Comentario de Juan 4:42 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Ellos decían a la mujer: —Ya no creemos a causa de la palabra tuya, porque nosotros mismos hemos oído y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo.
4:42 y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos (Juan dice que «creyeron», y ellos dijeron, «sabemos») que verdaderamente éste es el Salvador (Mat 1:21; Luc 2:11; Hch 5:31; Efe 5:23, etc.) del mundo, el Cristo. — 1Jn 4:14. «Jesús está de pie delante de nosotros hoy en día en persona en su Palabra, y podemos oírle directa y personalmente en esa Palabra como si nos hubiéramos sentado entre los oyentes de Sicar. Ellos lo tuvieron solamente por dos días, pero nosotros podemos tenerlo todos los días» (RCHL). Los judíos querían obligar a Jesús a ser rey para quitar el yugo de Roma (6:15), pero los samaritanos entendían que Cristo era el Salvador del mundo (compuesto de judíos, samaritanos, gentiles). Es muy obvio que los samaritanos eran «buena tierra» (Luc 8:15), personas listas a recibir la simiente y llevar fruto para Dios. Por haber recibido tantas bendiciones y privilegios de Dios los judíos se llenaban de orgullo y vanidad, de modo que rechazaron a Cristo, pero los samaritanos, con muy limitadas bendiciones, lo recibieron con toda prontitud y con gratitud.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
nosotros mismos hemos oído. Jua 1:45-49; Jua 17:8; Hch 17:11, Hch 17:12.
el Salvador del mundo. Jua 4:29; Jua 1:29; Jua 3:14-18; Jua 6:68, Jua 6:69; Jua 11:17; Isa 45:22; Isa 52:10; Luc 2:10, Luc 2:11, Luc 2:32; Hch 4:12; Rom 10:11-13; 2Co 5:19; 1Jn 4:14.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El título Salvador del mundo aparece aquí solamente y en 1Jn 4:14. Los judíos del tiempo de Jesús enseñaban que para acercarse a Dios primero había que ser judío. Al incluir este incidente en el Evangelio, Juan demostró que Jesús es para todas las personas del mundo.
PERSPECTIVA
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El hijo del noble
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La clave para entender la importancia del segundo milagro de Jesús (Jua 4:46-54) es la geografía. El noble y su hijo moribundo vivían en Capernaum, la ciudad principal de la región de Galilea (Luc 4:31). Pero Jesús estaba a treinta y dos km de allí, en Caná (donde, significativamente, sucedió su primer milagro (Jua 2:1-12). Esto significa que el noble caminó unos sesenta y cuatro km de ida y vuelta, una jornada de dos días a pie, para implorar a Jesús que curara a su hijo. Pero Jesús simplemente dijo una palabra (Jua 4:50) que produjo resultados a treinta y dos km de allí, en un mundo que no conocía nada de teléfonos, faxes o modems. No es de sorprenderse que el incidente produjera fe (Jua 4:53). Jesús era el Señor de la distancia.
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Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
el Salvador del mundo. Esta frase también se encuentra en 1Jn 4:14. Este versículo designa el clímax de la historia de la mujer de Samaria. Los mismos samaritanos entraron a formar parte del grupo de testigos de Jesús como Mesías e Hijo de Dios en el Evangelio de Juan. Este episodio describe el primer ejemplo de evangelismo que trasciende las culturas (Hch 1:8).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
4:42 y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos (Juan dice que «creyeron», y ellos dijeron, «sabemos») que verdaderamente éste es el Salvador (Mat 1:21; Luc 2:11; Hch 5:31; Efe 5:23, etc.) del mundo, el Cristo. — 1Jn 4:14. «Jesús está de pie delante de nosotros hoy en día en persona en su Palabra, y podemos oírle directa y personalmente en esa Palabra como si nos hubiéramos sentado entre los oyentes de Sicar. Ellos lo tuvieron solamente por dos días, pero nosotros podemos tenerlo todos los días» (RCHL).
Los judíos querían obligar a Jesús a ser rey para quitar el yugo de Roma (6:15), pero los samaritanos entendían que Cristo era el Salvador del mundo (compuesto de judíos, samaritanos, gentiles). Es muy obvio que los samaritanos eran «buena tierra» (Luc 8:15), personas listas a recibir la simiente y llevar fruto para Dios. Por haber recibido tantas bendiciones y privilegios de Dios los judíos se llenaban de orgullo y vanidad, de modo que rechazaron a Cristo, pero los samaritanos, con muy limitadas bendiciones, lo recibieron con toda prontitud y con gratitud.
Jesús dijo a los judíos, «¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra» (Jua 8:43). Los samaritanos entendían el lenguaje de Jesús porque podían escuchar su palabra.
Fuente: Notas Reeves-Partain
En la expresión literal del original “Que ya no por tus palabras creemos” el enfoque está en ya no creemos solamente por lo que has dicho. Dos problemas se presentan al traducir la declaración de los samaritanos: (1) En algunos idiomas se requiere que la oración positiva vaya primero que la oración negativa. Si esto es así, el orden del versículo debe cambiar: “Nosotros creemos ahora porque le hemos oído, y ya no por lo que tú nos has dicho”. (2) En algunos idiomas se requiere un cambio de la negación de la oración causal al verbo “creer”, por ejemplo: «Ahora creemos, no por lo que tú nos dijiste, sino porque nosotros mismos hemos oído» (TLA).
El Salvador del mundo es el punto culminante de la autorrevelación de Jesús en territorio no judío. Algunas versiones hacen más explícita la traducción al agregar la frase “el Cristo”, que no aparece en el texto griego. Esta frase está como una enmienda al final del versículo en unos manuscritos tardíos. Se podría especular en cuanto a las razones por las cuales este título fue añadido más tarde.
Con la excepción de Luc 2:11, ésta es la única mención en los evangelios del título “Salvador” referido a Jesús durante su ministerio terrenal. En el Antiguo Testamento Dios es quien salva a su pueblo. En Luc 1:47 María dice: mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador, declaración basada en 1Sa 2:1-10. Sin embargo, dado que Samaria estuvo por muchos años bajo la influencia de la cultura griega, es mejor mirar en el mundo griego para el trasfondo de este término, donde se aplicó para los dioses, emperadores y varios héroes.
El término “Salvador” refleja generalmente dos clases de contextos: (1) “El que rescata” o “el que libera”, lo que implica salvación de un peligro, un desastre o la esclavitud. (2) “El que restaura” con la idea de volver algo o a alguien a un estado anterior, mejor: “el que nos capacita de nuevo”.
Para la frase el Salvador del mundo es necesario usar una oración explicativa: “El que rescata a toda la gente del mundo”, “El que restaura de nuevo a toda la gente”. “Mundo” en este sentido no es algo malo, es toda la gente sin excepciones. Es algo positivo, lo amado por Dios, la señal del amor universal de Dios, más allá de los judíos y de los samaritanos.
Reflexión bíblica y pastoral
Este es seguramente uno de los pasajes más bellos del evangelio de Juan, pero también uno de los más densos en su contenido teológico. El encuentro de Jesús con una mujer de Samaria desata múltiples significados y abre muchas perspectivas de interpretación. Considerando la geografía de Palestina se percibe que la afirmación “le era necesario pasar por Samaria” (v. Jua 4:4) implica una necesidad más teológica que de geográfica. Leyendo todo el pasaje se entiende que esa necesidad tiene que ver con la voluntad de Dios de llevar el mensaje de salvación también a los samaritanos, quienes eran considerados por los judíos ortodoxos como herejes. Pero Dios no vio en ellos ni herejes ni paganos, sino como un pueblo necesitado de conocer a Jesús como el Cristo. Así que podemos entender que lo que “obligaba” a Jesús de pasar por Samaria era el amor de Dios por todos los seres humanos y el anhelo de Jesús de cumplir siempre la voluntad del Padre, llevando así salvación a todos los pueblos.
Pero en esta historia no sólo es ilustrativo del amor de Dios el llevar la salvación a un pueblo enemistado con el judío, sino escoger como instrumento de misión a una mujer, que en el contexto de esa época, donde las mujeres eran tenidas casi en nada, y aún peor las extranjeras, era algo absolutamente fuera de toda proporción. Pero Jesús se dirige a ella y le pide agua. El centro del diálogo estará determinado por el tema del agua y de la acción de dar. Él le pide agua pero terminará ofreciéndole el “agua viva”, esa que es como una “fuente que brota para vida eterna” (v. Jua 4:14). Jesús se presenta en el diálogo como aquel que puede satisfacer la sed de eternidad de todas las personas.
La samaritana, seguramente una mujer sin mucha formación religiosa, es capaz de reconocer en Jesús a alguien de una espiritualidad superior, y es por ello que empieza reconociéndolo como “profeta”, algo que muchos hombres judíos, tanto líderes religiosos como del pueblo sencillo, no fueron capaces de percibir.
La mujer, estimulada por la confianza que Jesús ha despertado en ella, aprovecha para plantearle un asunto controversial entre judíos y samaritanos: el verdadero lugar de adoración entre Jerusalén y el monte Gerizim. Jesús lleva la respuesta a un nivel superior, probablemente habiéndose percatado de la inteligencia y sensibilidad espiritual de la mujer, afirmando que no es un lugar específico o privilegiado, sino una actitud la que determina la validez de una adoración, es decir, una adoración en “espíritu y verdad” (v. Jua 4:23). Esta adoración puede ser aquella que nace de un corazón renovado, de una espiritualidad que ha podido superar los prejuicios raciales y el exclusivismo religioso, tal como Jesús lo está haciendo y como la mujer lo imitará.
Cuando la mujer indaga respecto al Cristo, Jesús hace una afirmación trascendental no sólo de Juan, sino de todo el Nuevo Testamento, al revelársele como el “Yo soy” (v. Jua 4:26), fórmula sagrada utilizada por Dios para revelarse a Moisés en el Éxodo, y que en Juan tiene un peso teológico muy grande. Jesús se le revela a una mujer despreciada y marginada con una fórmula de gran exclusividad.
Cuando la mujer va a los suyos para testificar de Jesús utiliza otra fórmula muy importante en este evangelio: “venid, ved” (v. Jua 4:29). Ella es la que convoca a su gente a encontrarse con Jesús, cumpliendo así funciones de apóstol y evangelista. La mujer que antes servía sólo para uso sexual de los hombres y para recoger agua, ahora es quien conduce a su pueblo al encuentro con el Cristo. Con ella se inicia un proceso salvífico de dimensiones universalistas cuando “muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en Jesús por la palabra de la mujer” (v. Jua 4:39).
También es importante considerar que este pueblo despreciado por la ortodoxia judía pudo reconocer a Jesús, a pesar de que entre ellos no realizó ninguna señal u obra portentosa, como el “Salvador del mundo, el Cristo” (v. Jua 4:42).
Con esta narración entendemos una vez más que Dios no hace acepción de personas, que él ve más allá de las limitaciones y prejuicios de las personas, y que su oferta de amor y salvación es mucho más generosa e incluyente de lo que los cristianos y cristianas con frecuencia suponemos.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Mat 1:21; Luc 2:11; Hch 5:31; Hch 13:23; Flp 3:20; Tit 1:4; Tit 2:13; 2Pe 1:1; 2Pe 1:11; 1Jn 4:14.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
ñ 219 Jua 17:8
o 220 Isa 49:6; Mat 1:21; Jua 1:29; Hch 13:23; 1Ti 1:15; 1Jn 4:14
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Salvador. Este título se usa solamente aquí en este evangelio (cp. 1 Jn 4:14).
del mundo. La importancia universal del ministerio del Mesías se hizo claro para los samaritanos quienes no tenían tratos con los judíos (v. coment. en vers. 9). El Salvador es judío y la salvación viene de los judíos (vers. 22), pero el Mesías ofrece salvación para todos, incluyendo a los samaritanos (Hch 1:8).
Fuente: La Biblia de las Américas
O, por tus palabras