Comentario de Juan 5:30 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Yo no puedo hacer nada de mí mismo. Como oigo, juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco la voluntad mía, sino la voluntad del que me envió.

5:30 No puedo yo hacer nada por mí mismo (5:19) ; según oigo (Cristo oía y entendía perfectamente la voluntad de Dios) , así juzgo y mi juicio es justo (7:24) , porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre. — Cristo es el Juez y, en ese momento, estaba juzgando a los judíos (véanse los vers. 38-46). Aunque los judíos juzgaban a Cristo con prejuicio y malicia, en el juicio de Jesús no había odio ni resentimiento (1Pe 2:21-23). Era perfectamente justo e imparcial, porque su juicio era la voluntad del Padre.

«Para cualquier hombre es difícil juzgar con justicia a otro hombre. Si nos analizamos con honestidad y franqueza veremos que hay muchos hechos que afectan nuestros juicios, y que éste se basa sobre una cantidad de cosas. Nuestro juicio puede ser injusto porque nos sentimos heridos en nuestro orgullo. Puede ser ciego y deshonesto debido a nuestros prejuicios. Puede ser severo y enconado por la envidia. Puede resultar arrogante debido al desprecio. Puede ser duro por la intolerancia… Puede verse afectado por nuestra vanidad y basarse sobre la envidia y no sobre la justicia. Puede resultar inválido porque no conocemos, y jamás hemos tratado de conocer, las circunstancias en que actúa la persona que juzgamos» (WB).

Es muy difícil evitar la parcialidad (1Ti 5:21).

«No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio» (7:24). Según el prejuicio de los judíos Jesús aparentemente había quebrantado el día de reposo pero, según ellos mismos, no quebrantaban el cuarto mandamiento quienes circuncidaban en el día de reposo (7:22), ni los sacerdotes que ofrecían sacrificios en el día de reposo (Mat 12:5) ni quienes sacaban una oveja del hoyo en el día de reposo (Mat 12:1), ni siquiera quienes desataban un buey o un asno del pesebre para llevarlo a beber en el día de reposo (Luc 13:15). Por lo tanto, Jesús no quebrantaba el cuarto mandamiento al sanar enfermos. Los judíos no juzgaban con justo juicio, sino con prejuicio, envidia e hipocresía, pero nuestro juicio siempre será justo si no buscamos nuestra propia voluntad, sino la voluntad del Padre.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

No puedo yo hacer nada por mí mismo. Jua 5:19; Jua 8:28, Jua 8:42; Jua 14:10 como oigo, juzgo:.

y mi juicio es justo. Jua 8:15, Jua 8:16; Gén 18:25; Sal 96:13; Isa 11:3, Isa 11:4; Rom 2:2, Rom 2:5.

porque no busco mi voluntad. Jua 4:34; Jua 6:38; Jua 8:50; Jua 17:4; Jua 18:11; Sal 40:7, Sal 40:8; Mat 26:39; Rom 15:3; Ose 10:7-10.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

El juicio de Cristo es justo porque está de acuerdo con la voluntad divina de Dios. En el versículo Jua 5:19, Jesús dijo: «No puede el Hijo hacer nada por sí mismo»; ahora dice aquí que no puede hacer nada independiente del Padre. Este versículo es el punto culminante y la conclusión de los versículos Jua 5:19-29.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

la voluntad … del Padre. A manera de resumen y conclusión de todo lo que ha dicho desde el v. Jua 5:19 acerca de su igualdad con Dios, Jesús afirmó que el juicio ejercido por Él se debía a su dependencia absoluta de la voluntad y la dirección del Padre (cp. los vv. Jua 5:19-20).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

5:30 No puedo yo hacer nada por mí mismo (5:19) ; según oigo (Cristo oía y entendía perfectamente la voluntad de Dios) , así juzgo y mi juicio es justo (7:24) , porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre. — Cristo es el Juez y, en ese momento, estaba juzgando a los judíos (véanse los vers. 38-46). Aunque los judíos juzgaban a Cristo con prejuicio y malicia, en el juicio de Jesús no había odio ni resentimiento (1Pe 2:21-23). Era perfectamente justo e imparcial, porque su juicio era la voluntad del Padre.
«Para cualquier hombre es difícil juzgar con justicia a otro hombre. Si nos analizamos con honestidad y franqueza veremos que hay muchos hechos que afectan nuestros juicios, y que éste se basa sobre una cantidad de cosas. Nuestro juicio puede ser injusto porque nos sentimos heridos en nuestro orgullo. Puede ser ciego y deshonesto debido a nuestros prejuicios. Puede ser severo y enconado por la envidia. Puede resultar arrogante debido al desprecio. Puede ser duro por la intolerancia… Puede verse afectado por nuestra vanidad y basarse sobre la envidia y no sobre la justicia. Puede resultar inválido porque no conocemos, y jamás hemos tratado de conocer, las circunstancias en que actúa la persona que juzgamos» (WB).
Es muy difícil evitar la parcialidad (1Ti 5:21).
«No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio» (7:24). Según el prejuicio de los judíos Jesús aparentemente había quebrantado el día de reposo pero, según ellos mismos, no quebrantaban el cuarto mandamiento quienes circuncidaban en el día de reposo (7:22), ni los sacerdotes que ofrecían sacrificios en el día de reposo (Mat 12:5) ni quienes sacaban una oveja del hoyo en el día de reposo (Mat 12:1), ni siquiera quienes desataban un buey o un asno del pesebre para llevarlo a beber en el día de reposo (Luc 13:15). Por lo tanto, Jesús no quebrantaba el cuarto mandamiento al sanar enfermos. Los judíos no juzgaban con justo juicio, sino con prejuicio, envidia e hipocresía, pero nuestro juicio siempre será justo si no buscamos nuestra propia voluntad, sino la voluntad del Padre.

Fuente: Notas Reeves-Partain

EL ÚNICO JUICIO VERDADERO

Juan 5:30

Yo no puedo hacer nada partiendo de Mí mismo. Conforme a lo que oigo, así juzgo. Pero el juicio que Yo ejercito es justo; porque no trato de hacer lo que quiero, sino lo que quiere el Que me envió.

En el pasaje anterior, Jesús ha reclamado el derecho de juzgar. No era extraño que la gente se preguntara con qué derecho se ponía a juzgar a los demás. Su respuesta era que Su juicio era verdadero y definitivo, porque Él no tenía ningún deseo de hacer nada aparte de la voluntad de Dios. Su derecho se basaba en que Su juicio era el juicio de Dios.

Le es muy difícil a cualquier persona el juzgar a otra con justicia. Si nos examinamos honradamente a nosotros mismos descubriremos muchos motivos que afectarían nuestro juicio. Podría hacerlo injusto nuestro orgullo ofendido; podría ser ciego por nuestros prejuicios; o amargado, por los celos; podría hacerlo arrogante el desprecio; o inflexible, la intolerancia; o podría hacerlo condenatorio la santurronería; podría afectarlo nuestro sentimiento de superioridad; o envilecido por la envidia; o viciado por la falta de sensibilidad o por ignorancia deliberada. Sólo una persona cuyo corazón y cuyos motivos fueran absolutamente limpios podría .juzgar a otra persona con justicia ….- Y no existe tal persona aparte de Jesús.

Pero, por otra parte, el juicio de Dios es perfecto.

Sólo Dios es santo, y por tanto Él es el único que conoce los motivos por los que deben ser juzgadas todas las personas. Sólo Dios ama de una manera perfecta, y pronuncia Su juicio con la caridad que deben hacerse todos los juicios. Sólo Dios tiene conocimiento perfecto y, por tanto, Su juicio es perfecto porque tiene en cuenta todas las circunstancias. El derecho de Jesús a juzgar está basado en el hecho de que en Él está la perfecta Mente de Dios. Él no juzga con la inevitable mezcla de motivos humanos, sino con la perfecta santidad, el perfecto amor y la perfecta misericordia de Dios.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Termina la sección que empieza con el v. Jua 5:19. Algunos estudiosos lo toman como la introducción de una nueva sección. La sección concluye con el mismo tema con que comienza el v. Jua 5:19. En ambos versículos Jesús muestra total dependencia al Padre. El Hijo no puede hacer nada por su propia cuenta, sino lo que aprende de su propio Padre. La visión cambia con los verbos “ver” (v. Jua 5:19) y “oír” (v. Jua 5:30). Además, el discurso que venía dado en tercera persona singular, regresa ahora a la primera persona singular.

Aquí, al igual que en el v. Jua 5:19, el “nada” es enfático. Por mí mismo se entiende «por mi propia cuenta» (TLA, DHH, BL, BP, NVI), “por mi propia iniciativa”.

Según oigo, así juzgo se entiende en sentido de que el Hijo juzga según lo que oye del Padre: «Juzgo según el Padre me ordena» (DHH), «Conforme el Padre me dicta, así juzgo» (BI).

Reflexión bíblica y pastoral

Jesús profundiza en este pasaje sobre la perfecta unidad que existe entre él y el Padre, de tal manera que muestra que todo lo que dice y hace, incluyendo las sanidades en día sábado, está en consonancia con la voluntad del Padre. Jesús hace lo que ve hacer al Padre, es decir, sus actos dadores de vida reproducen lo que Dios siempre hace, que es generar y dar vida en forma abundante. Así el Hijo, como el Padre, tiene el poder sobre la vida y la muerte, y esto lo convierte en el juez supremo, realizando la obra de Dios entre los seres humanos. Y esto de nuevo acentúa una situación paradójica, ya que los líderes judíos estaban juzgando a Jesús de haber sanado en sábado y ordenado al que había sido paralítico que cargara su camilla. Así que estaban juzgando al único que en realidad tenía facultad de juzgar porque su juicio es el de Dios.

Por ser juez y representante de Dios, Jesús puede tanto juzgar como dar vida. Por eso, quien lo acepta mediante la fe honra al Padre y al Hijo, tiene la vida y no le sucederá ninguna desgracia. En esas funciones y con esas facultades, Jesús no es capaz de sanar, sino también de dar vida eterna a todos aquellos que oigan su voz, que en el evangelio de Juan significa creer en Jesús como el Hijo de Dios y hacer su voluntad.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Jua 4:34; Jua 5:19; (ver Luc 22:42).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

NOTAS

(1) O: “cosa que se origine de mí”.

REFERENCIAS CRUZADAS

f 269 Isa 11:4

g 270 Mat 26:39; Jua 4:34; Jua 6:38

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

como oigo, juzgo. Aunque Jesús enfatiza su papel como juez (v. vers. 22, 27), también enfatiza su dependencia en el Padre para cumplir esta función.

Fuente: La Biblia de las Américas

de Mí mismo… Es decir, por mi cuenta; la voluntad del que me envió… M↓ añaden la del Padre.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

B482 El negativo compuesto οὐδέν con el infinitivo puede explicarse. Se debe a que depende de un verbo en forma personal con οὐ. [Editor. En verdad, οὐδέν no niega la acción del infinitivo, sino que se usa como el complemento directo del infinitivo: No puedo hacer nada por mí mismo.]

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Es decir, por mi cuenta.

5.30 M i añaden la del Padre.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

§ De manera implícita: “lo que me dice Dios el Padre”.

Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento