 53:12; Dan 9:24, Dan 9:26; Zac 13:7; Mat 3:15; Rom 3:25; Rom 10:4; 1Co 5:7; Col 2:14-17; Heb 9:11-14, Heb 9:22-28; Heb 10:1-14; Heb 12:2.

Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu. Jua 10:11, Jua 10:18; Mat 20:28; Mat 27:50; Mar 15:37; Luc 23:46; Flp 2:8; Heb 2:14, Heb 2:15.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Consumado es … entregó el espíritu: Al haber cumplido cada mandamiento del Padre y cada profecía de la Escritura, Jesús murió voluntariamente. Este no fue un grito de agotamiento, sino de cumplimiento. Jesús había hecho lo que había accedido a hacer.

 EN PROFUNDIDAD

Las mujeres que acompañaban a Jesús

Jesús se acercó a su muerte atendido por un séquito leal de mujeres que estuvieron a su lado durante todo su ministerio (Jua 19:25). Las mujeres tuvieron una participación importante en la vida y obra de Jesús. Fue una mujer o mujeres que:

• lo crió mientras crecía (Luc 2:51);

• viajaron con Él y ayudaron a financiar su ministerio (Luc 8:1-3);

• escucharon su enseñanza (Luc 10:39);

• fueron representadas en sus parábolas (Mat 13:33; Mat 24:41);

• compartieron las buenas nuevas de que era el Mesías (Jua 4:28-30);

• fueron hospitalarias con Él y sus acompañantes (Mar 1:29-31);

• Jesús las trató con respeto y compasión (Jua 4:5-27; Jua 11:32, Jua 11:33);

• Jesús las curó (Mat 9:20-22; Luc 13:10-17);

• Jesús las alabó por su fe (Mar 7:24-30);

• Jesús las alabó por su generosidad (Mar 12:41-44);

• lo adoraron y prepararon su cuerpo para el entierro antes de su crucifixión (Mat 26:6-13);

• estuvieron a su lado en la cruz (Mat 27:55; Jua 19:25);

• ayudaron en su entierro (Mar 16:1; Luc 23:55-56; Luc 24:1);

• fueron las primeras en verlo resucitado (Jua 20:16); y

• fueron a contar al resto de sus seguidores que había sido levantado de la muerte (Jua 20:18).

 

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

CONSUMADO ES. Había terminado la agonía de Jesús al redimir a la humanidad caída, y su obra de redención había sido consumada. Había llevado el castigo por el pecado y abierto el camino de salvación para todos (cf. Mat 27:50, nota; Luc 23:46, nota).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Consumado es. Aquí el verbo comunica la idea de cumplir la tarea asignada, y en contexto religioso alude al cumplimiento perfecto de las obligaciones religiosas individuales (vea Jua 17:4). Toda la obra de redención quedó completa en este punto. La palabra griega que se traduce con la frase «consumado es» se ha encontrado en papiros que se utilizaban en aquel tiempo como recibos de los impuestos para indicar que se había hecho un «pago total» de la deuda (vea Col 3:13-14). entregó el espíritu. Esta frase es la señal de que Jesús murió como un acto de su propia voluntad. Nadie le arrebató su vida porque Él la entregó de manera libre y voluntaria (vea Jua 10:17-18).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

19:30 Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. — Es probable que este dicho coincida con «habiendo otra vez clamado a gran voz» (Mat 27:50; Mar 15:37). Juan suple las palabras referidas por Mateo y Marcos. Por eso, la expresión Consumado es eran palabras de triunfo. Consumado es el perfecto sacrificio.
La expresión consumado es traduce la palabra tetelestai que significa «llevado a su fin completo y perfecto». El propósito divino de su venida al mundo fue perfecta y completamente llevado a cabo. Esto es de mucho consuelo para todo el mundo, porque la muerte de Cristo pagó el precio de nuestra redención (Hch 20:28; Efe 5:25-27; 1Pe 1:18-19).
Al morir en la cruz Cristo destruyó «al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo» para «librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre» (Heb 2:14-15). «Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera» (12:32).
Dios dijo a la serpiente (Gén 3:15), que la simiente de la mujer «te herirá en la cabeza». Esta promesa fue cumplida cuando Jesús dijo, Consumado es.
— Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu. — 10:17, 18. Se acabó el sufrimiento. Ya no habría más azotes. No volverían a escupirle. En lugar de llevar una corona de espinas ahora llevaría la corona de Rey de reyes. Ya se acabó la humillación y pronto vendría la exaltación (Flp 2:8-11).
Algunos hermanos niegan la Deidad de Cristo afirmando que El murió pero que Dios no puede morir, pero ¿Cristo no es el «Señor de la gloria»? Pablo dice que los príncipes de este siglo crucificaron «al Señor de la gloria» (1Co 2:8). Los hermanos que dicen que Dios no muere pero que Cristo murió, lo dicen para recalcar la humanidad de Cristo, pero la única conclusión lógica de tal afirmación es que Cristo no era Dios. Desde luego, Dios no puede morir porque El es Espíritu (4:24), pero tampoco puede morir el espíritu del hombre (Mat 10:28), pues la muerte es solamente la separación del espíritu del cuerpo (Stg 2:26).
Dios es Espíritu (4:24), pero también el hombre es espíritu, porque «creó Dios al hombre a su imagen» (Gén 1:27). Somos «linaje de Dios» (Hch 17:29). Dios es el «Padre de los espíritus» (Heb 12:9). Dios «forma el espíritu del hombre dentro de él» (Zac 12:1). Al morir el cuerpo del hombre, su espíritu vuelve a Dios quien lo dio (Ecl 12:7). Los que mueren en el Señor son «los espíritus de los justos hechos perfectos» en el cielo (Heb 12:23).
Desde luego, creemos en la encarnación de Cristo (que «aquel Verbo fue hecho carne») porque la Escritura así lo afirma (1:14; Mat 1:23, etc.), pero al recordar que el hombre es espíritu, es más fácil entender la encarnación de Cristo. Cristo (Espíritu) vino a ser hombre (que también es espíritu). Algunos dicen que Jesús tuvo dos espíritus, que aparte de tener (ser) Espíritu divino también tuvo espíritu humano, pero este concepto es erróneo. ¿Por qué necesitaría un espíritu humano? Debido a la estrecha identidad y afinidad entre Dios y el espíritu del hombre, no era nada difícil que Cristo desempeñara el papel humano. Cristo es el Creador (1:3) del espíritu humano; ¿le sería difícil, pues, hacer el papel de ese espíritu que El mismo creó? Claro que no. Desde luego, este es un tema muy profundo que la mente finita no tiene que comprender a fondo, pero lo importante es que todos crean en la encarnación de Cristo y que no salgan con teorías y especulaciones humanas. «Bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí» (Mat 11:6).
Muchos hermanos han tropezado en la doctrina de la encarnación de Cristo enseñada por Pablo en Flp 2:7, como el acto supremo de humildad de Cristo. Pablo dice que Cristo «se despojó a sí mismo» e inmediatamente explica — en la misma frase — que esta expresión se refiere a la encarnación de Cristo («tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres»). Pero algunos hermanos están resueltos a forzar este texto a decir que Cristo se despojó a sí mismo de sus atributos divinos o del uso de ellos (que hubiera sido la misma cosa e igualmente imposible). Cristo vino al mundo para revelar al Padre y para hacerlo demostró los atributos divinos a través de su ministerio.
Mateo registra otro detalle muy importante que cabe mencionar aquí. Cuando Cristo murió, «el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo» (Mat 27:51). El velo separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo que simbolizaba el cielo mismo. La muerte de Cristo hizo posible nuestra entrada en el cielo. «Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne… » (Heb 9:19-20).

Fuente: Notas Reeves-Partain

Este versículo es de gran belleza dramática, breve y significativo: «Él probó el vinagre y dijo: ‘Todo está cumplido’. Luego inclinó la cabeza y murió» (TLA), “Cuando él terminó de beber el vinagre exclamó: ¡Se ha terminado!”. Para no dar la impresión de que Jesús tomó el vinagre con sus manos, ni que sus últimas palabras se referían a que se acabó la bebida, habrá que intentar otra traducción como por ejemplo: “Entonces Jesús chupó el vinagre de la esponja. Después exclamó: ¡Todo se ha cumplido!”.

El texto original dice “e inclinando la cabeza entregó el espíritu”, que es seguido de cerca por la mayoría de las versiones. Pero pudiera en algunas culturas no ser fácil relacionar el lenguaje metafórico “entregar el espíritu” con “morir”, por lo que sería conveniente ser específicos en la traducción: «Luego inclinó su cabeza y murió» (TLA), «E, inclinando la cabeza, murió» (BI).

Reflexión bíblica y pastoral

Tomando en consideración el lenguaje simbólico de Juan, es importante señalar el hecho de que Jesús carga su propia cruz: se enfrenta solo con su destino, lo asume plenamente. También el hecho de que muera entre otros dos hombres puede ser un indicio de que él comparte en plenitud la suerte de los que sufren violencia. Esta es una dimensión más que da testimonio de la plena encarnación. En la paradójica que representa toda la escena, aquel que ha sido encontrado inocente es declarado culpable, el que es rey es tratado como malhechor, el que siempre ha dicho la verdad es juzgado por la mentira.

Parece que Pilato quiere seguir con su farsa hasta el final, haciendo poner el título con la sentencia sobre la cruz. Y parece también que los jefes de los sacerdotes quieren llevar su agresión aún más allá de la muerte de Jesús, pues no están satisfechos con que Jesús esté crucificado, sino que tienen intención de cambiar incluso la formulación de la acusación. En cierto sentido es un intento de matar el cuerpo y dañar la memoria del muerto.

Muy importante para el evangelista Juan es resaltar la presencia de las mujeres al pie de la cruz. No es posible determinar si estas mujeres eran tres o cuatro, dependiendo si “María mujer de Cleofás” y “la hermana de su madre” es una sola o se refiere a dos mujeres distintas. Pero en el fondo el dato es irrelevante, ya que lo importante para Juan es registrar que este grupo de mujeres acompañaron a Jesús en su hora más difícil, en tanto que los discípulos, con excepción de uno, lo han abandonado. La presencia de mujeres discípulas es una constante en los evangelios, así como también en el ministerio del apóstol Pablo, aunque desafortunadamente esa presencia valiente y generosa con frecuencia es pasada desapercibida en la predicación y enseñanza catequética de la mayoría de las iglesias contemporáneas.

Incluso en el evento de la muerte, Juan presenta a Jesús como soberano de su vida y de los acontecimientos: tiene cuidado en relacionar más estrechamente a María, su madre, con el discípulo amado; comunica que tiene sed; da a conocer la llegada del momento final; entrega el espíritu. En este evangelio Jesús muere con la misma soberanía y grandeza con las que vivió. Así, la hora de su muerte se convierte en la hora de su glorificación, abriendo en horizonte de la vida para los creyentes de todos los tiempos que habríamos de creer él, en su entrega por amor y en su glorificación que precede y posibilita la nuestra.

Análisis de discurso

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

NOTAS

(1) O: “dejó de respirar”. Lit.: “cedió el espíritu”. Gr.: pa·ré·do·ken to pnéu·ma.

REFERENCIAS CRUZADAS

d 1060 Jua 17:4

e 1061 Sal 104:29; Isa 53:12; Mat 27:50; Mar 15:37; Luc 23:46

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

�?Consumado es! La deuda por el pecado humano ha sido una vez y por todas completamente pagada. El Señor completa la misión que había venido a realizar. Se han hallado papiros de recibos de impuesto que tienen escrito transversalmente « tetélestai» : i.e., « totalmente pagado» (traducido « consumado es» ). Por la muerte de Jesús en la cruz, la deuda por el pecado de la humanidad ha sido completamente pagada, de una vez y para siempre.

inclinando…entregó el espíritu. Véase coment. en Mt 27:50.

Fuente: La Biblia de las Américas

30 (1) En Mat_27:34 y Mar_15:23 , le ofrecieron al Señor vino mezclado con hiel y mirra como una bebida estupefaciente antes de Su crucifixión; pero El no quiso bebería. En este versículo, al final de Su crucifixión, le ofrecieron vinagre a modo de burla ( Luc_23:36).

30 (2) En Su crucifixión el Señor seguía trabajando, y por medio de Su crucifixión El terminó la obra de Su muerte todo-inclusiva, mediante la cual efectuó la redención, puso fin a la vieja creación, y liberó Su vida dé resurrección para producir la nueva creación y así cumplir el propósito de Dios. En el proceso de la muerte, El les demostró a Sus opositores y a Sus creyentes, por la manera en que se comportó, que El era la vida. Las horribles circunstancias de la muerte no lo atemorizaron en lo más mínimo; más bien sirvieron de contraste que demostró contundentemente que El, como vida, era contrario a la muerte y que ésta no podía afectarlo de ninguna manera. Por lo tanto, la obra que el Señor concluyó aquí incluía la redención, el fin de la vieja creación, la liberación de Su vida de resurrección y el despliegue de Sí mismo como la vida que no puede ser afectada por la muerte.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

vinagreSal 69:21. No debe confundirse con el vino mirrado (anestésico) que se daba al reo antes de clavarlo en la cruz, y que Jesús rechazó, luego de probarlo → Mar 15:23; entregó el espíritu… → §089.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

M16 El verbo aoristo ἔλαβεν tiene un sentido que equivale al pretérito perfecto en español: Así que, cuando Jesús hubo recibido el vinagre, dijo: Consumado es.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

O, ¡Cumplido está!

Fuente: La Biblia de las Américas

vinagre g Sal 69:21. No debe confundirse con el vino mirrado (bebida anestésica) que se daba a los condenados a muerte antes de clavarlos en la cruz, y que Jesús rechazó, luego de probarlo g Mar 15:23

19,30 entregó el espíritu g §089.

Fuente: La Biblia Textual III Edición