Biblia

Comentario de Juan 7:31 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Juan 7:31 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Muchos del pueblo creyeron en él y decían: “Cuando venga el Cristo, ¿hará más señales que las que hizo éste?”

7:31 Y muchos de la multitud creyeron en él, y decían: El Cristo, cuando venga, ¿hará más señales que las que éste hace? — No podían dejar de creer en Jesús, porque creían que las señales que El hacía eran insuperables, y que esto era prueba de que era el Cristo. Compárese Mat 11:1-6; para convencer a Juan el bautista Jesús habló de las obras que El había hecho para cumplir las profecías que hablaban de El.

Sin duda los judíos de muchas naciones, convencidos de que Jesús era el Mesías, lo habrían aceptado a no ser por la oposición de los líderes.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

y muchos de la multitud creyeron en él. Jua 2:23, Jua 2:24; Jua 4:39; Jua 6:14, Jua 6:15; Jua 8:30-32; Jua 12:42; Mat 12:23; Luc 8:13; Hch 8:13; Stg 2:26.

cuando viniere, ¿hará más señales que las que éste hace? Jua 3:2; Jua 6:2; Jua 9:16; Jua 10:41, Jua 10:42; Mat 11:3-6.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

En contraste con los líderes, muchos del pueblo judío creyeron debido a los milagros que Jesús realizó (Jua 20:30, Jua 20:31).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

muchos … creyeron. Existían convicciones divididas entre las personas con respecto a Jesús. Mientras algunas querían prenderlo, un remanente pequeño de creyentes genuinos existió siempre en medio de las multitudes. Aquí la pregunta anticipa una respuesta negativa, es decir, el Mesías no podía dar señales y milagros más grandes que los hechos por Jesús.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

7:31 Y muchos de la multitud creyeron en él, y decían: El Cristo, cuando venga, ¿hará más señales que las que éste hace? — No podían dejar de creer en Jesús, porque creían que las señales que El hacía eran insuperables, y que esto era prueba de que era el Cristo. Compárese Mat 11:1-6; para convencer a Juan el bautista Jesús habló de las obras que El había hecho para cumplir las profecías que hablaban de El.
Sin duda los judíos de muchas naciones, convencidos de que Jesús era el Mesías, lo habrían aceptado a no ser por la oposición de los líderes.

Fuente: Notas Reeves-Partain

TIEMPO DE BUSCAR

Juan 7:31-36

Muchos de la multitud creyeron en Él, y decían:

-Cuando venga el Ungido de Dios, seguro que no podrá hacer señales más grandes que las que ha hecho este Hombre.
Los fariseos oyeron a la gente discutir acerca de Jesús; y los principales sacerdotes y los fariseos mandaron alguaciles a arrestarle. Así que Jesús les dijo:
-Estaré con vosotros un poco más de tiempo, y luego volveré al Que Me envió. Me buscaréis, pero no Me encontraréis. No podéis venir adonde Yo voy.

A eso los judíos empezaron a decirse:

-¿Adónde va a irse Este, que no Le podamos encontrar? ¿Pensará irse con los judíos que están dispersos entre los griegos para enseñar a los griegos? ¿Qué querrá decir con eso de «Me buscaréis, pero no me encontraréis» y «No podréis venir adonde Yo voy»?

Algunos de la multitud creyeron que Jesús era el Ungido de Dios, porque nadie podría hacer obras más importantes que las que estaba haciendo Jesús. Esa había sido la prueba que había usado el mismo Jesús cuando Juan el Bautista estaba en duda sobre si era Él el Que había de venir o si tenían que esperar a otro. Cuando Juan Le mandó sus mensajeros, la respuesta de Jesús fue: «Id a decirle a Juan lo que habéis oído y visto» Mt 11:1-6 ). El mismo hecho de que hubiera algunos que estaban vacilando en la misma línea de la aceptación movió a las autoridades a la acción. Enviaron alguaciles, probablemente la policía del templo, a arrestar a Jesús. Jesús dijo que estaría con ellos poco tiempo más, pero que llegaría un día cuando Le buscaran, no para detenerle, sino para obtener lo que sólo Él podría darles, pero sería demasiado tarde.

Jesús quería decir que volvería al Padre, de Quien ellos se habían desligado por su desobediencia. Pero Sus oyentes no Le entendieron.. Hacía siglos que los judíos estaban desperdigados por todo el mundo. En alguna ocasión los habían exiliado a la fuerza; en otras épocas de desgracia nacional habían tenido que emigrar al extranjero. Había un término que incluía a todos los judíos que vivían fuera de Palestina, que era diáspora, la dispersión, que todavía se sigue usando para describir a los judíos que viven fuera de la Tierra de Israel. Es la palabra que usa aquí la gente: » ¿Será que Jesús se va a ir a la Diáspora? O, todavía más extraño: ¿será capaz de irse a predicar a los griegos y así perderse entre las masas del mundo gentil? ¿Se irá tan lejos que no Le podamos recuperar?» Es sorprendente el que lo que se presentaba como una absurda sugerencia llegara a ser una profecía. Los judíos lo decían como algo inaceptable e increíble; pero, con el paso de los años, llegó a ser una bendita realidad: el Cristo Resucitado se lanzó a la conquista de todo el mundo gentil.

Este pasaje nos pone cara a cara con la promesa y la advertencia de Jesús. Había dicho: » ¡Buscad y hallaréis!» Mt 7:7 ). Ahora dice: «Me buscaréis, pero no Me encontraréis» (versículo 34). Mucho tiempo atrás, el antiguo profeta había unido las dos frases en un dicho maravilloso: «Buscad al Señor mientras puede ser hallado» (Isaías SS: 6). Una de las características de esta vida es que el tiempo es limitado. La fortaleza física decae, y hay cosas que uno puede hacer a los treinta años que ya no puede hacer a los sesenta. El vigor mental se debilita, y hay tareas intelectuales que se pueden acometer en la juventud pero que están vedadas en la madurez. La fibra moral pierde flexibilidad lo mismo que la muscular; y, si una persona se deja dominar por algún hábito, puede que llegue el día en que ya no se pueda librar de él, aunque al principio lo hubiera podido desterrar de su vida fácilmente.

Así sucede entre nosotros y Jesucristo. Lo que Él le estaba diciendo a Sus oyentes entonces era: «Podéis despertar a un sentimiento de vuestra necesidad demasiado tarde.» Una persona puede estar rechazando a Cristo tanto- tiempo que, al final, ya ni siquiera siente Su atractivo; el mal llega a ser su bien, y el arrepentimiento; imposible. Mientras el pecado todavía nos duele, y la bondad inasequible todavía nos atrae, la oportunidad de buscar y hallarse nos sigue ofreciendo. Pero tenemos que tener cuidado, no sea que nos acostumbremos al pecado de tal manera que ya no nos demos cuenta de que estamos pecando, y descuidemos a Dios tanto que ya nos olvidemos hasta de que existe. Para entonces ya ha muerto el sentimiento de necesidad; y si esto nos falta, ya no podemos hacer nada, porque si no podemos buscar, no podremos encontrar. La única cosa que no nos podemos permitir perder nunca es el sentimiento de pecado.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

La comparación en forma de pregunta El Cristo, cuando venga, ¿hará más señales que las que este hace? se podrá formular de otras maneras: “Cuando el Mesías venga ¿acaso hará mejores milagros que los que este hombre ha hecho?”, “¿Con las señales milagrosas que este hombre hace va a ser inferior al Cristo cuando venga?”, “Si el Mesías tiene que venir, ¿hará mejores milagros que este hombre?”. Cualquiera que sea la pregunta la gente espera una respuesta negativa a favor de Jesús: «Ni el Mesías podría hacer los milagros que hace este hombre» (TLA).

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Jua 2:23; Jua 8:30; Jua 10:42; Jua 11:45; Jua 12:11; Jua 12:42.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— milagros: Lit. señales. Ver nota a Jua 2:11.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

n 411 Jua 2:23; Jua 8:30; Jua 10:42; Jua 11:45

ñ 412 Miq 5:4; Jua 11:47

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

hizo… El aoristo tiene mejor respaldo.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

I.e., el Mesías

O, milagros

Fuente: La Biblia de las Américas

El aoristo (hizo) tiene mejor respaldo.

Fuente: La Biblia Textual III Edición