Comentario de Juan 6:14 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Entonces, cuando los hombres vieron la señal que Jesús había hecho, decían: —¡Verdaderamente, éste es el profeta que ha de venir al mundo!
6:14 Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo. — Deu 18:15-18; Hch 3:22-23. Esto suena bien; están reconociendo a Jesús como el Profeta que había de venir, es decir, el Mesías, el Hijo de David, pero al decir que Cristo era «el profeta» ¿qué concepto tenían de El? Si Cristo era el Profeta (Mesías), ¿por qué no se postraron delante de El, confesando sus pecados y adorándole? El ver. 15 contesta estas preguntas.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Este verdaderamente es el profeta. Jua 1:21; Jua 4:19, Jua 4:25, Jua 4:42; Jua 7:40; Gén 49:10; Deu 18:15-18; Mat 11:3; Mat 21:11; Luc 7:16; Luc 24:19; Hch 3:22-24; Hch 7:37.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
el profeta es una referencia a Deu 18:15. La declaración de los hombres no indica necesariamente que creían que Jesús era el Mesías. Algunos hacían distinciones entre el profeta y el Mesías (cf. con Jua 1:20, Jua 1:21). El pan (v. Jua 6:11) quizás les recordó a Moisés y el maná. Así llegaron a la conclusión de que Jesús era el profeta que Moisés había predicho.
EN PROFUNDIDAD
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Alimentación de los cinco mil
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Juan escribe que la multitud que siguió a Jesús lo hizo en respuesta a sus milagros (Jua 6:2), un enlace con la curación del hombre lisiado en Jua 5:1-17. Lo que conduce a una cuarta señal milagrosa, la alimentación de los cinco mil.
Lo que Jesús hizo fue extraordinario en todo aspecto. Considere, por ejemplo, que incluso hoy día muy pocos establecimientos recreativos de los Estados Unidos podrían acomodar a cinco mil personas sentadas para una comida. Sin embargo, Jesús proveyó milagrosamente para todos ellos, ¡y aun sobró! Juan menciona que llenaron doce cestas, quizás una para cada discípulo, o una por cada tribu de Israel. El resultado total fue fe: la multitud llegó a la conclusión (Jua 6:14) de que Jesús debía ser el profeta prometido por Moisés (Deu 18:15).
Sin embargo, la duda y el rechazo iban a llegar muy pronto. Los detractores señalaron que la comida de Jesús fue impresionante, pero fue solamente una. En contraste, Moisés había alimentado a Israel en el desierto por 40 años (Jua 6:30, Jua 6:31). Increíblemente, no entendieron el objetivo de la señal: Jesús no era simplemente un repartidor; era el mismo pan de vida (Jua 6:32-58).
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Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
La historia de la alimentación de los cinco mil es la cuarta señal que Juan emplea para demostrar que Jesús es el Mesías y el Hijo de Dios. Es el único milagro registrado en todos los cuatro Evangelios (Mat 14:13-23; Mar 6:30-46; Luc 9:10-17). Ya que lo más probable es que Juan haya escrito para complementar la información ausente en los Evangelios sinópticos (vea la Introducción: Contexto histórico), su relato hizo hincapié en la importancia estratégica de este milagro en dos aspectos: 1) demostró el poder creativo de Cristo con mayor claridad que cualquier otro milagro, y 2) se valió del milagro para demostrar la deidad de Jesucristo así como para preparar el escenario de su discurso sobre «el pan de vida» (vv. Jua 6:22-40). Es fascinante notar que ambos milagros creativos de Jesús, que son la transformación del agua en vino (Jua 2:1-10) y la multiplicación del pan (vv. Jua 6:1-14), nombran los elementos centrales de la Santa Cena (v. Jua 6:53).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
el profeta. La multitud se refirió al «profeta» de Deu 18:15. Es lamentable que estos comentarios realizados después de que Jesús los sanara y alimentara, evidencien el anhelo del pueblo por un Mesías que supliera sus necesidades físicas y no espirituales. Al parecer, no se observa indicio alguno de arrepentimiento, de reconocimiento de su necesidad espiritual o de disposición para el reino (Mat 4:17). Ellos querían un Mesías terrenal y político que supliera todas sus necesidades y los liberara de la opresión romana. Su reacción tipifica la de muchos que quieren un «Cristo» que jamás les haga exigencias (cp. Mat 10:34-39; Mat 16:24-26) pero que responda a todas sus demandas egoístas.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
6:14 Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo. — Deu 18:15-18; Hch 3:22-23. Esto suena bien; están reconociendo a Jesús como el Profeta que había de venir, es decir, el Mesías, el Hijo de David, pero al decir que Cristo era «el profeta» ¿qué concepto tenían de El? Si Cristo era el Profeta (Mesías), ¿por qué no se postraron delante de El, confesando sus pecados y adorándole? El ver. 15 contesta estas preguntas.
Fuente: Notas Reeves-Partain
LA REACCIÓN DEL GENTÍO
Juan 6:14-15
Cuando toda aquella gente se dio cuenta de lo que había hecho Jesús, dijeron:
-¡No cabe duda que Éste es el Profeta Que tenía que venir al mundo!
Pero Jesús, consciente de que iban a venir a apoderarse de Él para hacerle rey, se retiró a la montaña .a solas.
Aquí tenemos la reacción de la multitud. Los judíos esperaban al Profeta que creían que les había prometido Moisés. «Profeta de en medio de ti, de entre tus hermanos, como yo, te suscitará el Señor tu Dios. A él atenderéis» (Deuteronomio 18: J5). En aquel momento, en Betsaida Julias, estaban dispuestos a reconocer a Jesús como el esperado Profeta, y hacerle rey por aclamación popular. Pero aquello sucedía no mucho antes de que otro gentío gritara: «¡Crucifícale, crucifícale!» ¿Por qué le aclamaron entonces en la primera de estas dos ocasiones?
Una de las razones fue que estaban ansiosos por respaldar a Jesús porque les había dado lo que ellos querían. Los había curado y los había alimentado; en consecuencia, estaban dispuestos a reconocerle como su jefe. Hay tal cosa como una lealtad interesada. Hay tal cosa como amor de despensa. El doctor Johnson, en uno de sus momentos más cínicos, definió el agradecimiento como » un sentimiento vivo de favores que se espera que continúen.»
La actitud del gentío nos desagrada. Pero, ¿somos nosotros tan diferentes? Cuando queremos consuelo en la aflicción, fuerza en la dificultad, paz en el revuelo, ayuda en la depresión, esperanza ante la muerte, no hay nadie tan maravilloso como Jesús, y le hablamos y vamos a Él y le abrimos nuestro corazón; pero, cuando nos viene con alguna seria demanda de sacrificio, con algún desafío al esfuerzo, con el ofrecimiento de alguna cruz, no queremos saber nada de Él. Si nos examinamos el corazón, puede que descubramos que nosotros también queremos a Jesús por lo que le podamos sacar.
Además, la gente quería usar a Jesús para sus propios fines y moldearle de acuerdo con sus propios sueños. Estaban esperando al Mesías; pero se le figuraban a su manera. Buscaban a un Mesías que fuera un rey conquistador, que le pisara el cuello al águila romana y expulsara sus legiones de su tierra. Habían visto lo que Jesús podía hacer; y lo que se les pasaba por la mente era: » Este Hombre tiene poder, un poder maravilloso. Si le podemos uncir a Él con todo Su poder a nuestros sueños, empezarán a suceder cosas.» Si hubieran sido honrados, habrían reconocido que lo que querían era usarle para sus propios fines.
Veamos, otra vez: ¿somos nosotros tan diferentes? Cuando invocamos a Cristo, ¿es para que nos dé fuerzas para proseguir con nuestros proyectos e ideas, o para aceptar Sus planes y deseos humilde y obedientemente? ¿Es nuestra oración: «Señor, dame fuerzas para hacer lo que Tú quieres que haga, » o: «Señor, dame fuerzas para hacer lo que yo quiero hacer»?
Aquella multitud de judíos habría seguido a Jesús al momento porque les daba lo que ellos querían, y deseaban usarle para sus propios fines. Esa actitud todavía prevalece. Querríamos los dones de Cristo sin Su Cruz; querríamos usarle en vez de dejarle que nos usara Él.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
El versículo empieza con el término genérico para seres humanos: «La gente, al ver esta señal milagrosa hecha por Jesús» (DHH), «Cuando todos vieron este milagro» (TLA). También puede indicar una relación temporal: “Después que la gente había visto esta señal milagrosa que Jesús había realizado”.
Verdaderamente este es el Profeta, «De veras este es el profeta» (TLA). El profeta es una figura mesiánica mencionada ya en Jua 1:21. Aquí se aclara más con la oración adjetiva que había de venir al mundo, mencionado en Deu 18:15. No es un profeta cualquiera, sino que, en el estilo de Juan, la multitud reconoce que es el profeta prometido “que vendría al mundo”. El tiempo aoristo del verbo sugiere un evento anterior. Para más aclaración se puede expresar que ya lo anunció Moisés: “el profeta que Moisés ya había dicho que vendría al mundo” o “el profeta de quien dicen las Escrituras que vendría al mundo”.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
— los milagros: Lit. las señales. Ver nota a Jua 2:11.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Deu 18:15; Mat 21:11; Hch 7:37.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— el profeta: Ver segunda nota a Jua 1:21.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
n 304 Deu 18:15; Deu 18:18; Isa 9:6; Luc 24:19; Hch 3:22
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
señal. Véase coment. en 2:11.
el Profeta. Véase coment. en 4:19.
Fuente: La Biblia de las Américas
el profeta. Cp. Deu 18:15 y Jua 1:21.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
viendo la señal que había hecho… M↓ añaden Jesús.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
O, el milagro
Lit., que viene
Fuente: La Biblia de las Américas
M i añaden Jesu250?s.