Comentario de Juan 6:30 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces le dijeron: —¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra haces?

6:30 Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces? — ¿Cuándo hicieron esta pregunta? ¡Un solo día después del milagro de multiplicar los panes y peces! Así es la carnalidad de los que buscan señales. Quieren señal tras señal y nunca se satisfacen. Con razón Jesús dijo, «La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás» (Mat 16:4). Hoy en día al gozar de las múltiples bendiciones diarias de Dios muchos preguntan ¿y quién es Dios para que creamos en El?

Jesús «estaba asombrado de la incredulidad de ellos» (Mar 6:6) y ¿no estará asombrado de la incredulidad de tanta gente ahora? La mayoría de los intelectuales no quieren ocupar el estado digno y exaltado de hijos de Dios, sino que proclaman que el hombre es descendiente de animales inferiores

— ¿un animal inferior puede tener descendientes superiores? — y dicen que los hombres, ratones y gusanos tienen el mismo destino (JBC).

Muchísimas personas no quieren creer en Dios, pero de todo corazón creen en la hechicería y otras prácticas ocultas del diablo.

La lógica de los incrédulos modernos no es mejor que la de los de Nazaret. Estos pensaban: «Este Jesús es uno de nosotros. Nosotros no somos nada. Por eso, él no es nada».

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

¿Qué señal pues haces tú? Jua 2:18; Jua 4:8; Éxo 4:8; 1Re 13:3, 1Re 13:5; Isa 7:11-14; Mat 12:38, Mat 12:39; Mat 16:1-4; Mar 8:11; Luc 11:29, Luc 11:30; Hch 4:30; 1Co 1:22; Heb 2:4.

para que veamos, y te creamos. Jua 6:36; Jua 10:38; Jua 12:37; Jua 20:25-29; Isa 5:19; Mar 15:32.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Cuando Jesús dijo: «que creáis en el que él ha enviado» (v. Jua 6:29), las personas debieron entender que estaba declarando ser el Mesías. Por lo tanto, le pidieron una señal, a pesar que recién habían presenciado el milagro de la alimentación de las multitudes.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Qué señal, pues, haces tú. La pregunta ponía en evidencia la torpeza y la ceguera espiritual de la multitud, así como su curiosidad egoísta y superficial. La alimentación de los veinte mil (v. Jua 6:10) era una señal suficiente para demostrar la deidad de Cristo (cp. Luc 16:31).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

6:30 Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces? — ¿Cuándo hicieron esta pregunta? ¡Un solo día después del milagro de multiplicar los panes y peces! Así es la carnalidad de los que buscan señales. Quieren señal tras señal y nunca se satisfacen. Con razón Jesús dijo, «La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás» (Mat 16:4). Hoy en día al gozar de las múltiples bendiciones diarias de Dios muchos preguntan ¿y quién es Dios para que creamos en El?
Jesús «estaba asombrado de la incredulidad de ellos» (Mar 6:6) y ¿no estará asombrado de la incredulidad de tanta gente ahora? La mayoría de los intelectuales no quieren ocupar el estado digno y exaltado de hijos de Dios, sino que proclaman que el hombre es descendiente de animales inferiores — ¿un animal inferior puede tener descendientes superiores? — y dicen que los hombres, ratones y gusanos tienen el mismo destino (JBC).
Muchísimas personas no quieren creer en Dios, pero de todo corazón creen en la hechicería y otras prácticas ocultas del diablo.
La lógica de los incrédulos modernos no es mejor que la de los de Nazaret. Estos pensaban: «Este Jesús es uno de nosotros. Nosotros no somos nada. Por eso, él no es nada».

Fuente: Notas Reeves-Partain

LA DEMANDA DE SEÑAL

Juan 6:30-34

Los judíos Le dijeron a Jesús:

-¿Qué señal vas a realizar que nosotros podamos ver para creer en Ti? ¿Cuál es Tu obra? Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como está escrito: «Les dio á comer pan del Cielo.»

Jesús les respondió:

-Esto que os digo es la pura verdad: No fue Moisés el que os dio el pan del Cielo, sino Mi Padre; Él sí que os da el verdadero pan del Cielo. El pan de Dios es el Que procede del Cielo y da la vida al mundo.
-¡Señor, danos siempre ese pan! -Le dijeron ellos.

La conversación es aquí típicamente judía en terminología, trasfondo y alusiones. Jesús acababa de presentar una gran credencial: creer en Él era la verdadera obra de Dios. «Muy bien -Le dijeron los judíos-, ¿luego Tú pretendes ser el Mesías? ¡Demuéstralo!»
Todavía seguían pensando en la alimentación de la multitud, e inevitablemente se retrotrajeron con el pensamiento al maná en el desierto. No podían por menos de conectar las dos cosas. Era tradicional referirse al maná como «el pan de Dios» (Sal 78:24 ; Ex 16:1 S); y los rabinos creían firmemente que, cuando viniera el Mesías, repetiría el milagro del maná. La provisión del maná se consideraba la obra cumbre de la vida de Moisés, y el Mesías no podría por menos de superarla. «Como fue el primer redentor, así será el Redentor final; como el primer redentor hizo que cayera maná del Cielo, así el postrer Redentor hará descender maná del Cielo.» «No encontraréis el maná en esta era, pero lo encontraréis en la era por venir.» «¿Para quiénes está preparado el maná? Para los justos de la era por venir. Todos los que crean serán dignos de comerlo.» Una vasija que contenía maná se había conservado en el arca del primer templo; y se creía que, cuando éste fue destruido, Jeremías lo había escondido, y lo sacaría a la luz otra vez cuando viniera el Mesías. En otras palabras: los judíos estaban desafiando a Jesús a que produjera el pan de Dios para justificar Sus pretensiones. No consideraban que el pan que habían comido los cinco mil era el pan de Dios en el sentido que ellos esperaban; procedía de panes terrenales y se había multiplicado como pan terrenal. El maná, creían, había sido otra cosa diferente, y sería la prueba definitiva.

La respuesta de Jesús era doble. En primer lugar, les recordó que no había sido Moisés el que les había dado el maná, sino Dios. Y en segundo lugar, les dijo que el maná no había sido el verdadero pan de Dios, sino sólo un símbolo. El pan de Dios era el Que había descendido del Cielo para dar a la Humanidad, no la simple satisfacción del hambre física, sino la vida. Jesús presentaba Sus credenciales de que la única verdadera satisfacción se encuentra en Él.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

«Ellos volvieron a preguntarle» (LPD) o sencillamente «Ellos replicaron» (BI). Este versículo contiene dos preguntas: 1) ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos y te creamos? y 2) ¿Que obra haces?, lo que recuerda al v. Jua 2:18. Otra vez en Juan el término “señales” alude a “milagros” o “señales milagrosas”.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

— ¿cuáles son tus credenciales?: Lit. ¿qué señales realizas? Ver nota a Jua 2:11.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Jua 2:18.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

b 319 Mat 12:38; Mar 8:12; Jua 2:18; 1Co 1:22

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

¿Qué…señal. La gente deseaba ver más milagros. Ya el Señor había lamentado tal actitud en las multitudes (4:48; cp. 2:18).

¿Qué obra haces? Ya Jesús les había mostrado la obra de Dios (vers. 29), ahora ellos exigen que Jesús continúe haciendo milagros.

Fuente: La Biblia de las Américas

R850 El verbo en aoristo de subjuntivo πιστεύσωμεν tiene un sen tido de ingreso, que significa: vengamos a creer (comp. πιστεύητε en el v. 29).

T37 El pronombre σύ aparece aquí sin mucho énfasis.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

O, milagro

Fuente: La Biblia de las Américas