Biblia

Comentario de Juan 4:39 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Juan 4:39 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él a causa de la palabra de la mujer que daba testimonio diciendo: “Me dijo todo lo que he hecho.”

4:39 Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho. — El testimonio de esta mujer tenía mucha fuerza por causa del entusiasmo y convicción con que hablaba. Los judíos rechazaron todo el testimonio a favor de Jesús de Nazaret: el testimonio del Padre, el testimonio de Juan, el testimonio de las obras de Jesús, el testimonio de las Escrituras y el testimonio de Moisés (Jua 5:32-47), pero los samaritanos creyeron en El por el testimonio de esta mujer pecadora. ¿Por qué no tuvo Nicodemo el mismo entusiasmo que los samaritanos para creer en Cristo?

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

muchos de los samaritanos. Jua 10:41, Jua 10:42; Jua 11:45.

por la palabra de la mujer. Jua 4:29, Jua 4:42.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Los samaritanos creyeron (Gr.  pisteũ eis) en seguida en él. Pero los judíos rechazaron el testimonio de sus propias Escrituras, de Juan el Bautista y de los milagros y enseñanzas de Cristo. Los samaritanos aceptaron el testimonio de una mujer rechazada. A veces, Dios utiliza la fuente más improbable para llevar a cabo su obra, mientras que los que deberían estar al frente de la obra de Dios dejan de seguirlo.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

4:39 Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho. — El testimonio de esta mujer tenía mucha fuerza por causa del entusiasmo y convicción con que hablaba. Los judíos rechazaron todo el testimonio a favor de Jesús de Nazaret: el testimonio del Padre, el testimonio de Juan, el testimonio de las obras de Jesús, el testimonio de las Escrituras y el testimonio de Moisés (Jua 5:32-47), pero los samaritanos creyeron en El por el testimonio de esta mujer pecadora. ¿Por qué no tuvo Nicodemo el mismo entusiasmo que los samaritanos para creer en Cristo?

Fuente: Notas Reeves-Partain

EL SALVADOR DEL MUNDO

Juan 4:39-42

Muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en Jesús por lo que les había dicho la mujer, que daba testimonio diciendo:

-¡Me dijo todo lo que había en mi vida!

Así que, cuando los samaritanos vinieron a conocer a Jesús, Le pidieron que se quedara entre ellos, y se quedó allí dos días. Y creyeron en Él muchos más cuando Le oyeron; y le dijeron a la mujer:
-Ya no creemos por lo que tú nos has dicho, sino porque Le hemos escuchado por nosotros mismos, y no nos cabe la menor duda de que Él es de veras el Salvador del mundo.

En los acontecimientos que tuvieron lugar en Samaria tenemos el esquema de cómo se extiende muchas veces el Evangelio. En la historia de la implantación de la fe entre los samaritanos tenemos tres etapas.
(i) Hubo una presentación. Fue la Samaritana la que les presentó a Cristo a los samaritanos. Aquí vemos plenamente desarrollada la necesidad que Dios tiene de nosotros. Pablo dijo: «¿Cómo van a creer si no hay quién les predique?» (Rm 10:14 ). La Palabra de Dios tiene que irse transmitiendo de persona a persona. Dios no puede hacerles llegar Su Mensaje a los que nunca lo han oído a menos que tenga alguien que se lo lleve.

Él no tiene más manos que las nuestras para hacer hoy Su Obra; No tiene más pies que los nuestros para guiar a la gente en Su camino;
Él no tiene más voz que la nuestra para decirle al mundo cómo murió; Él no tiene más ayuda que la nuestra para guiarlos hasta Él.

Es al mismo tiempo nuestro gozoso privilegio y nuestra irrenunciable responsabilidad el llevarle a Cristo a las personas. No puede haber presentación a menos que haya alguien que presente a Cristo. Además, la presentación hay que hacerla sobre la base del testimonio personal. La mujer iba gritando: «¡Fijaos en lo que ha hecho por mí y en mí!» No era de una teoría de lo que hablaba, sino de un poder dinámico y transformador. La Iglesia se podrá extender hasta que los reinos del mundo lleguen a ser el Reino del Señor sólo cuando hombres y mujeres experimenten por sí mismos el poder de Cristo, y luego les transmitan esa experiencia a otros.
(ii) Había un contacto personal cada vez más íntimo y un conocimiento que iba en aumento. Una vez que Se les presentó a Cristo a los samaritanos, ellos mismos Le buscaron; buscaron Su presencia y Su compañía. Le pidieron que se quedara con ellos hasta que aprendieran de Él y llegaran a conocerle mejor. Es verdad que hay que empezar por presentar a Cristo; pero no lo es menos que, cuando Se le ha presentado a una persona, ella tiene que seguir viviendo en la presencia de Cristo por sí misma. Nadie puede pasar esa experiencia por otro. Puede que sean otros los que nos guíen a la amistad con Cristo, pero debemos buscar y disfrutar de esa amistad por nosotros mismos.

(iii) Hubo descubrimiento y entrega. Los samaritanos descubrieron en Jesús al Salvador del mundo. Es posible que no lo dijeran con esas mismas palabras. Juan estaba escribiendo después de muchos años, y estaba expresando el descubrimiento de los samaritanos con sus propias palabras, que rezumaban el aroma de toda una vida de comunión con Cristo y de meditación acerca de Él bajo la dirección del Espíritu Santo. Juan es el único que usa este glorioso título de Jesús. Lo encontramos aquí y en 1Jn 4:14 . Para Juan era el título de Jesús por antonomasia.

Este título no lo inventó Juan. En el Antiguo Testamento a Dios se Le llama Salvador, Dios de Salvación. Este título se aplicaba también a muchos dioses griegos. Cuando Juan estaba escribiendo, al emperador romano se le otorgó el título de Salvador del Mundo. Es como si Juan dijera: «Todo lo que veníais soñando se ha hecho realidad en Jesús.»
Haremos bien en no olvidar este título. Jesús no era simplemente un profeta que transmitiera con palabras un mensaje de Dios. Tampoco era simplemente un psicólogo experto que tuviera una habilidad extraordinaria para descubrir lo que hay en la mente humana. Es cierto que dio muestras de poseer esa cualidad en el caso de la Samaritana; pero hizo mucho más. Él no era simplemente un ejemplo. No vino sólo a presentarle a la humanidad cómo había que vivir la vida. Un gran ejemplo puede ser descorazonador y frustrante cuando nos deja impotentes para seguirlo.

Jesús era y es El Salvador. Él es el único que puede rescatar a las personas de la situación terrible y desesperada en que se encuentran; el único que puede romper las cadenas que tienen aherrojadas a las personas a su pasado, y darles poder para enfrentarse con el futuro. La Samaritana es en realidad un buen ejemplo de cómo actúa el poder salvador de Jesús. La población donde vivía ya la tendría probablemente por una persona irreformable;. y seguramente ella misma estaría de acuerdo en que jamás sería capaz de llevar una vida respetable. Pero llegó Jesús, y la rescató por partida doble: la capacitó para que se desligara de su pasado, y la introdujo a una nueva vida desde allí en adelante. No hay título que Le corresponda a Jesús mejor que El Salvador del Mundo.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

3. La fe de los samaritanos (Jua 4:39-42)

La narración se enfoca ahora en los samaritanos y en la mujer que les habló acerca de Jesús. Este episodio final recoge la temática de la narración interrumpida en el v. Jua 4:30, cuando los samaritanos salían de la ciudad y venían hacia Jesús. En algunos idiomas un problema serio es la ausencia de partículas que marquen la transición entre un tema y otro, entre el v. Jua 4:38 y el v. Jua 4:39. Puede ser poco adecuado empezar la sección con un nuevo párrafo, especialmente cuando se hace una lectura pública y muchas personas están escuchando. A menos que se use una mejor transición que el “pero” del texto griego, los que escuchan la lectura pueden imaginarse que las palabras de Jesús acerca de plantar y cosechar se dirigían a los samaritanos y que por estas palabras los samaritanos creyeron en Jesús. Para evitar este malentendido es necesario empezar el v. Jua 4:39 con una expresión transicional, por ejemplo: “y en cuanto a los samaritanos”, “entonces del pueblo” o “resulta que del pueblo”.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él. Pocas versiones son literales aquí. Una traducción literal del comienzo del versículo no sería clara, ya que el orden de las palabras en la oración griega no corresponde con las del español. Hay que arreglar el orden de la oración para dar mejor sentido: «Mucha gente que vivía en ese pueblo de Samaria creyó en Jesús» (TLA).

La idea creyeron en él o “vinieron a creer en él” es muy juanina (cf. Jua 7:31; Jua 8:30; Jua 10:42; Jua 11:45; Jua 12:42). La imagen recuerda a los primeros discípulos que vinieron a Jesús (cf. Jua 1:39). La fe de los samaritanos se basó en el testimonio de la mujer, en vez de descansar en un hecho portentoso o señal milagrosa (cf. Jua 2:11, Jua 2:23; Jua 7:31; Jua 11:45). De igual forma la fe de los primeros discípulos descansó en el testimonio de Juan Bautista. Estos se quedaron con Jesús aquel día y Jesús ahora se queda con los samaritanos ese día.

Algunos traductores se sienten incómodos para usar aquí la misma expresión “creyeron en él” que emplean en otros contextos en el evangelio de Juan. Todo se debe a que a estos traductores les parece imposible que los samaritanos hayan creído realmente en Jesús basados sólo en las palabras que la mujer les ha dicho. Esta tendencia de “aguar” el significado de la frase “creer en él” puede reflejar una idea equivocada del sentido propio de “confiar”. De todas maneras no es legítimo cambiar el intento evidente del escritor solamente porque el contexto aparece de alguna forma poco usual. La idea de Juan es clara al decir que lo que convenció a los samaritanos fue el testimonio de la mujer: creyeron en él por la palabra de la mujer.

Me dijo todo lo que he hecho es una exageración retórica, que técnicamente se conoce como hipérbole. Evidentemente, en la breve conversación que Jesús tuvo con esta mujer, él no le dijo todo lo que ella había hecho en toda su vida. Sin embargo, no se justifica modificar el sentido de la expresión del escritor. En todos los idiomas existen grados de exageración o hipérboles, y en este contexto particular la declaración de la mujer se debe entender y evaluar para poder traducir con una expresión hiperbólica o exagerada de acuerdo a las posibilidades que ofrezca cada idioma.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

REFERENCIAS CRUZADAS

k 215 Eze 16:53; Rom 10:17

l 216 Jua 4:29

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

R1123 Burton (B461) describe a μαρτυρούσης como un participio que se usa como parte integral de una frase limitativa del genitivo (de la mujer que testificaba, es decir, del testimonio de la mujer); pero en realidad este es un participio atributivo (comp. Mat 21:4).

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego