Comentario de Juan 4:9 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces la mujer samaritana le dijo: —¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, siendo yo una mujer samaritana? —porque los judíos no se tratan con los samaritanos—.

4:9 La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? — Ella pregunta, «¿Cómo?» y la respuesta fue que Jesús pidió un favor para que le pudiera hacer un favor mucho más grande. De esa manera Jesús abrió la puerta para poder enseñarle, hablando de una cosa que a ella le interesaba. No solamente enseñó a esta mujer, sino que a través de ella enseñó a muchos samaritanos (vers. 39-42).

— tú, siendo judío — esto indica que Jesús tenía la apariencia (ropa, habla, etc.) de judío. Tal vez esta mujer haya creído que Jesús, siendo judío, le odiaba pero que ahora por causa de la sed se humillaba para pedirle este favor. Aunque en otra ocasión prohibieron que sus apóstoles entraran «en ciudad de samaritanos» (Mat 10:5), El no dejó de demostrar su amor por ellos (Luc 10:30-37; Luc 17:12-17; Jua 4:1-54). Para la samaritana Jesús era «judío», «Señor» (ver. 11), «un profeta» (ver. 19); y «el Cristo» (ver. 29).

— Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. — (1) Porque los antepasados de los samaritanos eran las diez tribus que se rebelaron contra Roboam, hijo de Salomón, para formar el reino del norte llamado Israel con Samaria por capital (1Re 12:25-33), y (2) porque cuando los judíos volvieron de la cautividad en Babilonia, rehusaron que los samaritanos colaboraran con ellos en la construcción del templo (Neh 2:10; Neh 2:19; Neh 4:1-3). Para insultar a Jesús los judíos decían, «¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano, y que tienes demonio?» (8:48). Para evitar tales insultos (y aun injuria física) de los samaritanos, los judíos de Galilea pasaban por Perea (al este del río Jordán) para ir a las fiestas solemnes de Jerusalén. Cuando los samaritanos no querían recibir a Jesús, Jacobo y Juan dijeron, «Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?» (Luc 9:53-54). En cuanto a la vida social los judíos y los samaritanos no se trataban entre sí, pero éstos no rechazaron el dinero de aquéllos (ver. 8).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

que soy mujer samaritana. Jua 4:27; Jua 8:48; Luc 10:33; Luc 17:16-19.

Porque judíos y samaritanos no se tratan. 2Re 17:24; Esd 4:1-24; Neh 4:1, Neh 4:2; Luc 9:52-56; Hch 1:8; Hch 10:28.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

4:9 La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? — Ella pregunta, «¿Cómo?» y la respuesta fue que Jesús pidió un favor para que le pudiera hacer un favor mucho más grande. De esa manera Jesús abrió la puerta para poder enseñarle, hablando de una cosa que a ella le interesaba. No solamente enseñó a esta mujer, sino que a través de ella enseñó a muchos samaritanos (vers. 39-42).
— tú, siendo judío — esto indica que Jesús tenía la apariencia (ropa, habla, etc.) de judío. Tal vez esta mujer haya creído que Jesús, siendo judío, le odiaba pero que ahora por causa de la sed se humillaba para pedirle este favor. Aunque en otra ocasión prohibieron que sus apóstoles entraran «en ciudad de samaritanos» (Mat 10:5), El no dejó de demostrar su amor por ellos (Luc 10:30-37; Luc 17:12-17; Jua 4:1-54). Para la samaritana Jesús era «judío», «Señor» (ver. 11), «un profeta» (ver. 19); y «el Cristo» (ver. 29).
— Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. — (1) Porque los antepasados de los samaritanos eran las diez tribus que se rebelaron contra Roboam, hijo de Salomón, para formar el reino del norte llamado Israel con Samaria por capital (1Re 12:25-33), y (2) porque cuando los judíos volvieron de la cautividad en Babilonia, rehusaron que los samaritanos colaboraran con ellos en la construcción del templo (Neh 2:10; Neh 2:19; Neh 4:1-3). Para insultar a Jesús los judíos decían, «¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano, y que tienes demonio?» (8:48). Para evitar tales insultos (y aun injuria física) de los samaritanos, los judíos de Galilea pasaban por Perea (al este del río Jordán) para ir a las fiestas solemnes de Jerusalén. Cuando los samaritanos no querían recibir a Jesús, Jacobo y Juan dijeron, «Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?» (Luc 9:53-54). En cuanto a la vida social los judíos y los samaritanos no se trataban entre sí, pero éstos no rechazaron el dinero de aquéllos (ver. 8).

Fuente: Notas Reeves-Partain

Varias versiones presentan una traducción literal, dejando la diferencia cultural entre judíos y samaritanos como otro paréntesis de Juan: —porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí—. Otra forma es la de presentar la información cultural primero: «Pero como los judíos no tienen trato con los samaritanos, la mujer le respondió» (DHH). Así los lectores conocen inmediatamente que existen unas diferencias culturales muy importantes entre judíos y samaritanos, y entonces la pregunta de la mujer se comprende mejor.

Lo sorpresivo y la gran imposibilidad de la petición de Jesús para la mujer no es la habilidad de pedirle agua, sino que él se haya atrevido a hacerlo. Por eso una traducción literal no refleja toda la tensión cultural y psicológica del momento, ni su carga semántica llena de ironía: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana?

En algunos idiomas esta pregunta se aclara formulando la pregunta de otras maneras: “¿Cómo se te ocurre pedirme agua, si tú eres judío y yo soy samaritana?”, “¿Cómo es posible que me pidas agua si soy samaritana y tú eres judío?”, “¿No te parece algo extraño que me pidas agua a mí, una mujer samaritana?”. En algunas culturas se entiende mejor la pregunta como si fuera una admiración llena de ironía: «¡Pero si usted es judío! ¿Cómo es que me pide agua a mí, que soy samaritana?» (TLA), «¡Cómo! ¿No eres tú judío? ¿Cómo te atreves a pedir agua a una samaritana?» (BI), “¡Cómo es posible! ¡Tú eres judío, y me pides agua a mí que soy samaritana!”

Judíos y samaritanos no se tratan entre sí es una glosa de paréntesis que no aparece en algunos manuscritos, y pudo ser una explicación posterior de Juan para sus lectores, o el comentario explicativo de un copista. Sólo aparece aquí en todo el Nuevo Testamento. El verbo significa más que simplemente “judíos y samaritanos no se tratan entre sí”. Recuérdese que los discípulos fueron a un pueblo samaritano a comprar comida. Además, en el evangelio de Lucas el “buen samaritano” iba por el camino de Jerusalén a Jericó. Este verbo tiene que ver con usar los mismos vasos: “no se sirven de utensilios en común” o “judíos y samaritanos no beben en un mismo vaso”. Los más recientes comentarios del evangelio de Juan siguen la interpretación de “usar los utensilios en común”. La mayoría de las traducciones toma esta explicación en el sentido de “no se asocian con” o “no tienen ningún trato con”.

El sentido refleja el ritualismo del judaísmo. Según este legalismo los samaritanos eran ritualmente impuros, y las mujeres samaritanas eran perpetuamente impuras desde la cuna. Cualquiera que usara los mismos utensilios en la mesa compartía la misma impureza. Bien sea que se tome el acto en el sentido de tratar con los samaritanos o bien sea que se le dé el sentido de compartir con ellos los mismos vasos o platos, Jesús hizo caso omiso de esta costumbre legalista antisamaritana. Ya que existen dos interpretaciones muy distintas del texto griego, el traductor debiera indicar este hecho poniendo una interpretación en el texto y la otra como una nota al margen.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

— los samaritanos: Ver nota a Mat 10:5.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Ver Esd 4:3; Esd 9:1-15; Esd 10:1-44; Sir 50:26; Luc 10:33; Luc 17:16; Luc 17:18.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

NOTAS

(1) “Porque los judíos […] samaritanos”, ABCWVgSyp,s; א*DItmss omiten esta oración.

REFERENCIAS CRUZADAS

e 182 2Re 17:24; Esd 4:3; Luc 9:52; Hch 10:28

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

le dijo. La mayoría de los hombres judíos observarían estrictamente la norma de no hablar con mujeres en público (vers. 27). Como esta mujer era samaritana, con más razón un judío no hablaría con ella.

los judíos no tienen tratos con los samaritanos. Entre judíos y samaritanos existía desde mucho tiempo una triste hostilidad. Comer con los samaritanos, o simplemente tomar agua sacada por ellos, hubiera sido intolerable porque tal acción habría hecho al judío ceremonialmente inmundo.

Fuente: La Biblia de las Américas

9 (1) Samaría era la región principal del reino del norte, Israel, y era su capital ( 1Re_16:24 , 1Re_16:29). Por el año 700 a. de C. los asirios se apoderaron de Samaría y trajeron gente de Babilonia y de otros países paganos a las ciudades de Samaría ( 2Re_17:6 , 2Re_17:24). Desde entonces los samaritanos llegaron a ser un pueblo de sangre judía y pagana. La historia nos dice que ellos tenían el Pentateuco (los cinco libros de Moisés) y que adoraban a Dios según esa parte del Antiguo Testamento. Pero los judíos nunca los reconocieron como parte de ellos.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

no se tratan… Esto es, hasta el punto de no compartir utensilios para comer o beber. → Esd 4:1-5; Neh 4:1-2.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R434 La partícula οὖν se refiere al contexto que precede al paréntesis del v. 8: entonces.

R482 En παρʼ ἐμοῦ, la preposición aparece con un genitivo ablativo: a mí, o de mí.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Esto es, no comparten utensilios de comida o de bebida. g Esd 4:1-5; Neh 4:1-2.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

* O “los judíos no comparten comidas con los samaritanos”.

Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento