Comentario de Juan 6:37 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Todo lo que el Padre me da vendrá a mí; y al que a mí viene, jamás lo echaré fuera.

6:37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; — 6:39, 44. ¿A quiénes dio el Padre a Cristo? ¿Cómo lo hizo? Muchos creen que la gracia es irresistible, que arbitrariamente Dios elige a ciertos individuos y los trae a Cristo con algún acto soberano (es decir, les da una llamada «experiencia de gracia»).

Pero los vers. 44, 45 claramente explican el proceso. El Padre dio la ley de Moisés como ayo (guardián, tutor) para llevar a los judíos a Cristo (Gál 3:24). Véase Luc 24:44, Cristo cumplió las figuras y profecías de la ley, los profetas y los salmos. De esta manera Dios llevó (dio) al pueblo a Cristo.

Desde luego, El da a Cristo solamente los que creen en El y obedecen al evangelio. Estos tienen que renacer, Jua 3:3; Jua 3:5. Los que vienen a Cristo son los que nacen del agua y del Espíritu. Cristo no hace acepción de personas (Hch 10:34-35), sino que enseña e invita a todos. Cristo murió por todos (1Jn 2:2) y el evangelio debe ser predicado a todos (Mat 28:19; Mar 16:15), pero los elegidos de Dios son los que son llamados por el evangelio (2Ts 2:13-14); es decir, los que oyen el evangelio y lo obedecen. Estos son los que son enseñados por Dios (6:44, 45). Esta explicación está comprobada en el libro de Hechos de los Apóstoles, el libro que registra ejemplos de la conversión.

Los que no aceptaron a Cristo y al evangelio demostraron que no eran su pueblo. Véase 10:16; compárese Hch 13:45-48, los judíos rebeldes se juzgaban a sí mismos como indignos de la vida eterna, pero los gentiles con gozo aceptaron el evangelio y de esa manera demostraron que estaban «ordenados para vida eterna». De esta clase de gente Dios habla en Hch 18:10, «Tengo mucho pueblo en esta ciudad».

Así pues, la incredulidad de los judíos demostraba que ellos no fueron dados a Cristo por el Padre, es decir, que en realidad no eran el pueblo de Dios como suponían. Cristo condena su orgullo al decirles que no eran dignos de ser su pueblo.

— y al que a mí viene, no le echo fuera. — Estos textos no dicen que los hijos de Dios no pueden caer de la gracia (Gál 5:4; Jua 10:6), sino que Dios es fiel y hará todo lo necesario por lograr la salvación eterna de los que vienen a Cristo. Véase 10:27, 28, «no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano», pero a pesar del amor y protección del Señor, las ovejas pueden descarriarse y dejar de seguir a Cristo (dejar de creer en El). Véase también Rom 8:38-39. Estos textos hablan de la fidelidad de Dios, que todos pueden confiar plenamente en su ayuda y protección, pero no enseñan que los creyentes no pueden caer.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Todo lo que el Padre me da. Jua 6:39, Jua 6:45; Jua 17:2, Jua 17:6, Jua 17:8, Jua 17:9, Jua 17:11, Jua 17:24.

vendrá a mí. Jua 6:44, Jua 6:65; Jua 10:28, Jua 10:29; Sal 110:3; Efe 2:4-10; Flp 1:29; 2Ts 2:13, 2Ts 2:14; 2Ti 2:19; Tit 3:3-7.

al que a mí viene, no le hecho fuera. Jua 9:34; Sal 102:17; Isa 1:18, Isa 1:19; Isa 41:9; Isa 42:3; Isa 55:7; Mat 11:28; Mat 24:24; Luc 23:40-43; Rom 5:20; 1Ti 1:16; Heb 4:15; Heb 7:25; 1Jn 2:19; Apo 22:17.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

el Padre … da implica una elección divina.

al que … viene implica mediación humana. La elección precede a la respuesta humana (Hch 13:48).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

NO LE ECHO FUERA. Jesucristo promete recibir a todos los que se acerquen a Él en arrepentimiento y fe. Los que así proceden lo hacen en respuesta a la gracia que Dios les da (véase el ARTÍCULO LA FE Y LA GRACIA, P. 1582. [Rom 5:21]).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí. Este versículo resalta la voluntad soberana de Dios al escoger a quienes vienen a Él para recibir salvación (cp. los vv. Jua 6:44; Jua 6:65, Jua 17:6; Jua 17:12; Jua 17:24). El Padre predestinó a los que serían salvos (vea las notas sobre Rom 8:29-30; Efe 1:3-6; 1Pe 1:2). La soberanía absoluta de Dios es la base de la confianza de Jesús para el éxito de su misión (vea la nota sobre el v.Jua 6:40, cp. Flp 1:6). La seguridad de la salvación reside en la soberanía de Dios, porque Dios es la garantía de que «todo» lo que Él ha escogido vendrá a Él para salvación. Al decir «me da» Jesús afirma que cada persona es escogida por Dios y traída a Él (v. Jua 6:44), lo cual debe considerarse como una dádiva de amor del Padre para el Hijo. El Hijo recibe cada «dádiva de amor» (v. Jua 6:37), la guarda (v. Jua 6:39) y la resucitará en la gloria eterna (vv. Jua 6:39-40). Ninguno que haya sido escogido se perderá (vea las notas sobre Rom 8:31-39). Dicho propósito salvador es la voluntad de Dios, y el Hijo la cumplirá hasta su perfección (v. Jua 6:38, cp. Jua 4:34; Jua 10:28-29; Jua 17:6; Jua 17:12; Jua 17:24).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

6:37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; — 6:39, 44. ¿A quiénes dio el Padre a Cristo? ¿Cómo lo hizo? Muchos creen que la gracia es irresistible, que arbitrariamente Dios elige a ciertos individuos y los trae a Cristo con algún acto soberano (es decir, les da una llamada «experiencia de gracia»).
Pero los vers. 44, 45 claramente explican el proceso. El Padre dio la ley de Moisés como ayo (guardián, tutor) para llevar a los judíos a Cristo (Gál 3:24). Véase Luc 24:44, Cristo cumplió las figuras y profecías de la ley, los profetas y los salmos. De esta manera Dios llevó (dio) al pueblo a Cristo.
Desde luego, El da a Cristo solamente los que creen en El y obedecen al evangelio. Estos tienen que renacer, Jua 3:3; Jua 3:5. Los que vienen a Cristo son los que nacen del agua y del Espíritu. Cristo no hace acepción de personas (Hch 10:34-35), sino que enseña e invita a todos. Cristo murió por todos (1Jn 2:2) y el evangelio debe ser predicado a todos (Mat 28:19; Mar 16:15), pero los elegidos de Dios son los que son llamados por el evangelio (2Ts 2:13-14); es decir, los que oyen el evangelio y lo obedecen. Estos son los que son enseñados por Dios (6:44, 45). Esta explicación está comprobada en el libro de Hechos de los Apóstoles, el libro que registra ejemplos de la conversión.
Los que no aceptaron a Cristo y al evangelio demostraron que no eran su pueblo. Véase 10:16; compárese Hch 13:45-48, los judíos rebeldes se juzgaban a sí mismos como indignos de la vida eterna, pero los gentiles con gozo aceptaron el evangelio y de esa manera demostraron que estaban «ordenados para vida eterna». De esta clase de gente Dios habla en Hch 18:10, «Tengo mucho pueblo en esta ciudad».
Así pues, la incredulidad de los judíos demostraba que ellos no fueron dados a Cristo por el Padre, es decir, que en realidad no eran el pueblo de Dios como suponían. Cristo condena su orgullo al decirles que no eran dignos de ser su pueblo.
— y al que a mí viene, no le echo fuera. — Estos textos no dicen que los hijos de Dios no pueden caer de la gracia (Gál 5:4; Jua 10:6), sino que Dios es fiel y hará todo lo necesario por lograr la salvación eterna de los que vienen a Cristo. Véase 10:27, 28, «no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano», pero a pesar del amor y protección del Señor, las ovejas pueden descarriarse y dejar de seguir a Cristo (dejar de creer en El). Véase también Rom 8:38-39. Estos textos hablan de la fidelidad de Dios, que todos pueden confiar plenamente en su ayuda y protección, pero no enseñan que los creyentes no pueden caer.

Fuente: Notas Reeves-Partain

Todo lo que el Padre me da es una expresión poco usual como forma que se refiere a cosas y no a personas concretas del género masculino. No hay acuerdo entre los traductores en cuanto a la fuerza y el significado de esta expresión en este contexto. Es posible que sea una referencia directa al colectivo del grupo o la comunidad. El sentido primario “todo lo que” pudiera referirse a cosas, aunque varias versiones lo entienden como «todos los que» (TLA, DHH). La BP emplea sólo «los que», mientras que la CEV traduce de forma más inclusiva y global «todo y todos».

“El que viene” tiene una referencia directa a una persona, no necesariamente a un hombre. Por eso será mejor traducir “la persona que viene” o dejar el género sin especificar: «cualquiera que venga» (TEV, NRS).

El Padre se refiere a “mi Padre”. El que a mí viene se entiende en algunas culturas como “el que se acerca a mí”, “la persona que quiere seguirme”. La negación es enfática y por ello no es suficiente traducir con un simple “no”. Se expresa mejor el sentido enfático usando “nunca”. No lo echo fuera tiene otros sentidos, como “de ninguna manera lo rechazo”, «no los rechazaré» (TLA), «no rechazaré nunca» (BA).

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Jua 10:28; Jua 17:2; Jua 17:6-7; Jua 17:24; Mat 11:28.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— vendrá a mí: Para el cuarto evangelio, las expresiones venir a Jesús y creer en Jesús son prácticamente equivalentes.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

i 326 Mat 11:28; Jua 17:6

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

lo que el Padre me da…de ningún modo lo echaré fuera. Este vers. enfatiza tanto la iniciativa divina como el hecho de que la persona responda a la invitación y sea aceptado por Jesús.

Fuente: La Biblia de las Américas

de ningún modo… El gr. ou me es enfático: en manera alguna.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R409 Πᾶν ὅ en este versículo se refiere a creyentes (es decir, el neutro se usa en un sentido colectivo con referencia a la suma total: todo; comp. el v. 39 -R653).

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

El gr. es enfático: ou me = de ningu250?n modo, en manera alguna.

Fuente: La Biblia Textual III Edición