Comentario de Juan 5:44 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

¿Cómo podéis vosotros creer? Pues recibiendo la gloria los unos de los otros, no buscáis la gloria que viene de parte del único Dios.

5:44 ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, — Mat 6:1-18; Mat 23:5-8. ¿Qué tiene que ver el recibir gloria los unos de los otros con el no creer en Cristo? Los que buscan y reciben la gloria humana, se sienten contentos y satisfechos. Los judíos se sentían más santos que los otros y, por eso, se sentían satisfechos. De esto Pablo advierte en 2Co 10:12, «Porque no nos atrevemos a contarnos ni a compararnos con algunos que se alaban a sí mismos; pero ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo mismos, no son juiciosos». Si nos comparamos unos con otros y nos sentimos satisfechos, no veremos la necesidad de creer en Cristo, pero si sinceramente nos comparamos con Cristo, veremos nuestra condición verdadera y esto puede ser el principio de la fe.

La gloria que se recibe puede ser aprobación o aceptación. Muchos no obedecen a Cristo por no ofender a su familia (Mat 10:34-37). Muchos otros no obedecen por no ser criticados por sus amigos y conocidos. Estos no buscan la gloria de Dios sino la gloria (aprobación, aceptación) de los hombres.

— y no buscáis la gloria que viene del Dios único? — Era y es fácil ser convencido de que Jesús de Nazaret es el Cristo. Hay mucha evidencia para confirmar esta verdad. Sin embargo, los judíos no creían porque eran rebeldes contra Dios y no buscaban su aprobación, y solamente querían recibir gloria (aprobación) los unos de los otros.

Los que buscan la gloria, aprobación y aplauso de los hombres no tienen la humildad para creer en Cristo y obedecerle. Cuando algún predicador o alguna iglesia tratan de impresionar a los del mundo para tener influencia sobre ellos por medio de cosas materiales, dejan de ser iglesias y predicadores de Cristo. El honor del mundo es incompatible con el honor de Dios; los que buscan el honor del mundo pierden el honor de Dios, y los que buscan el honor de Dios pierden el honor del mundo (DL).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Cómo podéis vosotros creer. Jua 3:20; Jua 8:43; Jua 12:43; Jer 13:23; Rom 8:7, Rom 8:8; Heb 3:12.

recibís la gloria los unos de los otros. Mat 23:5; Gál 5:19-21; Flp 2:3.

no buscáis la gloria que viene del Dios único. 1Sa 2:30; 2Cr 6:8; Mat 25:21-23; Luc 19:17; Rom 2:7, Rom 2:10, Rom 2:29; 1Co 4:5; 2Co 10:18; Stg 2:1; 1Pe 1:7.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

El pueblo no creyó en Jesús porque no buscó la gloria que viene del Dios único. Esta pudo ser similar a la gloria que Pablo vio que se revelaría en nosotros en la presencia de Dios (Rom 8:18). Qué fugaz y vana es la alabanza del hombre. Los actores de cine se alaban entre ellos por sus actuaciones, la mayoría de los cuales serán olvidados en una década. Los héroes deportivos se deleitan con victorias que duran poco. Las placas y trofeos que han ganado serán consumidos un día por el fuego (2Pe 3:10-13). Jim Elliot dijo una vez: «No es necio aquel que da lo que no puede retener para ganar lo que no puede perder».

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

RECIBÍS GLORIA LOS UNOS DE LOS OTROS. Los que tienen la genuina fe salvadora no serán motivados por el amor del reconocimiento o la estima de los demás. Tendrán como objetivo agradar al Padre. Los que se habitúan a recibir gloria de los demás hacen ídolos de sí mismos y se sitúan fuera del reino de Dios. Amar más el reconocimiento de los demás que el de Dios es ser incrédulo al evangelio de Cristo y hacer imposible la fe genuina (cf. Rom 2:29).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

5:44 ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, — Mat 6:1-18; Mat 23:5-8. ¿Qué tiene que ver el recibir gloria los unos de los otros con el no creer en Cristo? Los que buscan y reciben la gloria humana, se sienten contentos y satisfechos. Los judíos se sentían más santos que los otros y, por eso, se sentían satisfechos. De esto Pablo advierte en 2Co 10:12, «Porque no nos atrevemos a contarnos ni a compararnos con algunos que se alaban a sí mismos; pero ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo mismos, no son juiciosos». Si nos comparamos unos con otros y nos sentimos satisfechos, no veremos la necesidad de creer en Cristo, pero si sinceramente nos comparamos con Cristo, veremos nuestra condición verdadera y esto puede ser el principio de la fe.
La gloria que se recibe puede ser aprobación o aceptación. Muchos no obedecen a Cristo por no ofender a su familia (Mat 10:34-37). Muchos otros no obedecen por no ser criticados por sus amigos y conocidos. Estos no buscan la gloria de Dios sino la gloria (aprobación, aceptación) de los hombres.
— y no buscáis la gloria que viene del Dios único? — Era y es fácil ser convencido de que Jesús de Nazaret es el Cristo. Hay mucha evidencia para confirmar esta verdad. Sin embargo, los judíos no creían porque eran rebeldes contra Dios y no buscaban su aprobación, y solamente querían recibir gloria (aprobación) los unos de los otros.
Los que buscan la gloria, aprobación y aplauso de los hombres no tienen la humildad para creer en Cristo y obedecerle. Cuando algún predicador o alguna iglesia tratan de impresionar a los del mundo para tener influencia sobre ellos por medio de cosas materiales, dejan de ser iglesias y predicadores de Cristo. El honor del mundo es incompatible con el honor de Dios; los que buscan el honor del mundo pierden el honor de Dios, y los que buscan el honor de Dios pierden el honor del mundo (DL).

Fuente: Notas Reeves-Partain

LA CONDENACIÓN DEFINITIVA

Juan 5:44-47

¿Cómo vais a creer, si no buscáis más que la gloria que os viene de los demás en lugar de buscar la gloria que viene del único Dios? No creáis que voy a ser Yo el que ós acuse ante el Padre. Ya tenéis un acusador; y me refiero a Moisés, en quien tanto confiáis. Si hubierais creído a Moisés, habríais creído en Mí, porque él escribió acerca de Mí. Pero, si no creéis lo que él os escribió, ¿cómo vais a creer lo que Yo os digo?

Los escribas y fariseos anhelaban las alabanzas de la gente. Se vestían de forma que todos los pudieran reconocer. Rezaban de manera que los pudieran oír. Les encantaban los primeros asientos de la sinagoga. Procuraban que los saludaran respetuosamente en las calles. Y precisamente por todo eso no podían escuchar la voz de Dios. ¿Por qué? Mientras uno no se compare nada más que con los demás, encontrará motivos para darse por satisfecho. Pero lo importante no es: «¿Soy mejor que mis vecinos?», sino: «¿Soy tan bueno como el Señor?» «¿Qué opinión tiene de mí el Señor?» Mientras nos comparemos con nuestros semejantes, siempre podremos encontrar algunos a los que consideremos inferiores; y eso hace imposible la fe, que nace de un sentimiento de necesidad, como explicó tan claramente Jesús en la parábola del Fariseo y el Publicano (Lc 18:9-14 ). Pero cuando nos comparamos con Jesucristo nos vemos reducidos a nuestra estatura real, y entonces nace la fe, porque no podemos hacer otra cosa que confiar en la misericordia de Dios.

Jesús acaba con una acusación que no podría por menos de impactar. Los judíos creían que los libros que creían que les había dejado Moisés eran’ la mismísima Palabra de Dios. Jesús les dijo: «Si hubierais leído esos libros como es debido, os habríais dado cuenta de que todos Me señalan a Mí.» Y prosiguió: «Vosotros creéis que, porque tenéis a Moisés como mediador, estáis a salvo; pero Moisés es el que os condenará. Podría ser que no tuvierais por qué creerme a Mí; pero estáis obligados a creer lo que os dijo Moisés, al que vosotros consideráis insuperable. Pues bien: él escribió acerca de Mí.»
Aquí tenemos una verdad grande y aterradora. Lo que había sido el mayor privilegio de los judíos se convirtió en su mayor condenación. No se puede condenar a una persona que no haya tenido oportunidad; pero a los judíos se les había concedido un conocimiento superior, que -ellos habían descuidado, y que se había convertido en su condenación. La responsabilidad es siempre la otra cara del privilegio.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Es una pregunta retórica en el original: ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros ? Algunas versiones cambian el orden del versículo y presentan una oración afirmativa seguida de la pregunta: «¿Entonces, cómo pueden ustedes creerme?» (TEV), que en el original es la primera parte del texto. La TLA transforma la pregunta en una exclamación de reproche de Jesús: «¡Cómo van a creerme, si les gusta que sea la gente la que hable bien de ustedes, y no el Dios único!».

La frase Dios único aparece aquí como expresión propia de Juan. También se puede traducir “el Dios que es único” o “aquél que es Dios”.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Jua 7:18; Jua 8:49-50.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

NOTAS

(1) “Dios”, אADItVgSyc,h,hi,p; P66,75B omiten esta palabra.

REFERENCIAS CRUZADAS

v 286 Jua 12:43

w 287 1Co 4:5

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

recibís gloria. O sea, atribuir gran prestigio al que era considerado un líder judío bien entrenado (cp. Mt 23:2, 6, 7).

Fuente: La Biblia de las Américas

R1128 El participio causal λαμβάνοντες está coordinado con el verbo ζητεῖτε: porque ustedes reciben gloria los unos de los otros y no buscan la gloria sólo de Dios.

TGr6 El peligro espiritual al cual se enfrentaba el pueblo judío, según Jesús, estaba en que ellos aceptaban gloria de otras fuentes y también de Dios. El les recordó que tal gloria debe buscarse sólo de El (a pesar de que μόνου está en una posición atributiva, se usa como un adverbio que significa: sólo de Dios; y no como un adjetivo que significaría: de aquel que sólo es Dios -T226).

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

O, fama, u, honor

Fuente: La Biblia de las Américas