Comentario de Juan 19:34 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y salió al instante sangre y agua.
19:34 Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua. — ¿Qué tan grande fue la herida causada por la lanza? Tomás sabía que podría meter su mano en el lugar de la lanza: «Si no… metiere mi mano en su costado, no creeré» (20:25). Algunos gnósticos decían que Cristo no ocupaba un cuerpo literal, pero no sale «sangre y agua» de un fantasma. Compárese Luc 24:37-39.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
salió sangre y agua. Jua 13:8-10; Sal 51:7; Eze 36:25; Zac 13:1; Mat 27:62; Hch 22:16; 1Co 1:30; 1Co 6:11; Efe 5:26; Tit 2:14; Tit 3:5-7; Heb 9:13, Heb 9:22; Heb 10:19-22; 1Pe 3:21; 1Jn 1:6-9; 1Jn 5:6, 1Jn 5:8; Apo 1:5; Apo 7:14.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Para asegurarse de que Jesús había muerto, uno de los soldados le abrió el costado con una lanza. Después que lo hizo, salió sangre y agua indicando que Jesús ya estaba muerto porque de un cuerpo vivo habría salido sólo sangre.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
La perforación que el soldado infligió en el costado de Jesús fue muy profunda en vista de la salida repentina de agua y sangre. Puede ser que la lanza traspasó el corazón de Jesús o que la cavidad torácica fue perforada en una sección inferior del diafragma. En cualquier caso, Juan mencionó el vertimiento de «sangre y agua» para hacer hincapié en el hecho indiscutible de que Jesús había muerto.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
19:34 Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua. — ¿Qué tan grande fue la herida causada por la lanza? Tomás sabía que podría meter su mano en el lugar de la lanza: «Si no… metiere mi mano en su costado, no creeré» (20:25).
Algunos gnósticos decían que Cristo no ocupaba un cuerpo literal, pero no sale «sangre y agua» de un fantasma. Compárese Luc 24:37-39.
Otra vez recalcamos que en realidad Cristo murió en la cruz. Los soldados «le vieron ya muerto» y para estar segurísimos uno de ellos «le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua». Es muy importante que en la predicación del evangelio se enfaticen estos detalles para hacer callar los argumentos necios de los incrédulos.
Fuente: Notas Reeves-Partain
Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, “Pero uno de los soldados le hirió el costado con su lanza”. El verbo “hirió” se refiere a que la lanzada le abrió el costado. La herida pudo ser mortal, o ser una señal de que Jesús ya estaba muerto. La herida fue violenta, como la expresión “atravesar” expresa: «uno de los soldados atravesó con una lanza el costado de Jesús» (TLA), «le abrió el costado de una lanzada» (BI). Y al instante salió sangre y agua, se puede precisar aclarando la fuente: “y al instante brotó de la herida agua y sangre”, «brotó del costado sangre y agua» (BA).
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
1Jn 5:6; 1Jn 5:8.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
i 1065 Isa 53:5; Zac 12:10; Mat 27:49; Jua 20:25; Rev 1:7
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
le traspasó el costado. Esto se hizo como un gesto final de castigo, o quizá como un acto para confirmar que Jesús ya había muerto (vers. 33).
sangre y agua. El agua pudiera ser líquido seroso de los órganos y membranas dañados. El suero dio evidencia al trauma interno que Jesús sufrió además de sus heridas visibles. Es posible que la la nza penetrara el corazón y un pulmón y que las membranas serosas que se formaron para protegerlos vertieran el liquido por la herida.
Fuente: La Biblia de las Américas
34 (1) Dos substancias salieron del costado abierto del Señor: sangre y agua. La sangre efectúa la redención y así quita los pecados (1:29; Heb_9:22) para comprar la iglesia ( Hch_20:28). El agua imparte vida y así acaba con la muerte (12:24; 3:14-15) para producir la iglesia ( Efe_5:29-30). La muerte del Señor, por un lado, quita nuestros pecados, y por otro, nos imparte vida. Por lo tanto, tiene dos aspectos: el aspecto redentor y el aspecto de impartir vida. La redención tiene como fin impartir vida. Lo narrado en los otros tres evangelios muestra solamente el aspecto redentor de la muerte del Señor; lo narrado en Juan muestra no sólo el aspecto redentor, sino también el de impartir vida. En Mat_27:45 , Mat_27:51 ; Mar_15:33 ; Luc_23:44-45 aparecieron las tinieblas, un símbolo del pecado, y se rasgó el velo del templo, que separaba al hombre de Dios. Estas señales están relacionadas con el aspecto redentor de la muerte del Señor. Las palabras pronunciadas por el Señor en la cruz, en Luc_23:34 , «Padre, perdónalos» y en Mat_27:46 , «Dios Mío, Dios Mío, ¿por qué me has desamparado?» (puesto que El llevaba nuestros pecados en ese momento), también muestran el aspecto redentor de Su muerte. Pero el agua que fluyó y los huesos que no fueron quebrados, como lo menciona Juan en los vs.34 y 36, son señales que se relacionan con la muerte del Señor en su aspecto de impartir vida (véase la nota 26 (1)). La muerte que imparte vida liberó la vida divina del Señor desde Su interior, para que se produjera la iglesia, la cual se compone de todos Sus creyentes, en quienes se ha impartido la vida divina. La muerte del Señor, la cual imparte vida, es tipificada por el sueño de Adán, del cual fue producida Eva ( Gén_2:21-23), y es representada por la muerte del grano de trigo que cayó en la tierra para llevar mucho fruto (12:24), para hacer un solo pan, el Cuerpo de Cristo ( 1Co_10:17). Por lo tanto, también es la muerte que propaga y multiplica la vida, la muerte que genera y reproduce. El costado abierto del Señor fue tipificado por el costado abierto de Adán, del cual Eva fue producida ( Gén_2:21-23). La sangre fue tipificada por la sangre del cordero de la Pascua (Éxo_12:7 , Éxo_12:22 ; Rev_12:11), y el agua fue tipificada por el agua que fluyó de la roca herida (Éxo_17:6 ; 1Co_10:4). La sangre formó una fuente para la purificación del pecado ( Zac_13:1), y el agua llegó a ser la fuente de vida ( Sal_36:9 ; Rev_21:6).