Biblia

Comentario de Juan 4:37 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Juan 4:37 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Porque en esto es verdadero el dicho: “Uno es el que siembra, y otro es el que siega.”

4:37 Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega. — 1Co 3:6. En esta ocasión Jesús sembró y los apóstoles participaron en la siega. Jesús y sus discípulos segaron discípulos ganados por Juan el bautista, y comenzando el día de Pentecostés, los apóstoles cosecharon discípulos enseñados por Juan y Jesús. Muchas veces hay conversiones durante una semana de servicios especiales que son el resultado no solamente de la predicación de esa semana, sino también de la enseñanza paciente de los miembros de la iglesia.

Lo verdadero del proverbio se ve en muchos textos. «Por ejemplo, un hombre puede segar donde no ha sembrado (Deu 6:11; Jos 24:13), o puede ser que un sembrador nunca experimente la alegría de segar lo que ha plantado (Deu 28:30; Job 31:8; Miq 6:15): algún otro puede hacer la siega. Pero en el campo espiritual lo normal es que un hombre siegue donde otro ha sembrado» (GH).

Todo siervo de Dios debe recordar que su obra de sembrar la buena semilla nunca es en vano (1Co 15:58). Según el plan de Dios la obra es una, y el sembrador comparte con el segador.

En muchos casos la siega de un alma es el resultado de mucha siembra; es decir, muchos están involucrados: padres y otros parientes cristianos, vecinos y otros compañeros cristianos (p. ej., los del trabajo o de la escuela). Las clases bíblicas a las que muchos jóvenes han asistido desde la niñez tienen mucho que ver con su conversión. La literatura que haya leído, la predicación por radio que haya escuchado, las clases en el hogar que haya asistido, etc. tienen que ver con la conversión. En fin, muchas personas y muchas cosas tienen su parte en la conversión de almas.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

uno es el que siembra, y otro es el que siega. Jue 6:3; Miq 6:15; Luc 19:21.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Uno es el que siembra, y otro es el que siega: Una lección vital de discipulado. Hay varias tareas y trabajadores en la obra del Señor, pero todos reciben el mismo honor (1Co 3:6, 1Co 3:7).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

4:37 Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega. — 1Co 3:6. En esta ocasión Jesús sembró y los apóstoles participaron en la siega. Jesús y sus discípulos segaron discípulos ganados por Juan el bautista, y comenzando el día de Pentecostés, los apóstoles cosecharon discípulos enseñados por Juan y Jesús. Muchas veces hay conversiones durante una semana de servicios especiales que son el resultado no solamente de la predicación de esa semana, sino también de la enseñanza paciente de los miembros de la iglesia.
Lo verdadero del proverbio se ve en muchos textos. «Por ejemplo, un hombre puede segar donde no ha sembrado (Deu 6:11; Jos 24:13), o puede ser que un sembrador nunca experimente la alegría de segar lo que ha plantado (Deu 28:30; Job 31:8; Miq 6:15): algún otro puede hacer la siega. Pero en el campo espiritual lo normal es que un hombre siegue donde otro ha sembrado» (GH).
Todo siervo de Dios debe recordar que su obra de sembrar la buena semilla nunca es en vano (1Co 15:58). Según el plan de Dios la obra es una, y el sembrador comparte con el segador.
En muchos casos la siega de un alma es el resultado de mucha siembra; es decir, muchos están involucrados: padres y otros parientes cristianos, vecinos y otros compañeros cristianos (p. ej., los del trabajo o de la escuela). Las clases bíblicas a las que muchos jóvenes han asistido desde la niñez tienen mucho que ver con su conversión. La literatura que haya leído, la predicación por radio que haya escuchado, las clases en el hogar que haya asistido, etc. tienen que ver con la conversión. En fin, muchas personas y muchas cosas tienen su parte en la conversión de almas.

Fuente: Notas Reeves-Partain