Comentario de Juan 4:47 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Cuando éste oyó que Jesús había salido de Judea y estaba presente en Galilea, fue a él y le rogaba que descendiese y sanase a su hijo, porque estaba a punto de morir.
4:47 Este, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él (no envió los siervos, ver. 51, sino que vino personalmente) y le rogó que descendiese (Caná estaba situada en las montañas) y sanase a su hijo, — Las aflicciones nos mueven a buscar a Jesús; por eso, su aflicción le trajo bendición. Sin duda este oficial había oído del milagro en Caná y las cosas que hizo en Jerusalén, y creía que Jesús podría sanar a su hijo. Probablemente ya hubiera gastado mucho en médicos (compárese Luc 8:43, «había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada»).Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
como oyó. Mar 2:1-3; Mar 6:55, Mar 6:56; Mar 10:47.
que Jesús venía. Jua 11:21, Jua 11:32; Sal 46:1; Luc 7:6-8; Luc 8:41; Hch 9:38.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El oficial del rey tenía dos impresiones falsas sobre el poder de Cristo. Pensaba que Jesús tenía que viajar a Capernaum para sanar y que no tenía poder sobre la muerte (antes que mi hijo muera). Cristo estaba interesado en saber si la fe del hombre se basaba solamente en señales y prodigios.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
le rogó. El lenguaje aquí utilizado indica que rogó repetidas veces a Jesús para que sanara a su hijo. Su búsqueda de Jesús surgió de la desesperación, pero evidenciaba poco aprecio por quien Él era. A la luz del v. Jua 4:46, parece que la motivación del noble se centraba más en la reputación de Jesús como hacedor de milagros que como Mesías.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
4:47 Este, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él (no envió los siervos, ver. 51, sino que vino personalmente) y le rogó que descendiese (Caná estaba situada en las montañas) y sanase a su hijo, — Las aflicciones nos mueven a buscar a Jesús; por eso, su aflicción le trajo bendición.
Sin duda este oficial había oído del milagro en Caná y las cosas que hizo en Jerusalén, y creía que Jesús podría sanar a su hijo. Probablemente ya hubiera gastado mucho en médicos (compárese Luc 8:43, «había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada»).
Este oficial creía que sería necesario que Jesús fuera a su casa. Compárese 11:21, 32 «Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto». Jairo «se postró a sus pies, y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá» (Mar 5:23). La mujer que padecía de flujo de sangre decía «Si tocare tan solamente su manto, será salva» (Mar 5:28). ¿Qué tenían en común estas personas? Limitaban el poder de Jesús diciéndole que hiciera alguna cosa física para poder ayudarles. No entregaban sus vidas (o sus seres queridos) a Jesús sin reserva. Tal fe es limitada e imperfecta. El centurión, sin embargo, le dijo, «pues, no soy digno de que entres bajo mi techo; pero dí la palabra, y mi siervo será sano»; Jesús dijo, «Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe» (Luc 7:7-9). Sabía que Jesús tenía autoridad y que podía sanar de lejos.
— que estaba a punto de morir. — Ya no hubo otro remedio porque sin duda todo remedio humano se hubiera agotado.
No sabemos si en otra ocasión este oficial hubiera tenido el deseo o la oportunidad de buscar a Jesús, pero muchas personas hacen peticiones al Señor solamente en los momentos de mucha aflicción. Si su hijo no hubiera enfermado, ¿habría buscado a Jesús? ¿Tendría interés en oír «la palabra de él» (ver. 41) ?