Comentario de Juan 4:31 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Mientras tanto, los discípulos le rogaban diciendo: —Rabí, come.

Rabbí, come. Gén 24:33; Hch 16:30-34.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

EL ALIMENTO MÁS NUTRITIVO

Juan 4:31-34

Mientras, Sus discípulos Le estaban diciendo a Jesús: -¡Rabí, come algo!

-Yo tengo una comida -les contestó Jesús- que vosotros no sabéis.
-¿No será que Le habrá traído alguien de comer? -se dijeron entre sí los discípulos.
Mi comida -les dijo Jesús- es hacer la voluntad del Que Me ha enviado, y acabar Su Obra.

Este pasaje sigue el esquema normal de las conversaciones del Cuarto Evangelio: Jesús dice algo que no se Le entiende, porque tiene un sentido espiritual. En un principio se toma con un literalismo que no hace sentido; y luego, poco a poco, Jesús va desvelando el significado hasta que se entiende y asume. Es exactamente lo mismo que hizo Jesús hablando con Nicodemo acerca del nuevo nacimiento, y con la Samaritana acerca del agua que apaga definitivamente la sed.
Para entonces, los discípulos habían vuelto con provisiones, y Le dijeron a Jesús que comiera algo: Le habían dejado tan cansado y exhausto que se preocuparon al verle con tan poco interés en probar lo que habían traído. Es sorprendente cómo una gran tarea puede elevar a una persona por encima y más allá de las necesidades corporales. El gran luchador por la libertad de los esclavos, Wilberforce, fue toda la vida un tipo pequeño, insignificante y enfermizo. En la Cámara de los Comunes, sus señorías casi siempre sonreían al descubrir apenas cuando se ponía en pie para hablar; pero cuando empezaban a salir raudales de fuego y de poder de aquella figurilla, el lugar estaba abarrotado y en suspense. Como decían, «el alevín se volvía una ballena.» Su mensaje, su misión, la llama de la verdad y la dinámica del poder conquistaban su debilidad física. Hay un cuadro de John Knox predicando en su ancianidad. Era un hombre acabado físicamente; tan débil, que tenían que subirle casi en vilo por los peldaños del púlpito, y dejarle apoyándose en el atril. Pero, poco después de empezar a predicar, su voz ya había recuperado su antigua potencia de trompeta, y parecía que iba a reducir el púlpito a astillas de los puñetazos que le daba, y salirse de un salto de él. El mensaje infundía en el hombre una especie de fuerza sobrenatural.
Jesús les dijo a Sus discípulos que Él tenía una convida que ellos no sabían. En su simplicidad, se preguntaban si sería que alguien Le habría traído comida. Entonces les dijo: «Mi comida es hacer la voluntad del Que Me envió.»
La gran clave de la vida de Jesús era la sumisión a la voluntad de Dios. Es único porque es la única Persona Que ha habido o habrá jamás perfectamente obediente a la voluntad de Dios. Bien se puede decir que Jesús es la única Persona en todo el mundo que no hizo nunca lo que quería, sino siempre lo que Dios quería.
Era el Enviado de Dios. Una y otra vez, ése es el título que se Le da en el Cuarto Evangelio. Hay dos palabras griegas que se usan en este evangelio que significan enviar: apostellein, que aparece 17 veces, y pempein, 27. Es decir, que no menos de 44 veces se nos dice, o se nos presenta a Jesús diciendo, que Dios Le había enviado. Jesús estaba bajo órdenes. Era el Hombre de Dios.

Así que, cuando vino Jesús al mundo, una y otra vez habló de la misión que se Le había confiado. En Jn 5:36 , habla de las obras que el Padre Le había dado para hacer. En 17:4, dice que Su único mérito es que ha acabado la obra que el Padre Le había dado para hacer. Cuando habla de poner y de volver a tomar su vida, es decir, de morir y de resucitar, dice: » Este es el mandamiento que he recibido de Mi Padre» (10:18). Habla constantemente, como aquí, de la voluntad de Dios. » He bajado del Cielo -dice-, no para hacer mi propia voluntad, sino la del Que Me envió» (6:38). » Yo hago siempre -dice- lo que a Él le parece bien» (8:29). En 14:23 establece, por Su propia experiencia personal y de acuerdo con Su ejemplo, que la única prueba de amor está en cumplir los mandamientos del Que uno pretende aMarcos

La obediencia de Jesús no era, como tan a menudo la nuestra, intermitente. Era la misma esencia y el ser, el manantial y el corazón, la dinámica y el motor de Su vida.

Es Su gran deseo que seamos como Él fue y es.

(i) Hacer la voluntad de Dios es lo único que conduce a la paz. No puede haber paz cuando se está en desacuerdo con el Soberano del Universo.
(ii) Hacer la voluntad de Dios es lo único que conduce a la felicidad. No puede haber felicidad cuando la ignorancia humana se enfrenta con la sabiduría de Dios.

(iii) Hacer la voluntad de Dios es lo único que conduce al poder. Cuando seguimos el camino que hemos elegido nosotros, no podemos contar más que con nuestro propio poder, y por tanto nos colapsamos inevitablemente. Cuando seguimos el camino que Dios tiene para nosotros, contamos con Su poder, y por tanto la victoria es segura.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Antes el agua fue el pretexto para el diálogo de Jesús con la mujer. Ahora la comida es el tema que motiva el diálogo con los discípulos. La acción de los discípulos es constante debido al tiempo imperfecto del verbo “rogar”: Entre tanto, los discípulos le rogaban, «Mientras esto sucedía, los discípulos le rogaban» (TLA). Habría que comunicar la idea de preocupación de los discípulos para que Jesús comiera, y no como si fuera una orden. En algunas culturas ordenar a alguien superior se traduce mejor de forma indirecta: “Los discípulos le suplicaban que comiera algo”, “preocupados le rogaban que comiera” o «Maestro, por favor, come algo» (TLA). El modo subjuntivo se puede usar como imperativo pero con sentido más respetuoso y dejando a la otra persona con la libertad de actuar. En este caso la fórmula de respeto estaría bien: “Por favor, Maestro, te rogamos que comas algo”.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

REFERENCIAS CRUZADAS

b 206 Jua 1:38

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Rabí. Véase coment. sobre Maestro en Mt 12:38.

Fuente: La Biblia de las Américas

En estos versículos se nos presenta, primeramente, un modelo edificante del celo por el bien de los demás. Hacer bien era para Jesucristo no solo un deber y una delicia: era su sustento, su alimento y su bebida. Job, uno de los hombres más santos del Antiguo Testamento podía decir que apreciaba la palabra do Dios «mas que su comida.» Job 23:12. El Gran Fundador de la iglesia del Nuevo Testamento fue algo más allá y dijo lo mismo de la obra de Dios.
¿Servimos en algo á Dios? ¿Procuramos, aunque débilmente fomentar su causa sobre la tierra, suprimiendo lo que es malo, y promoviendo lo que es bueno? Si así lo hiciéremos, no dejemos de ejecutarlo con todo nuestro corazón, nuestra alma, nuestra mente y nuestras fuerzas. Todo lo que nos viniere á la mano hacer por las almas de los demás, hagámoslo según nuestras fuerzas. Eccl. 9:10. Acaso el mundo haga burla é irrisión de nosotros y nos llame exaltados ó fanáticos. El mundo admira el celo en cualquiera otra causa que no sea la de Dios, y alaba el entusiasmo en cualquiera cosa que no sea la religión. Continuemos nuestros trabajos sin dejarnos extraviar. Que los hombres piensen ó digan lo que quieran, nosotros seguimos las huellas de nuestro Señor Jesucristo.
En estos versículos, por otra parte, se ofrece grande estímulo á los que trabajan por el bien de las almas. Nuestro Señor describió el mundo diciendo que «ya estaba blanco para la siega;» y luego dijo á sus discípulos: «El que siega recibe salario y allega fruto para la vida eterna..
Cierto es que el que se empeñe en hacer algo por las almas de sus semejantes tiene que encontrar muchos tropiezos. El corazón del hombre en su estado natural es muy duro é incrédulo. La tenacidad con que los hombres cierran los ojos para no percibir el estado en que se encuentran y el peligro que los amenaza, es verdaderamente indescriptible. El ánimo carnal es enemistad contra Dios. Rom 8:7. Ninguno puede formarse una idea del endurecimiento del hombre, hasta que no ha ensayado hacer bien al prójimo. Ninguno puede formarse idea de cuan pequeño es el número de los que se arrepienten y creen hasta haber ensayado salvar á algunos. 1Co 9:22. Suponer que todo aquel á quien se le hable de Cristo y se le suplique que crea haya de hacerse cristiano, es manifestar la ignorancia de un niño. «Pocos son los que hallan el camino angosto..
El verdadero antídoto contra el desaliento cuando trabajemos por la causa divina es recordar las promesas de que venimos tratando. Hay un salario reservado para los segadores fieles: en el último día recibirán un galardón que excederá en valor á todos sus servicios–un galardón que esté en proporción no con su buen éxito sino con el total de sus benéficas tareas.
Están allegando un fruto que ha-de permanecer después de que el mundo haya pasado. Ese fruto consistirá en las almas salvadas y el testimonio que se dé de su propia fidelidad ante las naciones congregadas. No nos desalentemos pues, mas continuemos en nuestra labor. «Somos para Dios suave olor de Cristo en los que son salvos, y en los que se pierden.» 2Co 2:15. «Irá yendo y llorando el que lleva la preciosa simiente: mas viniendo, vendrá con regocijo trayendo sus gavillas.» Psa 126:6.
En estos versículos se nos presenta, por último, un ejemplo instructivo de lo diverso de las razonen que mueven á los hombres á creer en c. Se nos dice que muchos de los Samaritanos creyeron en él por la palabra de la mujer. Y no es esto todo: cuéntasenos también que muchos más creyeron por la palabra de él. En una palabra: unos fueron convertidos por haber oído el testimonio de la mujer, y otros por haber oído al mismo Jesucristo.
Jamás se debieran olvidar las palabras de S. Pablo: «Hay diferencias en las operaciones; mas el mismo Dios es, el que obra todas las cosas en todos. El modo como el Espíritu guía al pueblo de Dios es siempre el mismo; pero las sendas por las cuales ese pueblo es conducido al camino de la salvación son muy diversas. La conversión de algunos es instantánea; la de otros es una obra que avanza pausada y silenciosamente, por grados casi imperceptibles. Algunos, como Lidia, sienten que el corazón se les ablanda suavemente; otros como el carcelero de Filipo se llenan de una alarma violenta. Todos vienen á parar en el arrepentimiento ante Dios, la fe en nuestro Señor Jesucristo y la santidad de vida ; pero no todos experimentan al principio las mismas sensaciones. El argumento que convence á un creyente no es el que primero vence á otro. Los dardos del Espíritu proceden de la misma aljaba pero no son de la misma clase.

Fuente: Los Evangelios Explicados

R645 Μεταξύ aparece aquí sencillamente como un adverbio, con el sentido de: mientras tanto (comp. Hch 13:42).

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

O, Maestro

Fuente: La Biblia de las Américas